Entradas etiquetadas como ‘escuelas-de-seducción’

¿Se puede aprender a seducir?

“El fracaso sexual no nos parece cómico ni divertido, sino trágico. Y lo pensamos porque lo hemos sufrido en nuestra propia piel durante años”. Así arranca el texto de presentación de la web de una de las muchas escuelas de seducción que han proliferado en los últimos años. Ésta en concreto promete “incrementar drásticamente tu éxito con las mujeres” y se encuentra en México, aunque en España las hay por toda la geografía nacional. “Escuela de ligar para singles”, “Cursos y talleres de seducción”, “Técnicas coaching para seducir”… La oferta es amplísima.

GTRES

GTRES

La mayoría hablan de espontaneidad y sinceridad, positivismo, perder el miedo, mejorar la confianza en uno mismo, además de dar una serie de consejos prácticos avalados, según dicen, por distintos estudios estadísticos. Ya sabéis, que si no perder la timidez, que si no invitar a la chica a la primera copa, etc. Los precios, en función de su duración y características, oscilan entre los 200 y los 500 euros. Por ejemplo, el curso prototipo de una de estas escuelas, con cuyos fundadores estuve charlando, son ocho horas de teoría repartidas en dos días y una clase práctica, que consiste en salir un sábado por la noche a una discoteca a intentar llevar a cabo lo aprendido.

Y yo me pregunto, ¿pero de verdad la gente se cree que por ir a un curso de estos va a ligar más? Serán prejuicios, lo admito, pero no puedo evitar que me suene a psicología barata de todo a 100 aderezada con una buena dosis de libros de autoayuda. Aunque bueno, si alguien me dice que le ayuda y que le funciona, pues yo me callo y le aplaudo, que al fin y al cabo cada uno hace lo que puede.

Hablo de esto porque la semana pasada tuve la ocasión de conocer personalmente a dos de los instructores de una de estas “escuelas”. Uno era el profesor veterano y el otro, un exalumno aventajado reclutado por su supuesto talento. Ambos se habían hecho amigos y salían juntos los fines de semana para “cazar”. “La regla de oro es la de las 72 horas. No llamar a la chica ni dar señales de vida hasta al menos tres días después de haberte liado con ella”, me explicaba el veterano. Yo no daba crédito.

Estábamos en un bar de Malasaña (Madrid) y pensé que igual, si los dejaba un rato, ponían en práctica su sabiduría y me callaban la boca, así que opté por no decir ni mú y retirarme a un rincón a observar. Pero nada, los dos tipos se pasaron toda la noche apoyados en la barra con una copa en la mano, mirando a su alrededor como aves rapaces, pero sin atreverse a dar un paso. Ni guapos ni feos ni mucho ni poco. Y esos eran el profesor y el alumno aventajado. Me pareció cruel recrearme en su fracaso, así que fingí no darme cuenta y opté cobardemente por una despedida a la francesa. Quien sabe, igual si me hubiera quedado hasta el final me hubiera llevado una sorpresa.