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El sexo sin ganas causa infelicidad, según un estudio

Un debate de lo más encendido. Así estuvimos anoche varios amigos, discutiendo, a colación de este blog, sobre una noticia que había leído estos días en distintos medios de comunicación. “A más sexo, más infelicidad en la pareja”, rezaban muchos de los titulares. Sorprendida por la afirmación, leí en profundidad las informaciones, y reconozco que me indigné bastante por la tergiversación. Resulta que, un nuevo estudio realizado por la universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (Estados Unidos), publicado en la revista LiveScience, afirma que a cuantas más relaciones sexuales menor será la felicidad de las parejas.

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Semejante conclusión se desprende, según los expertos que llevaron a cabo la investigación, de un experimento en el que participaron 128 personas de entre 35 y 65 años de edad. El objetivo era comprobar el efecto del sexo en el estado de ánimo de las parejas (heterosexuales y casados), paro lo cual hicieron dos grupos. Al primero de ellos le dieron la instrucción de practicar sexo con normalidad, con su frecuencia habitual y según les pidiera el cuerpo. El segundo grupo, en cambio, debía duplicar su actividad sexual, tuviera o no ganas, ya estuvieran cansados o enfermos.

Y estos investigadores, menudas eminencias, se declaran sorprendidos porque, tres semanas después de tener relaciones sexuales en estas condiciones, las parejas del segundo equipo estaban considerablemente menos contentas que las del primero y con bastante peor humor. «El hallazgo fue una total sorpresa», explicó el jefe del estudio, George Loewestein. «Creíamos que la gente que practicase más sexo lo pasaría mucho mejor y sería más feliz, y además esto favorecería sus relaciones de pareja», indicaba en una entrevista con la revista LiveScience. Pues menudo hallazgo, señores.

¿De verdad alguien pensaba que practicando sexo sin ganas iba a ser más feliz? Ni que fuéramos máquinas… En el sexo, como en casi todo en la vida, la predisposición y la actitud lo son casi todo. Hay que estar de humor para ello, tener ese estado de ánimo. Se puede cultivar el deseo, buscar el momento apropiado, crear un ambiente que predisponga a la pasión… pero no se puede forzar. ¿Cómo no iban a estar descontentos? Inmediatamente pensé en todos esos amigos y amigas a los que les costó un poco convertirse en padres y para quienes el sexo se acabó convirtiendo en un motivo de estrés. Muchos de ellos acabaron teniendo relaciones sexuales de forma mecánica, por obligación, solo porque “tocaba”. Y ello con la ansiedad añadida que suponía que no siempre funcionara… En el caso de ellos, más de uno llegó a confesarme en su momento que tanta presión había acabado por hacer mella y que tenían problemas para eyacular e incluso para mantener la erección.

¿Y a quién no? El sexo es y debe ser otra cosa.