Entradas etiquetadas como ‘píldora del día después’

Nadie habla de los efectos en tu salud mental de la píldora del día después (pero existen)

Hace unos días, un amigo me decía que no se podía escribir desde la rabia.

O sea, que sí se podía, pero la escritura quedaría ‘manchada’ de la sensación de ahogo, del enfado, de la frustración.

Pero esa soy yo hoy.

píldora del día siguiente

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

La que escribe desde la rabia de haber tenido un susto en sus días más fértiles del mes y tiene que plantearse ¿y ahora qué hago?

Porque nunca sabes qué decisión tomar, si el incidente ha sido lo bastante grande como para ir a la farmacia a por la píldora del día siguiente o esperar.

Esperar encomendándote a todos los santos -aunque seas atea-, a que venga una regla. Y, por supuesto, vivir esos días de retraso con ansiedad, en el caso de que se tome su tiempo, lo que, conociendo tu estado emocional, puede pasar.

Escribo con la rabia de ser yo, y no mi pareja, quien pasa por este torbellino de emociones, de agobio, culpabilidad de no haber tenido ‘más cuidado’.

Pero también pensando que qué injusto que me haya tocado ser la que tiene útero de los dos. Escribo con miedo ante lo desconocido ante un posible embarazo que, ahora, ni quiero ni puedo por mis circunstancias.

Es la rabia de quien ha pagado 26,90 euros con un salario de autónoma, que es a lo que me sale mi parte de la factura de la luz mensual, dicho sea de paso, por algo que no pesa ni 2 mg.

Un desembolso que toca asumir porque ni idea de si esa propuesta de subvencionar su coste ha llegado a su fin, pero, de cualquier manera, me pillaba el centro de salud cerrado.

«Si la vomitas, tienes que venir corriendo a tomar otra», me dice la farmacéutica. Le pregunto que si es que esto puede producirme náuseas o vómitos y lo confirma.

Pero la tomo sin pensarlo. Para mi acompañante, el problema acaba en ese momento. Para mí solo empieza una nueva fase.

Porque el prospecto se cuida muy mucho de decir que los días siguientes, voy a ser un cóctel de emociones (y no de los buenos).

Que me voy a pasar llorando y cansada los próximos días por el chute hormonal. Y no es hasta que indago que encuentro un estudio del Instituto Karolinska (Suecia) en conjunto con la Escuela de Economía de Estocolmo.

En él se confirman mis sospechas: las mujeres que utilizamos la píldora del día siguiente podemos sufrir de distintos trastornos en su salud mental como el ánimo caído, poca energía y mal humor.

No me lo estaba imaginando, pero tampoco aparecía en los efectos secundarios del medicamento. No entiendo por qué hay una lista extensa de todas las consecuencias que puede tener en mi organismo, pero no en mis emociones.

¿Cómo no voy a estar enfadada si se me oculta algo tan importante?

Lo que me queda muy claro es que, también seré yo quien en unos días se retorcerá de dolor de una regla aún más intensa (de eso sí me avisan).

Así como de «diarrea, vómitos, mareos, dolor de cabeza, la ‘menstruación especialmente intensa’ (como si las otras fueran un paseo por el campo), fatiga» y hasta ahí quiero leer porque no estoy para más agobio, sinceramente.

Te puede interesar leer: ¿Es justo que no haya anticonceptivos orales para hombres?

He confesado desde el principio que escribía desde la rabia de pensar que, mientras yo soy solo fértil unos días al mes, y mi pareja todos los de su vida, no haya más avances para que sean ellos quienes tengan una medicación o método anticonceptivo que me impida pasar por esto.

Porque, rescatando algunos de los últimos datos, hace tres años se vendieron 754.565 pastillas como la que acabo de tomar. Quizás una cantidad lo bastante significativa como para acelerar esos avances en píldoras masculinas.

Quiero terminar diciendo que, así como no he ocultado la rabia, en parte siento alivio.

De poder permitírmela, aunque me pique al bolsillo, de estar en un país donde está a mi alcance y no prohibida o, como en el caso de Honduras, solo permitida para las víctimas de una violación.

Alivio de no tener que preguntarme en 15 días si me arrepentiría hoy de no haberla tomado, de poder elegir que no era mi momento y de vivir en una época en la que los avances médicos me hayan permitido dar este paso, que, hace 50 años, sería impensable.

Lo que decía, un cóctel de emociones

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Cosas que no sabía de la píldora del día después

Querid@s,

Ayer me tuve que tomar la pastilla del día después. El condón se nos pinchó de tanto usarlo. Los accidentes ocurren. Desde 1996 la Organización Mundial de la Salud declaró que la píldora del día después es “un medicamento sin contra indicaciones absolutas”, y en nuestro país se vende libremente, aunque a muchos se les haya antojado emprender su propia batalla para restringir su venta en este país.

Desde el otro lado del mostrador la farmacéutica me la dispensó sin dignarse a mirarme a la cara. Imagino que no le parecería de buena ciudadana eso de comerse una pastilla para no quedarme preñada. Me sentí juzgadísima por esa señora que me miró con desprecio en cuanto pronuncié la píldora mágica y me retiró la mirada en un gesto de absoluta desaprobación cuando no tuvo más narices que entregármela de mala gana. 20 euros me costó la bromita. Ni que me la regalara usted señora. Sentí que me estaba crucificando, sentí esa mirada de superioridad y pude leer en su fruncido ceño frente que ya me había juzgado. Pecadora, indigna, asesina.

 Esta experiencia mía me recordó a aquel fallo del año pasado del Tribunal Constitucional (TC), en el que con el voto contrario de tres de sus magistrados, se dictó a favor de un farmacéutico (entiendo yo que hiper religioso y conservador) que se negó a dispensar la píldora poscoital en un farmacia de Sevilla amparándose en el derecho a la objeción de conciencia. Esta nueva decisión venía a invalidar la sanción que la Junta de Andalucía había impuesto al católico boticario por valor de 3.300 euros y reabrió el viejo debate sobre la conveniencia de regular la figura del objetor de conciencia si el farmacéutico en cuestión ostenta preceptos morales individuales que le impiden prestar servicios de interés público.

Que yo vendo en un supermercado y viene usted y quiere usted comprar carne, pues me niego a vendérsela porque soy vegetariana.

Que trabajo en una tienda de alimentación y quiere usted comprar vino, pues me niego porque no me parece correcto que usted beba.

No sé, no lo acabo de ver claro del todo. ¿Cómo lo ven ustedes?

¿Sería más adecuada su venta si fuera bajo prescripción médica? ¿Cabría establecer un máximo de veces que se puede dispensar esta pastilla a una misma mujer? ¿Qué ocurrre con las memores de edad?

Está claro que tomar esta píldora a la ligera no es ninguna tontería. Pero esto es de  una lógica aplastante. No creo que nadie en su sano juicio apoye que dos amantes jueguen a ser kamikazes y después de cada polvo sin protección ella vaya a la farmacia y se atiborre a pastillitas para no quedarse encinta. Además de que supone un chute de hormonas de tres pares de narices, acudir de forma sistemática a la pastilla del día después después de haberlo hecho sin preservativo y sólo para prevenir un embarazo no deseado es toda una declaración de intenciones descabelladas. En el sexo, más que el hecho de salir con un bobo o no de un polvo accidentado, el quid de la cuestión es evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Para ello, como siempre, la solución es una correcta educación al respecto. Pero en situaciones normales, en un escenario estándar, creo que nadie más que la mujer que se tome la píldora ha de juzgarla. A cada una el honor de comerse o no la pastilla.

Debates aparte, es la primera vez que me veo en la tesitura de la píldora del días después y había cosas que ignoraba y que quiero compartir con ustedes. La verdad es que me da igual si les parece bien o no que me la haya  tomado. Para aquellas mujeres que en algún momento de sus vidas sexuales necesiten recurrir a las píldora del día después, que sepan que no necesitan tomarla la mañana después de los hechos. Puede usted tomarla esa noche o incluso un par de días después. Ha de tomarse dentro de las 72 horas del imprevisto sexual. Eso sí, cuanto antes se la tome más efectiva será. Pero la píldora no es Magia Borrás. Nada lo es.

Imagino que lo saben, pero la píldora del día después no es lo mismo que la píldora abortiva. El primero retrasa la ovulación y, en algunos casos, evita que un óvulo que está fertilizado se implante en el revestimiento del útero. Lo que no hará es terminar con un embarazo existente.

¿Y después de la píldora? Es posible sentirse fenomenal después de haber tomado la píldora poscoital. Los efectos secundarios más comunes son náuseas y pérdidas de sangre. Entre los efectos secundarios menos habituales le puede tocar vómitos, fatiga, dolor de cabeza, dolor en los pechos, mareos y calambres. Pero también puede ocurrir que no se padezca ningún tipo de efecto secundario.

Una última advertencia antes de terminar. Tomar la píldora del día después no les protegerá de otras relaciones sexuales si no utilizan protección. De manera que si una tiene un imprevisto y se toma la píldora…ante la pregunta del millón ¿Puedo ponerme a follar como una loca y seguir estando protegida? Ningún estudio se ha pronunciado al respecto, pero será mejor que no tiente a la suerte. Haga lo que haga, especialmente con desconocidos, decídase por un método seguro. La pastilla del día después no protege de las enfermedades de transmisión sexual. Ningún remedio es efectivo 100%, así que usted misma. Milagros a Lourdes.

Que follen mucho y mejor.