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En busca del porno ético y de Erika Lust

Querid@s,

Cuánto daño ha hecho el porno tradicional hecho por hombres para hombres. Por muchos motivos. Sólo diré uno. Porque un polvo no tiene porque empezar siempre con una mamada y terminar siempre con él corriéndose en la boca de ella. Muy predecible todo, muy poco original, muy manido principio y final. Bueno dos. Porque no vamos todas depiladas como si fuéramos prepúberes. O tres. Porque la estética sí importa. Pero aun así, si ustedes consumen porno, no se puede negar que es excitante y divertido ver como esos actores desconocidos (algunos no tanto) follan como si no hubiera un mañana.

La actriz porno y feminista Annie Sprinkle dijo una vez que “la solución al porno malo no es que no haya porno…es intentar hacer mejor porno.” Esta máxima es lo que su productora y otras similares están intentando conseguir mediante un porno ético. Y por qué no, un porno más estético, más bonito, más romántico. En definitiva, más real.

Algunas actrices se han cansado de este tipo de porno. Se han cansado de ser explotadas, de aparecer como meros objetos sexuales y de que otros se beneficiaran de su trabajo. Así, actrices y directoras porno están cambiando la forma de hacer porno e incluso el contenido sexual del mismo. El movimiento responde al nombre de «porno ético» y está poniendo patas arriba el mundo del porno tradicional. Es lo que buscábamos muchas mujeres  y hombres a los que nos gusta ver porno, pero sin sentirnos cómplices de una industria muchas veces degradante y abusiva. ¡El porno ético es lo nuestro!

En España, la pionera del porno ético es Erika Lust. Esta directora sueca afincada en Barcelona comenzó con un porno para mujeres, que fue descubriendo que también gustaba a muchos hombres. Después surgieron nuevas productoras independientes que dignificaron el género con propuestas más creativas.

Erika Lust

El concepto de porno ético no es ni más ni menos que aplicar al porno una serie de “buenas prácticas” que tienen como finalidad desafiar la idea de que el porno es necesariamente explotador, denigrante o abusivo. Tanto la esencia como la finalidad del porno ético difieren de las del porno mainstream, que casi nunca, cumple con las máximas imprescindibles para que ese porno que vemos sea ético y responsable.

  • Tratar a los actores con respeto. A los actores se les da la libertad de tomar decisiones sobre lo que han de hacer durante la película. Algunas productoras de cine porno ético incluso permiten a los actores decidir el contenido sexual. Además se les paga un salario digno y pueden escoger los medios anticonceptivos y de protección contra enfermedades de transmisión sexual.
  • Mostrar sexo y placer reales. El porno ético quiere mostrar todas las cosas buenas que nos gustan del sexo y que no siempre encontramos en el porno tradicional. Se busca la intimidad, las risas, la conexión entre las personas que están teniendo sexo y sentimiento. Las parejas, tríos o grupos follan ante las cámaras como cualquier otro actor o actriz porno, pero sus rostros, sus gestos, sus polvos se ven y suenan diferente. Son más de verdad. Las escenas salen solas, las posturas son menos forzadas, los polvos menos encorsetados y el resultado es más natural. Algunas productoras sólo trabajan con parejas reales.

  • Enfatizar en la diversidad. Las productoras independientes se esmeran en mostrar distintos tipos de cuerpos, sexualidades y razas. Algunas productoras prestan especial predilección por comunidades que han sido tradicionalmente marginadas y ninguneadas por el porno mainstream. Si se pertenece al colectivo LGBTQ o a una minoría, si se tiene alguna discapacidad física, o no se es delgado y joven, este tipo de porno ofrece la oportunidad de ver gente como tú, como cada uno de nosotros disfrutando del sexo.
  • Más y mejor estética: Las productoras independientes éticas se decantan por estéticas que ya nada tienen que ver con el fontanero casposo o la rubia californiana recauchutada con taconazos de infarto. En el porno ético se llevan las gafas, los piercings, las coletas, las gafas y la ropa interior sin encajes. La productora Abbywinters prohíbe a sus actrices emplear maquillaje. La productora Four Rooms promueve un porno artístico, Lust Films juega con una exquisita estética en la que la feminidad y el atractivo distan una eternidad de los clichés del porno mainstream.

Si nunca ha pensado sobre la ética o la falta de ella en el porno mainstream, piense que nunca es tarde si la dicha es buena. Les sugiero que intenten buscar estos ingredientes la próxima vez que vean porno. Si quieren, claro.

Que follen mucho y mejor.