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No solo placer, el ‘squirt’ puede provocar sentimientos encontrados

El sexo es un misterio. Hay veces que después del orgasmo más espectacular tienes ganas de llorar.

Otras que, tras compartir un momento íntimo con tu amor platónico de toda la vida te quedas como si nada o que una mirada en el transporte público te provoca una cascada de feromonas.

pareja ducha

PEXELS

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El lado mecánico de la sexualidad, ese que está ligado a la biología y funciona según estímulos, sustancias y sensaciones que el cerebro interpreta, se nos escapa.

Solo podemos conocerlo en función de la práctica, e incluso con ella, se ve afectado por nuestro sistema de creencias.

Sí, el sexo es más mental de lo que puede parecer cuando solo piensas en desnudar y desnudarte.

Esas emociones incontrolables son las que ponen la guinda al pastel de la vivencia que acabamos de tener.

¿Son de euforia, bienestar y calma? Ha sido estupendo. Pero ¿y si dejan un regusto de incomodidad, vergüenza o desconcierto?

Es algo que pasa especialmente con el squirt, el líquido que se expulsa por la uretra en momentos de gran estimulación.

Aunque podría parecer por esa idea tan instaurada por parte de la pornografía, que el squirt es algo que experimentamos todas las mujeres, no es un fenómeno universal.

Es más, para escribir este artículo me he dado cuenta de que no hay muchos datos al respecto, ya que he tenido que ir a un estudio de 1984 donde comentaban que solo un tercio de las participantes lo experimentaban.

Lo más curioso es que aunque hay quienes lo disfrutan por completo, las hay que lo viven como algo menos placentero llegando a sentir pudor o malestar al respecto.

Un reflejo físico estigmatizado

El squirt se enfrenta a tres grandes barreras. La primera es que estamos acostumbradas a controlar nuestro esfínter.

Ello implica que, incluso si en un momento de mucha estimulación sentimos esta respuesta sexual, la frenamos, por lo que sería interesante otro estudio que actualizara la información en caso de dejar que nuestros fluidos salgan libremente.

La segunda es que, ante la falta de educación sexual, hay quienes creen que están haciéndose pis -cuando técnicamente el líquido que se expulsa por la uretra contiene elementos similares a la orina, pero no es orina-.

Y por último, que la idea de bañar a su acompañante o empapar la ropa de cama, les produzca cierta tensión si no hay confianza suficiente.

A eso hay que añadir que todavía arrastramos cierta culpabilidad si ponemos nuestro placer en primer lugar.

Educadas en anteponer no solo el disfrute de la otra persona, sino en hacer una performance que creemos que es la que se espera de nosotras, tenemos que dejar de plantearnos la cama como el escenario donde mostrar lo que la mirada masculina espera.

El squirt, además de una experiencia personal, que puede ocurrir independientemente del orgasmo (hay orgasmo sin squirt y squirt sin orgasmo), es tan mecánico como puede serlo oler una pizza en el horno y empezar a salivar.

Así que, ante tanto pudor -cuyo origen no es otro que lo que puedan pensar si lo experimentamos-, dejarse llevar por la oleada de sensaciones y tirarse a la piscina.

Porque ya sabes lo que dice el refrán: «Agua que no has de beber, déjala correr».

Mara Mariño

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Si nunca has tenido un ‘squirt’ o encontrado tu punto G, ¿tu vida sexual es aburrida?

Tengo una amiga que no hace cine erótico, pero podría protagonizar cualquier película si le diera por ahí. Es la única mujer que conozco -por el momento- que, cuando llega al orgasmo, necesita ponerse una toalla por debajo, ya que suele empaparlo todo.

LELO

Y cuando digo todo, es todo, hasta el punto de que una de las últimas veces, la toalla se quedó corta y tuvo que recurrir a la fregona.

Es de esas mujeres capaces de experimentar el squirt, que consiste en expulsar un líquido transparente (que, en parte contiene orina) a presión, cuando se alcanza el clímax.

Ella es consciente de que no es tan común como podría parecer en la pornografía cuando sus acompañantes se sorprenden al verlo en directo.

Y esa es una de las cosas que me irrita de la industria de cine adulto, que hacen del squirting algo tan extendido, que es casi raro que nunca lo hayas tenido.

Pero claro, a nivel visual, el estímulo es inmenso para el espectador masculino, de ahí que en la mayoría de películas sea algo que se finja para que no falte en la trama.

Topicazos del porno aparte (que ya sabemos que no es precisamente la mejor representación de la realidad), claro que siento curiosidad por el squirt.

Pero, aunque, una parte de mí se pregunta cómo tiene que ser eso de terminar empapada, tampoco siento que a mi vida sexual le falte nada.

El clítoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas -independientemente de si experimentamos el squirt-, una proporción que nos garantiza dosis de placer cada vez que se estimula la zona.

Por eso me niego a agobiarme con todos los nuevos términos que parece que estamos obligadas a conocer. Ya no basta con encontrar tu punto G, ahora tienes que descubrir el punto A, el punto U, el punto K y aprender la mecánica para terminar en un squirt.

Basta.

Claro que es maravilloso explorarnos y descubrir nuevas zonas con las que disfrutar, pero también podemos pasarlo bien y llegar por igual al orgasmo sin tanta letra ni teoría.

No quiero pensar en mi cuerpo como un mapa que tengo que seguir a rajatabla, agobiándome si por lo que sea, no llego al destino indicado. Más bien limitarme a disfrutar del trayecto, sea cual sea y me lleve a donde me lleve.

Duquesa Doslabios.

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Follemos: el manifiesto de Nacho Vidal

Querid@s,

En estos tiempos que no son tan buenos,

Seguimos haciéndonos daño. Seguimos matándonos los unos a los otros. Matando a nuestros hermanos, hermanas, vecinos y amigos. Seguimos fabricando armas, seguimos cometiendo atentados, seguimos atentando contra toda lógica. Evolucionemos, amemos, follemos. Cambiemos los misiles por consoladores. Las armas de destrucción masiva por orgías multitudinarias. Dejemos de invadir países y comencemos a conquistar culos. Practiquemos el bondage y la dominación en lugar de esclavizar a nuestros niños. Que el squirting diluya nuestras lágrimas. Que los gritos de cada orgasmo sustituyan a los gritos del hambre y la desesperación. Que la posición del ’69’ nos haga olvidar cada disposición del FMI. Follemos, sí, follemos y follemos. Acabemos ya con esta forma de pensar hipócrita y cruel. Dejemos de escandalizarnos al ver nuestros cuerpos desnudos mientras aceptamos ver cuerpos mutilados. Dejemos de tragar mentiras y comer basura y pasemos a tragar pollas y a comer coños chorreantes. Hagámoslo desde ya, con urgencia, sin excusas. Porque solo cuando cada polla y cada coño de este planeta sea respetado… merecerá la pena vivir en él.

Es el manifiesto del actor porno Nacho Vidal, una especia de oda al amor y al sexo, su particular versión del “haz el amor y no la guerra”. También sirvió como presentación del Festival Erótico de Barcelona celebrado del 1 al 4 de octubre del año pasado.

La organización del festival definió el vídeo como “una exhortación a amarnos, a disfrutarnos, a querernos y a aceptarnos, a nosotros mismos y a los demás, tal y como somos: animales sexuales. A dejar de lado los tabúes y la vergüenza. Así tal vez seremos capaces de dejar de lado la doble moral imperante que esconde el cuerpo pero enseña la violencia y la barbarie”.

¿Qué opinión les merece su manifiesto? Desde luego, no deja indiferente a nadie. A mí me ha servido de inspiracion para redactar el mío. A ver qué les parece.

Porque las batallas sean cuerpo a cuerpo en una cama aún por deshacer. Porque los únicos mutilados sean los prejuicios y las prohibiciones. Porque se envíen más misiles en forma de cartas de amor. Porque las únicas bombas que exploten sean las que estallan debajo de la piel. La tuya y la mía. Porque tú me enciendas y yo te ponga por los siglos de los siglos. Amen.

Porque tú y yo nos encontremos, algún día, cuando menos lo esperemos. Porque follemos hasta que  nos enamoremos. Porque nos dejemos de timideces y pasemos a la acción. Porque las noches a tu lado duren toda la vida y vuelta a empezar. Porque cada mañana me invites a desayunar, con o sin diamantes. porque nunca nos hagamos mayores, porque nunca se nos envejezca el corazón. Porque no me vuelvan a romper el alma y si lo hacen, que valga la pena.

Porque la felicidad no sea un sueño. Por aprender cada día, aunque sea sólo una palabra nueva. Por hacer cada día algo que nos dé miedo. Porque nunca dejemos de bailar. Porque esa diosa llamada música nunca deje de sonar. Porque no nos dejemos nada el tintero, ni respiremos a medio pulmón. Porque no pasemos por este mundo sin pena ni gloria. Porque no nos dejemos besos por dar, ni polvos por echar. Porque siempre nos quede algo por lo que seguir luchando. Por seguir amando, haciendo el amor y follando toda la vida. Porque a veces sí, y a veces no. Porque me hechicen, si viene de la persona adecuada.

Por esos hombres que ponen con los tacones mirando pal techo y por esas mujeres que son el veneno para el que tú eres el antídoto. Porque hagamos todas las cosas que nos quedan por hacer antes de palmarla. Porque no nos arrepintamos de nada. Y porque el día que muramos, sintamos de verdad que hemos vivido plenamente. Como si fuera el último día. Como si fuera el primero.

¿Y su manifiesto?

Que follen mucho y mejor.

¿Eyaculamos o nos meamos?

Querid@s,

Tengo una pregunta para ustedes las mujeres. Sean sinceras. ¿Paran mientras hacen el amor para ir al baño o son de las que esperan a terminar para hacerlo? ¿Sienten que se están haciendo pis? Quizás no se esté usted miccionando, porque puede ser que lo que ocurre es que está usted a punto de eyacular. Sí señora. ¿Contrae los músculos pélvicos para no mearse encima? Mal. Erróneamente piensa que se está haciendo pis, o bien sabe que va a eyacular pero tiene miedo, o le da vergüenza correrse como lo hacen ellos. Mal también. Márquese una de squirting. Se mee o no.

Con el porno se ha puesto en boga el squirting, o como deliciosamente lo denominan los franceses, esas ‘fuentes de amor’ que las porn stars más expertas hacen emanar de sus bajas pasiones como si nada. Ya me gustaría a mí. Este misterioso líquido sigue siendo un enigma sexual para la ciencia. Doble misterio. Por una parte, ¿qué lleva y de dónde viene ese líquido? y, por otra, ¿Pueden todas las féminas experimenta dicha lúbrica experiencia? En el caso de las actrices porno, mana a borbotones y sin esfuerzo aparente por parte de ella. Pero es más que probable que en estos casos cinematográficas haya un gran montaje detrás del lúbrico espectáculo. O sea fruto de constancia y perseverantes ejercicios de la musculatura vaginal. Para las ciudadanas de a pie, lo normal es que salga una cantidad considerable de líquido, pero sin tanta parafernalia.

ERIK PANOV

¿QUÉ ES Y DE DÓNDE VIENE?

En cuanto al primer enigma, parece que los expertos no se ponen de acuerdo. Si los doctos en  la materia no se aclaran, no me llega el agua al cuello el dilema que esto puedo provocar entre el resto de los mortales que siempre tenemos opiniones para todo.

Por una parte, algunos estudios, como el del Hospital Parly de Le Chesnay, concluyen que la dichosa eyaculación es únicamente orina. Al contrario, son muchas las sexólogas que no opinan lo mismo. Deborah Sundahl, autora de Female Ejaculation and the G-Spot (Eyaculación Femenina y el Punto G), deja muy claro que esto no es así y que el legendario líquido expulsado por la uretra es una mezcla de fosfata ácida prostática, glucosa, fructosa y un poquito de micción. Vamos, algo muy parecido a lo que emana del pene durante el orgasmo, sólo que, no lleva semen. Sensorialmente es un fluido claro, prácticamente inodoro que apenas mancha las sábanas, que no sabe a nada y con un alto contenido en PSA (antígeno prostático específico).

En lo que sí hay bendito quorum es en que la culpa la tienen las glándulas de Skeene, situadas en la pared anterior de la vagina, alrededor del orificio externo de la uretra. El gran debate es si se trata de pis o no.

¿Y LA SENSACIÓN ES?

La sensación que procura también es una cuestión peliaguda. ¿Es un orgasmo o no lo es? La sensación es de gustirrinín y desahogo, como cuando un@ se quita un peso de encima, pero no es como llegar a la eclosión sexual. Es placentera, pero no orgásmica. Pero si suena flauta, podemos hacer las dos cosas a la vez: eyacular y llegar al orgasmo. O una cosa puede conducir a la otra. ¿No es maravilloso?

¿CÓMO LLEGAR?

Buenas noticias. Todas las mujeres podemos eyacular. Eso sí, siempre será más fácil conseguirlo si está usted excitada y se le estimula como toca (bien) y donde toca (glándulas de Skeene). Esto no es magia potagia, simplemente se trata de pasárselo bien, no obsesionarse y estar tranquila y relajadita. Pero no va a ser todo llegar y besar el Santo, así que trate de que los movimientos que le han de llevar a la eyaculación sean rítmicos y continuos. Cuando sienta que está a puntito de eyacular, NO contraiga los músculos pélvicos por miedo o por vergüenza (me da igual el motivo, no lo haga por favor), sino todo lo contrario. Como las parturientas, empuje hacia fuera. Puede probar también con la estimulación anal llevando a cabo ese mismo movimiento pero en la pared que toca la vagina.

Y PARA EYACULAR…

Si esto no es suficiente y quiere convertirse en una squirter profesional, léase el libro y póngase manos a la obra. Es una reivindicación de la eyaculación femenina y aporta una sugerente y práctica guía para alcanzarla a través de la concienciación y el fortalecimiento de la musculatura vaginal. Para provocarla a su gusto y discreción.

Pero sobretodo déjese de miedos y no se avergüence de nada. No teman que sus parejas piensen que lo que realmente está viendo manar procede de la mismísima vejiga. Y si se hace pis, no pasa absolutamente nada. No será más engorroso y difícil de limpiar que la eyaculación masculina.

Que follen mucho y mejor.