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Sexo a pelo o follar sin condón ¿Estamos locos o qué?

Querid@s,

Va, déjame que te la meta sin condón. Ya verás que te va a gustar, es mejor. No te preocupes que cuando me vaya a correr la saco. ¿Perdona? Pero tú te crees que soy tonta?¿O tonto? Este planteamiento, querid@s, es a lo que polvo sí, polvo no, han de escuchar mis orejas, y creo que no soy la primera que se ha encontrado con un listillo con estas proposiciones suicidas. Por supuesto que el listillo, por pasarse de listo, se ha quedado sin polvo. Con o sin preservativo.

¿Estamos locos o qué? A ver, que no soy tonta, que no nací ayer y sé perfectamente que no es lo mismo usar preservativo que follar a pelo. Me consta que ponerse un condón es incómodo, que a ellos les aprieta, incluso a algunos les baja la erección. Sé de buena tinta que enfundarse el preservativo en medio del calentón es un soberano fastidio, que duele, que rompe la magia del momento y que no es lo mismo que hacerlo como Dios nos trajo al mundo. Claro que no es lo mismo, eso lo sabe hasta el más tonto.

Pero querid@s, para mí esta vida vale demasiado como para jugármela a la ruleta rusa con el primero (segundo, tercero o cuarto) que se mete en mi cama. Además, en esta vida no se puede tener todo y nuca llueve a gusto de todos. Entre sexo seguro y sexo sin látex que se interponga entre los dos, me quedo con el sexo seguro. La vedad es que prefiero gozármela menos en un revolcón que quedarme embarazada, que me arda y me escueza la vagina, pillar el virus del papiloma humano, hepatitis, herpes genitales…, o infectarme de clamidia, contraer sífilis, SIDA o cualquier otra indeseable enfermedad de transmisión sexual. No gracias.

Pues parece que la gente no lo entiende y me da la sensación de que en estos menesteres la rarita sea yo. Parece que por no acceder a un revolcón kamikaze soy una pringada, una loser de tomo y lomo. Que no soy guay ni moderna, incluso antigua, por no dejármela meter a pelo. No, en serio, ¿estamos locos o qué?

El tema tiene miga. Sólo por lanzaros unas cifras, resulta que según datos arrojados por la Sociedad Española de Concepción, hasta un 16% de las mujeres españolas mantiene relaciones sexuales sin protección. Muy mal querid@s, muy mal. ¿Y esto por qué ocurre? No se trata de tirar balones fuera, porque aquí cada palo ha de aguantar su vela. Si yo tengo una idea más clara que el agua y no quiero hacer algo, ninguno me hará cambiar de opinión, pero existen mujeres y hombres no tan convencidos que finalmente deciden ceder a la presión de sus parejas, estables o de una noche. Otras aceptan como remedio la “marcha atrás” y acaban convirtiéndose en defensores a ultranza de que “con condón no es lo mismo”, convirtiendo estas seis palabras en un patético mantra sexual.

Yo creo que a estas alturas del cuento hay que ser un tonto funcional para hacer las cosas tan rematadamente mal. Llevamos, como mínimo, desde los años 90 recibiendo información por activa y por pasiva en la tele, en el cole, en el instituto, en la universidad, hasta en los lugares de trabajo. ¿Quién no recuerda el famoso Póntelo ponselo? Os lo recuerdo, por si las moscas.

¿Quién no tiene una amiga pelmazo y responsable que machaca noche sí noche también con le mismo discurso proteccionista? ¿Quién no conoce a alguien a quien la vida se le ha llevado por jugar con fuego? ¿Quién no tiene la cabeza mínimamente amueblada después de tantas pérdidas por culpa del SIDA? Pero parece que algunos siguen con el mismo rollo, y vuelta la burra al trigo.

Lo que ocurre es que pensamos que esas cosas malas, como quedarse embarazada sin quererlo del ligue de una noche, el follamigo o el amante de turno, o pillar una enfermedad mortal, les pasa a los demás, y jamás a servidor@. Dese luego que no hay más ciego que el que no quiere ver, pero en esta ocasión es difícil ignorar las cifras. En 2014 en España, 3.366 personas fueron diagnosticadas como portadoras del VIH, casi 10 al día. Me juego el cuello a que ninguna de ellas pensaba que le iba a tocar la lotería.

Yo, por si acaso, no me la juego. No tiene ni puñetera gracia vivir el resto de tu vida sabiendo que has pillado algo porque fuiste un inconsciente, porque no pusiste los medios, porque te picaba y en ese momento te la sudó, porque andabas tan cachonda que te olvidaste de la gomita y pensaste «va, qué más da, si no va a pasar nada». Preferiste follar a pelo que hacerlo con cabeza y con protección. Tampoco tengo demasiadas ganas de pasarme el resto de mi vida empastillada y sometiéndome constantemente a controles para evaluar el estado de mi sistema inmune y temer por el futuro de mi descendencia.

Ya somos mayorcitos querid@, no seré yo la que insista con la misma cantinela. Quizás si os lo cantan unos inhumanos cantores os quedéis con la copla. Póntelo, pónselo antes de la acción.

A follar a follar que el mundo se va a acabar.

Condenado por violación por quitarse el condón mientras practicaba sexo

Querid@s,

No sé si están al corriente de la noticia de un hombre francés condenado en Suiza por violación por quitarse sin avisar el condón mientras mantenía relaciones sexuales. Les pongo en antecedentes. Chico ve a chica en Tinder. Él le da a like y ella también. Ella es suiza, él francés. Acuerdan una primera cita a ciegas en junio del año pasado y parece que se caen bien. Quedan por segunda vez y deciden mantener relaciones sexuales. El trato es que sea con protección. En algún momento del polvo en el que ella está a lo que está, el amante francés, en un acto de absoluta premeditación y alevosía, y como quien no quiere la cosa, va y se quita el condón sin que ella se percate de su sucia maniobra. Con dos cojones.

Monsieur, ¿es que no se le ocurrió a usted preguntarle a la muchacha si podía quitarse el condón y follársela a pelo? Intuyo que conocedor de la futurible respuesta, decidió callar y esperar un momento de despiste de ella para desvestir su miembro viril.  Digo yo que le apretaría la gomita, le molestaría el caparazón, qué más da si ella no se va a enterar. Usted cambió a su libre albedrío unas normas del juego previamente acordadas, una jugada bastante sucia. Podrían (ella y usted) contraer enfermedades o provocar un indeseado embarazo, aunque ella no lo supiera. Fue una vez terminada la faena cuando ella se percató de que el francés había desenfundado su pene. Decidió denunciar los hechos y el juez ha decidido que la chica no habría accedido a tener sexo si las condiciones hubieran sido distintas a las pactadas. Según informa The Independent, la Corte Criminal de Lausana (Suiza) condenó el pasado lunes a este hombre que se pasó de listo por delito de violación. Ahora ha de hacer frente a una condena de doce meses de prisión. Entiendo que la próxima vez este monsieur  se lo pensará dos veces antes de hacer de las suyas.

Ya somos mayorcitos para discursos y moralinas de lo que se debe o no se debe hacer- en la cama cada pareja que haga lo que considere-, pero me parece estupendo que estas estratagemas traicioneras se penen y se castiguen. En Suiza, país muy avanzado en muchos menesteres, esta acción de quitarse el condón a traición cuando a uno le da la gana y seguir empotrando como si nada, puede considerarse una violación y ser delito si la otra parte implicada en el acto sexual piensa que hay condón de por medio. Según el abogado de la víctima, ésta es una sentencia pionera en el país. Desde este blog le damos una calurosa bienvenida; el sexo, con o sin condón, siempre bien clarito y con consentimiento.

Que follen mucho y mejor.

Cosas que no sabía de la píldora del día después

Querid@s,

Ayer me tuve que tomar la pastilla del día después. El condón se nos pinchó de tanto usarlo. Los accidentes ocurren. Desde 1996 la Organización Mundial de la Salud declaró que la píldora del día después es “un medicamento sin contra indicaciones absolutas”, y en nuestro país se vende libremente, aunque a muchos se les haya antojado emprender su propia batalla para restringir su venta en este país.

Desde el otro lado del mostrador la farmacéutica me la dispensó sin dignarse a mirarme a la cara. Imagino que no le parecería de buena ciudadana eso de comerse una pastilla para no quedarme preñada. Me sentí juzgadísima por esa señora que me miró con desprecio en cuanto pronuncié la píldora mágica y me retiró la mirada en un gesto de absoluta desaprobación cuando no tuvo más narices que entregármela de mala gana. 20 euros me costó la bromita. Ni que me la regalara usted señora. Sentí que me estaba crucificando, sentí esa mirada de superioridad y pude leer en su fruncido ceño frente que ya me había juzgado. Pecadora, indigna, asesina.

 Esta experiencia mía me recordó a aquel fallo del año pasado del Tribunal Constitucional (TC), en el que con el voto contrario de tres de sus magistrados, se dictó a favor de un farmacéutico (entiendo yo que hiper religioso y conservador) que se negó a dispensar la píldora poscoital en un farmacia de Sevilla amparándose en el derecho a la objeción de conciencia. Esta nueva decisión venía a invalidar la sanción que la Junta de Andalucía había impuesto al católico boticario por valor de 3.300 euros y reabrió el viejo debate sobre la conveniencia de regular la figura del objetor de conciencia si el farmacéutico en cuestión ostenta preceptos morales individuales que le impiden prestar servicios de interés público.

Que yo vendo en un supermercado y viene usted y quiere usted comprar carne, pues me niego a vendérsela porque soy vegetariana.

Que trabajo en una tienda de alimentación y quiere usted comprar vino, pues me niego porque no me parece correcto que usted beba.

No sé, no lo acabo de ver claro del todo. ¿Cómo lo ven ustedes?

¿Sería más adecuada su venta si fuera bajo prescripción médica? ¿Cabría establecer un máximo de veces que se puede dispensar esta pastilla a una misma mujer? ¿Qué ocurrre con las memores de edad?

Está claro que tomar esta píldora a la ligera no es ninguna tontería. Pero esto es de  una lógica aplastante. No creo que nadie en su sano juicio apoye que dos amantes jueguen a ser kamikazes y después de cada polvo sin protección ella vaya a la farmacia y se atiborre a pastillitas para no quedarse encinta. Además de que supone un chute de hormonas de tres pares de narices, acudir de forma sistemática a la pastilla del día después después de haberlo hecho sin preservativo y sólo para prevenir un embarazo no deseado es toda una declaración de intenciones descabelladas. En el sexo, más que el hecho de salir con un bobo o no de un polvo accidentado, el quid de la cuestión es evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Para ello, como siempre, la solución es una correcta educación al respecto. Pero en situaciones normales, en un escenario estándar, creo que nadie más que la mujer que se tome la píldora ha de juzgarla. A cada una el honor de comerse o no la pastilla.

Debates aparte, es la primera vez que me veo en la tesitura de la píldora del días después y había cosas que ignoraba y que quiero compartir con ustedes. La verdad es que me da igual si les parece bien o no que me la haya  tomado. Para aquellas mujeres que en algún momento de sus vidas sexuales necesiten recurrir a las píldora del día después, que sepan que no necesitan tomarla la mañana después de los hechos. Puede usted tomarla esa noche o incluso un par de días después. Ha de tomarse dentro de las 72 horas del imprevisto sexual. Eso sí, cuanto antes se la tome más efectiva será. Pero la píldora no es Magia Borrás. Nada lo es.

Imagino que lo saben, pero la píldora del día después no es lo mismo que la píldora abortiva. El primero retrasa la ovulación y, en algunos casos, evita que un óvulo que está fertilizado se implante en el revestimiento del útero. Lo que no hará es terminar con un embarazo existente.

¿Y después de la píldora? Es posible sentirse fenomenal después de haber tomado la píldora poscoital. Los efectos secundarios más comunes son náuseas y pérdidas de sangre. Entre los efectos secundarios menos habituales le puede tocar vómitos, fatiga, dolor de cabeza, dolor en los pechos, mareos y calambres. Pero también puede ocurrir que no se padezca ningún tipo de efecto secundario.

Una última advertencia antes de terminar. Tomar la píldora del día después no les protegerá de otras relaciones sexuales si no utilizan protección. De manera que si una tiene un imprevisto y se toma la píldora…ante la pregunta del millón ¿Puedo ponerme a follar como una loca y seguir estando protegida? Ningún estudio se ha pronunciado al respecto, pero será mejor que no tiente a la suerte. Haga lo que haga, especialmente con desconocidos, decídase por un método seguro. La pastilla del día después no protege de las enfermedades de transmisión sexual. Ningún remedio es efectivo 100%, así que usted misma. Milagros a Lourdes.

Que follen mucho y mejor.