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PGAD: la tortura de tener 100 orgasmos al día

Cocinando, de paseo, en el trabajo, cuidando de tus hijos, en la consulta del médico o hasta en un funeral. No importa el cómo, el cuándo ni el dónde, porque puede asaltarte en cualquier momento y circunstancia. Se trata del Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PGAD, por sus siglas en inglés), un desorden sexual consistente en la presencia de tensión en los genitales acompañada de excitación sexual continua, sin que exista deseo sexual previo. La consecuencia directa es la experimentación de orgasmos incontrolados y sin necesidad de estimulación las 24 horas del día, algo que, lejos de proporcionar placer, condiciona la vida de aquellas personas que lo padecen hasta el punto de convertirla, en ocasiones, en un auténtico infierno.

PGAD

GTRES

Es el caso del estadounidense Dale Decker, como él mismo contaba hace unos días al diario DailyMail: «Imagine que usted está de rodillas en el funeral de su padre junto a su ataúd y, mientras se despide de él, tiene un orgasmo mientras está toda la familia presente (…) También me pasó en el supermercado y cuando terminó había unas 150 personas mirándome. ¿Por qué iba a salir de la casa cuando me puede volver a pasar algo así?”, explicaba Decker, de 37 años, casado y padre de dos hijos. Durante los últimos dos años ha sufrido 100 orgasmos al día, según cuenta, pero no ha disfrutado de ninguno de ellos. Lo que él describe como un calvario empezó en septiembre de 2012, cuando se cayó de una silla y se le desplazó una vértebra. Sufrió un traumatismo de los nervios pélvicos que le provoca hipersensilibilidad, una situación que ha descrito como «repugnante y horrible”. Desde entonces vive enclaustrado, atormentado por el miedo y la vergüenza. Se muere de culpa si tiene un orgasmo frente a sus hijos, por lo que ya no cuida de ellos, y aunque su mujer lo apoya, han empezado a dormir en camas separadas. Y eso dentro de la familia, imaginaos además cómo puede afectar a nivel sociolaboral.

El PGAD fue descrito por primera vez en 2001 y es considerado oficialmente una disfunción sexual desde 2003. En un principio se pensó que afectaba únicamente a mujeres, aunque últimamente se han venido describiendo casos también en hombres. Las féminas que lo sufren sienten que aumenta su frecuencia cardíaca, se acelera su respiración y su musculatura pélvica se contrae. En definitiva, se trata del cuerpo preparándose para el orgasmo, solo que, como decíamos, sin que exista en ningún caso deseo sexual previo. En cuanto a los hombres, la estimulación no va siempre acompañada de eyaculaciones y se producen los denominados “orgasmos secos”. No hay que confundirlo, no obstante, con la multiorgasmia, un fenómeno que no es patológico en sí mismo y que se caracteriza por la posibilidad de llegar al clímax varias veces seguidas. Tampoco tiene que ver con la hipersexualidad.

Las causas que lo generan no están nada claras, en realidad. Se alude a razones tanto físicas como psicológicas. Algunos expertos lo han relacionado con la presencia de malformaciones, tumores en la zona genital, consumo de psicofármacos, cambios vasculares, problemas neurológicos, etc. Se puede experimentar, además, de formas muy diversas. Hay personas que están permanentemente en una especie de estado preorgásmico, sin llegar a culminar, y otras que van alternando un orgasmo tras otro a lo largo del día. En cualquier caso, el denominador común es la angustia, la desesperación y el sufrimiento. La imposibilidad de llevar una vida normal desemboca en frustración extrema, genera en la mayoría de ocasiones la pérdida de interés en las relaciones sexuales y muchos pacientes acaban sufriendo depresiones e incluso ideas suicidas. Vamos, que no es ninguna tontería. Por ello, la ayuda psicológica es, además de la médica, más que fundamental.