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Del amor al rencor en un minuto… y viceversa

Poco a poco, muy lentamente, va mejorando. Aunque tiene sus días, claro. Lo que más me sorprende es que, asumido ya que él no la quiere y que la decisión de divorciarse es irrevocable, lo que la obsesiona es si él lo está pasando mal, o no. “Necesito saber que también está sufriendo, que esto no le sale gratis”, me repite.

No puede soportar la idea de no dolerle, de no importarle, de no escocerle. Siente que, de otra forma, su vida a su lado habría sido una gran mentira y se pone enferma de solo pensarlo. “¿Cómo es posible dar ese paso, de un día para otro, sin mirar atrás, sin que te tiemble el pulso, sin una duda”?, dice una y otra vez. Ella piensa con su lógica, pero olvida que cada uno tiene la suya propia, y que si sigue por ese camino acabará volviéndose loca. No malgastes tu tiempo y tu energía en especulaciones sobre lo que piensa o siente, eso solo lo sabe él, le digo, pero no sirve para nada. Qué fácil es hablar cuando ves la historia desde fuera…

De alguna manera el dolor de él, cuando cree que lo padece, la alivia. Pero cuando al otro lado solo encuentra indiferencia, su historia se reduce a la nada y se siente vacía, estafada. Entonces, tras el hundimiento inicial, le sobreviene una oleada de rencor, un rencor tan intenso que casi puedo tocarlo. Su cabeza no puede parar de imaginar situaciones en las que él está feliz con sus amigos, con una nueva mujer, con una nueva vida, indolente. Y es ahí cuando no puede evitar desearle lo peor, querer verlo desahuciado, solo y hundido. Un despecho tan grande que asusta.

Anoche, tras una agotadora sesión de llantos y ataques de odio a partes iguales, me acordé de una canción de Albert Pla incluida en la banda sonora de Carne Trémula, una peli de Almodóvar. Se llama Sufre como yo y dice algo así: Yo quiero que tú sufras lo que yo sufro/y aprenderé a rezar para lograrlo/yo quiero que te sientas tan inútil/como un vaso sin whisky entre las manos/Que sientas en tu pecho el corazón/como si fuera el de otro y te doliera/yo te deseo la muerte donde tú estés/y aprenderé a rezar para lograrlo. Heavy, pero real como la vida misma. Aquí os dejo la escena completa (la canción empieza en el segundo 52).