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¿Por qué ahora las llamamos ‘ITS’ y no ‘ETS’?

Quienes tuvimos educación sexual, aprendimos rápido las tres letras que más nos iban a marcar la vida íntima desde aquel momento: una «E», una «T» y una «S», las siglas de Enfermedades de Transmisión Sexual.

preservativo protección sexual

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Daba igual qué quisiéramos poner en práctica en la cama.

Casi todas, parecían focos de contagio de enfermedades que, no sabíamos muy bien qué eran, pero sonaban terribles: gonorrea, clamidia, virus del papiloma humano, herpes…

Años más tarde, tanto en la comunidad médica como entre expertas en sexología, empezaron a usar cambiar «enfermedades» por «infecciones».

Es decir, en vez de ETS, ahora tenemos que hablar de infecciones de transmisión sexual. Pero, ¿a qué viene este cambio?

Por un lado, el objetivo de este cambio era alejarse del estigma que arrastra haberse contagiado.

Gracias a los tratamientos médicos, se puede vivir con las enfermedades y llevar una vida sexual normal.

También hablamos de ITS porque también se contempla a las personas que quedan infectadas, pero no muestran síntomas, que serían las que tienen la infección pero no la enfermedad, como Ellie en The Last of Us.

Al no tener síntomas, una infección es más difícil de diagnosticar, lo que hace que esa persona sea un foco de contagio y a su vez pueda hacer que otras personas se infecten (e incluso algunas terminen desarrollando la enfermedad).

Un ejemplo de esto es el herpes genital que, en cuanto desaparece el brote, no hay manera visible de saber si esa persona se ha contagiado.

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Ahora que ya está clara la diferenciación entre infecciones y enfermedades, la conclusión es que el objetivo es cuidar siempre nuestra salud sexual, sin dejarla en manos de que alguien nos diga que «es muy limpio» o que confiemos en su palabra, que no tiene nada.

Sin unas pruebas médicas recientes, no vamos a tener la garantía del estado de la otra persona (y hay que recordar que esto tampoco es 100% fiable porque hay enfermedades que tardan meses en ‘dar la cara’).

Por esa razón, solo usar métodos de protección en el sexo puede garantizarnos la seguridad de cuidar nuestra salud.

Y sí, eso incluye todo lo que implique no solo contacto entre fluidos como el semen o el flujo vaginal, sino también la saliva.

Por lo que el preservativo y las barreras orales de látex serían los dos sistemas que garantizarían que, independientemente de lo que hagamos (penetración vaginal, sexo anal, cunnilingus…), no haya riesgo de contagio.

Mara Mariño

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Cómo se contagia el herpes genital, sus síntomas… Una experta nos responde las dudas más comunes

El problema que tenemos con las enfermedades de transmisión sexual es que no nos las tomamos en serio. Nos parecen lejanas, esa cosa casi de ficción que lo más cerca que hemos visto ha sido en Bohemian Rhapsody.

Y es que muchas no dan la cara hasta que ha pasado un tiempo después del contagio, por lo que podemos estar meses -o incluso años- sin tener ni idea de que la hemos contraído.

Es el caso del herpes genital, por ejemplo, que puede estar en nuestro organismo sin que nos enteremos de su existencia. Es una de las más comunes con mayor distribución en la población mundial (y de la que puedes haberte contagiado sin darte cuenta).

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Es algo que me explica la doctora Virginia Benito, especialista en ginecología y obstetricia de Vithas Las Palmas sobre la venérea más extendida.

¿Qué es el herpes genital?
El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual causada por los virus herpes simplex tipo 1 (VHS-1) y el tipo 2 (VHS-2). Representa la primera causa de ulceración genital. El VHS-1 es un virus de gran tamaño y neurotrópico que causa principalmente infecciones orales, que van desde lesiones leves como el herpes labial hasta graves como la meningoencefalitis. El VHS-2 es muy similar, pero da lugar a infecciones anogenitales o herpes neonatal. Ambos subtipos pueden afectar a cualquiera de las áreas anatómicas referida. En los últimos años estos datos han variado, debido a los cambios socioculturales y prácticas sexuales de riesgo, manifestándose VHS-2 en lesiones labiales y aumentando la prevalencia de VHS-1 en infecciones anogenitales.

¿Cómo se contagia el herpes genital?
El ser humano es el único reservorio de la infección por VHS. La lesión por VHS continúa siendo la causa más frecuente de úlcera vulvar entre la población sexualmente activa. La transmisión se produce por contacto sexual, por contacto directo con la piel, mucosas o secreciones de la persona infectada, tanto desde personas que tienen lesiones ulcerativas típicas de la enfermedad, como desde personas sin lesiones ulcerativas pero infectadas por el virus en los que la mucosa genital, aunque aparentemente sea normal está transmitiendo virus desde su superficie.

¿Siempre que hay contagio salen úlceras?
Hay que tener en cuenta que la mayoría de estas infecciones son asintomáticas, lo que favorece la transmisión. La transmisión del VHS de un hombre a una mujer es mucho más frecuente que a la inversa. Una vez el virus penetra en el organismo permanece latente en los ganglios linfáticos de forma indefinida, lo cual favorece las reactivaciones.

¿Por qué reaparece?
Las recurrencias del herpes genital se producen por una reactivación de esta infección latente, que se ve favorecida por factores desencadenantes como la fiebre, el estrés o la menstruación. De este modo, el virus migra desde los ganglios linfáticos a través de las fibras nerviosas sensitivas a la región genital y reaparece la lesión herpética.

¿Cuáles son los síntomas del herpes genital?
En episodios sucesivos, tras una incubación de 2-10 días, la paciente comienza con síntomas locales intensos, múltiples lesiones dolorosas agrupadas, que inicialmente son vesículas con base eritematosa, para ulcerarse a las 48 horas y después cubrirse de un exudado gris-amarillento. Existen, además múltiples adenopatías bilaterales dolorosas y escozor tras la micción, acompañado de fiebre, malestar, mialgias, cefalea y náuseas. Las vesículas y las úlceras contienen múltiples partículas virales que son altamente infecciosas y la descamación viral se mantiene hasta que se reepitelizan las lesiones. Las complicaciones son muy raras en individuos inmunocompetentes, aunque están descritos casos de meningitis aséptica, lesiones extragenitales y retención urinaria. Las personas con VIH u otra inmunodeficiencia pueden sufrir procesos más graves.

En esta misma línea, hay que tener en cuenta que entre el 70-90% de las personas con VHS-2 y entre el 20-50% con VHS-1 genital presentarán un nuevo episodio en el primer año tras el primer episodio de herpes genital. Los episodios recurrentes se hallan precedidos de síntomas locales prodrómicos durante varios días (parestesias, picor o dolor); los síntomas locales son más leves que en el primer episodio, no hay manifestaciones sistémicas y tanto la duración del cuadro como la eliminación del virus se mantiene aproximadamente durante la mitad del tiempo.

¿Cómo se diagnostica el herpes genital?
El diagnóstico del herpes genital es clínico, un examen ginecológico detallado permitirá el diagnóstico de la lesión. No obstante, el aislamiento del virus en cultivo celular se mantiene como el estándar para el diagnóstico del herpes genital y se considera la prueba más sensible para detectar herpes infeccioso en las pruebas clínicas. Se obtiene líquido vesicular del interior de las vesículas y se envía al laboratorio para obtener el aislamiento del virus. Las pruebas serológicas tienen un papel limitado para el diagnóstico de la infección.

¿Cuál es el tratamiento adecuado para el herpes genital?
El uso de fármacos antivirales es beneficioso en la mayoría de los pacientes que presentan síntomas de infección herpética. El tratamiento episódico y supresor del herpes tiene como objetivo reducir la gravedad, la duración, la recurrencia de los síntomas y la prevención de la transmisión a personas no infectadas. Con ellos se consigue una curación más rápida de las lesiones y se atenúan los síntomas.

¿Después del tratamiento, se elimina el herpes?
No se consigue erradicar el virus latente y, por tanto, las lesiones vuelven a aparecer, aunque sí disminuyen en tiempo e intensidad. La administración del fármaco en la etapa más temprana posible de la infección proporciona el mayor beneficio terapéutico. Los regímenes son idénticos para VHS-1 y VHS-2. En el tratamiento del herpes genital se pueden utilizar el aciclovir, el valaciclovir y el famciclovir por vía oral. La duración recomendada es de 7 a 10 días, aunque en cualquiera de los casos las terapias con antivirales deben prolongarse hasta que las úlceras estén completamente cicatrizadas.

Duquesa Doslabios.

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¿Por qué ya no hablamos del VIH?

En el colegio, en la clase de educación sexual, ahí fue cuando me hablaron del sida por primera vez. El tema volvió a aparecer en una novela romántica y en una serie de HBO. Pero poco más. Vacío absoluto entre las tres ocasiones.

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Es como si el VIH ya no estuviera presente, como si se hubiera tomado unas vacaciones y solo nos lo hubiera recordado últimamente Bohemian Rhapsody con el fatal desenlace que, aunque no representan, sabemos que tuvo Freddy Mercury.

Puede que la noticia de que Nacho Vidal, el famoso actor de porno, podría haberse contagiado, algo que continúa sin estar del todo claro, haya avivado por unos días el tema de conversación. Pero, sinceramente, quitando esos casos ¿cuánto llevábamos sin hablar de ella?

Era algo que sacaba de sus casillas a mi anterior jefe. «Tú no te acuerdas, pero en los 90 había carteles por todas partes que te recordaban que podías contagiarte de sida. Y ahora fíjate. ¿Ves algo en la tele, en la radio, en las redes? ¿Cuántas campañas hay en marcha? Nada, es como si se hubiera erradicado cuando la gente se lo sigue pegando«.

La realidad, aunque ojalá fuera que ha desaparecido, es que continúa entre nosotros, silencioso pero matón, y no solo eso, sino que ha descendido la preocupación por contagiarse. Las barreras de protección no se toman tan en serio como hace unos años ya que el uso de esta clase de métodos ha descendido.

Y no solo eso, que se haya encontrado un tratamiento que permite vivir con la enfermedad sin que esta avance, ha hecho, en cierta manera, que dejemos de preocuparnos. Que nos relajemos. Pero, ¿es esa la postura inteligente? Obviamente no.

Cada año se diagnostican más de 4.000 casos nuevos en España. Es cierto que se sigue avanzando en las investigaciones, que hay casos con resultados positivos e incluso se conocen pacientes (dos en concreto) que han superado por completo la enfermedad.

Eso no quita que la prevención es la mejor medida que podemos tomar, y la única que está en nuestra mano para tener una vida y una sexualidad plenas y sanas.

Así que quiero aprovechar para recordar un concepto básico, ya que el mayor riesgo es el de no estar bien informado.

El VIH se contagia cuando fluidos como sangre, semen, líquido preseminal, secreciones rectales, secreciones vaginales o leche materna entran en contacto con una membrana mucosa (dentro del recto, la vagina, la abertura del pene y la boca) o una herida que pueda estar abierta y, por tanto, tener contacto con la sangre.

Para combatir esos contactos, los preservativos, para cualquier tipo de intercambio sexual, serán nuestros mayores aliados.

Duquesa Doslabios.

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Una píldora antes y después del sexo reduce la infección por VIH

El preservativo. Ese es a día de hoy el gran y más eficaz aliado a la hora de prevenir la infección por VIH. Conviene no olvidarlo, entre otras cosas porque además de ayudar a combatir el sida, hace lo propio con el resto de enfermedades de transmisión sexual, que aunque todos crean que es cosa de otros, se dan “hasta en las mejores familias”, como dice mi madre.

GTRES

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Dicho esto, un estudio realizado por la Agencia Nacional Francesa especializada en el sida (ANRS) acaba de ser presentado en Estados Unidos y ofrece resultados muy alentadores en cuanto a prevención. El ensayo clínico, realizado entre 400 hombres homosexuales, reveló que un fármaco utilizado para combatir el VIH, una píldora llamada Truvada, también puede servir para prevenirlo cuando se consume antes y después de tener relaciones sexuales de alto riesgo entre varones gays. En concreto, el riesgo de transmisión del virus entre ellos se redujo un 86%.

La Truvada es una pastilla que combina dos medicamentos, los retrovirales tenofovir y emtricitabine, y se usa actualmente de forma preventiva contra la infección por VIH en personas de alto riesgo a través de su ingesta diaria. Sin embargo, este estudio ha demostrado que el fármaco es más efectivo cuando se saltan algunas dosis. A los 400 sujetos participantes en el ensayo se les dieron placebos o Truvada y se les pidió tomar dos pastillas entre dos y 24 horas antes de tener relaciones sexuales, y una tercera píldora 24 horas después, así como una cuarta pastilla 48 horas después de la primera dosis. El resultado fue dos nuevas infecciones entre los que tomaban Truvada y 14 entre los que estaban con el placebo. Es decir, los que tomaron Truvada fueron un 86% menos propensos a contraer el virus.

De momento, tanto investigadores como médicos han sido muy cautelosos a la hora de presentar el medicamento por miedo a que la gente lo interprete como un “preservativo químico” y deje de utilizar los mejores y más efectivos métodos de prevención, que son, como hemos dicho, los condones de toda la vida.