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El príncipe Guillermo, el inesperado ‘embajador’ de una práctica sexual

Estas últimas semanas el ‘Kate-gate’ se ha consolidado como el fenómeno tras el que seguíamos de manera ávida todos los movimientos de los duques de Cambridge.

Pero entre fotos editadas malamente y vídeos que han levantado las sospechas de si son ellos o sus dobles, el rumor de la aventura por parte de Guillermo de Inglaterra también ha cobrado fuerza.

No tanto por el hecho de tener una historia extramatrimonial, un secreto a voces según periodistas ingleses, sino por una práctica sexual relacionada con este triángulo amoroso: el pegging.

Príncipe Guillermo

Max Mumby / Indigo / Getty

El pegging consiste en una inversión de roles y es la mujer quien penetra analmente al hombre, por lo general ayudada de algún tipo de atadura o arnés en la que puede insertar el juguete.

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Y, según una conocida página de cotilleo de las celebridades, sería su gran afición por este tipo de práctica que el príncipe heredero habría empezado su romance con otra aristócrata.

De esta información, como os digo, no hay pruebas que lo demuestren ni declaraciones por parte de los royals, solo artículos en medios ingleses que informan sobre la vida personal de las celebridades.

Pero si algo hacen es dejar claro que el motivo de la infidelidad es que Kate Middleton no quiere participar en esta práctica que tanto le gustaría a su marido.

Partiendo de que la culpa la tiene quien toma la decisión de no cumplir su promesa de ser fiel (y eso da para otro artículo) lo que tenemos que agradecerle a Guillermo de Inglaterra es que se haya convertido de manera improvisada en la cara pública del pegging.

Por desgracia, las prácticas sexuales que están relacionadas con el ano -de los hombres, por supuesto- luchan todavía contra el estigma social de que es algo vergonzoso.

Sin embargo, la biología es inequívoca: la zona que a ellos les proporciona el máximo placer, conocida como punto P, está en la próstata y su único acceso es vía anal.

De hecho, que desde hace un tiempo se conozca la existencia de este punto erógeno lleno de placer, es lo que hace que muchos quieran probarlo en algún momento de su vida, pero quizás no saben todavía cómo sacar el tema de conversación.

Así que el hecho de que una figura pública, de tanta influencia como es el príncipe heredero, haya protagonizado titulares hablando de lo que aún a día de hoy se ve con resquemor, es la mejor forma de decirle al mundo que hay que dejarse de prejuicios.

Lo cual viniendo de una institución que históricamente ha sido símbolo de tradición y protocolo no deja de ser un giro de trama que no vimos venir.

Que estas preferencias íntimas sean o no reales, es lo de menos.

La apertura al diálogo, así como la reacción de aceptación de la diversidad sexual, independientemente o no de que haya súbditos que la practiquen, ha sido propiciada por el duque de Cambridge.

Se ha generado un debate con el tema de manera pública y puede ser algo beneficioso no solo para hablar de sexo sin ruborizarse a quienes aún les cuesta meterse en esta parcela, sino para quienes creen que las suyas son prácticas poco convencionales y temen el juicio por parte de los demás.

Quién sabe… Si Kate es capaz de movilizar a cientos de mujeres, que van a agotar sus últimos estrenos en tiendas de ropa, quizás con esto pase lo mismo y empecemos a ver que nuestros compañeros nos piden en la cama lo mismo que el supuesto #princeofpegging.

Mara Mariño

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¿Conoces el ‘pegging’? Nosotras se la metemos a ellos por detrás

Si hace unos días te estaba hablando del ghosting, sabes ya a la perfección lo que es el squirt y te encanta la idea de montarte un threesome, hoy vengo con un nuevo palabro para la lista de prácticas sexuales.

LELO

Y lo mejor es que si estás con el ánimo bajo por la vuelta a la rutina, la idea de probarlo va a alegrarte el inicio del curso. Palabra de duquesa.

Quiero descubrirte el pegging, que es darle la vuelta a la tortilla cuando se trata de sexo anal. Esta vez somos nosotras las que la metemos.

“Pero ¿cómo?”, pensarás. La última vez que te miraste entre las piernas seguías teniendo una vulva estupenda, pero ningún pene con el que poder poner en práctica el pegging.

Lo suyo es que te hagas con un arnés de correas que se coloca alrededor de la cadera, en el que va enganchado un dildo.

Necesitas esos dos artículos, mucho lubricante (si es a base de agua mejor que mejor), pero ante todo paciencia y cariño. Nada de ir con prisas.

Y si eres tú, amigo, quien me lee, déjame decirte que no tienes que tenerle a esto ningún miedo. Encontrar tu punto P es de lo más placentero.

Eso sí, procura relajarte antes para que el esfínter del ano esté lo más distendido posible.

Puedes empezar metiendo un dedo, dos y luego dar paso al juguete. Una vez te hayas acostumbrado a la sensación, es el momento de probar con el dildo enganchado al arnés.

Quizás la postura más recomendable para estos casos es la del perrito. Pero puedes probar también a meter el dildo al estilo del misionero, subiendo ligeramente sus piernas hacia arriba.

En ambas, que él se pueda estimular el pene al mismo tiempo es facilísimo. Lo que hará que entre eso y el arnés, toque las estrellas. ¿Te atreves a probarlo con tu pareja?

Si no sabes ni cómo sacarle el tema, prueba a sugerir practicar algo nuevo super placentero que va a hacer vuestra vida íntima más variada.

Además, para ellos es una muestra de confianza muy grande (así como la ruptura total con el pensamiento homófobo de que solo los hombres gays pueden disfrutar de su ano).

Para nosotras implica dar placer, aprender el lenguaje no verbal de la pareja para saber hasta dónde llegar y cómo le gusta y también conocer su cuerpo desde un ángulo diferente.

De hecho, ya que es un acto tan íntimo e intenso, es recomendable dedicarle un rato al aftercare una vez se le ha puesto fin a la práctica (algo que puede ir desde comprobar el ano hasta tomar un antiinflamatorio, hablar sobre el tema o iniciar una sesión de mimos). Y limpiar bien los juguetes, por supuesto.

Duquesa Doslabios.

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10 cosas que deberías saber sobre el sexo anal

Autor invitado: Carlos León Bejar

Podría apostar un brazo a que en el cole nunca te llegaron a enseñar educación sexual anal, así que me parece una excelente ocasión para hablar del tema.  En nuestra intimidad la mayoría intentamos explorar cosas nuevas, pero no todo el mundo sabe cómo practicarlo, y cómo disfrutarlo.  La información que disponemos al respecto es muy escasa, así que vamos al lío.

Todos lo podemos disfrutar, y no está atado a un género en concreto.

Solemos tener la concepción errónea que quien practica sexo anal se vuelve gay, o que es un poco raro, o que muy pocas chicas acceden a hacerlo porque se trata de un agujero de “solo salida”.  Según la terapeuta sexual Kat Van Kirk y autora del libro The Married Sex Solution, cualquier persona debería practicar y disfrutar del sexo anal, en muchos países es la principal forma de tener relaciones sexuales donde el control de natalidad no está disponible.

Si te asusta la “materia fecal”, debes saber que en esta zona hay muy poca!, y el aseo debería ser muy parecido al vaginal.  Las malas experiencias no deberían nublar futuros intentos, ya que si lo haces bien, ambos disfrutareis en cantidad.  Se trata de un área con muchísimas terminaciones nerviosas, y ese es el motivo por el cual es muy placentero.

  1. No te pilles un pedo antes de hacerlo, ni lo hagas sin planificación

 Esto suele ser muy típico, me pillo un pedo que lo flipas, y opps! accidentalmente ha entrado por ahí….Así que no consumas sustancias psicotrópicas, ni te emborraches antes de practicarlo, esto debe ser planificado, conversado por ambos, y tenéis que estar de acuerdo en intentarlo.

  1. Utiliza lubricante

Lamentablemente el ano no se auto-lubrica como la vagina, así que debes utilizar un buen lubricante para que la penetración no sea traumática ni dolorosa.  Utiliza uno que sea muy denso a base de agua, y de silicona, te aguantará mucho tiempo, y será difícil de secar.  Si utilizas condón (que es lo más recomendable), no uses lubricantes con aceite, ya que terminan rompiendo el látex.

  1. Las pornos no molan para aprender

Vamos a ver, ver porno es como ver esos vídeos cortos de cocina que se han puesto de moda en Facebook, el chef empieza a hacer todo cojonudamente bien en poco tiempo, y te quedas alucinado viendo como las cebollas están perfectamente cortadas, aparecen todas rebanadas mágicamente sobre la mesa, y no se ensucia nada.  En ninguna porno verás el previo del sexo anal, no verás el lubricante, el tipo que se usa, ni verás a la pareja hablando si quieren probarlo.

Puedes utilizar estas pelis como apoyo estimulante para lograr excitarte, pero nunca para aprender.

  1. Haciendo preliminares: Like a Boss

Si para la penetración vaginal se necesitan preliminares, imagínate para la penetración anal.  Así que acaricia la parte externa del ano, mientras le das placer por otros lados, lame a tu pareja, cáusale excitación, de esta manera lograrás una conexión erótica entre los estímulos que recibe con el placer anal.  Así el receptor se relajará y disfrutará haciéndolo.

  1. El receptor es el que manda

El receptor es que debe controlar la profundidad de la penetración, la velocidad, la posición, y todo!!.  El receptor debe estar lo más cómodo posible para disfrutar de la experiencia.  Es bueno que lo habléis previamente, para que luego no estéis gritando las instrucciones que debéis seguir mientras lo practicáis.

  1. Masturbación durante la penetración

Para las chicas es mucho mejor que se masturben, y estimulen el clítoris mientras son penetradas, ya que el sistema nervioso asociará el placer familiar con la nueva experiencia.  Esto ayuda mucho a relajarse y hacer que el momento en general sea memorable.

  1. Llegar al orgasmo

 Es perfectamente alcanzable el orgasmo anal mediante la estimulación del punto G por medio del trasero.  Aunque puede ser un azar, ya que anatómicamente el punto G podría estar en esa pared y en otras no estar, esto dependerá mucho de cada persona.  Pero fundamentalmente tu pareja debe estar relajada, y debe disfrutar de cada sensación.  El estrés, o los nervios, no ayudarán a alcanzar el orgasmo.

  1. Cambia de condón

 Si vas a pasar del sexo anal al vaginal, asegúrate de cambiar de condón, o asearte muy bien, ya que puedes transmitir bacterias, y causar infecciones graves como una ITU.  Tampoco exageres con el lubricante, de manera que no chorree por todo lado, esto también puede ocasionar infecciones.

  1. Aprieta mucho, y eyaculas deprisa?

Si sufres de eyaculación precoz, explica Charlie Glickman, educador sexual, y autor del libro The Ultimate Guide to Prostate Pleasure, no utilices bajo ningún concepto cremas insensibilizadoras: “Es como que te vayas a quitar una muela, y el odontólogo te inyecte Novocaína, y cuando vas a comer no sientes la cara”.  Se entiende que esto debes disfrutarlo, así que puedes usar condones retardantes, o buscar información sobre cómo evitar la eyaculación precoz.

Tampoco uses insensibilizadores en el ano, ya que si no sientes nada, puedes lastimarte al no saber lo que pasa allí atrás.  Se trata de disfrutar!.

Y vosotros….¿qué opináis del sexo anal?