Entradas etiquetadas como ‘media naranja’

No eres una media naranja, eres la fruta entera

Estoy harta de las frases tipo Mr. Wonderful que prometen que llegará una persona que repondrá todas mis partes. No soy una cosa rota, las piezas de un rompecabezas incompleto ni una media naranja rodando por el mundo, a la espera de otra que complete mi circunferencia.

PIXABAY

Y ahí reside, para mí, la magia del amor.

En que cuando conocí a mi pareja no estaba buscando alguien que compensara mi timidez a la hora de soltarme con sus altas dosis simpatía.

No necesitaba quien terminara mis frases, sino alguien con quien mis frases se intercalaran en diálogos que nos tuvieran despiertos hasta la madrugada.

Supongo que funciona más el mito romántico de que recorremos la vida a la espera de encontrar esa persona que arregle lo que en nosotros está mal, pero se nos olvida enseñar que no somos el problema.

Ni siquiera cuando la frase es no eres tú, soy yo. Ya que, generalmente en nuestra cabeza suena como «Soy yo, que quiero estar sin ti».

Cuando conocí a mi pareja no estaba ni rota ni perdida. Tenía las cosas claras, fijaos si las tenía claras que le quería a él.

Y, como yo, él tampoco era un pedazo fracturado buscando su polo opuesto. Era (es) un todo. Y lo mejor es que de ese todo ahora puedo disfrutar yo también.

Debe ser que, a la hora de diseñar la estrategia de marketing del amor, si no hay necesidad que cubrir no saben cómo venderlo.

Pero lo cierto es que no es necesaria. Porque esa obsesión por buscar a una persona que nos complementa nos hace pensar que tenemos defectos y carencias que deben ser cubiertas por otros.

La realidad es que todo aquello que nos falte, no depende de terceros, está en nuestra mano solucionarlo.

Así que, retomando la metáfora inicial, en vez de medias naranjas, vamos a empezar a considerarnos, no ya piezas de frutas enteras, sino fruteros andantes.

Y, solo si apetece, con la fruta de otro frutero, que es distinta a la nuestra, hacer la más sabrosa y variada de las macedonias.

Duquesa Doslabios.

(Y acuérdate de seguirme en Twitter y Facebook).

El Speed Dating más grande del mundo en Madrid

Querid@s,

La primavera la sangre altera. Sé que no es original, ni siquiera me lo he inventado yo. Pero es una verdad como la copa de un pino. También es verdad que ayer se celebró el equinoccio de primavera y en Madrid unos cuantos motivados que siguen creyendo en el amor lo celebraron por todo lo alto en lo que ya se conoce como #ElSpeedDatingMásGrande. No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero a mí no se me ocurre mejor forma de pasar un domingo que hacerlo escuchando música bailonga, bebiendo cervecita fresca (y gratis), mientras picotea usted algo rico (también gratis) y conoce gente (del sexo o de los sexos que más le gusten) en un apasionante speed dating. Y si entre todos batimos el récord mundial, mejor que mejor.

Esto es lo que ocurrió ayer en el Palacio de Cibeles de Madrid. Bajo el lema de encontrar al otro medio limón, 780 personas participaron en el speed dating más grande del mundo organizado por la versión más cítrica de Heineken. La clara Amstel Radler. Y lograron batir el récord. Cada speed dater puso su granito de arena, dándose la friolera de 7.800 citas en una hora.

amstel

Cómo han cambiado los tiempos, cómo hemos cambiado. Cuánto ha llovido desde aquella florista que iba con la falda arremangá y sonriendo descará por la calle de Alcalá. Por entonces lo que se llevaba era que el caballero regalara nardos a la mujer para convencerla. Muy cerquita de ahí, pero casi cien años después, ayer (primer domingo de primavera) el Palacio de Cibeles se convertía en un meeting point para ligar tod@s con tod@s. A las 10.30 de la mañana se dio el pistoletazo de salida para este acto de récord de libro que ya figura en el libro de los récords.

El sarao lo presentó Dani Mateo y los asistentes estaban diferenciados por colores según su edad y sexo. Después, se distribuían por zonas según su orientación sexual. Mientras los asistentes al guateque se refrescaban con su clarita tuvieron la oportunidad de conocer a 10 personas diferentes en citas rápidas de 3 minutos. A elección de los asistentes, podían llevar una camiseta amarilla que rezaba ¿Te gusto y no estoy en tu sector? Encuéntrame aquí (seguido de un espacio blanco para poner lo que a cada uno le venga en gana). Me hubiera gustado asistir, pero me fue imposible. Lo único que no me convence del todo es el timing de las citas. ¿Por qué tres? ¿Por qué no cinco, siete o diez? Creo que tres minutos es demasiado poco para que uno pueda formarse una impresión crítica del interlocutor. En tres minutos, salvo que un@ sea un auténtico zoquete, un mendrugo, una loca, todos intentaremos dar lo mejor de nosotros.

Sepan ustedes que en España hay un buen número de empresas que se dedican a estos menesteres celestinos. Basta con que introduzcan speed dating y el nombre de su ciudad para encontrar la oferta disponible cerca de usted. El speed dating es un sistema de citas rápidas y cada empresa establece el tiempo que una pareja ha de dedicar a conocerse. En este mundo en el que vamos a todo correr, el tiempo es oro. Para encontrar pareja también nos meten prisa y las empresas de speed dating hacen de alcahuetas aceleradas en encuentros -que duran entre una hora y una hora y media dependiendo de los asistentes-en los que, a toque de corneta, las citas duran de 3 a 8 minutos estrictos. 

Por supuesto que existen speed dating para gays, pero no he asistido a ninguno. Me limitaré a hablar de lo que sé. En el caso de encuentros entre singles heterosexuales, la cosa funciona normalmente del siguiente modo. El número de participantes puede variar, pero siempre es el mismo número de hombres y mujeres por aquello de que ningun@ se quede esperando mientras los demás se están conociendo.  Nosotras, las féminas, nos sentamos en una mesa cada una. El primero de los hombres que conoceremos esa velada se sienta en nuestra mesa y comienza la cita. El tiempo para cada encuentro varía de tres a ocho minutos, tiempo más que suficiente, afirman los expertos, para saber si quiere o no seguir conociendo a esa persona, si lo que le cuenta le resulta interesante o le aburre soberanamente. Y viceversa.

Cuando transcurre el tiempo establecido para la cita, a golpe de DONG o de RING el hombre se traslada a la mesa de al lado y se sienta el siguiente. Y así sucesivamente hasta que se completa la ronda en la que tod@s han hablado con tod@s. Más rápido imposible. Al finalizar el speed dating, cada uno a su casa (o no) y Dios en la de todos. 24 horas después sabrá si al que le ha gustado a usted, le gusta usted también. Toca esperar.

Si no encuentra usted novi@ así, mal vamos.

Que follen mucho y mejor.

Quiero ser solter@, pero contigo

Querid@s,

Lean la carta que la escritora canadiense Isabelle Tessier le escribió a un chico con el que había salido durante unos meses y que se había ido de viaje por un tiempo indefinido. El pasado mes de julio adaptó esa epístola de amor y la publicó en su blog de la edición canadiense de The Huffington Post.

La cartita se ha hecho viral y ha abierto el debate sobre las relaciones y la vida en pareja. Ese texto suma más de 100.000 “Me gusta” en Facebook y se ha traducido a cinco idiomas ¡Aquí va la versión española, traducida por María Ulzurrun!

Quiero…

Quiero estar soltera contigo.

Quiero que vayas a tomarte una cerveza con tus amigos, para que al día siguiente tengas resaca y me pidas que vaya a verte porque te apetece tenerme entre tus brazos y que nos acurruquemos. Quiero que hablemos en la cama por la mañana de todo tipo de cosas, pero algunas veces por la tarde; quiero que cada uno haga lo que quiera durante el día.

Quiero que me hables sobre las noches que sales con tus amigos. Que me digas que había una chica en el bar que te ponía ojitos. Quiero que me mandes mensajes cuando estés borracho con tus amigos para que me digas chorradas, sólo para que puedas estar seguro de que yo también estoy pensando en ti.

Quiero que nos riamos mientras hacemos el amor. Que empecemos a reírnos porque estamos probando cosas nuevas y no tienen sentido. Quiero que estemos con nuestros amigos, para que me cojas de la mano y me lleves a otra habitación porque ya no puedes aguantarte más y tienes ganas de hacerme el amor ahí mismo. Quiero intentar permanecer en silencio porque hay gente y nos pueden oír.

Quiero comer contigo, que me hagas hablar sobre mí misma y que tú hables sobre ti. Quiero que discutamos sobre cuál es mejor, la costa norte o la costa sur, el barrio occidental o el oriental. Quiero imaginar el apartamento de nuestros sueños, aun sabiendo que probablemente nunca vivamos juntos. Quiero que me cuentes tus planes, esos que no tienen ni pies ni cabeza. Quiero sorprenderme diciendo: «Coge tu pasaporte, que nos vamos».

Quiero tener miedo contigo. Hacer cosas que no haría con nadie más, porque contigo me siento segura. Volver a casa muy borracha después de una buena noche con amigos. Para que me cojas la cara, me beses, me uses como tu cojín y me abraces muy fuerte por la noche.

Quiero que tengas tu vida, para que decidas irte de viaje unas semanas por puro capricho. Para que me dejes aquí, sola y aburrida, deseando que salte tu carita en Facebook diciéndome «hola».

No quiero que siempre me invites a tus juergas, y no quiero invitarte siempre a las mías. Así, al día siguiente puedo contarte cómo fue la noche y tú puedes contarme la tuya.

Quiero algo que sea simple y, a la vez, complicado. Algo que haga que, a menudo, me haga preguntas a mí misma, pero que, en el momento que esté contigo en la misma habitación, desaparezcan todas las dudas. Quiero que pienses que soy guapa, que estés orgulloso de decir que estamos juntos.

Quiero que me digas te quiero y, sobre todo, poder decírtelo yo a ti. Quiero que me dejes andar por delante de ti para que puedas ver cómo se mueve mi culo de lado a lado. Para que me dejes arañar las ventanas de mi coche en invierno porque mi culo se contonea y eso te hace sonreír.

Quiero hacer planes sin saber si al final los realizaremos. Estar en una relación clara. Quiero ser esa amiga con la que adoras quedar. Quiero que sigas teniendo el deseo de tontear con otras chicas pero que me busques a mí para terminar la noche juntos. Porque quiero ir contigo a casa.

Quiero ser esa a la que le haces el amor y después te quedas dormido. La que te deja en paz cuando estás trabajando y a la que le encanta cuando te pierdes en tu mundo de música. Quiero tener vida de soltera contigo. Porque nuestra vida de pareja sería igual que nuestras vidas de solteros de ahora, pero juntos.

Un día, te encontraré.

Y ahora, por supuesto, opinen, comenten lo que estimen oportuno y digan lo que tengan que decir. Alto y claro, como  siempre.

Que follen mucho y mejor.