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Sexo en público, o cuando la pasión puede más que el pudor

A estas alturas creo que soy la última en haberlo visto. Me refiero al vídeo que hace unos días empezó a correr por la Red y en el que puede verse a una pareja haciendo el amor como si no hubiera un mañana en un cajero automático de esos acristalados en Oviedo. Poco parecía importarles el exceso de iluminación y que fuera hubiera decenas de curiosos muertos de risa haciéndoles vídeos y fotos y hasta vitoreando, aunque también había más de uno escandalizado que avisó a la Policía.

sexo en público

GTRES

Ellos como si nada, ahí seguían a lo suyo, completamente desnudos si no fuera por los calcetines, única prenda que ambos se dejaron puesta mientras el resto yacía desperdigada por el suelo del cajero (anda que ya les vale, ya puestos, podrían habérselos quitado, no sé qué resulta más escandaloso…). Incluso cuando dos policías nacionales llamaron a la puerta para advertirles de su presencia, la pareja continuó entregada a aquello que habían ido a hacer sin el más mínimo pudor. Solo se dieron por aludidos cuando los agentes decidieron entrar y ordenarles que hicieron el favor de parar y vestirse.

Cuando las ganas aprietan cualquier rincón es bueno, debieron de pensar. Pero digo yo, ¿No había uno más oscuro y tranquilito? Porque incluso en el caso de que fueran unos exhibicionistas que disfrutan siendo observados, ¿No hay otra manera de hacerlo que no implique enfrentarse a la apertura de diligencias por escándalo público?

La mayoría de la gente que conozco ha practicado sexo alguna vez a la intemperie o en un lugar no privado, ya fuera una playa, un parque, un coche, los baños de un bar, un edificio abandonado, etc. Casi todos lo hicieron cuando eran muy jóvenes y no tenían casa disponible ni dinero para pagar un hotel, pero también los hay cuyo encuentro fue fruto de una pasión tan fuerte como imprevista. Algún otro, aunque los menos, admiten que lo practican de vez en cuando solo por el placer que les provoca la adrenalina y el miedo a ser descubiertos. En Estados Unidos, por ejemplo, un estudio que realizó la cadena ABC reveló que el 57% de los adultos encuestados había hecho el amor en lugar en lugares públicos. ¿Qué opináis vosotros? ¿Formaríais parte de esa estadística?

La erótica del poder

“El poder es el mejor afrodisíaco”, dijo Kissinger. Y seguro que sabía de lo que hablaba, que por algo ha sido uno de los políticos más influyentes y poderosos del siglo XX. Estos días, viendo las noticias que llegan del Elíseo, no he podido evitar acordarme de aquello. En esta ocasión, se trata de un nuevo escándalo privado/sentimental con el presidente de la vecina república como protagonista y que ha acabado con la todavía primera dama, Valérie Trierweiler, ingresada debido al “fuerte golpe emocional”. La razón: los presuntos amoríos del susodicho con la actriz Julie Gayet, publicados el viernes por la revista Closer.

EFE

EFE

Una versión posmoderna de El príncipe y la corista, solo que con cuernos de por medio. Claro que no sé por qué se sorprende la afligida Valérie, porque es exactamente lo mismo que le pasó a la socialista Ségolène Royal, madre de los cuatro hijos de François Hollande y su esposa durante 30 años, cuando allá por el 2007, estando todavía casados, se lió con ella. Quien a hierro mata a hierro muere, que diría mi madre, aunque ya os he dicho otras veces que mi madre es una chunga.

Más allá del tema cuernos, con todo el jaleo que se ha montado, no he podido evitar mirar una foto del causante de tanto revuelo y pensar: ¿cómo demonios se las arregla este hombrecillo con pinta de oso amoroso para ser un auténtico fucker? Porque la lista no se queda en la glamourosa periodista ni en la conocida actriz francesa; antes hubo bastantes otras, casi siempre mujeres más jóvenes y hermosas. Y así, pensando en estas cosas, me acordé de su predecesor, Nicolas Sarkozy, y de sus flamantes zapatos con tacón, al más puro estilo Fary, junto a la siempre bella y enigmática Carla Bruni.

¿Pero cómo es posible? Y ahí es donde las palabras de Kissinger reaparecen en mi cabeza con una vigencia absoluta. Y no, no se trata solo de políticos ni ricachones. Actores, jefes, profesores… el poder se ejerce en cualquier ámbito de la vida y funciona como un imán, una especie de piedra filosofal capaz de convertir al más anodino de los seres en objeto de profunda atracción y deseo. ¿Misticismo?, ¿idealización?, ¿fantasía? Sea como fuere, es algo real. El poder embriaga. Lo que pasa es que luego hay que tener cuidado con la resaca.