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Escribir a tu ex para felicitarle la Navidad puede no ser tan buena idea como crees

Los villancicos, las luces que decoran las calles, las películas románticas navideñas donde la solitaria protagonista termina cambiándose de ciudad y encontrando el amor verdadero…

Sí, la Navidad es una época romántica porque invita a quedarse en sitios calentitos tomando algo y hablando o en casa compartiendo una manta.

El caldo de cultivo perfecto para que la nostalgia de cuando estabas en pareja te coja con la guardia baja.

Cuando te quieres dar cuenta, estás con el móvil en la mano dándole vueltas a un mensaje para tu ex. Por eso quiero convencerte de que no lo mandes.

chica móvil navidad

PEXELS

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Tu ex no necesita saber de ti, porque de necesitar estar al día de lo que pasa en tu vida (y tú de la suya), no sería tu ex, sería tu amigo.

Así que si ya tiene esa etiqueta, es porque está formando parte de tu pasado y ahí debería quedarse.

Cuando se habla de responsabilidad afectiva es también entender que, recibir un mensaje así, por mucho que creas que solo tiene buenos deseos, tiene un impacto en la otra persona que no conoces.

Por lo pronto, un inocente «Que pases unas felices fiestas», puede afectar a su bienestar emocional y al tuyo (si no sabes cómo se lo va a tomar).

Lo que te deja en una situación de ansiedad anticipatoria que podrías haberte ahorrado.

Y es que este tipo de tomas de contacto, pueden reabrir emociones no resueltas o heridas sin sanar (¿a quién no se le ha acelerado el pulso viendo el nombre de esa persona del pasado en la pantalla?).

Es algo que reinterfiere en el proceso de superación si una de las dos personas no ha pasado página, aunque también puede suceder incluso habiendo cerrado el capítulo.

Aunque solo pongas «Feliz Navidad, espero que todo bien», escribir es, en sí mismo, un acto que puede provocar confusión, ya que tú puedes tener claro que solo querías felicitar las fiestas, pero puede dar pie a que se piense que intentas reconciliarte y estás utilizando el periodo navideño como excusa.

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O incluso que pueda interpretarse como falsa amabilidad, ya que el mensaje estaría motivado solo por la navidad y no por razones genuinas.

Si tu ex ha dejado claro (verbal o por acciones como dejarte de contestar en cierto punto) que no quiere saber de ti, mandar un mensaje es una manera de violar los límites establecidos.

Porque por mucho que te crees expectativas más o menos realistas, de que te va a contestar y todo va a estar bien, pueden no suceder.

Así que, con todo esto, ¿aún quieres exponerte a ello?

Me gustó mucho un consejo que dio María Esclapez en su podcast sobre superar el duelo que también se puede aplicar a este caso.

Si tienes muchas ganas de contactar o echas en falta a la otra persona, piensa en él o ella y mándale cariño mentalmente.

Deséale que esté bien, dedica unos segundos a llenarte de esa buena energía, de ese aprecio que sientes, y déjalo correr imaginando que se lo envías por el aire.

Deberías centrarte en disfrutar con las personas del presente, son tiempos para estar pendiente de la familia y amigos cercanos, todo lo que te distraiga de cenar con tu abuela -por poner un ejemplo-, es ruido.

Y la tranquilidad de no darle vueltas a momentos o personas que no van a volver, es el mejor autorregalo que puedes hacerte.

Mara Mariño

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No, no pasa nada porque tu pareja y tú paséis las fiestas navideñas separados

Quedan menos de 5 días para la Nochebuena, el pistoletazo de salida de las fiestas navideñas. Cenas familiares, la quedada anual con las amistades, volver al pueblo… Solo hay un problema, ahora que por fin has encontrado pareja no sabes si pasarlas o no con ella.

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¡Y tú que pensabas que el mayor dilema sería si pedirle o no un juguete sexual como regalo! No tenías ni idea.

Si uno de los dos no suele tener especial interés en pasar con su familia esta época, la incógnita suele tener una solución bastante sencilla.

Pero curiosamente todos queremos pasar esos días como llevamos haciendo desde que tenemos memoria.

Sentados a la mesa con el mítico pudín de tu tía, ese que debería ser nombrado Patrimonio de la Humanidad, la manía de tu abuelo de ver el discurso del Rey por la televisión y viendo como cada vez los primos son menos pequeños.

Repartirlo es complicado. Dejar esas noches por tu familia política, no apetece tanto.

No por nada, que son encantadores y cada vez que pasas un rato con ellos, la diversión está garantizada, pero no son tan ‘tuyos’ como aquellos con los que tienes lazos de sangre.

Así que si ambos queréis pasarlo con vuestros respectivos, algo muy comprensible, ¿por qué no pasarlas separadas?

Que no cunda el pánico antes de tiempo. Hacer las fiestas cada uno por su lado no es indicativo de nada.

No vas a ser la rara de tus amigas por hacerlo, no significa que estéis mal ni que os queráis menos.

Simplemente que es una noche en la que, por mucho que hablemos de amor, no es el de pareja el que debería protagonizarla.

Doy por hecho que, si por muchos fuera, las pasaríamos juntos y sin despegarnos un segundo (ver a tu pareja atragantándose con las uvas tiene que ser algo glorioso, así como darle un buen beso de Año Nuevo para estrenar el 2020).

Pero sinceramente, no es que tengamos tantas ocasiones de pasar una noche dedicada a nuestro círculo más cercano en un ambiente tan entrañable como el que propicia la navidad.

Al final, es probable que a tu pareja la veas casi a diario si todavía no vives con ella y, en el caso de que conviváis, estéis más que satisfechos de nivel navideño en pareja (sí, hablo de que a estas alturas ya habrás arrastrado/sido arrastrado a ver las luces navideñas).

Duquesa Doslabios.

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La extraña relación entre la Navidad y la ropa interior

No sé si será por el cambio de año, que queremos pisar los primeros minutos con nuestras mejores galas; por las expectativas positivas de terminar la noche con buena compañía o incluso por superstición, que, en Nochevieja, la ropa interior cobra importancia.

DIM

Se dice que algo rojo atrae la suerte si lo llevamos puesto la noche de las campanadas y yo soy de las que opta por lucirlo a nivel íntimo. A fin de cuentas nadie especifica si el color debe estar o no a la vista.

Sea por lo que sea, en el periodo natalicio, las ventas de lencería aumentan hasta un 35% según un estudio de Bijoux Indiscrets.

De este fenómeno no podemos dejar fuera la influencia de Victoria’s Secret, cuyo desfile tiene siempre lugar a principios de mes, y nos recuerda que, por muchas capas que llevemos por fuera, lo importante sigue siendo el interior.

Y es que por mucho frío que haga en diciembre, y que los pijamas de franela gobiernen en la cama, las ganas de seducir están ahí, más latentes que en otras épocas del año gracias al tiempo libre o a las emociones ligadas con las fiestas.

Es también el hecho de que lucimos diseños que se salen un poco del armario de diario lo que hace que a lo mejor nos encontremos invirtiendo en unas pezoneras o en un sujetador adhesivo cuando, de otra manera, no usaríamos esos accesorios en nuestro día a día.

Aunque no siempre tiene que estar relacionado con la búsqueda de un modelo especial acorde con el espíritu festivo. Hay casos en los que simplemente se aprovecha para hacer renovación de las bragas y calzoncillos que empiezan a tener un aspecto más desgastado.

Además, también puede ser algo con lo que el acierto esté asegurado a la hora de hacer un regalo, y es que todos usamos ropa interior con regularidad, por lo que es una prenda que siempre tiene cabida independientemente del momento en el que nos encontremos.

De hecho, se aprecia de tal manera el hecho de encontrar ropa interior debajo del árbol que la revista Forbes la ha incluido en su lista de regalos como el detalle perfecto para un hombre. Los modelos que combinan la comodidad, la resistencia y el estilo son, en estos casos, los más valorados.

Hay mucha variedad más allá de la ropa interior clásica o la lencería de encajes. Si buscamos la originalidad, mejor apostar por los diseños más creativos para los momentos íntimos como arneses de cuero o calzoncillos de hilo. Eso sí, a la hora de abrirlos, mejor en la intimidad.

Duquesa Doslabios.

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Qué regalar a tu pareja (y acertar)

La Navidad equivale a la crisis existencial que para muchos supone el enfrentarse a las compras navideñas. Si vamos con la lista hecha, no hay problema, pero hay quienes se topan con los «No quiero regalos» o «Ya tengo de todo».

GTRES

Si algo me han enseñado los años es que no hacer regalos no es una opción, ya que por mucho que te insistan, a no ser que tú y tu pareja hayáis pactado previamente (y en serio) que no hay presente que valga, por lo general corres el riesgo de que tengan un detalle contigo mientras tú vas con las manos vacías. Si hay sospecha, aprovecha.

Regalar y no morir en el intento es una habilidad que por muchos años que lleves entrenando con tus familiares, parece algo nuevo cuando se trata de tener el detalle con la pareja.

Personalmente, soy una gran partidaria de alejarse un poco de lo material (a no ser que hablemos de algo que realmente quiera o necesite la otra persona) y apostar por regalar experiencias. No solo vivir una vida llena de momentos sino llenar los momentos de vida, podría resumir perfectamente mi idea a la hora de regalar.

Esto, además, es algo que han comprobado en la última encuesta realizada por Happn entre sus usuarios. La conclusión es que agradecemos más este tipo de regalos que aquellos materiales.

Experiencias que pueden ir desde una cena en ese sitio del que lleva meses hablando, un musical que siempre ha querido ver, entradas para su equipo/cantante favorito, o, mi preferida, viajar en compañía, son las cosas que nos encantan porque las podemos compartir y hacer en pareja.

Que sea algo que sorprenda, un regalo personal o una cosa que puedan realizar entre las dos personas son, en ese orden, los regalos perfectos para las primeras Navidades, que salieron como elegidos entre los participantes de la encuesta.

Sin embargo me consta por experiencia propia (y por parejas que llevan juntas décadas), que, aún años después, este tipo de regalos siguen siendo los preferidos.

Tenemos de todo, sí, de modo que pasar el tiempo con quienes queremos, es lo que más deseamos. Así que mejor que este año en vez de unos guantes o unas zapatillas, le sorprendas con unos billetes de tren. Da igual el dónde, lo que le va a gustar es con quién.

Duquesa Doslabios.

¿Tenemos más relaciones sexuales en Navidad? Sí

Querid@s,

Parece que además de la primavera, la Navidad también la sangre altera. Y es que en estas fechas de supuesto recogimiento espiritual y celebración religiosa, tanto parejas como solteros tienen más relaciones sexuales que en otras épocas del año. Un año más, las fiestas navideñas pelean muy de cerca con las vacaciones estivales por hacerse con el título de la etapa más caliente del año, la más erótico-festiva y la de mayor desenfreno sexual. Basta consultar las estadísticas de nuestro país, las del Reino Unido o de Estados Unidos para destapar que la mayor parte de los alumbramientos ocurren en los meses de septiembre y octubre. Hagan sus cuentas. Polvos navideños y nueves meses después…bebé a la vista. Efectivamente, los padres de las criaturas los fabricaron en medio del jolgorio navideño, cuando las bebidas espirituosas corren a borbotones por las opíparas mesas, las barras libres, y las venas.

Vayamos por partes. Las estadísticas de estudios estadounidenses confirman que en el país del dólar, el 16 de septiembre es el día del año que más americanos nacen. El Reino Unido, según revelan los datos extraidos del Registro Nacional de Nacimientos, septiembre también es el mes en que más ingleses llegan a este mundo. Mientras, en España, las estadísticas del INE muestran que septiembre y octubre son los meses que registran más nacimientos en siete de nuestras comunidades.

Kate Hudson se desternilla en 200 cigarrillos

¿Qué es lo que tiene la Navidad que incita a las parejas a practicar más sexo?

Hace un frío que pela

La respuesta que a todos nos viene a la cabeza a bote pronto es el tiempo. Normal, tiene toda su lógica. Si por algo se caracterizan los meses de diciembre y enero es porque son los más fríos del año, al menos en el hemisferio norte. Las temperaturas más bajas provocan un mayor acercamiento de las parejas. Esa búsqueda de roce y el anhelo del calorcito humano en forma de contacto físico son los culpables de que en estas fechas haya más juegos de alcoba. Además del frío invernal, algo también característico de estas fechas es el aumento de horas de noche, y por tanto, de la oscuridad. La mayoría de nosotros prefiere practicar sexo de noche que de día, por mucho que no a pocos nos ponga el polvo mañanero. De toda la vida se folla más de noche que de día, eso es incuestionable. ¿De noche y un disuasorio fresquíbiris en el exterior? Es la combinación perfecta para quedarse en casa, buscando el calorcito en los brazos del otro y acurrucándose en el regazo del amor y de la pasión. Así no es de extrañar que sean más las horas que se pasan en pareja.

Alegría, alegría

Pero en este calentamiento sexual en tan señaladas fechas influyen más motivos que los factores puramente meteorológicos. Esta época es sinónimo de felicidad, para mi gusto en ocasiones excesiva y de obligado cumplimiento. Entre la Nochebuena de amor, la Navidad jubilosa y la alocada Nochevieja, los sentimientos están a flor de piel y todo es, o se supone que ha de ser, alegría, cariño, cercanía, generosidad, afecto, buenos deseos y amor. Personalmente no me veo yo dándole que te pego en Nochebuena y el día de Navidad, pero Nochevieja es otra cosa mariposa. La última noche del año siempre tiene su punto sexy. Quizás porque marca el fin de un año y el comienzo de otro, porque cierra una etapa y abre una nueva, pero sobretodo porque nos invade una suerte de melancolía de lo que se va, y la esperanza y la emoción de lo que está por venir. Quizás sea el tintorro pelesón o el alcohol de garrafón que nos pimplamos en el cotillón de turno en el que decidimos despedirnos del vetusto año y darle la bienvenida al año nuevo. Sea como sea, la última noche del año se suele vivir con especial euforia navideña. Nos desmelenamos y nos deshinibimos en nuestro último empeño sexual del año. Ante el efecto fin del mundo que provoca el principio del fin, los que no han mojado el churro en los doce meses anteriores se afanan en utlizar sus sexos de una vez por todas, porque de esta noche sí que no pasa.

El sexo como mecanismo para aliviar el estrés

Aunque en estas fechas casi todos disfrutamos de días de vacaciones, en Navidad la gente anda en general bastante estresada. Que si las cenas familiares, que si la comida con la suegri, que si los regalitos de las narices, que si nos ha tocado por segundo año consecutivo encargarnos del Roscón de Reyes, que si acertaremos o no con los presentes. Para esto último hay solución, ya hemos hablado aquí de algunos regalos infalibles con los que acertarán seguro. Seguimos…otra comida familiar, más regalos, más parranda, más gastos…y la gente se va poniendo cada vez más nerviosa y el estrés navideño se apodera de todo su ser. Pues para aliviar esta maldición también recurrimos al sexo, que todo lo cura. Con pan todas las penas son menos, y con sexo pueden ser deliciosas. Por tanto, el sexo es un excelente quita estreses de lo más reconfortante.

En fin, todo este rollo macabeo para decirles que existen más probabilidades de que pillen ustedes uno de estos días que en otra época del año. Así que aprovechen. Pero ándense con ojo, la Navidad, además de una incansable fábrica de juguetes, también puede ser una lujuriosa fábrica de bebés, deseados o no. Ojo con beberse hasta el agua de los floreros, no olviden tomarse sus anticonceptivos orales y si practican sexo ocasional con un desconocido usen preservativo siempre. Me pregunto si tanto bebé/sexo se debe a la magia de la Navidad, a besuconas tradiciones como la de comerse a besos bajo el muérdago y a sanas y necesariaas costumbres de supervivencia al invierno de buscar calor humano en el otro, o por el contrario es, sin más, el efecto colateral de demasiados litros de alcohol y la efervescencia de la burbujas doradascon las que brindamos por un mundo mejor.

¡Feliz Navidad!

Que follen mucho y mejor.

¿Una vagina «clonada» como regalo navideño?

Una réplica exacta de una vagina de lujo. En concreto, la de la estrella del porno Alexis Texas. Eso es lo que una conocida pretende regalarle a su chico estas navidades. Me lo dijo el otro día, mientras tomábamos café con una amiga común, y se quedó más ancha que larga. “¿En serio?”, le pregunté, incrédula. Pero no era coña, no. Era, más bien, un coño, literalmente, si me permitís el chiste fácil.

ALEXIS TEXAS. WIKIPEDIA

ALEXIS TEXAS. WIKIPEDIA

Resulta que el novio de la susodicha es un gran fan de esta pornostar estadounidense, y ella, que gusta de deleitarse junto a él de las hazañas cinematográficas de Texas, quería regalarle algo especial este año, cachondo y original. Recorrió varios sexshops en busca de todo tipo de juguetes sexuales, pero no encontró nada fuera de lo común, hasta que alguien le habló de la vagina “clonada» de Alexis Texas. Parece ser que la marca Fleshlight ha logrado que se deje hacer una réplica de sus genitales que incluye hasta el más mínimo detalle. El resultado, según me cuentan, es un masturbador masculino de alta gama con nombre propio.

Hay gente pa tó, oye, como diría mi madre. A mí me parece fantástico que el personal se masturbe con lo que tenga más a mano, y no le veo ninguna pega a que la gente lo regale, pero en lo que a mí respecta no lo termino de ver como presente navideño. Que una cosa es que a mi (reciente) chico le guste Angelina Jolie y a mí no me importe, y otra que le regale por Navidad un clon plastificado de su seguro que estupenda y gloriosa vagina. “Toma cariño, ahí tienes, un trozo de roscón de reyes y el chochete de Lara Croft, para cuando yo no esté…” Pero claro, si le doy la vuelta y pienso que fuera al revés y él me regalara a mí una réplica del asunto de Brad Pitt, pues reconozco que me cambia la perspectiva.

En realidad esto de los genitales “clonados” no es una novedad. Desde hace años existen múltiples dispositivos, por llamarlos de alguna forma, para que el pene o la vagina codiciados estampen al detalle su morfología en distintos materiales: chocolate, gelatina, látex, etc. O también puedes estampar el tuyo propio. ¿Qué mejor forma de decirle a alguien que te gusta que enviarle una caja de bombones con la forma exclusiva y única de tus partes nobles? Seguro que el o la agasajada no se queda indiferente: o cae rendida/o a tus pies o te denuncia por acoso. ¿Alguien se anima?

Separados que quieren volver a casa por Navidad

La dejó de la noche a la mañana. Un día cualquiera de este otoño reciente, solo horas después de una comida familiar y una siesta con polvo incluido. Mirada perdida, unos cuantos suspiros para provocar los miedos y la conversación y voilà, un disparo a bocajarro y sin anestesia. La historia, aburrida de tan corriente. Que si tengo que encontrarme a mí mismo y vivir cosas nuevas, que si eres la mujer más maravillosa del mundo pero necesito estar un tiempo solo… Eso, en cuanto al manido discurso de manual; la verdad, como casi siempre, tenía nombre de mujer. El de otra, claro, una desconocida llegada tan solo unos meses antes a la oficina.

Tras la bomba y el aturdimiento iniciales ella vivió su duelo, con todas sus etapas. En ninguna de ellas él mostró el más mínimo signo de arrepentimiento, duda o siquiera compasión. Sin embargo, a medida que la Navidad se acercaba, empezó a dar sospechosas muestras de acercamiento. Aparecía por la casa con cualquier excusa, adoptó un estúpido tono paternalista y no dejaba de curiosearle los planes.

Comida de NavidadLa guinda llegó anoche, cuando con cara de corderito a punto de ser degollado le soltó con ojos llorosos que estaba confundido, que la echaba mucho de menos y que por qué no cenaban todos juntos en Nochebuena y comían en Navidad, en familia, como siempre. Daba la casualidad de que la chica de la oficina, que era de la otra punta de España, se iba a pasar las fiestas con su gente.

Mientras me lo contaba, no pude evitar acordarme de mi madre y de su horda de amigos jseparados, todos cincuentones. “Los ‘medias pagas’ siempre vuelven a casa por Navidad”, le he oído decir toda la vida. Así es como llama ella a los/las separados que tienen que pagar pensión a sus ex por los niños, etc. “Estas fiestas son muy malas, te remueven por dentro y la gente quiere volver a donde se siente seguro”. En definitiva, volver a sentir de cerca el calor del hogar perdido.

Mi madre es un poco chunga, lo reconozco, pero cuando hago un repaso a los amigos de la familia veo multitud de episodios en los que no ha parado de repetirse ese patrón. Y justo cuando empezaba a creer que era cosa de hombres, resulta que me entero de que la chica de la oficina, la de la otra punta de España, en realidad no se ha movido de la ciudad. Y no lo ha hecho porque ha preferido quedarse estos días a compartir el turrón con el que hasta hace poco ha sido su novio. El mismo al que hace unos meses le dijo que necesitaba tiempo, espacio para pensar. El mismo con el que ha compartido los últimos cinco años. Cosas del espíritu navideño.

Felices fiestas a todos.

¿Bisexuales por un día?

Mira que lo venía diciendo hace solo unos días: cuidadito con las cenas de empresa, que son muy peligrosas… El caso es que a estas alturas, con la Nochebuena a la vuelta de la esquina, la mayoría de estos eventos ya ha tenido lugar y empiezan a llegarme las historias de profusiones y excesos. En algunos casos con lamentaciones incluidas.

Lesbianas

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He de reconocer, no obstante, que muchas son realmente divertidas y otras, las menos, muy reveladoras. Es el caso de mi amiga Marta. Acaba de cumplir los 30 y hace un año que lo dejó con su última pareja. Desde entonces ha tenido tres o cuatros “escarceos”, pero ninguno “ha cuajado”, como ella dice.

Y así, un tanto “desencantada”, fue como acudió a su cena del trabajo junto a más de 50 compañeros del hospital donde curra como enfermera. Complicidad, vinos, risas, brindis con champán… La inminente Navidad se le acabó subiendo a la cabeza y tuvo que bajar al baño a echarse “un poquito de agua por la nuca”. En esas andaba, ya más recuperadita, cuando una compañera de las más nuevas, bastante jovencita, entró en el aseo.

“No sé cómo pasó, de verdad que no, pero cuando me quise dar cuenta me estaba encerrando donde el wáter y quitándome la camiseta”, me cuenta. Pues no le debió de disgustar, a Marta la enfermera, porque tras la camiseta vinieron los pantalones, y tanto se dejó hacer que perdió la noción del tiempo. Igual pudo haber estado 15 minutos allí dentro que una hora.

Nunca antes había estado con una mujer, nunca le había atraído ninguna, pero asegura que la experiencia le resultó de lo más placentera y ahora no sabe cómo sentirse. Recrea los momentos en su cabeza y siente “cosquilleos”, le sale una sonrisa y se siente extraña. No volverá a verla hasta el domingo en el trabajo y a medida que se acerca el día se pone más y más nerviosa. “¿Soy lesbiana?”, me pregunta. ¿Y yo cómo demonios voy a saberlo?

Cuidado con los calentones en las cenas de Navidad de la empresa

Es oficial; hemos entrado de lleno en pleno furor de cenas de navidad. Yo, en concreto, tengo al menos cuatro: la de empresa, la de los amigos de la facultad, la de los compis de mi extrabajo, la de mi núcleo habitual… Y como yo, muchos. Algunas han empezado ya.

Este año la marabunta me pilla tranquilita, con más vocación de público espectador que de actriz protagonista. Será que aún ando recolocando el puzzle, estudiando las piezas, reposando. Y no me viene mal, por otro lado, que para liarla parda siempre hay tiempo y tengo el cupo cubierto para rato. Aunque no voy a negar que, según el escenario, una no puede evitar tener sus expectativas…

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La cena del curro, por supuesto, es con la que hay que ir con más cuidado. Algunas de las razones ya las hemos comentado en este blog, con los inconvenientes o no de liarse con un compañero de trabajo. Pero es que, en este tipo de fiestas, además, el alcohol corre a raudales, el fin del año se acerca y la gente se desinhibe, se envalentona y, a veces, la caga. No hay más que ver las cogorzas corporativas que se agarran en Mad Men (los que no la hayáis visto tenéis que verla, que serie tan maravillosa) y cómo suelen acabar. Siempre hay alguien que sale trasquilado.

Os puede parecer exagerado, pero la realidad a veces supera la ficción. He visto a jefazos perder los papeles con las becarias, a la vista de todos; a directivos que normalmente se odian comerse los morros como si no hubiera un mañana, en mitad de la pista; a un departamento entero pasarse un hielo de boca en boca y al director de recursos humanos recibir una bofetada al pasarse de listo mientras bailaba una lambada.

Que sí, que viva el desenfreno, pero había que ver las caras del personal el lunes siguiente; ya nadie volvía a mirarse igual. Lo dicho, este año, a mirar desde la grada. Y si, a pesar de todo, hay que tirar del donde dije digo digo Diego, pasando de las altas esferas, yo me quedo con el mensajero.