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¿Qué protección deberíais usar si invitáis a una tercera persona a la cama?

Fruto de muchas conversaciones en el sofá, la idea de abrir la pareja para acoger por una vez (o las que sean) a alguien ajeno a la relación, es algo cada vez más habitual.

Pero llevados por la emoción del momento o la novedad, se nos puede olvidar que debe hacerse el check a una serie de medidas de protección sexual.

trío

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La que es «una de las fantasías más comunes entre la población», como me comenta Erea Devesa, sexóloga colaboradora de Durex, nos lleva a tener tan presente como el placer, el bienestar.

Empezando por no perder de vista que, a quien hayamos invitado, es una persona -y no un objeto con el que hacer lo que nos dé la gana-, pasando porque cada participante con el que compartamos intimidad merece los mismos cuidados independientemente de los vínculos afectivos.

Y cuidar no es solo ofrecer una infusión o algo de picoteo cuando entra por la puerta o al terminar, que después de una buena sesión de sexo siempre se agradece, también preocuparse por su salud mental y física.

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La experta recomienda empezar por hablar: «lo principal en estos casos es dejar las cosas claras desde el principio, cuáles son los límites y las condiciones. Está claro que, si uno quiere y el otro no, o se llega a un punto medio de acuerdo que satisfaga a las dos partes o sino esa relación no tiene demasiado sentido».

«Lo fundamental en cualquier tipo de relación es la confianza, el respeto y la sinceridad», resume. Sí, eso incluye el trío que quieres hacer, aunque vaya a ser una única ocasión en tu vida, da igual.

Más allá del aspecto emocional, proteger la salud íntima pasa por los métodos de protección. «Siempre usar preservativo, ya que es el método de protección ante ITS y embarazos no deseados más seguro», explica la sexóloga en cuanto a penetración y sexo oral se refiere.

«Las barreras de látex, que también se pueden fabricar a partir de un preservativo, nos protegen si vamos a realizar sexo oral a una persona con vulva».

Cuando hablamos de prácticas de riesgo no cuenta solo el contacto entre mucosas sin nada de por medio, también del uso de juguetes en caso de que vayan a aparecer en algún momento.

«Si vamos a compartir juguetes también se deben proteger, ya que son vías potenciales de contagio«, comenta Erea. Es decir, que si el material no te permite esterilizarlos por completo, puedes tirar de preservativos y listo.

Hago tanto hincapié con esto porque, según datos del Barómetro Juvenil de 2021 y del Ministerio de Sanidad, solo 1 de cada 4 representantes de la Generación Z utiliza preservativo, lo que ha llevado a un repunte de infecciones de transmisión sexual.

Aftercare en forma de conversación

El sondeo durante el encuentro es de gran ayuda, tanto para comprobar que todo está bien colocado, como para tomarle el pulso a los participantes y asegurarse de que todo el mundo está disfrutando y sintiéndose a sus anchas.

No está de más, aunque esto ya es cosa mía, tener una charlita posterior para comprobar cómo se ha vivido la experiencia, ya que, por desgracia, «la sociedad nos ha educado de una manera y a veces se sobreentiende que solamente se puede pensar en la pareja».

Esta reflexión de la sexóloga refleja a la perfección que, después de esta experiencia nueva, hay quien puede sentir las emociones a flor de piel.

Pero, como ella recuerda, «fantasear con otras personas es algo perfectamente normal y no es indicativo de crisis ni de que nos esté dejando de gustar nuestra pareja. Es habitual fijarse en otras personas y a veces también nos puede ayudar a encender la pasión con nuestra pareja. Pero como siempre todo depende del caso».

Lo importante es apuntarse a la vivencia con pleno consentimiento y deseo, cuidando a los participantes y teniendo claro que, si se cambia de idea, siempre está la opción de parar en cualquier momento.

Mara Mariño

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¿Por qué nos cuesta tanto estar pendientes de nuestra salud sexual?

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, algo que, si no tenemos controlado (o no vamos revisando de manera periódica) debería entrar en nuestros planes, aunque sea aprovechando este artículo como recordatorio.

Y es que según el XI Barómetro los Españoles y el Sexo de Control más de la mitad de los hombres (52,4%) nunca ha acudido al especialista y un 20% de las mujeres tampoco. Pero, ¿por qué ocurre esto?

salud sexual

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Estar pendientes de nuestra salud sexual nos cuesta por varios motivos.

El primero de todo es la falta de educación sexual. Solo el 5% de los colegios en Madrid reciben este tipo de formación, por poner un ejemplo.

Además, las charlas que recibimos (apenas dos o tres horas en toda nuestra etapa escolar) no son suficientes. Tampoco hay campañas de concienciación que, de adultos, nos sensibilicen de la importancia que tiene mantener un seguimiento de nuestra salud íntima.

Juega en contra de la salud sexual el estigma que, a día de hoy, todavía rodea este ámbito de nuestra vida. En el propio tráfico de este blog puedo comprobar cómo los artículos relativos a la salud interesan mucho menos que los que escribo de cualquier otro tema.

Y sin embargo, poner esto sobre la mesa, es decir, normalizar las conversaciones en las que podamos hablar -en caso de que nos hayamos contagiado-, sin miedo de recibir juicios o comentarios de nuestro entorno, es muy necesario.

Aunque una de las razones por las que no le prestamos suficiente atención a nuestra salud íntima es porque tendemos a confiar en que la otra persona está ‘limpia’ (cuando según el barómetro, 4 de cada 10 no conoce el estado de salud de la persona con la que se acuesta).

Esto nos lleva a relajarnos y realizar prácticas de riesgo, como el caso de utilizar el preservativo para la penetración -sigue siendo el método de barrera por excelencia-, pero no para hacer sexo oral, por ejemplo, cuando es otra vía de contagio.

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También creo que el hecho de que revisar la salud sexual dependa de cada persona, y no sea una cita periódica que te ‘salta’ como cuando en tu infancia te avisan de la renovación de las vacunas, es otra traba.

Hace que te distancies, que lo dejes en el último puesto de prioridades y termines por no buscarle un hueco en tu ajetreada rutina.

En mi experiencia, si además intentas estar más encima de tu salud íntima, no siempre te toman en serio. Si no tienes síntomas, no te suelen mandar pruebas ni mucho menos una cita con especialista.

Tienes que decir que has tenido una práctica de riesgo para que te tomen en serio. No te hacen un chequeo así porque sí y las citologías, la prueba que detecta el cáncer de cuello de útero, cada vez se distancian más años.

Pero que la Sanidad esté bajo mínimos es algo que nos está costando la salud y no debería ser así.

Además, aunque no se vea ningún cambio externo en los genitales, no significa que todo esté bien. Hay enfermedades que tardan años en dar la cara, por eso hay que ir teniendo esta cita como algo recurrente.

Diría que también nos invade una falsa sensación de seguridad en lo que a ITS se refiere. Que haya fármacos que permiten hacer vida normal incluso cuando hay una enfermedad de transmisión sexual, y no peligre la vida, hace que nos las tomemos menos en serio.

Sin embargo, aun con todas estas razones, si ya somos mayores para tener sexo, para planear un encuentro con alguien, hay que serlo para pedir cita al centro de salud e ir revisándose «los bajos», como diría mi madre.

Mara Mariño

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El motivo por el que siempre deberías usar lubricante (además del más obvio)

Seguro que puedes enumerar los beneficios de los lubricantes: son una excusa perfecta para dedicar tiempo a la exploración del cuerpo, hidratan cualquier zona, hacen que todo resulte más cómodo y placentero

¡Si hasta los hay que tienen ingredientes que se sienten como un cambio de temperatura en la piel, generando nuevas sensaciones!

pareja hombres ducha

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Por lo que comenta Felipe Astarloa, responsable de Durex Iberia, en el evento organizado este martes por la marca, el lubricante es el juguete «más inclusivo y diverso».

Toda experiencia sexual mejora con lubricante, lo que se aleja un poco del mito de que solo es necesario para esas parejas heterosexuales que quieren hacer penetración y lo ‘necesitan’ para suplir una posible sequedad vaginal.

El lubricante vale para todo.

Pero hay otra razón por la que debería ser un imprescindible de cualquier encuentro sexual. Y es por su capacidad de proteger la salud sexual.

Como Marian Martínez, brand manager de Durex, explica «la nueva fórmula del lubricante es muy similar al propio pH de la piel», un factor determinante en cuanto a prevención de ITS se refiere.

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Esa cualidad hace que el riesgo de transmisión de infecciones sea menor.

Pero, ¿por qué no se habla de los lubricantes cuando se tratan los métodos de barrera? Por la sencilla razón de que no son tan efectivos como estos.

Que el pH del producto no reseque la piel significa que hay menos propensión a que se produzcan pequeñas heridas, algo que sí sucede en mayor medida cuando no se utilizan los lubricantes.

Tanto Felipe y Marian como Erea Devesa, sexóloga colaboradora de Durex, coinciden que los lubricantes deberían ser un complemento imprescindible para cuidar la salud íntima.

La experta comenta que es recomendable utilizarlos siempre con métodos como los preservativos para vagina y/o pene, por ejemplo, una combinación que garantiza la máxima protección ante la transmisión de ITS.

Con este dato conseguiremos cambiar una de las cifras más sorprendentes que revelaron los expertos en un estudio que realizó la marca de anticonceptivos: que solo el 50% de los españoles ha usado -al menos una vez- lubricante en este último año.

¿Qué lubricante elegir?

La pregunta del millón. Quizás porque compartimos la (mala) experiencia de habernos encontrado con algún bote que, más que lubricante, parecía superglue.

O bien por alguna reacción alérgica que no nos hace tener precisamente un buen recuerdo.

Si cuidar tu salud no es bastante aliciente, quiero hacer hincapié en que las fórmulas actuales cada vez se inspiran más en las características del cuerpo humano.

Esto se traduce en que su textura es casi como la del propio flujo vaginal y, por tanto, perfecta para sexo oral, vaginal, anal

Aunque, para que tengas una información básica, a modo de punto de partida, lo primero que debes mirar es que sean compatibles con los preservativos en caso de que los vayas a combinar.

También comentar, así como resumen, que si buscas un lubricante menos espeso que se absorba antes, el de base acuosa es para ti.

En cambio, si prefieres uno que no requiera que lo repongas, porque necesitas que dé mucho de sí, apuesta por uno de base de silicona.

Ya el tema de los olores, sabores o sensaciones queda a tu gusto.

Mara Mariño

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Así son las láminas para hacer sexo oral (igual de placentero) sin el riesgo de contagiarte nada

Diría que no nos falta concienciación sobre el sexo seguro (gracias, Chenoa) cada vez que vamos la penetración entra en escena.

Pero creo que, en todas las demás prácticas, nos tomamos las cosas con calma o nos preocupa menos pillar algo.

Y eso explicaría también el repunte de enfermedades de transmisión sexual.

pareja beso lengua oral

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A modo de breve repaso de educación sexual, sí, por desgracia todo lo que implique contacto entre mucosas -todas las del cuerpo-, es también un foco de contagio.

Estoy hablando de la vulva, el ano, la boca, y por supuesto, el pene.

Tratándose del último de la lista, el condón nos hace el apaño ya se trate de meter o de chupar , pero ¿y para todo lo demás?

Pues bien, yo había oido hablar -en su momento-, de las láminas de látex, que supuestamente sirven para el resto de zonas del cuerpo.

Pero no me había dado por probarlas hasta que empecé a escribir este espacio.

Así empezó mi aventura de buscar ‘métodos de barrera para poder tener sexo oral en vulva y ano’ o, como iba diciendo por las farmacias «¿Tenéis láminas de látex para comer culos y vulvas?».

En realidad no lo hice así, pero habría sido mucho más divertido.

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En algunos sitios me miraron raro, en otros nunca habían oído hablar del tema y ni sabían que eso existía.

Mientras tanto, las cajas de profilácticos se encontraban bien a la vista y a mano en los estantes.

Pero nada, las láminas que os comento no se venden en farmacia. O al menos en las tres que pregunté.

Está claro que, la protección más allá del pene, en el sexo oral, es algo secundario hasta en las redes de distribución oficiales.

Finalmente las encontré en una tienda erótica, bien resguardadas en una vitrina junto a juguetes sexuales, dados y lubricantes.

No, no fue fácil encontrarlas, primer inconveniente a la hora de querer usarlas. Pero una vez en mi poder, confiaba en que todo se volvería más sencillo.

Cómo funciona el sistema

Las láminas son lo que se anuncian en el reverso de la caja, no hay trampa ni cartón: ‘hojas’ finas rectangulares de látex sin ningún tipo de lubricante o adhesivo, que se colocan donde quieras y se usan para lamer la zona por encima de la lámina.

100% protectoras a la hora de evitar contagiarte donde quiera que metas la lengua y 0% de publicidad engañosa, lo que lees (en la caja) es lo que hay.

Porque tampoco hay ninguna imagen que acompañe. Una vez las abres sí que encuentras dentro un papelito donde te explican cómo se colocan y qué no deberías usar junto a ellas (lubricante de base oleosa).

Aquí quiero destacar el hecho de que, una vez desplegadas, no olieran a globo, algo que sí pasa con los condones.

Fue un alivio, es un olor que me produce náuseas. Las que compré tenían un perfume como a chocolate blanco.

Pero el problema es que siendo tan anchas, una vez estás en faena con la boca ocupada, te cubren la nariz cuando respiras por ella, taponándote los agujeros de lo ligero que es el látex de la lámina.

Otro obstáculo a tener en cuenta. Pero después de haberlo probado, no son todo desventajas.

Puedo confirmar que es mucho más cómoda cuando se trata de quien la disfruta, que para quien la está utilizando para ejecutar el cunnilingus o el annilingus.

La lengua se queda un poco tirante al terminar (algo que igual usando un lubricante a base de agua no sucede, pero yo lo probé tal cual venía en la cajita).

Puede ser porque hay que aplicar algo más fuerza para que la otra persona tenga la misma sensación que si la lámina no estuviera de por medio, que sí hace un poco de resistencia que si no hubiera nada.

Es parecido a cuando te la quemas por haber comido algo muy caliente, pero se termina pasando.

¿Mismo placer?

Respecto a las sensaciones de que te coman con eso puesto, diría que es como cuando te estimulan por encima de la ropa interior.

Sí, se nota ligeramente que hay algo entre tu piel y la lengua, pero la impresión es igual de placentera y se puede llegar de la misma manera al orgasmo.

Mi conclusión es que es una buena idea para practicar sexo oral de manera segura, pero no termina de salir a cuenta (al menos en el aspecto económico).

Para que el uso del producto se volviera más frecuente, deberíamos empezar a acostumbrarnos a tirar de lámina cuando practicamos sexo oral con una persona nueva (que sería lo suyo).

Quiero pensar que, en ese futuro hipotético, la alta demanda haría que las láminas se popularizaran, lo que lograría que llegaran a más puntos de venta cercanos -farmacias incluidas- y, finalmente que su precio bajara.

Porque tenemos que hablar de que, por la friolera de 7 eurazos, te venían solo 2 unidades. Te sale el cunnilingus o annilingus a 3,50 €.

Hay que tener en cuenta que, con las marcas más famosas de condones, la unidad de preservativo cuesta menos de 50 céntimos.

Esto significa que es mucho más rentable comprar una caja de estos, cortar la punta con unas tijeras, hacer otra incisión vertical para que tenga la misma forma rectangular, y hacer el apaño.

Pero eso ya es una decisión personal. Lo que no deberíamos plantearnos es si usar o no un método de barrera cuando bajamos al pilón, que hay mucha infección suelta (y a veces quien la porta ni lo sabe).

Mara Mariño

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El pudor de desnudarse, que juzgue tu vida sexual… ‘Tips’ para perder los miedos más comunes con la ginecóloga

Hay una relación que nadie te prepara para tener. Y es la relación con tu ginecóloga.

Si has tenido suerte de venir de una familia donde el tema de la sexualidad se habla con la misma confianza que de lo que hay en la nevera, puedes saber por dónde van a ir los tiros.

Pero aun así, resulta bastante chocante cuando vas a la consulta por primera vez y no te queda muy claro qué es esa silla que parece un instrumento de tortura medieval.

Miriam Al Adib ginecóloga

miriamginecologia.com

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Y justo por esa razón, la doctora Miriam Al Adib, ginecóloga y escritora, prefiere utilizar el término ‘ginecología del amor’.

En sus palabras es «pasión, cariño, compromiso, motivación, formación continua… Con todo ello persigo la transformación en la salud femenina: empoderando a las mujeres, aliviándolas, respetando la toma de decisiones libres e informadas, mejorando su calidad de vida, visibilizando la complejidad de los procesos sexuales y reproductivos femeninos para que no se patologice lo normal ni se normalice lo patológico».

Consciente de que podemos tener bastante pudor en el momento de bajarse los pantalones, así de primeras con una ginecóloga con la que apenas has cruzado un «Buenos días», su consejo es el de recordar que son profesionales o incluso compartir que estamos algo tensas.

Además que, compartir nuestra vida íntima en consulta -sobre todo si traemos alguna infección de transmisión sexual, nos hace sentir que se nos puede juzgar por cómo llevamos nuestra sexualidad.

«Recomiendo que tengas muy presente que las personas que nos dedicamos a esta profesión estamos aquí para ayudarte, nunca para juzgarte. No hay nada en tu cuerpo que sea motivo para avergonzarte, ni tampoco para sentirte culpable, sea cual sea el problema de salud sexual que tengas», dice Miriam.

«Puedes exponer tu situación y tus preocupaciones sin miedo, no nos vamos a asustar por lo que nos puedas contar, ni te vamos a recriminar nada, en esta profesión escuchamos y tratamos cada día muchas situaciones y/o problemas como el que puedas tener tú».

«Tampoco te agobies ni tienes que pedir perdón por cosas completamente intrascendentes como no haberte depilado o no tener la vulva recién lavada, no pasa absolutamente nada, con la higiene normal de cada día es más que suficiente, no es necesario hacer nada extraordinario por el hecho de venir a una consulta ginecológica», explica.

¿Será que, ahora que hemos conseguido relajarnos con el hecho de que en la cama se nos vea algún pelo, podremos por fin dejaremos de agobiarnos si llegamos a la cita médica sin depilar al cero? Eso espero.

La conciencia corporal

Pero, más allá de eso, me interesa saber si la doctora opina que hemos ‘recortado’ distancias con nuestros genitales -y estamos familiarizadas con los colores y texturas de las zonas menos accesibles a la vista-, o llegamos a consulta sin saber qué nos pasa en el piso de abajo.

«En las consultas observo bastante desconexión con esta parte del cuerpo», confirma la doctora. «En general parece que no está bien integrada en nuestra conciencia corporal. Hasta el punto de que algunas mujeres se asustan por cosas que no tienen importancia: un simple granito, una carúncula del himen más evidente, mujeres que se asustan al tocarse “algo raro” (y lo mismo se han tocado el cérvix)…»

«Otras mujeres dicen que les da asco sus vulvas o sus vaginas, el flujo, el vello… Algunas creen que tienen un problema porque los labios menores son más grandes (por eso no me gusta llamarlos menores, ya que no tienen por qué hacer honor a su nombre y pueden sobresalir por encima de los mayores). Hay muchos problemas sexuales que derivan también de una mala conciencia corporal».

Entonces, para evitar esta situación, es clave que, como Miriam recomienda, desarrollemos nuestra conciencia corporal: «Cuando tienes buena conciencia corporal detectas enseguida cualquier cambio que requiere acudir a una consulta, y también para justo lo contrario: no te asustas si te ves un simple granito en la vulva porque sabes claramente que no tiene importancia. Cuando no tienes buena conciencia corporal te asustas por todo».

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No es tanto el convertir en algo rutinario el momento de sacar un espejito y mirarse cada día, pero «mirarse de vez en cuando (sin obsesionarse tampoco con ello ni tomarlo como una “rutina”) está bien para favorecer la conciencia corporal, esto hace que nos conozcamos bien, si hay algún problema puedes ver si algo que cambiado».

«Te pongo un ejemplo: paciente joven que viene a la consulta y tiene un picor crónico en la vulva. En la exploración veo los labios menores muy pequeños, casi ausentes, cuando pregunto si tenía antes así los labios o si ha notado que están cambiando, la mayoría suele responder “no lo sé, nunca me he mirado”. En este caso si me dijera que antes estaban más grandes y que le están desapareciendo podría ayudarme para orientar mejor el diagnóstico diferencial entre determinadas enfermedades como por ejemplo el liquen», dice Miriam.

Además, en lo que se trata de los chequeos médicos habituales como los cribados que ayudan a identificar enfermedades, la experta recuerda que «no hay un chequeo estándar igual para todo el mundo. Depende de los factores de riesgo y de los problemas de salud y/o necesidades que tenga cada persona».

Mara Mariño

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Cómo se contagia el herpes genital, sus síntomas… Una experta nos responde las dudas más comunes

El problema que tenemos con las enfermedades de transmisión sexual es que no nos las tomamos en serio. Nos parecen lejanas, esa cosa casi de ficción que lo más cerca que hemos visto ha sido en Bohemian Rhapsody.

Y es que muchas no dan la cara hasta que ha pasado un tiempo después del contagio, por lo que podemos estar meses -o incluso años- sin tener ni idea de que la hemos contraído.

Es el caso del herpes genital, por ejemplo, que puede estar en nuestro organismo sin que nos enteremos de su existencia. Es una de las más comunes con mayor distribución en la población mundial (y de la que puedes haberte contagiado sin darte cuenta).

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Es algo que me explica la doctora Virginia Benito, especialista en ginecología y obstetricia de Vithas Las Palmas sobre la venérea más extendida.

¿Qué es el herpes genital?
El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual causada por los virus herpes simplex tipo 1 (VHS-1) y el tipo 2 (VHS-2). Representa la primera causa de ulceración genital. El VHS-1 es un virus de gran tamaño y neurotrópico que causa principalmente infecciones orales, que van desde lesiones leves como el herpes labial hasta graves como la meningoencefalitis. El VHS-2 es muy similar, pero da lugar a infecciones anogenitales o herpes neonatal. Ambos subtipos pueden afectar a cualquiera de las áreas anatómicas referida. En los últimos años estos datos han variado, debido a los cambios socioculturales y prácticas sexuales de riesgo, manifestándose VHS-2 en lesiones labiales y aumentando la prevalencia de VHS-1 en infecciones anogenitales.

¿Cómo se contagia el herpes genital?
El ser humano es el único reservorio de la infección por VHS. La lesión por VHS continúa siendo la causa más frecuente de úlcera vulvar entre la población sexualmente activa. La transmisión se produce por contacto sexual, por contacto directo con la piel, mucosas o secreciones de la persona infectada, tanto desde personas que tienen lesiones ulcerativas típicas de la enfermedad, como desde personas sin lesiones ulcerativas pero infectadas por el virus en los que la mucosa genital, aunque aparentemente sea normal está transmitiendo virus desde su superficie.

¿Siempre que hay contagio salen úlceras?
Hay que tener en cuenta que la mayoría de estas infecciones son asintomáticas, lo que favorece la transmisión. La transmisión del VHS de un hombre a una mujer es mucho más frecuente que a la inversa. Una vez el virus penetra en el organismo permanece latente en los ganglios linfáticos de forma indefinida, lo cual favorece las reactivaciones.

¿Por qué reaparece?
Las recurrencias del herpes genital se producen por una reactivación de esta infección latente, que se ve favorecida por factores desencadenantes como la fiebre, el estrés o la menstruación. De este modo, el virus migra desde los ganglios linfáticos a través de las fibras nerviosas sensitivas a la región genital y reaparece la lesión herpética.

¿Cuáles son los síntomas del herpes genital?
En episodios sucesivos, tras una incubación de 2-10 días, la paciente comienza con síntomas locales intensos, múltiples lesiones dolorosas agrupadas, que inicialmente son vesículas con base eritematosa, para ulcerarse a las 48 horas y después cubrirse de un exudado gris-amarillento. Existen, además múltiples adenopatías bilaterales dolorosas y escozor tras la micción, acompañado de fiebre, malestar, mialgias, cefalea y náuseas. Las vesículas y las úlceras contienen múltiples partículas virales que son altamente infecciosas y la descamación viral se mantiene hasta que se reepitelizan las lesiones. Las complicaciones son muy raras en individuos inmunocompetentes, aunque están descritos casos de meningitis aséptica, lesiones extragenitales y retención urinaria. Las personas con VIH u otra inmunodeficiencia pueden sufrir procesos más graves.

En esta misma línea, hay que tener en cuenta que entre el 70-90% de las personas con VHS-2 y entre el 20-50% con VHS-1 genital presentarán un nuevo episodio en el primer año tras el primer episodio de herpes genital. Los episodios recurrentes se hallan precedidos de síntomas locales prodrómicos durante varios días (parestesias, picor o dolor); los síntomas locales son más leves que en el primer episodio, no hay manifestaciones sistémicas y tanto la duración del cuadro como la eliminación del virus se mantiene aproximadamente durante la mitad del tiempo.

¿Cómo se diagnostica el herpes genital?
El diagnóstico del herpes genital es clínico, un examen ginecológico detallado permitirá el diagnóstico de la lesión. No obstante, el aislamiento del virus en cultivo celular se mantiene como el estándar para el diagnóstico del herpes genital y se considera la prueba más sensible para detectar herpes infeccioso en las pruebas clínicas. Se obtiene líquido vesicular del interior de las vesículas y se envía al laboratorio para obtener el aislamiento del virus. Las pruebas serológicas tienen un papel limitado para el diagnóstico de la infección.

¿Cuál es el tratamiento adecuado para el herpes genital?
El uso de fármacos antivirales es beneficioso en la mayoría de los pacientes que presentan síntomas de infección herpética. El tratamiento episódico y supresor del herpes tiene como objetivo reducir la gravedad, la duración, la recurrencia de los síntomas y la prevención de la transmisión a personas no infectadas. Con ellos se consigue una curación más rápida de las lesiones y se atenúan los síntomas.

¿Después del tratamiento, se elimina el herpes?
No se consigue erradicar el virus latente y, por tanto, las lesiones vuelven a aparecer, aunque sí disminuyen en tiempo e intensidad. La administración del fármaco en la etapa más temprana posible de la infección proporciona el mayor beneficio terapéutico. Los regímenes son idénticos para VHS-1 y VHS-2. En el tratamiento del herpes genital se pueden utilizar el aciclovir, el valaciclovir y el famciclovir por vía oral. La duración recomendada es de 7 a 10 días, aunque en cualquiera de los casos las terapias con antivirales deben prolongarse hasta que las úlceras estén completamente cicatrizadas.

Duquesa Doslabios.

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Tres motivos muy normales por los que puedes sangrar después de tener sexo

Sabes que has echado un polvazo cuando, al día siguiente, te levantas con la sensación de que te ha arrollado un tren de la Renfe. Te cuesta hasta sentarte a hacer pis, el mismo momento en el que te bajas las bragas y descubres que hay sorpresa en la tela.

Haces tus cálculos y no, es imposible que se trate de la regla. Lo más seguro es que te encuentres ante un resto de la noche anterior.

Pero, ¿es normal que esto suceda?

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Podemos sangrar por diferentes razones. La primera y más típica es porque, por lo que sea, recibes un arañazo desprevenido en algún lado y, como la zona es tan sensible, enseguida se hace herida. Por suerte, ese tipo de lesiones se solucionan en apenas unos minutos.

Algo más escandalosas son las heridas alrededor de la vulva, concretamente en la apertura de la vagina cuando, por penetración de cualquier tipo, se produce un mini desgarro.

Esas heridas las reconocerás porque la sangre es muy roja y te escuece la zona en cuanto haces pis (es probable que puedas verla de primera mano si te pones un espejo y abres las piernas).

Aunque también tienden a cicatrizarse solas es posible que, si sigues teniendo relaciones, aquello no termine nunca de cerrar, por lo que deberías darte un descanso (y decir que no tienes el chichi para farolillos).

Si por lo que sea continúa la herida abierta siempre puedes ir a que te receten alguna crema cicatrizante, que hace maravillas.

Y otra de las razones más comunes por las que podemos encontrar sangre -o bien al rato o al día siguiente-, se debe a los impactos que recibe la vagina.

Ya os comenté que, cuando nos baja la regla, no empezamos a expulsar sangre nueva. Parte de la que vemos el primer día –esa de color oscuro entre marrón y burdeos– es un resto de la menstruación del mes pasado.

En el momento que empieza a salir de color rojo sí estaríamos viendo la regla actual.

Esa sangre que no sale hasta que, de nuevo, las contracciones del útero la animan a descender, es la que podemos encontrar en la ropa interior después de tener sexo.

A fin de cuentas, los impactos que se dan ayudan también a movilizar esos fluidos y que bajen por la cérvix (de ahí que también sean oscuros).

De cualquier manera, si por lo que sea tienes otro tipo de sangrado o ves que por mucho que pasen los días no disminuyen las pérdidas, no lo dudes y pide cita médica, puede tratarse de un problema más serio.

Duquesa Doslabios.

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Por qué no deberías reciclar nunca un condón (aunque solo lo hayas usado un rato)

Aunque la mayoría de las historias que os suelo contar son vivencias propias, la de hoy no me pasó a mí (por suerte), pero sí a una de mis amigas.

El panorama era el siguiente: había invitado a aquel chico a casa. Teniendo en cuenta los horarios de repartos a domicilio de cena, pidieron algo de comida y se dispusieron a matar el tiempo con otros asuntos.

Aquello fue in crescendo y, al poco, estaban en el clásico ‘magreo interruptus’ de a ver cuál de los dos era el que se levantaba de la cama a por los condones.

SKYN USA

Le tocó a él y mi amiga se quedó esperando. No hace falta que entre en detalles de lo que pasó a continuación, más allá de que cuando llegó el pedido con la cena, tuvieron que dejar sus asuntos pendientes a medias.

Hay dos tipos de personas, las que son capaces de aguantar el hambre por la pasión del momento y las que -una vez hay comida-, lo demás desaparece del mapa y el estómago manda.

Ellos eran del segundo tipo, así que dijeron de retomarlo después de cargar fuerzas. Cuál fue la sorpresa de mi amiga cuando, otra vez en materia, su invitado se puso a buscar el condón anterior para usarlo otra vez.

Yo no estaba allí, pero me imagino perfectamente la cara de asco de mi amiga hasta el punto de que él le preguntó extrañado que qué tenía de malo si no había llegado a correrse.

Clásico problema de falta de educación sexual: relacionar el preservativo con la barrera de protección ante el embarazo y nada más.

Pero incluso aunque esa fuera su única función en un maravilloso mundo en el que no existieran las enfermedades de transmisión sexual, tampoco se podría reciclar.

Al extenderlo para colocarlo y darle uso, hemos gastado la vida útil del condón, como cuando cortamos un trozo de papel higiénico y nos limpiamos, nadie se planetaría volver a usarlo.

Aunque hayan pasado solo unos minutos, es mejor coger otro que usar el mismo ya que pierde efectividad.

¿Te imaginas colocarlo una vez desenrollado? Se resbalaría y no habría forma de que quedara tan bien puesto como al principio.

Y eso es algo que se traduce en que podría haber fugas por no aislar el pene por completo y hasta romperse.

Si uno de los dos tiene una enfermedad venérea, es el perfecto caldo de cultivo para que cualquiera pille algo por los restos de fluidos de la otra persona.

Vamos a asumir desde ahora que el preservativo no es la bolsa del supermercado y hoy puedes ir a por el pan y mañana a por pescado.

Podemos ahorrar en salir con los amigos, en ir al cine o en comprar ropa, pero no en salud sexual. Y, si no nos da para una caja de condones, mejor no hacer nada. Hay un montón de vías alternativas igual de placenteras que te animo a explorar.

(Aunque plantéatelas si realmente te compensan si das con una persona tan cutre como la que se encontró mi amiga).

Duquesa Doslabios.

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Meterse objetos por los orificios del cuerpo: más que un placer, un riesgo

Cuando nuestra madre nos recomienda hacer solo experimentos con gaseosa (feliz día a las que me leéis, por cierto), lo dice por un buen motivo. Por mucho que se hable de probar cosas nuevas en el campo sexual, y aunque la imaginación sea el límite, no tiene por qué resultar beneficioso para la salud.

GTRES

Hace unos meses os hablaba de los juguetes que tenemos por casa e incluía en la lista frutas, peines y hasta cucharas. Una serie de instrumentos para conocer nuevas sensaciones siempre y cuando fueran utilizados de manera superficial.

Sin embargo, hay quienes ven en los objetos cotidianos algo tan apropiado como cualquier dildo para añadir a su rutina sexual y, de paso, aderezarla. Dejadme deciros que por las urgencias de hospital La Paz pasan muchas de esas personas, (con bombillas atascadas en el culo, de hecho).

Que la forma pueda resultar atractiva o produzca curiosidad no significa que podamos coger cualquier cosa y empezar a meterla aleatoriamente. Además de la cuestión de la seguridad, hay ciertos objetos que pueden resultar difíciles de sacar, está la higiene.

Nada, repito, nada, ha llegado directamente de fábrica limpio, desinfectado y listo para ser usado. Y menos si es con ese propósito (y aquí incluyo también chupetear los bolígrafos, algo que ha dejado más de una infección en la boca a mis compañeros de clase durante la secundaria).

El polvo en suspensión que se va posando en casa, la cantidad de lugares que ha visitado previamente el objeto o el uso que se le ha podido dar acumulando gérmenes, deberían ser algunos motivos como para echarnos para atrás.

Un alimento, rotulador o cuello de botella no son comparables a un juguete sexual, un producto que realmente está diseñado para introducir sin ningún peligro (siempre y cuando se haga con delicadeza).

Para empezar, los objetos que contengan líquidos como botes de perfumes o desodorantes, pueden estallar en cualquier momento y se corre el riesgo de que, encima, se rompa dentro produciendo cortes.

Sin olvidar tampoco, como os he mencionado anteriormente, la exposición a los gérmenes, aquellos cuyo interior sea hueco pueden provocar el vacío (y no os recomiendo tener que sacar un botellín de cerveza que succione el interior de vuestra vagina).

Respecto a los alimentos sucede exactamente lo mismo. Las frutas y verduras que puedan parecer apropiadas por el aspecto cilíndrico (zanahorias, pepinos, calabacines, plátanos…) no solo tienen bacterias sino que, recordemos, vienen con pesticidas. Al usarlas pueden quedar restos dentro, lo que provoca, una vez más, infección por bacterias.

Lo mismo pasa con los mangos de instrumentos cotidianos como el cepillo de dientes, destornilladores, bates de béisbol o el palo de una escoba. Son objetos también cubiertos de gérmenes por su uso y, aquellos de madera, incluso pueden llegar a astillarse.

Además, de un tiempo a esta parte se ha llegado incluso a convertir en una (peligrosa) moda lo de introducirse yogur o ajos por la vagina, algo que, según los bulos que circulan por la red, cura las infecciones. Una idea que es realmente lesiva y se puede cargar tu flora vaginal de un plumazo. Por lo que antes de probar ideas que parezcan de bombero o sacadas de Google, pregunta a los expertos.

Y si lo que quieres es pasar un buen rato, asegúrate de que no te llevas la salud por el camino, que, por muy bien que laves todo, estos son los riesgos a los que te expones.

Duquesa Doslabios.

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Tu gatillazo se apellida ‘porno’

Creo que todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos topado con el porno. La curiosidad, algo norma, a edades tempranas es muy fuerte y termina con esas búsquedas a escondidas desde el móvil o el ordenador que vienen seguidas, en el caso de los más prudentes, de otras investigaciones a golpe de buscador sobre cómo hacer desaparecer el indiscreto historial.

LELO

El porno nos convierte en espectadores activos o pasivos por mucho que, acompañando la visualización, llevemos a cabo alguna acción. Un espectador pasivo es, a mi parecer, quien recibe el contenido dándolo por válido y veraz, utilizándolo como fuente de estímulo tal y cómo lo ve.

Por otro lado, el espectador activo tiene una actitud más crítica ante la pornografía. También puede disfrutar del contenido, pero los vídeos, los comportamientos que aparecen en ellos, hacen que se cuestione la realidad de lo que está viendo entendiendo que es una ficción con la que no tiene por qué estar de acuerdo. Son personas más juiciosas que limitan el porno a momentos concretos o a búsqueda de ideas para aderezar la vida sexual.

Un espectador activo tiene el poder sobre la pornografía, mientras que el pasivo terminará consiguiendo, como desarrollaré más adelante, que el porno tome las riendas de su vida (sexual).

Convertir las películas de contenido sexual explícito en una fuente de satisfacción constante pasa una factura muy alta al cuerpo, y tiene nombre y apellidos: disfunción eréctil.

Pero bueno, disfunción eréctil ha existido siempre, me diréis. No es una novedad que haya descubierto yo de repente. Lo que no ha existido siempre, y esta es la novedad, es en hombres jóvenes sanos entre 18 y 30 años.

El cambio de clientela lo han notado, con sorpresa, las clínicas especializadas en tratar la salud sexual masculina, que han visto como su parroquia de hombres de cierta edad aquejados del problema se veían sustituidos por chicos.

Sin enfermedades, sin problemas de salud, sin nada que aparentemente pudiera justificar el trastorno sexual, los expertos tuvieron que analizar qué diferenciaba la sexualidad de esa generación con las anteriores. ¿Adivináis que diferencia encontraron? Correcto, un móvil conectado a internet 24 horas con acceso al porno.

La pornografía existía ya, sí, pero tenías que pasar por el proceso de hacerte con un DNI de alguien mayor de edad, ir al videoblub de tu zona y dar con la película a tiempo de que ni el dueño de Blockbuster ni tus padres te pillaran el VHS en el reproductor.

Una serie de barreras que, ‘gracias’ a la tecnología ya no tenemos. ¿El resultado? Barra libre de porno sin ningún tipo de control en el teléfono. Y además un porno más persuasivo que nunca que consigue provocar la mayor estimulación sexual gracias a las tomas, conceptos, reparto y medios para rodar las películas.

YOUTUBE

Y a mayor estimulación, mayor dependencia, una dependencia que se traduce en adicción ya que el abuso del porno, como cualquier droga, provoca cambios en el cerebro alterando la dopamina. Algo que explican en Boston Medical Group: «se crea una mayor resistencia a la misma y se pierden muchos receptores en las células nerviosas. Al igual que la dependencia de las drogas, el cuerpo y el cerebro necesitan una mayor dosis de porno para poder sentir lo mismo que la primera vez».

Traducción: llegas a un punto en el que nada te excita. Tu deseo sexual normal de chico de 21 años está acostumbrado a un nivel tan alto de estimulación que, las relaciones de pareja clásicas se vuelven aburridas afectando a las relaciones íntimas. Un fenómeno que en la clínica bautizan como «desensibilización». «Hay una desconexión cerebro-genital y aparecen los problemas de erección», declaran.

Llegados a este punto, el tratamiento es la única solución, una solución que, para más inri, le cuesta más a los jóvenes que pueden tardar hasta tres años en recuperarse. Pero, no desesperéis, adictos al porno, hay luz al final del túnel.

«Los pacientes que dejan la pornografía entran en una etapa conocida como planicie, con una pérdida de la líbido, indiferencia sexual, pérdida de erecciones nocturnas e incluso depresión», dicen desde Boston Medical Group». «Es en ese momento donde hay que tener más precauciones, porque para combatirlo, los hombres pueden volver a recaer en ver nuevamente porno, activándose de nuevo la dependencia», declaran.

No obstante, y como alumna fiel de la escuela de «mejor prevenir que curar», la respuesta la tienes unos párrafos más arriba. Con el porno las tres «P»: precaución con su consumo, nunca dejar que llegue a convertirse en la única fuente de estimulación; pensamiento crítico comprendiendo que lo que estamos viendo es una ficción y en ningún caso la vida real; y poder que debemos ejercer sobre ella y no ella sobre nosotros alterando nuestro cerebro y afectando a la vida sexual.

Duquesa Doslabios.

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