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‘El sexo durante el embarazo se asocia a mayor estabilidad y comunicación en la pareja’

La sexualidad es algo que nos acompaña toda la vida y va cambiando a nuestra velocidad. Y, de todas las etapas que atravesamos, es especialmente curioso ver qué sucede durante en el embarazo.

«Cada mujer es un mundo», me aclara Sandra Escolà Casas, entrenadora personal especializada en embarazadas. Hace especial hincapié en la importancia que tiene diferenciar mantenerse activa (andar, moverse, bailar… todo lo que implica quemar calorías fuera de un entrenamiento) y hacer ejercicio como tal, que también es recomendable.

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«Menos probabilidad de sufrir diabetes gestacional o preeclampsia (afectaciones que solo se dan durante el embarazo), que el parto sea a término (a tiempo normal, entre las 37 y 42 semanas), ayuda a que el feto tenga un tamaño adecuado (menos posibilidades de que tenga sobrepeso u obesidad primer año de vida) y que tenga mejores condiciones dentro del útero para desarrollarse correctamente» son algunos de los beneficios de combinar una vida activa con entrenamientos según la experta.

«También puede ayudar a que la ganancia de peso de la mujer sea óptima y mantenga lo mejor posible su estado físico, existe menos riesgo de que el parto sea instrumentado (aquel que ocurre mediante el uso de elementos externos para sacar al bebé como espátulas o ventosas…), hay mayor probabilidad de parto vaginal que de cesárea, puede aliviar significativamente o llegar a eliminar por completo el dolor lumbar… En definitiva, un mejor bienestar físico y psíquico de la mujer», resume la entrenadora.

Así que no solo el ejercicio físico es recomendable si no se tienen contraindicaciones médicas. Sobre todo «un programa que combine ejercicios de fuerza y cardiovasculares antes durante y después del parto», afirma Sandra recordando la recomendación de la Asociación Americana del Colegio de Obstetras y Ginecólogos.

«Siempre y cuando no se indique lo contrario y el embarazo transcurra con normalidad (y no sea de riesgo), el sexo durante el embarazo se ha mostrado seguro e incluso beneficioso», dice la entrenadora.

¿Cuáles son las ventajas de tener una vida sexual satisfactoria durante el embarazo?
El sexo durante esta etapa se asocia a mayor estabilidad y comunicación en la relación durante y después del parto, y no solo es favorable para la pareja, sino que el feto también recibe beneficios físicos de ellas por las sensaciones placenteras de la mamá (las contracciones de las paredes del útero y vaginales que se experimentan durante el orgasmo).

Por otra parte, la actividad sexual tiene un gran aporte sanguíneo al suelo pélvico de la mujer, lo que hace que aumente la cantidad de oxígeno que llega a la placenta y con ello se dará un mayor bienestar fetal. También ayudará a la futura mamá a estimular la musculatura del suelo pélvico, a aliviar las molestias causadas por el propio embarazo y a ser más consciente de esta zona para cuando llegue el gran día.

@sandra_ecbliss

Como entrenadora especializada en embarazadas, ¿dirías que hacer ejercicio es un aliciente a la hora de tener relaciones a nivel físico y psicológico?
¡Por supuesto! A parte de los innumerables beneficios que nos aporta, el ejercicio hace que liberemos en sangre hormonas positivas como la serotonina, endorfinas o dopamina que harán que estemos de buen humor y regulemos mejor nuestras emociones.

También mejora la calidad de nuestras relaciones sexuales ya que mejoramos nuestras capacidades físicas. Somos capaces de transportar más rápido la sangre en las zonas erógenas y nos puede ayudar a facilitar la excitación ya que mejoramos nuestras conexiones neuronales referentes a nuestro cuerpo.

Por lo general, las mujeres que practican ejercicio físico durante el embarazo tienen menos probabilidad de sufrir depresión en esta etapa y disminuyen su ansiedad. El ejercicio tiene un efecto muy positivo en el estado psicológico: disminuye los estados de preocupación, intranquilidad y agobio que puede sufrir la mujer embarazada.

¿Qué prácticas resultan más aconsejable durante ese periodo?
Lo que se suele recomendar es que cada mujer haga lo que le apetezca. Como te comentaba anteriormente, siempre y cuando no haya ninguna contraindicación y todo evolucione con normalidad, el sexo se puede practicar sin problema. No importa que sea con penetración u sexo oral, lo que a la mujer le plazca y le haga sentir más cómoda.

Cada una es única y diferente cuando se queda embarazada. Hay algunas que descubren un mundo, otras que no tienen ganas, otras que continúan como antes, otras que van por trimestres, ya que es muy distinto el primero de las últimas semanas del tercero.

¿Hay ciertas posturas que es mejor no poner en práctica en algún momento? ¿Cuáles podrían ser las recomendadas según cada trimestre?
En general no hay ninguna postura que no se recomiende. Sí que es cierto que, conforme va aumentando el volumen del abdomen y la presión dentro de este (finales del segundo trimestre y tercero), se recomienda practicar posturas que no opriman el abdomen ni que molesten en el suelo pélvico. Por ejemplo, la postura de lado (“cucharita”) puede resultar bastante cómoda aunque se esté en las últimas semanas.

Aun así, cada mujer y cada pareja tiene que experimentar y ver lo que les resulta más cómodo para que ambos puedan seguir disfrutando. El sexo tiene que ser un encuentro placentero en la pareja y que no tiene que doler ni molestar. Hay que aplicar el sentido común.

Pasado el parto, ¿hay algún ejercicio que nos sirva como aliado para reencontrarnos sexualmente?
Más que un ejercicio en concreto, recomendaría a un/a profesional. Durante el embarazo y todavía con más motivo después del parto, es vital que cada mujer visite a un/a fisioterapeuta experto/a en suelo pélvico, porque así le podrá realizar una valoración y determinará qué ejercicios o técnicas le pueden ir bien para mejorar su bienestar sexual.

También para recuperar o prevenir cualquier afección de este independientemente del parto que hayas tenido. Los fisios expertos en suelo pélvico te ayudarán en esa primera fase postparto, a tratar todos esos cambios que ha sufrido el cuerpo durante el embarazo y tras el parto y, por supuesto, a volver a tener relaciones sexuales placenteras como antes.

Se recomienda hacer esta visita una vez se haya pasado la cuarentena postparto (período de 6-8 semanas desde el nacimiento hasta la recuperación completa del útero y retorno a la normalidad del resto de órganos).

Duquesa Doslabios.

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Durante el embarazo mastúrbese

Queridas,

¿Quién dice que maternidad y masturbación son incompatibles? Pues se equivocan.

La oxitocina, que procede del griego «nacimiento rápido» – se libera durante la excitación sexual y el orgasmo, pero también durante el nacimiento. De tal modo que las hormonas generadas al dar a luz y aquellas que se desatan locamente al mantener relaciones sexuales son del mismo padre y de la misma madre. Por ello no debemos echarnos las manos a la cabeza si durante la recta final de la preñez  una mujer encinta se dedica a masturbarse ella solita. Salvo que el diámetro de la barriga no complique demasiado hasta el simple hecho de introducirse el dedo en la vagina o el omnipresente y ciertamente obsesivo miedo a lastimar al bebé.

Las que no hayan sido mamás nunca no lo saben, pero a muchas mujeres embarazadas les pica el coño más que a las que no nos han hecho un bombo. No sé qué tiene el embarazo que las vuelve locas y la almeja late cual mandíbula batiente. Es así, lo que ocurre es que no todas lo admitirán. No todas reconocerán que su furor uterino está que trina.

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¿Pero por qué? El argumento capital es que durante la gestación del bebé que, en breve vendrá a sumarse a la población que habita la faz de este mundo que todavía no sé si vale la pena vivir en él o no, la zona pélvica recibe más circulación sanguínea que nunca. Este es el quid de la cuestión y la razón por lo que la vagina y toda la parafernalia genital adjunta es más sensiblera al sexo. Incluso los orgasmos son mucho mejores que los del resto de las mujeres que no llevamos ninguna semillita en nuestro interior.

A esta gozosa situación fisiológica, hay que añadir el no poco molesto panorama de que la barriga va adquiriendo, semana a semana, unas dimensiones cada vez más voluminosas. Con ello, solo pronunciar la palabra sexo seguida de con penetración, se convierte en un acto poco apetecible, una prueba de malabarismo en toda regla, hasta una proeza logística que ríanse de las pirámides de Egipto.

Además ese pensamiento que se les antoja tanto a papá como a mamá cuando se van a poner con el tema, y a uno de los dos le entra el apuro y agobiado espeta como medio echando la bronca A ver si al final le vamos a hacer daño al chiquito. Padres de nuestros tiempos, mamas primerizas, lo de que el bebé pueda salir dañado de un pollazo es un falso mito, como que el semen engorda, que con un beso puede usted quedarse embarazada, o que usted no puede bañarse en los dias de regla o… ¿se morirá?

Entre una cosa y la otra, las madres andan con las hormonas revolucionadísimas y más salidas que el capullo de un preso, por lo que no dudan en entregarse al maravilloso entretenimiento de la autosatisfacción sexual metiéndose el dedo como si no hubiera un mañana. Cuentan los expertos que durante el segundo trimestre de embarazo la frecuencia masturbatoria es cuatro veces mayor de lo habitual, y en el último trimestre llega a multiplicarse por un escandaloso nueve, el numero de las canciones de esta pelicula impagable.

Para aquell@s que sean más partidarios del sexo oral, este también aporta los mismos provechos dilatadores para la vagina.

Y lo mejor de todo es que tanto una práctica como la otra son sanísimas para el cuerpo. Primero porque permite que la madre de la criatura continúe con su vida sexual habitual, aunque no haya pene de por medio. Además relaja la excitación sexual sobrevenida por su estado fisiológico. Para más INRI, los sexólogos parecen estar de acuerdo en que la masturbación manual dilata considerablemente la vagina, beneficio que sin duda vendrá de perlas a la parturienta en el momento de la verdad.

*Algunas han confesado meterse varios (dedos), que hay que ir haciendo espacio.    

Que follen mucho y mejor.