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Qué regalar a tu pareja (y acertar)

La Navidad equivale a la crisis existencial que para muchos supone el enfrentarse a las compras navideñas. Si vamos con la lista hecha, no hay problema, pero hay quienes se topan con los «No quiero regalos» o «Ya tengo de todo».

GTRES

Si algo me han enseñado los años es que no hacer regalos no es una opción, ya que por mucho que te insistan, a no ser que tú y tu pareja hayáis pactado previamente (y en serio) que no hay presente que valga, por lo general corres el riesgo de que tengan un detalle contigo mientras tú vas con las manos vacías. Si hay sospecha, aprovecha.

Regalar y no morir en el intento es una habilidad que por muchos años que lleves entrenando con tus familiares, parece algo nuevo cuando se trata de tener el detalle con la pareja.

Personalmente, soy una gran partidaria de alejarse un poco de lo material (a no ser que hablemos de algo que realmente quiera o necesite la otra persona) y apostar por regalar experiencias. No solo vivir una vida llena de momentos sino llenar los momentos de vida, podría resumir perfectamente mi idea a la hora de regalar.

Esto, además, es algo que han comprobado en la última encuesta realizada por Happn entre sus usuarios. La conclusión es que agradecemos más este tipo de regalos que aquellos materiales.

Experiencias que pueden ir desde una cena en ese sitio del que lleva meses hablando, un musical que siempre ha querido ver, entradas para su equipo/cantante favorito, o, mi preferida, viajar en compañía, son las cosas que nos encantan porque las podemos compartir y hacer en pareja.

Que sea algo que sorprenda, un regalo personal o una cosa que puedan realizar entre las dos personas son, en ese orden, los regalos perfectos para las primeras Navidades, que salieron como elegidos entre los participantes de la encuesta.

Sin embargo me consta por experiencia propia (y por parejas que llevan juntas décadas), que, aún años después, este tipo de regalos siguen siendo los preferidos.

Tenemos de todo, sí, de modo que pasar el tiempo con quienes queremos, es lo que más deseamos. Así que mejor que este año en vez de unos guantes o unas zapatillas, le sorprendas con unos billetes de tren. Da igual el dónde, lo que le va a gustar es con quién.

Duquesa Doslabios.

Separados que quieren volver a casa por Navidad

La dejó de la noche a la mañana. Un día cualquiera de este otoño reciente, solo horas después de una comida familiar y una siesta con polvo incluido. Mirada perdida, unos cuantos suspiros para provocar los miedos y la conversación y voilà, un disparo a bocajarro y sin anestesia. La historia, aburrida de tan corriente. Que si tengo que encontrarme a mí mismo y vivir cosas nuevas, que si eres la mujer más maravillosa del mundo pero necesito estar un tiempo solo… Eso, en cuanto al manido discurso de manual; la verdad, como casi siempre, tenía nombre de mujer. El de otra, claro, una desconocida llegada tan solo unos meses antes a la oficina.

Tras la bomba y el aturdimiento iniciales ella vivió su duelo, con todas sus etapas. En ninguna de ellas él mostró el más mínimo signo de arrepentimiento, duda o siquiera compasión. Sin embargo, a medida que la Navidad se acercaba, empezó a dar sospechosas muestras de acercamiento. Aparecía por la casa con cualquier excusa, adoptó un estúpido tono paternalista y no dejaba de curiosearle los planes.

Comida de NavidadLa guinda llegó anoche, cuando con cara de corderito a punto de ser degollado le soltó con ojos llorosos que estaba confundido, que la echaba mucho de menos y que por qué no cenaban todos juntos en Nochebuena y comían en Navidad, en familia, como siempre. Daba la casualidad de que la chica de la oficina, que era de la otra punta de España, se iba a pasar las fiestas con su gente.

Mientras me lo contaba, no pude evitar acordarme de mi madre y de su horda de amigos jseparados, todos cincuentones. “Los ‘medias pagas’ siempre vuelven a casa por Navidad”, le he oído decir toda la vida. Así es como llama ella a los/las separados que tienen que pagar pensión a sus ex por los niños, etc. “Estas fiestas son muy malas, te remueven por dentro y la gente quiere volver a donde se siente seguro”. En definitiva, volver a sentir de cerca el calor del hogar perdido.

Mi madre es un poco chunga, lo reconozco, pero cuando hago un repaso a los amigos de la familia veo multitud de episodios en los que no ha parado de repetirse ese patrón. Y justo cuando empezaba a creer que era cosa de hombres, resulta que me entero de que la chica de la oficina, la de la otra punta de España, en realidad no se ha movido de la ciudad. Y no lo ha hecho porque ha preferido quedarse estos días a compartir el turrón con el que hasta hace poco ha sido su novio. El mismo al que hace unos meses le dijo que necesitaba tiempo, espacio para pensar. El mismo con el que ha compartido los últimos cinco años. Cosas del espíritu navideño.

Felices fiestas a todos.