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‘Slow love’ o tomarte las cosas con calma cuando estás conociendo a alguien

Recuerdo cuando terminó la pandemia como una etapa muy movida en cuanto ligoteo, era como si se hubiera desatado la revolución sexual que tanto canta La Casa Azul.

cita romántica

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Ahora, las mascarillas han desaparecido de la ecuación. Las restricciones también.

Podemos volver a acercarnos disimuladamente al borde de la mesa de la terraza, para estar más cerca de la otra persona, sin miedo de contagiarnos.

Total, hemos perdido la cuenta de las dosis de vacunas que llevamos encima.

Pero esa urgencia de después de los meses de cuarentena, ha terminado por diluirse.

Al encierro le ha seguido otro fenómeno: el de las bodas sin fin.

Las que se retrasaron se han concentrado en este verano y, cuando vas a la tercera de ellas, te planteas si no estaría bien dejar de dar tumbos sentimentales y tener alguna conversación más allá de «¿tienes la casa libre?».

Y es algo que también ha descubierto We-Vibe realizando una encuesta a solteros y solteras.

Lo mejor es que la conclusión a la que han llegado es que nos estamos tomando las cosas no solo con calma, sino con dedicación.

Conocerse bien a todos los niveles ya es más importante que si surge un polvete. La química está muy bien, pero la compatibilidad manda.

Y para averiguar si se tiene, las conversaciones previas son las que ayudan a que se vayan construyendo esa conexión emocional de cuando descubres que a la otra persona también le apasiona El Señor de los Anillos.

Una vez el vínculo emocional es seguido de la afinidad, la química en el sexo no puede faltar, es otra de las pruebas de fuego.

De hecho casi la mitad tanto de hombres como mujeres, terminarían una relación si sexualmente no es satisfactoria, revela el estudio.

Te puede interesar leer: Ni eres tú ni soy yo, es que somos sexualmente incompatibles

En nuestro caso, el 29% de las mujeres españolas tratan en profundidad el tema de los deseos y fantasías sexuales durante los tres primeros meses de relación, según el estudio de la empresa.

En el caso de ellos, el 27% lo tratan en el primer mes.

Y ahora la pregunta del millón, ¿cómo llego a ese punto de conexión?

Ana Lombardía, que es experta en bienestar y salud sexual de We-Vibe (y le entrevisté hace poco por el lanzamiento de su libro), tiene claro qué claves nos acercan.

Para empezar, es fundamental abrirse en cuanto a los miedos -especialmente si hay nervios de por medio-, también tener la paciencia de conocerse sin prisas por ‘recuperar el tiempo perdido’ y, sobre todo, coquetear.

Según la sexóloga, es como conducir, no se olvida nunca. Pero con un poco de práctica -en un bar, un plan con amigos, una sesión de entrenamiento en el parque-, puedes volver a dejar salir tus encantos y ver qué pasa.

En resumen, tómatelo como la slow food o el slow sex, tan de moda ahora. Hazte fan del slow love.

Mara Mariño

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Los perfiles que deberías buscar en Tinder si quieres algo más que ‘eso’

Mi última caída en Tinder fue tan breve como intensa. Sí, por un corto periodo de tiempo, me volví a descargar la aplicación.

Intenté confiar en todas las amigas que me habían asegurado que circulaba buen material y quise probar suerte.

UNSPLASH

«Hija, Tinder no, que hay mucha gente rara», dijo mi madre cuando se lo comenté. «Vaya que si la hay, voy a estar yo», le contesté en su momento.

Lo primero que comprobé es que, por mucho que llevara años sin usarla, no significaba que hubieran cambiado tanto las cosas. Es más, los chicos estaban igual.

Con más arrugas, claro (es lo que tiene poner el filtro entre 25 y 35 años), alguna que otra entrada e incluso hijos de anteriores relaciones, pero en esencia no habían cambiado nada.

Lo primero que hice fue ponerme una biografía molona. «Mis padres quieren nietos», escribí.

Ya con eso me aseguraba de que el 50% de hombres me vieran como un útero andante y no me siguieran el juego si su idea era una noche de pasión desenfrenada. Demasiado esfuerzo.

Del otro 50% solo hice match con un 10% de los cuales con 6 no llegué a tener química y la conversación se estancó en un ‘jajaja’ después del clásico «Qué tal y a qué te dedicas».

Dos de ellos confesarán que en verdad no buscan nada, que fluían y creían en las energías (la red flag de que aquello no va a pasar de una noche).

Uno parecía interesado pero me daría plantón y el que faltaba (¡bingo!) se convirtió en cita y terminaríamos pasándolo genial.

Y eso que mis filtros a la hora de hacer swipe right son bastante concisos. Antes que nada, una buena foto. Nada de plano movido, borroso u oscuro. Que se vea bien la cara.

Si además hay alguna haciendo ejercicio –fundamental que comparta el amor por el deporte– y me entra por el ojo, paso a la biografía.

Esos perfiles que solo tienen una cuenta de Instagram o una sucesión de emoticonos, no sé a dónde van, pero no me parece que poner «🌴🐶🍺🌎» pueda decirme sobre ti algo que no compartas con la mayoría de personas del planeta.

El interés en tomarse la aplicación como un pasatiempo o como una vía de conocer a alguien se traduce, para mí, en cosas algo elaboradas.

Amigo, no pongas solo tu altura o la frase de estado de Tuenti que llevabas a los 15 años. «Aporta o aparta», escribe bajo la imagen donde sale haciendo la peineta. Porque quiere ligar pero seguir siendo el más duro del barrio.

Si hay información curiosa es probable que de swipe a la derecha, más que nada porque puedo usarla para mantener la conversación (y ya si hace referencias a Los Simpsons, algún tipo de sarcasmo o habla de comida, me ha ganado).

Una vez hecho el match, me quedo a esperar a ver si se traduce en chat. Espero porque aunque por lo general prefiero llevar la iniciativa, en este caso sé que quienes me hablan se han visto mi perfil entero -al menos lo comprobé con la mayoría-, incluyendo la parte de darle nietos a mis padres.

Y, si no, en el momento que digo que mi idea es algo más que una noche esporádica vuelvo a hacer criba de usuarios.

Hablar es conectar. No hace falta que se chateen noventa veces al día, pero si algo tienen este tipo de interacciones rápidas es que enseguida percibes todo.

Te das cuenta de con quién no va a pasar del «¿y entonces qué has hecho hoy?» a diferencia de ese chico con el que te cuesta soltar el teléfono de lo mucho que estás disfrutando con la conversación.

Es ahí cuando el chat se queda corto y, más que pasar a WhatsApp o Instagram por un tiempo, ya me apetece quedar.

Lo de por qué me lo he vuelto a quitar ya es otra historia 😉

Duquesa Doslabios.

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Los 10 mejores y más potentes afrodisíacos para ponerse cachondos

Querid@s,

“No hay afrodisíaco como la inocencia” decía Jean Baudrillard.

Puede que así sea, pero a ustedes y a mí poco nos queda de ese candor de juventud. A un lado esos fármacos que no hacen sino engañar a nuestro organismo con estratosféricos chutes malignos, erecciones forzadas y supercherias inventadas por las gigantes farmacéuticas como son el Viagra, Cialis o Levitra. Déjese de estimulantes químicos y opte por el lado natural de las cosas. Sienta mucho mejor.

abuelitos

A continuación les sugiero una decena de afrodisíacos bizarros –que al igual que nosotros, poco albergan de inocentes- que son culpables de despertar el frenesí y el deseo sexual del paladar que ose degustarlos. Les advierto que son de complicado hallazgo en sus supermercados de confianza y puntos de venta habituales. Por orden casi alfabético.

1. Balut

En las islas Filipinas el balut es el pan de cada día, aunque a nosotros bien nos puede provocar unas inminentes ganas de vomitar. Huevos de pato con un embrión de unas 20 semanas de gestación. Bon appetit!

2. Carne de cobra

En algunos rincones del continente asiático se consume cual manjar de dioses. La sangre se mezcla con bebida. Se cuchichea desatan la libido.

3. Atta

Asi se hacen denominar las hormigas cortadoras de hojas que se comen especialmente en Colombia. Siguiendo la tradición, se regalan attas a los recien casados para que disfruten más y mejor de su noche de boda.

Andense con ojo, sólo las reinas son comestibles.

4. Mosca española

La cantárida o “mosca española” es un insecto alargado y verdoso que una vez muerto, seco y pulverizado, se transforma en una sustancia venenosa. Las secreciones de este escarabajo se viene utilizando desde hace siglos con fines sexuales. En dosis moderadas, provoca prolongadas erecciones en los penes de ellos y furor uterino en nosotras. Como todo en la vida, lo poco gusta y lo mucho cansa. Incluso mata.

La cantárida, un componente vasodilatador, reapareció en Francés a mediados del siglo XVIII debido a las «pastillas Richelieu», que permitía cargarse a alguien sin dejar rastro algunoy se utilizaban como Viagra natural. Esta mosca pizpireta tomada en exceso resulta letal. Apenas 2 gramos de polvo de cantáridas son suficientes para matar a un adulto) Al parecer, la mosca española pudo ser el venenoso afrodisíaco que mató a Fernando «El Católico». Parece que Fernando abusó de la mosca que al final del cuento le salió cojonera. Ya se sabe, si te pasas te lo pierdes.

marques de sade

Por su parte, grandes folladores de la Hisotoria como Giacomo Casanova y el Marqués de Sade echaban mano frecuentemente de la cantárida para aumentar la libido de sus presas sexuales. Marqués de Sade estuvo involucrado en el verano de 1772 en el llamado «caso de Marsella». El listo del marquesito, tras una orgía con un séquito de meretrices, fue acusado de envenenarlas al darles «mosca española». Finalmente fue sentenciado a muerte por sodomía y envenenamiento. Otro al que la mosca se le fue de las manos.

5. Pene de tigre 

En China, Taiwán y Corea del Sur el tigre (más bien su pene) se sirve como sopa para mejorar la potencia sexual. La costumbre de comer el pene de este animal salvaje para calentar motores ha provocado la caída en picado del número de estos felinos.

6. Pepino de mar

A mí este pepino me resulta especialmente repulsivo. No quiero ni pensar si me lo tengo que meter en la boca, por mucha forma fálica que posea. Estos animales marinos de la clase Holothuroidea pueden usarse frescos o secos en diversas recetas. Nuestros vecinos los chinos también lo consumen como afrodisíacos.

pepino cocinado

7. Pez globo

En algunas regiones como el Imperio del Sol Naciente, este animal es un maravilloso manjar y su particular venganza contra el ser humano tiene lugar entre fogones, cuando ya nos resulta completamente inofensivo. Aparentemente. La intoxicación por pez globo o fuguismo es un problema en Japón, donde existe un 60% de casos mortales por ingerir la carne de este animal acuático. Cortar y cocinar este pez de armas tormar, aun después de muerto, debe recaer en manos de expertos cocineros que posean un certificado especial. Un pez globo mal preparado puede matarle. Y no estoy bromeando.

8. Pipi de babuino

Para los que se atrevan, este pipi es primo hermano de saborear una lluvia dorada en toda la boca. En Zimbabue la orina de babuino se consume para curar males sexuales. Allá cada uno.

9. Sopa de nido

Le llaman el caviar del este y se prepara exactamente con nidos de pájaro. Aseguran que aumenta la potencia sexual. Personalmente esta sopita de ave no me dice nada. Y a ustedes?

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10. Vino tinto

Aunque el vino tinto de raro no tiene nada, de entre todos los afrodisíacos que puede uno encontrarse, es mi preferido. El vino, aunque sea un tintorro peleón, posee antioxidantes que son los culpables de ese beneficioso efecto llamado vasodilatador. Consumir vino con moderación (con un par de copitas diarias va que chuta) incrementa la lubricación vaginal y potencia la erección masculina. Brindemos pues. Por su salud y la mía.

Para disparar la libido no olviden añadir a la lista de la compra alguno de estos alimentos. Pero no se pasen, no vaya a salirles el tiro por la culata. Son los afrodisíacos mas rarunos que  existen, todos ellos curiosas sustancias y criaturas que nos aportan vigor. Y más que amor, frenesí.

¿Se han atrevido ya con alguno? Como es lógico el vino no cuenta.
Que follen mucho y mejor.