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Los mejores preliminares para volver loco a su hombre en la cama

¡Querid@s!

Allá por el mes de mayo comentamos los mejores preliminares sexuales para volver loca a una mujer. Ahora le toca el turno a esos prolegómenos que a ellos les pone como locos, y no estoy hablando de llevarse a su madre a vivir a casa o ponerse a cocinar como una descosida en medio de la noche. No se emocionen, la que propongo no pretende ser una guía infalible de remedios milagrosos. A cada uno le va lo suyo, y eso mismo que a un hombre le pone verraco a otro puede no hacerle ni pueñetera gracia. En esta humilde empresa solo trataré de aportar unos cuantos truquitos de andar por casa para encender a su hombre, y de paso, a la leona que habita en su interior.

Permítanme que insista. No hay soluciones mágicas ni antídotos universales, salvo que usted sea una hembra de armas tomar y una egoísta a la que le gusta gozar en la cama. Sin prejuicios, sin complejos, sin pudor, como esa mujer por la que a la de ya yo me cambiaba de acera.

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Milo Manara

Cariñitos para ellos

Eso de que los hombres son más simples que el mecanismo de un bolígrafo (especialmente en el terreno sexual) no lo veo claro del todo. Desde luego son menos complejos que nosotras, gracias a Dios. Pero eso no quiere decir que a todos les apasione llegar y meterla sin más dilación. A los caballeros también les agrada recibir cariñitos, que les colmen de besos, sentirse deseados, que les chupen el lóbulo, los dedos de la manos (algunos incluso de los pies), incluso las pelotas. No hagan ascos al arte de mamar, todo es cogerle el tranquillo. Ellos no son sólo una máquina hecha para penetrar, también tienen su corazoncito, y además de un pene hermoso y lustroso (unos más que otros), habitan un cuerpo en el que, si investiga usted con paciencia, descubrirá unas cuantas zonas erógenas. Y los mejores preliminares para volverle loco…

1. Póngale pasión. Un buen chorro de pasión es lo que hay que echarle al sexo, y a la vida también. Añadir este ingrediente a cualquiera que sea su receta sexual sí es infalible. Pasión, leñe, pasión. En todo lo que haga en este mundanal paseo que es la vida. Si le besa, si le abraza, si se enreda en él, si se lo come entero, o pone toda la leña en el asador o dedíquese a otra cosa.

Por si les apetece verla entera.

2. ¡Comunicación! La comunicación lo es todo. Además de estimularle los cinco sentidos, dele un poco al sexy talking. Unos susurros al odio, una voz sugerente pidiendo guerra o declarando amor. Y si todo esto viene acompañado de un mordisco con premeditación, lujuria y alevosía en el lóbulo, mejor que mejor. Alguien sugirió que “la mejor forma de llegar a los ovarios es por la trompa de Eustaquio”. Quizás a las pelotas también. Hable con él, a veces susurrando, a veces directa, a veces ruda, a veces cariñosa, a veces tímida, a veces osada, a veces provocando, a veces riendo, a veces gimiendo. Les gusta que con una voz sexy le diga lo que quiere hacerle «aquí y ahora» y lo que quiere usted que él le haga. Esas cosas que le gustan, pero le da vergüenza reconocer.

3. Risas, sonrisas, páselo teta piruleta: A ver no es que follar tenga que ser una desternillante comedia, pero el sexo siempre es mejor si es divertido. Condimente la sesión con hilaridad y no tema mearse de la risa. Sin pasarse,  no es cuestión de que el polvo se convierta en una carcajada constante o pensará que está usted loca de atar. Que no le quepa la menor duda de que si él ve que es usted una disfrutona, una atrevida de la vida, se volverá crazy. No se engañe, un hombre al que le importa un bledo hacerla disfrutar apenas merece el título de hombre. O no le importa usted un miserable pepino.

4. ¡Sorpresa! Está claro que a cada uno nos va una cosa, pero a todos nos gusta que nos sorprendan. ¿O no? Improvise algo picante, un baile, una sesión de BDSM, en el que él sea su Marqués de Sade y usted acabe con los cachetes ensangrentados y maniatada a la pata de la cama.

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Opciones menos sangrientas son vestirse con un conjuntito mono, llévese el consolador a la cama o invita a una tercera persona a a fiesta, a ver cómo se queda. A algunos hombres les agrada que les metan el dedo por el culo, así sin previo aviso. No sé, pruebe, aunque para estos menesteres de penetración anal, quizás sea mejor para todos preguntar antes de meter el dedo en la llaga. Algo menos delicado es que le haga usted al afortunado una sesión en la que combine el contorsionismo y el funambulismo, a ver lo que sale. Lo más seguro de todo, dentro de la actividades con facto sorpresa, es que se ponga usted mirando pa Cuenca, que él ya sabrá qué hacer con usted. Seguro que se lleva una alegría.

5. Siguiente nivel: Si quieres hacer rugir a su tigre, no le va a bastar con follar en la manida posturita del misionero y hacerle una mamadita monda y lironda. Le toca demostrar que además de abrirse de piernas, está usted también dispuesta a abrir su concupiscente mente. Abrace con entusiasmo las nuevas experiencias, demuestre que usted no le tiene miedo a nada. Demuéstrele que es usted una valiente, una chica todo terreno, una mujer de armas tomar.  ¿Quién dijo miedo? Usted no querida, porque usted sabe lo que es buena, sabe a lo que ha venido y usted se ríe en la cara del peligro. Estás preparada para pasar al siguiente nivel. La cuestión es si él realmente lo está.

6. Que viva la hembra que lleva dentro. Todo lo que les he contado está muy bien (o no, para gustos los colores), pero sobre todo saque a la hembra que lleva dentro. ¿Cómo? No se ralle, no se vuelva loca pensando en el pacer del otro y céntrese en usted. Responsabilícense de su placer, no del ajeno. No se trata de que se la traiga al pairo el gozo del otro, pero que cada uno que se centre en su sexualidad, y Dios en la de todos. Tendrá un efecto perturbador, se lo aseguro.

7. Y para terminar, fólleselo. No estoy diciendo que sea él quien la folle, sino que sea usted la que se lo folle a él. Literalmente.

Que follen mucho y mejor.