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¿Esperar o no esperar en la primera cita?

La vida es prisa: leemos los artículos por encima sin llegar en muchas veces hasta el final, nos deslizamos por la interfaz de una red social sin apenas fijarnos en las fotos que nos pasan por delante, sustituimos diálogos complejos por una carita amarilla expresiva…

GTRES

Pero es que no tenemos tiempo que perder, y es algo que se ha trasladado también a nuestras relaciones. «¿Para qué esperar?», puedes llegar a preguntarte cuando esa cena empieza a llegar a su fin y la botella de vino está a punto de agotarse.

¿Para qué esperar? A fin de cuentas hacerlo o no esa noche no va a cambiar el hecho de que solo querías quedar por un rato de diversión. No malinterpretemos, no es que no te lo hayas pasado bien, todo lo contrario, pero las intenciones estaban claras desde el momento de antes de verse, y, ya que ambos pensáis lo mismo, ¿qué sentido tiene postergar lo que va a suceder?

Tratar de pintar algo de un color que no es, y alargar las citas con una persona con la que solo quieres mantener un encuentro sexual, convierte las convocatorias en algo tedioso.

No tiene nada de malo irse a la cama con alguien a quien acabas de conocer. Hemos llegado al punto en el que el sexo desligado de sentimientos es también satisfactorio (no voy a entrar en las diferencias que puedan darse entre ambos).

Sin embargo, no es algo factible para todas las personas. Me explico. Puede darse el caso de llevar una racha de gente que pasa directamente a consulta sin pararse por la sala de espera, y gente a la que quieres hacer esperar.

Es algo que descubres en el punto antes mencionado, en esa cena con la botella de vino a punto de extinguirse, cuya cantidad de líquido es, en ese momento, inversamente proporcional a lo que estás experimentando hacia esa persona.

Y es cuando, por química, por sintonía, entendimiento, reciprocidad, o llamémoslo X (porque a veces ni siquiera es fácil de explicar) pierdes la prisa. Por esa vez, por esa compañía tu prioridad no es llenar el suelo de su ropa, sino llenar tu tiempo de esa persona.

Ahí nace la espera, de que sospechas que esa persona no es un encuentro más y quieres que, cuando llegue el momento, sea especial. Sí, por supuesto que también es cansada, como cualquier otra espera. Pero en el mundo de la prisa, tomarte tiempo, es un lujo que solo puedes permitirte en ocasiones.

Y así como los segundos antes de un beso, el minuto antes de que apaguen las luces en el cine para ver la nueva entrega de la saga de superhéroes, los segundos previos a que termine el microondas o el tiempo que le lleva a tu pedido online llegar a casa, son instantes que merecen la pena.

Duquesa Doslabios.

Sexperimentando: la guía ideal para hablar de “eso”, de sexo

Querid@s,

Hoy me dirijo a los padres.  ¿Ya les ha ocurrido esto?

Es una de las preguntas de un hijo que más puede acojonar a un padre o una madre. Esta explicación me parece bastante acertada, muy apasionada y energica, eso está bien, eso está muy bien. Porque sinceramente espero que ninguno de ustedes siga con el cuento de que Papá mete una semillita en mamá o que los niños vienen de Paris bambaleándose peligrosamente del pico de una cigüeña. Luego no se quejen si su hijo acaba creyéndose que un burro vuela.

Las cosas hay que explicarlas como son. Con claridad, con sencillez y de manera concreta. Lógicamente, según la edad de los hijos, habrá que dar más o menos explicaciones. Aunque ustedes no lo crean o no lo quieran saber, la educación sexual que brindamos a nuestros hijos depende mucho de la que hemos recibido nosotros de nuestros padres y educadores, ergo a muchos les resulta muy difícil ponerse a dar explicaciones a su descendencia cuando llega la hora de habalar de cosas de mayores. Los miedos y tabús nos juegan malas pasadas en estos momentos.

Para hacer frente a todas las preguntitas que se le pasan por la cabeza a sus hijos y para que ustedes no se quedan pasmados, con la boca abierta y sin saber ni por dónde empezar a hablar, ha llegado Sexperimentando, la guía ideal para adolescentes curiosos entre 12 y 18 años, así como para padres sin complejos y educadores modernos que necesiten apoyo cuando llega la hora de hablar de “eso”.

sexperimentando

En este libro Nayara Malnero invita a recorrer el fascinante camino del conocimiento del propio cuerpo y el del amante, mientras se descubre la sexualidad de manera placentera y positiva. Se trata de una obra global que va más allá del punto de vista físico, ya que se incluyen las perspectivas tanto social como emocional. Consta de una serie de capítulos en los que se recorre los cambios que el cuerpo experimenta desde la adolescencia, qué es sexo y qué no lo es, la masturbación, aprender a ligar como toca, el primer noviete, la primera vez, sexo seguro y cómo reconocer una relación toxica para mandarla a paseo antes de que sea demasiado tarde. El libro incluye una serie de tareas prácticas y cuestionarios para que el aprendizaje sea global y enriquecedor.

Por favor, si pillan a  sus hijos masturbándose o haciendo cositas, no les reganen. Están haciendo los deberes. El libro también está dirigido para que lo consulten padres y educadores.

¿Quién es la autora? No es ninguna indocumentada, todo lo contrario. SE llama Nayara Malnero, es psicóloga y sexóloga clínica, y trabaja como comunicadora en salud, educadora sexual y terapeuta. Dirige la comunidad online Sexperimentando y el centro sanitario Nayara Malnero en Gijón. Qué bonita es Gijón, todo sea dicho de paso. Sobre todo en verano y durante el festival de cine. La autora también es miembro de varias asociaciones de sexología y vicepresidenta de la Asociación Española de Terapia Sexual y Sex Coaching. Su canal en YouTube Sexperimentado con Nayara Malnero cuenta con más de 80.000 suscriptores. Anímense, síganla y aprendan.

Creo que las conversaciones entre padres e hijos deberian de ser de este modo.

Yo a mi madre se lo cuento todo. Bueno, casi todo.

Que follen mucho y mejor.

La primera vez

Querid@s,

Les ruego que tengan a bien prestar atención a este breve pero intenso corto de Borja Cobeaga. Protagonizado por Mariví Bilbao y Aitor Beltrán, fue nominado a los premios Goya en 2001 como mejor cortometraje de ficción. Comentamos la jugada en 10 minutos.

Desternillante guión el del guipuchi. Ole tu coño Mariví. Y si me lo permiten, me cuestiono el título. La primera vez. ¿Para ella o para él?

-Lo siento, estoy un poco nervioso, no sé lo que me pasa. Es la primera vez que me pasa.

A lo que la salada de Mariví contesta:

-¿Esto te ha pasado más veces?

Pues no Begoña (Mariví). Tú eres su primera vez, al igual que él sería la tuya. Al menos, ese era el plan A. Entiendo que no en todas las ocasiones que al imberbe puto le ha tocado desatascar tuberías, las exigencias del guión le hayan obligado a acostarse con alguien que podría ser su abuela.

Divertida escena de la película Gigoló por accidente

¿Qué decir de Aitor? En cuantico ve que la cosa va en serio y no es una broma de cámara oculta, se queda con cara de pastel de boniato ante lo que se le viene encima. Me choca y me hace especial gracia que se saque el preservativo. ¿En qué momento piensa que se le va a empalmar? Con todos mis respetos a la difunta Mariví o a cualquier mujer en su situación.

Yo me tiro horas hablando en compañía de un abuelito o abuelita. Me gusta mucho la gente mayor. Que me enseñen, que me expliquen cómo funcionaba eso del amor en su época, que me cuenten sus batallitas. Me despiertan ternura, complicidad, respeto, adoración. Pero ganas de follar no. Permítanme que insista con el respeto.

Gigoló por accidente

Begoña me recuerda a mi tía Carmen. Murió de vieja (yo quiero morirme así) hace poco más de un año. La pobre se fue a la tumba soltera y entera. Virgen. Un novio que tuvo murió y desde entonces no quiso saber nada de los hombres. No estaba preparada para que le volvieran a romper el corazón. Además, aquella época no era esta, y por lo que me contaba, tuvo que ocuparse de su prima que enfermó en la adolescencia y tardó muchos años en palmarla. Todos esos años, mi tía Carmen estuvo pendiente de ella y cuando se dio cuenta, tenía 70 años y estaba compuesta y sin novio.

Mientras se consumía en la cama y se tornaba en una uva cada vez más pasa, yo intentaba aportarle un poquito de sal, de luz y de vida a esa oscura habitación y esa cama que cada día se la tragaban un poquito más. Y un día le propuse: Tía, te voy a buscar un maromo que te de lo tuyo y lo de tu prima. Con esa gracia que sólo tienen las abuelitas me decía. Menudo disparate hija.

Tía Carmen, aquello no era un disparate. Un disparate fue que tú te murieras sin que te desvirgaran (la flor). Sin saber a qué huele una polla, a qué sabe una polla. Sin que te empotraran, sin gemir con los cinco sentidos. Sin sudar hasta quedarte sin gotas. Sin que te pusieran mirando pa Cuenca (con lo mucho que te gustaba a ti ir a Cuenca), sin correrte de gusto, sin sentir que casi tocas el cielo, sin disfrutar de tu cuerpo serrano y sin hacer el amor. Pero sobre todo, sin volverte a enamorar.

Sólo espero que no te quedaras con demasiadas ganas de no haber sentido en el corazón, la piel y en el coño lo que es la primera vez. La primera vez de todo, tía. De todo.

Que follen mucho y  mejor.