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Nalgofilia, esa apasionada filia sexual por los culos hermosos y lustrosos

Querid@s,

Hablemos hoy de parafilias. En la actualidad existen cientos de preferencias y perversiones sexuales atípicas. No se conoce una cifra exacta, pues es un fracaso seguro este empeño de poner número y clasificar toda la diversidad sexual humana, que es infinita.

Este verano las hermanas Jenner subieron a Instagram una foto de sus posaderas y las de sus amigas. Y con ellas llegó el escándalo en las redes.

Si le obsesionan culos como estos, padece usted nalgofilia, la obsesión por cachas descomunales. Pocas cosas en el mundo son tan veneradas como un perfecto par de gloriosas nalgas redondeadas y firmes. A todos nos gusta ver un buen culo –sin que importe demasiado que su dueño sea hombre o mujer-, a pesar de que su principal misión sea el fisiológico arte de defecar y librarnos de nuestras ventosidades, a veces inoloras, a veces fétidas.

La nalgofilia es una de estas perversiones sexuales que llevan loco a más de uno. Mirar unos cachetes inmensos para luego pasar a amasarlos con curiosidad, manosearlos con vicio, hasta batirlos como si fueran mayonesa y lo que se deje el propietario o la propietaria del culo en cuestión es un placer de dioses para muchos mortales que no están libres de este pequeño guilty pleasure.

(GTRES)

(GTRES)

Pandero, culo, glúteo, culazo, pompis, posaderas, nalgas o cachas son algunos de los términos que utilizamos para referirnos a esta poderosa parte de nuestra anatomía. La nalgofilia no solo es una obesesión por los culos de ellas, pues tanto hombres como mujeres padecen esta saludable filia. Históricamente tener un buen culo siempre ha sido sinónimo de gozar de buena salud, ya que unas generosas posaderas podían prevenir el desarrollo de la diabetes y bajos niveles de colesterol.  Lucir un trasero prominente y unas caderas anchas se considera también un símbolo de fertilidad, y en las culturas occidentales se considera una zona erógena del cuerpo femenino, ya que está asociado a los órganos reproductores.

Además está científicamente probado que tener unas nalgas prominentes es un indicador de resistencia a las enfermedades crónicas. El nivel de colesterol que ostentan aquellas mujeres con tremendos culos es menor a la media debido a que sus metabolismos asimilan mejor el azúcar y producen hormonas. Por ello, son menos proclives a sufrir diabetes y problemas de corazón.

“No existe ningún hombre que no fije su mirada en las nalgas de una mujer hermosa que pasa a su lado y que lleva zapatos con tacones altos y una falda ajustada”, comenta la sexóloga alemana Ingolere Ebberfeld, catedrática de la Universidad de Bremen y autora del estudio “El erotismo de las nalgas”. 

Ebberfeld asegura que el impulso de mirar los glúteos es incontrolable y procede de un momento de la evolución en el que la mirada y el trasero se encontraban a la misma altura. En la prehistoria, cuando el hombre se desplazaba a cuatro patas, lo primero que veían los hombres en la hembra era el trasero. Luego, evolucionamos como especie y con ese pasar de los años, los hombres “aprendieron a ser galantes y bien educados a la hora de mirar a los ojos a una mujer. Pero, cuando esta se da vuelta y se aleja, se acaban los buenos modales y los ojos masculinos se clavan en el hermoso y erótico vaivén de esta área”. Mire sino cómo a Obama se le van los ojos en plena cumbre internacional, y su homónimo francés, no solo se cosca, sino que mira también y sonríe.

Obama parece que le esté diciendo Mozaaaa…con ese culo te puedes venir a cagar a la Casa Blanca. Para muchos – independientemente del sexo y la orientación sexual-, las nalgas se alzan poderosas como las partes sexualmente más atractivas, y no pocos se obsesionan hasta sentir la nalgofobia por el propio culo, tanto que son capaces de asegurarlo como hizo la diva latina Jennifer López.

Resulta arduo y trabajoso lograr uno de esos culazos de escándalo- para qué engañarle-, pero todo es posible. Si quiere usted tener unas nalgas dignas de provocarle a alguien nalgofilia, póngase manos a la obra. Le esperan terribles horas de entrenamiento; apuesto a que deben de existir multitud de ejercicios y rutinas deportivas para tonificar las posaderas, esas sobre la que estamos apoyados la mayoría del día. No olvide una buena dieta sana y equilibrada que permita eliminar las grasas y la celulitis que ahí se acumulan para joderle la marrana. El que algo quiere algo le cuesta, pero apuesto que valdrá la pena.

Para ir calentando motores, escuche y vea cómo las Destiny’s Child menean el pompis con mucha gracia al ritmo de Bootylicious. Además de ser el título de este temazo tan bailongo, es un término acuñado por Beyoncé compuesto por ‘Booty’ = Trasero y ‘Delicious’ = Delicioso.

Sacúdalo, meneelo suavecito, muévalo un poquito.

Una duda antes de despedirme, ¿es usted nalgofílico? ¿Cómo no serlo?

 ¡Feliz Sexo!