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The Sex Factor: El reality show en busca de las nuevas estrellas del porno

Querid@s,

Éramos pocos y parió la abuela. No bastaba con Supershore y su sexo gratuito y desmadrado, el manido edredoning de Gran Hermano o los escarceos a escondidas de la madre de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? que ahora a los americanos se les ha ocurrido la tórrida idea de llevar a la caja tonta el porno puro y duro en forma de reality show. Me encanta.

Y es que el porno se ve cada vez menos sucio y más sexy. A pesar de que a muchos todavía les sigue pareciendo una práctica para gente que no es más que una panda de degenerados y enfermos, aunque ellos mismos lo visionen en solitario y lo nieguen después. Cometer el acto para después negarlo, y no solo eso, condenarlo. Esta es una de las grandes miserias del ser humano que tantas desgracias nos brinda.

Los tiempos cambian y parece que el porno se ha impregnado de un halo de glamour, aunque en el mundo de la pornografía no sea oro todo lo que reluce. Pero eso ya es otro cantar del que debatiremos en otra ocasión. Gracias a Dios, pero sobre todo a la evolución de las sociedades modernas, al porno se le ha liberado de esa infamia marginal que no le abandonaba ni a sol ni a sombra. El porno ya no es lo que fue en el siglo pasado. El porno ya no es cosa de putas y guarras, de inmorales, de suci@s, de maricones o de pervertid@s como dirían las más envenenadas de las malas lenguas.

Ahora es cosa de todos. Lo ven las madres, los padres, los hijos, hasta nuestros mayores. ¿Qué piensan, que solo ustedes tienen derecho? No sean injustos. Por eso a la gente que le gusta el sexo tiene cada vez menos reparos en follar delante de las cámaras. Y esto es precisamente lo que está ocurriendo en el nuevo reality show norteamericano The Sex Factory.

The Sex Factor es la nueva apuesta de la conocida web porno Xhamster. La productora enfrenta en una serie online a ocho hombres y ocho mujeres en la liza por convertirse en la nueva pornstar, y de paso meterse en el bolsillo un sabroso y no menos estelar contrato de un millón de dólares. Los dieciséis concursantes hincarán codos (y rodillas) en esta academia que enseña a sus alumnos a convertirse en la nueva estrella del porno. El concurso, que estrenó su primer episodio hace una semana, pone a prueba las habilidades de los alumnos en los asuntos sexuales para coronar a los reyes del porno y conseguir llevar a su equipo hasta la victoria. Es decir, dicks vs chicks. Pueden disfrutar por la cara de la primera entrega en la web Sexfactor

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Que sepan que The Sex Factor no es el primer concurso porno de la Historia. En 2005 se estrenó el reality Jenna’s American Sex Star, de PlayboyTV. Jóvenes aspirantes a actriz porno competían entre ellas por un jugoso contrato y toda la gloria que el porno promete y que quizás, después de metido nada de lo prometido. El programa tuvo dos temporadas y una excelente acogida. No sorprende el éxito, pues su presentadora era ni más ni menos que la legendaria actriz porno Jenna Jameson. Por si tal bello reclamo fuera escaso, el reality online contaba con un jurado de excepción entre cuyos miembros más viriles despuntaban Ron Jeremy y Gene Simmons, de Kiss, aunque este último hizo una única participación estelar como juez durante un capítulo.

Desconozco el programa de estudios completo, pero entre las asignaturas que los dedicados alumnos habrán de estudiar con ahínco destacan los besos y las felaciones. Estas ultimas vienen con un valor añadido y decisivo: un cronómetro. Ergo, es preciso eyacular (y conseguir que el otro eyacule) en un tiempo determinado o se va un@ por donde ha venido. No se andan con chiquitas estos de The Sex Factory. No me extraña, atendiendo al elenco de presentadores y al jurado. Sexies y expertos en la materia a más no poder. La presentadora estelar es Asa Akira, reconocida actriz porno y ganadora en su momento del AVN Award a mejor actriz porno. Junto a ella, un jurado muy especial. Tori Black, Remy LaCroix, Lexi Belle y Keiran Lee son los coaches sexuales que echarán una mano -aunque desconozco hasta qué punto- a los participantes para demostrar lo que valen delante de las cámaras.

El jurado de 'The Sex Factor'

El jurado de ‘The Sex Factor’

Pero…siempre tiene que hablar un pero. Los ósculos incluyen besos lésbicos, cómo no, pero por alguna razón ni se toca el tema de la homosexualidad. Ya estamos otra vez con el rollito sexista. Dos mujeres sí se pueden besar apasionadamente, pero no dos homosexuales. De nuevo la jodida censura, incluso en el porno. Manda huevos. Otro factor del primer episodio son los gemidos. Imagino que a estas alturas de la vida, y de la película (porno), todos sabemos que esos gritos que ellas ponen en el cielo no son reales, vamos que son producto del fingimiento.

No pienso ser la inoportuna spoiler de turno, aunque ya les adelanto que ni se casan, ni comen perdices. Eso sí, felices se les ve un rato. Y el final feliz está garantizado. De sobra.

Buen fin de semana. Que follen mucho y mejor. 

Hagamos una peli porno

Querid@s,

Les propongo rodar su propia película porno. No se me asusten, vayamos por partes. El porno, a pesar del esfuerzo de muchos, desgraciadamente sigue siendo un tema del que a la gran mayoría le cuesta hablar. Al género masculino el porno le cautivó irremediablemente en los albores de sus vidas, cuando eran adolescentes imberbes y estaban salidísimos. Las mujeres en cambio nos subimos al tren del cine porno algo más tarde y seguramente no de una forma tan liberada, independiente y libre de culpas como ellos. Coqueteamos con films eróticos y sensuales, nos asomamos para ver en la pantalla porno vainilla y algunas se atreven con el porno mainstream de toda la vida con un mínimo diálogo, pobre y deficiente que más le habría valido ahorrarse al director.

Afortunadamente hay otro porno.

Ahora es su turno, si les apetece. Les toca tomar las riendas del cine porno y grabar su vídeo casero. Que decidan divulgarlo por internet y compartirlo en las redes sociales, youtube,  etc… es decisión suya. Creo que es mejor que no lo hagan, estas cosas siempre deben quedar en la intimidad si quieren evitar posible escándalos futuros online. Yo lo he probado un par de veces y me ha encantado. A él le excitó muchísimo la idea tanto que me dijo que «era como darme el poder, devolverles a los 14 años cuando era un adolescente calenturiento que veía clandestinamente porno con sus compañeros de clase.»

Ingredientes básicos para rodar una buena película porno:

– No se olviden del placer femenino, por ello practiquen mucho el cunnilingus.

VanillaPorn

Estética, calidad de imagen y decorados , vamos lo que viene siendo el atrezzo de toda la vida. Esto es tan importante como el mismísimo polvo, pues se trata de crear una proyección que sea capaz de excitar a través de la vista y en todos los sentidos. No es lo mismo un hostal de mala muerte que una habitación con velas, incienso, decorada con gusto y música sugerente sonando de fondo.

– Procuren incluir en la película muchas escenas eróticas antes del sexo explícito, que también lo tiene que haber obviamente. Que haya una dosis considerable de preliminares.

– Narren una mínima historia coherente, porque la leyenda urbana del fontanero que llega a casa y a los cinco minutos nos tiene a cuatro patas y mirando a la Meca no se lo traga nadie.

– Un mínimo diálogo. Dejen volar su imaginación.

Despierten esos leones que llevan dentro. Suéltense la melena y entréguense a la causa. 1,2,3 Porno acción.

Que follen mucho y mejor

¿Eyaculamos o nos meamos?

Querid@s,

Tengo una pregunta para ustedes las mujeres. Sean sinceras. ¿Paran mientras hacen el amor para ir al baño o son de las que esperan a terminar para hacerlo? ¿Sienten que se están haciendo pis? Quizás no se esté usted miccionando, porque puede ser que lo que ocurre es que está usted a punto de eyacular. Sí señora. ¿Contrae los músculos pélvicos para no mearse encima? Mal. Erróneamente piensa que se está haciendo pis, o bien sabe que va a eyacular pero tiene miedo, o le da vergüenza correrse como lo hacen ellos. Mal también. Márquese una de squirting. Se mee o no.

Con el porno se ha puesto en boga el squirting, o como deliciosamente lo denominan los franceses, esas ‘fuentes de amor’ que las porn stars más expertas hacen emanar de sus bajas pasiones como si nada. Ya me gustaría a mí. Este misterioso líquido sigue siendo un enigma sexual para la ciencia. Doble misterio. Por una parte, ¿qué lleva y de dónde viene ese líquido? y, por otra, ¿Pueden todas las féminas experimenta dicha lúbrica experiencia? En el caso de las actrices porno, mana a borbotones y sin esfuerzo aparente por parte de ella. Pero es más que probable que en estos casos cinematográficas haya un gran montaje detrás del lúbrico espectáculo. O sea fruto de constancia y perseverantes ejercicios de la musculatura vaginal. Para las ciudadanas de a pie, lo normal es que salga una cantidad considerable de líquido, pero sin tanta parafernalia.

ERIK PANOV

¿QUÉ ES Y DE DÓNDE VIENE?

En cuanto al primer enigma, parece que los expertos no se ponen de acuerdo. Si los doctos en  la materia no se aclaran, no me llega el agua al cuello el dilema que esto puedo provocar entre el resto de los mortales que siempre tenemos opiniones para todo.

Por una parte, algunos estudios, como el del Hospital Parly de Le Chesnay, concluyen que la dichosa eyaculación es únicamente orina. Al contrario, son muchas las sexólogas que no opinan lo mismo. Deborah Sundahl, autora de Female Ejaculation and the G-Spot (Eyaculación Femenina y el Punto G), deja muy claro que esto no es así y que el legendario líquido expulsado por la uretra es una mezcla de fosfata ácida prostática, glucosa, fructosa y un poquito de micción. Vamos, algo muy parecido a lo que emana del pene durante el orgasmo, sólo que, no lleva semen. Sensorialmente es un fluido claro, prácticamente inodoro que apenas mancha las sábanas, que no sabe a nada y con un alto contenido en PSA (antígeno prostático específico).

En lo que sí hay bendito quorum es en que la culpa la tienen las glándulas de Skeene, situadas en la pared anterior de la vagina, alrededor del orificio externo de la uretra. El gran debate es si se trata de pis o no.

¿Y LA SENSACIÓN ES?

La sensación que procura también es una cuestión peliaguda. ¿Es un orgasmo o no lo es? La sensación es de gustirrinín y desahogo, como cuando un@ se quita un peso de encima, pero no es como llegar a la eclosión sexual. Es placentera, pero no orgásmica. Pero si suena flauta, podemos hacer las dos cosas a la vez: eyacular y llegar al orgasmo. O una cosa puede conducir a la otra. ¿No es maravilloso?

¿CÓMO LLEGAR?

Buenas noticias. Todas las mujeres podemos eyacular. Eso sí, siempre será más fácil conseguirlo si está usted excitada y se le estimula como toca (bien) y donde toca (glándulas de Skeene). Esto no es magia potagia, simplemente se trata de pasárselo bien, no obsesionarse y estar tranquila y relajadita. Pero no va a ser todo llegar y besar el Santo, así que trate de que los movimientos que le han de llevar a la eyaculación sean rítmicos y continuos. Cuando sienta que está a puntito de eyacular, NO contraiga los músculos pélvicos por miedo o por vergüenza (me da igual el motivo, no lo haga por favor), sino todo lo contrario. Como las parturientas, empuje hacia fuera. Puede probar también con la estimulación anal llevando a cabo ese mismo movimiento pero en la pared que toca la vagina.

Y PARA EYACULAR…

Si esto no es suficiente y quiere convertirse en una squirter profesional, léase el libro y póngase manos a la obra. Es una reivindicación de la eyaculación femenina y aporta una sugerente y práctica guía para alcanzarla a través de la concienciación y el fortalecimiento de la musculatura vaginal. Para provocarla a su gusto y discreción.

Pero sobretodo déjese de miedos y no se avergüence de nada. No teman que sus parejas piensen que lo que realmente está viendo manar procede de la mismísima vejiga. Y si se hace pis, no pasa absolutamente nada. No será más engorroso y difícil de limpiar que la eyaculación masculina.

Que follen mucho y mejor.

En busca del porno ético y de Erika Lust

Querid@s,

Cuánto daño ha hecho el porno tradicional hecho por hombres para hombres. Por muchos motivos. Sólo diré uno. Porque un polvo no tiene porque empezar siempre con una mamada y terminar siempre con él corriéndose en la boca de ella. Muy predecible todo, muy poco original, muy manido principio y final. Bueno dos. Porque no vamos todas depiladas como si fuéramos prepúberes. O tres. Porque la estética sí importa. Pero aun así, si ustedes consumen porno, no se puede negar que es excitante y divertido ver como esos actores desconocidos (algunos no tanto) follan como si no hubiera un mañana.

La actriz porno y feminista Annie Sprinkle dijo una vez que “la solución al porno malo no es que no haya porno…es intentar hacer mejor porno.” Esta máxima es lo que su productora y otras similares están intentando conseguir mediante un porno ético. Y por qué no, un porno más estético, más bonito, más romántico. En definitiva, más real.

Algunas actrices se han cansado de este tipo de porno. Se han cansado de ser explotadas, de aparecer como meros objetos sexuales y de que otros se beneficiaran de su trabajo. Así, actrices y directoras porno están cambiando la forma de hacer porno e incluso el contenido sexual del mismo. El movimiento responde al nombre de «porno ético» y está poniendo patas arriba el mundo del porno tradicional. Es lo que buscábamos muchas mujeres  y hombres a los que nos gusta ver porno, pero sin sentirnos cómplices de una industria muchas veces degradante y abusiva. ¡El porno ético es lo nuestro!

En España, la pionera del porno ético es Erika Lust. Esta directora sueca afincada en Barcelona comenzó con un porno para mujeres, que fue descubriendo que también gustaba a muchos hombres. Después surgieron nuevas productoras independientes que dignificaron el género con propuestas más creativas.

Erika Lust

El concepto de porno ético no es ni más ni menos que aplicar al porno una serie de “buenas prácticas” que tienen como finalidad desafiar la idea de que el porno es necesariamente explotador, denigrante o abusivo. Tanto la esencia como la finalidad del porno ético difieren de las del porno mainstream, que casi nunca, cumple con las máximas imprescindibles para que ese porno que vemos sea ético y responsable.

  • Tratar a los actores con respeto. A los actores se les da la libertad de tomar decisiones sobre lo que han de hacer durante la película. Algunas productoras de cine porno ético incluso permiten a los actores decidir el contenido sexual. Además se les paga un salario digno y pueden escoger los medios anticonceptivos y de protección contra enfermedades de transmisión sexual.
  • Mostrar sexo y placer reales. El porno ético quiere mostrar todas las cosas buenas que nos gustan del sexo y que no siempre encontramos en el porno tradicional. Se busca la intimidad, las risas, la conexión entre las personas que están teniendo sexo y sentimiento. Las parejas, tríos o grupos follan ante las cámaras como cualquier otro actor o actriz porno, pero sus rostros, sus gestos, sus polvos se ven y suenan diferente. Son más de verdad. Las escenas salen solas, las posturas son menos forzadas, los polvos menos encorsetados y el resultado es más natural. Algunas productoras sólo trabajan con parejas reales.

  • Enfatizar en la diversidad. Las productoras independientes se esmeran en mostrar distintos tipos de cuerpos, sexualidades y razas. Algunas productoras prestan especial predilección por comunidades que han sido tradicionalmente marginadas y ninguneadas por el porno mainstream. Si se pertenece al colectivo LGBTQ o a una minoría, si se tiene alguna discapacidad física, o no se es delgado y joven, este tipo de porno ofrece la oportunidad de ver gente como tú, como cada uno de nosotros disfrutando del sexo.
  • Más y mejor estética: Las productoras independientes éticas se decantan por estéticas que ya nada tienen que ver con el fontanero casposo o la rubia californiana recauchutada con taconazos de infarto. En el porno ético se llevan las gafas, los piercings, las coletas, las gafas y la ropa interior sin encajes. La productora Abbywinters prohíbe a sus actrices emplear maquillaje. La productora Four Rooms promueve un porno artístico, Lust Films juega con una exquisita estética en la que la feminidad y el atractivo distan una eternidad de los clichés del porno mainstream.

Si nunca ha pensado sobre la ética o la falta de ella en el porno mainstream, piense que nunca es tarde si la dicha es buena. Les sugiero que intenten buscar estos ingredientes la próxima vez que vean porno. Si quieren, claro.

Que follen mucho y mejor.