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¿Qué queremos las mujeres de los hombres?

Querid@s,

No saben lo que me he podido reír al volver a escuchar este vídeo. Echenle un vistazo, no tiene desperdicio.

¿Qué queremos las mujeres? De los hombres, claro está. La verdad es que se trata de una pregunta muy sencilla. No sé lo que querrén todas y cada una de ustedes- cada una somos de una manera-, pero yo desde luego, sí sé lo que quiero. Lo quiero todo. Personalmente creo en los amores verdaderos, en el amor para toda (casi toda) la vida. Que no es lo mismo que la media naranja, ese cuento chino que yo no me trago ni harta de vino. Pero el amor del bueno es igualmente harto difícil de encontrar. No caeré en el tópicos de que soy demasiado exigente, porque no lo soy. A veces me he conformado con poco. A veces, no siempre. Me he conformado con polvos agridulces, con cafres y farsantes, con tipos malos que básicamente son solo eso, malos. Allá voy con mi lista de ingredientes de mi socio de vida. Aunque en ocasiones pienso que no sé lo quiero con exactitud, pero sí lo que no quiero.

No quiero muermos, estirados, soberbios, egoístas, egocéntricos, cobardes, melancólicos, ruines, vagos, borrachos y sin vida. Que además de mariposas en el estómago, pasión, calor, ternura, ardor, cariño, respeto y un largo etcétera, me despierte una profunda admiración. Yo quiero un hombre que me ponga con los tacones mirando pal techo (creo que ya les he comentado esta pecualiridad  en alguna ocasión), que me dé candela, que me tenga loquita, que me dé lo mío y lo de prima, y que de vez en cuando que me ponga mirando pa Cuenca.

Con la mente sana, muy sana.Que le fascine el mar, el sol y la música tanto como a mí. Que no busque joyas, palacios ni coches. Que se ría mucho, y que me haga reír a mí.

“El sentido del humor es lo único que nos separa de las cucarachas, las rémoras y algunos escritores argentinos”.

Que sepa que en la vida hay pocas cosas que realmente tienen importancia.

Con la mente en cualquier otra parte y los pies en la tierra.

Que tenga una buena conversación.

Que sepa cocinar, más que nada, porque mis habilidades entre los fogones dejan mucho que desear. Si además de cocinar, le gusta hacer la compra, limpiar la casa, poner lavadoras, planchar y sacar la basura además de ser el manitas de la casa, mejor que mejor. Puestos a pedir.

Humano, humilde y solidario. Que luzca o vista un toque canalla, pero sin serlo. Sano, pero que tengo algún vicio (pecata minuta). Que le guste bailar. Que no encienda la luz, que no diga nada, que no se mueva si no lo siente.

Que tenga un tatuaje. No lo puedo evitar. Me ponen muy berracas los hombres con tatuajes, pero sin pasarse. Pronuncio un No rotundo a los cuerpos invadidos por una masa de tinta multicolor.

Generoso y apasionado en todo lo que haga. Con mucha mucha vida y ganas de vivirla.

Aventurero, viajero, soñador. No quiero un hombre que me regale la luna, sino que comparta el mundo conmigo.  Quiero un hombre con el que coger una mochila y descubrir todos los rincones de la tierra.

Quiero un hombre, ante todo, que me quiera. No por encima de todo, (el debe quererse más, al contario el amor no funciona), pero sí como yo me merezco. Un hombre que quiera cuidarme, a mí y a nuestra prole. Me da igual el color de su piel, su bandera, la religión que profese y los Dioses que adore o no adore. Bondadoso y leal.

La fidelidad es otra cosa. Podríamos definirla entre los dos, cuando nadie nos vea, porque a nadie le importa.

Vivir intensamente, juntos y revueltos.

Que le gusten los niños y los mayores. Para ser buen padre y para ser un buen hijo. Todos nos hacemos mayores, desgraciadamente, es ley de vida. No quiero a mi lado un hombre que no quiera responsabilizarse de sus padres y de nuestros hijos. Hechos, no palabras. Todos sabemos que las palabras se las lleva el viento, que mucho prometer, pero después de metido nada de lo prometido. Y aunque no tenga mucho que ver, que por la boca muere el pez. No quiero un hombre que me regale flores y los oídos con falsas promesas . Que me lo demuestre.

Sensible y sobre todo bueno. Bueno por encima de todo. Un hombre con el que, si llegamos juntos y tenemos la fortaleza, dedicar nuestra vida a la de los demás. Un hombre extraordinario que me coja de la mano y me acompañe para toda la vida.

Trabajador, en algo tengo que hacerle caso a mi madre. 

Que quiera cenar cada día a una hora distinta y no caer nunca en la rutina.

Que sepa lo que es el AMOR. Para mí el amor, entre otras cosas, es lo que queda después de la vejez, de la enfermedad y de la muerte. Quiero a un hombre que me ame hasta el final, sobre todo cuando no luzca este cuerpo serrano, la celulitis haya invadido mis piernas y las arrugas ya no pueda disimularlas con cremas milagrosas. Un hombre que no se vaya de putas o me cambie por la primera jovencita que se le cruce por el camino.

Y después…Seguir bailando y creyendo. No sé si estoy pidiendo mucho. Me da que este hombre no existen.

¿O conocen a alguno? Les ruego que me lo presenten.

¿Qué buscan ustedes?

Que follen mucho y mejor.