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Bodas sin novio ya disponibles en Japón

Querid@s,

Japón es un país extraño, raro de cojones diría yo. Como poco es diametralmente opuesto a nuestra querida España. Hace poco una amiga volvió de vacaciones del país nipón y me comentó, entre risas, las excentricidades que ahí descubrió. Además de los restaurantes donde usted puede comerse el culo de una señorita, sepan que hay bares para acariciar gatos por horas, empresas que ofrecen a los más orgullosos alguien que presenta sus disculpas en su nombre (con llanto incluido, si así lo desea el cliente), o la animalista Unagi Travel que se lleva a tus peluches de vacaciones, por si andan demasiado estresados con sus quehaceres diarios. Vean.

¿Estamos locos o qué? Pero el último grito en servicios raros de cojones tiene que ver con el amor. Escúcheme señora. Usted que lleva planeando su boda al detalle desde que su prima lejana contrajo matrimonio. Usted que ya sabe la canción que bailará con su marido para inaugurar el baile, usted que sabe hasta a quien regalará el ramo y el destino de la luna de miel. Usted que desea imperiosamente casarse, pero -un pequeño detalle sin importancia- no tiene con quien, deje de preocuparse porque ya puede casarse. Lamento decirle que no en España, todavía estamos en servicios nupciales, pero si en Japón. ¿Dónde sino?  

Resulta que existe una agencia de viajes japonesa que le llevará al altar sin necesidad de pasar por él. ¿Cómo se queda? La revolucionaria agencia de viajes que brinda este extraño servicio nupcial se llama Cerca TravelDate la oportunidad de sentirte como una princesa en la preciosa y encantadora ciudad de Kyoto es cómo anuncian este servicio llamado Kyoto Solo Wedding exclusivamente dirigido a las mujeres. Nos ofrece la posibilidad de enfundarnos en un traje de novia, pasar por el altar y poder inmortalizar para siempre toda la experiencia en un álbum de fotos. En sus seis primeros meses este servicio contó con más de 130 clientas. Poca broma.

¿Cuánto cuesta la broma?

El precio de este servicio ronda de los 2.500 a los 3.000 euros.

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¿Cuál es el plan?

El plan consiste en ponerse en la piel de una novia real y pasar por una experiencia similar a la que se vive el día más feliz de nuestra vida. El excéntrico servicio tiene una duración de dos días, con una noche de hotel incluida, en los que un equipo de profesionales asesorarán en todo momento a la novia para que todo salga a pedir de boca. Se desarrolla así. 

DIA 1:

13:00 Preparativos con el coordinador en la estación central de Kyoto donde podrá discutir sus deseos y preferencias.

14:00 Traslado a la tienda de vestidos de novia Ayumi y selección del vestido de sus sueños. Podrá escoger entre el tradicional kimono o el vestido de novia blanco de toda la vida. El personal se encargará de que el vestido afortunado le quede como un guante.

16:00 Si se decanta por el vestido de novia, nuestro diseñador la guiará en la preparación de un ramo especial para su día especial.

17:00 La acompañaran a su hotel. Si se siente nerviosa y no quiere cenar sola, el coordinador le hará compañía. Eso sí, tendrá que apoquinar. ¿Quién dijo que la cosa fuera gratis?

novia

 DIA 2:

09:00 Reunión con el coordinador en el lobby del hotel.

09:30 Rendez-vous en Karin, el acogedor taller del estilista. Sesión de maquillaje, peluquería y vestuario. No se apure, estos momentos efímeros serán inmortalizados por un hacendoso y profesional fotógrafo.

11:00 Cuando esté bella cual estrella y lista, la llevaremos hasta la localización de la foto (El Jardín Japonés).

13:30 Vuelta a Karin, que tiene que devolver el vestido, qué se pensaba. De paso la desmaquillaran (si quiere). Podrá charlar con el fotógrafo y el coordinador mientras toma una taza de té y verá las fotos por primera vez. Le enviarán las fotos en un usb y un mini album en un mes.

14:00 Se acabó lo que se daba.

Por último, aunque lo habitual es que la mujer aparezca sola en las fotografías, la agencia ofrece la oportunidad de salir acompañada de un “novio de turno” para dar mayor realismo a la experiencia. Todo un detalle.

Los del país del sol naciente ya no saben ni que inventar. Que no vayan de modernos, que Carrie Bradshaw ya se casó con ella misma hace unas cuantas temporadas. Pero aquello no fue amor, se casó por unos zapatos. Aunque bien visto si lo fue. El fetichismo es un tipo de amor como otro cualquiera.

P.D. Algo me chirría en este Solo Wedding. ¿Qué hay de la noche de bodas?

Que follen mucho y mejor.