Entradas etiquetadas como ‘adicción-al-sexo’

¿Existe la ninfomanía? Una sexóloga desmonta los estereotipos más extendidos

«Ninfómana» es un término que me ha acompañado desde que empecé a escribir este espacio. Una palabra que se escurría en los comentarios, respuestas en Twitter (o como se llame), mensajes privados…

Y todas ellas tenían lo mismo en común: quien me lo llamaba no tenía ni idea de mi vida íntima. Sin embargo el apelativo, en su opinión, era correcto.

¿Quién podría escribir de sexo sin ser adicta a él?

mujer sujetador cama

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

«Ninfómana» no es un piropo, no se usa a modo de halago ni como cumplido. «Ninfómana» es un arma arrojadiza que, entre líneas, deja caer que eso de que seas mujer y vivas una sexualidad a tu gusto y elección, es cuestionable.

Sobre el término he hablado largo y tendido con Lucía Jiménez, que es sexóloga y colaboradora de Diversual, y sabe lo mucho que nos queda por deconstruir más que a las ninfómanas, a quienes lo usan como agravio.

«La ninfomanía no existe como categoría diagnóstica», comienza explicándome. «No es más que la herencia cultural de un término que acuñó en el 1886 un psiquiatra alemán llamado Richard Von Krafft-Ebing en su obra Psychopathia Sexualis».

«En este libro describió la libido sexual como la fuerza del deseo, que en exceso podía denominarse ninfomanía (para ellas) y satiriasis (para ellos)».

Aunque lo curioso, como la misma sexóloga se pregunta es por qué sobrevive el adjetivo «ninfómana» mientras que casi ninguna persona sería capaz de reconocer o utilizar el término «sátiro».

Como en el caso de aquellos que me han colocado la etiqueta, «ninfómana» no se usa para hablar de la sexualidad: «Es una palabra empleada para ejercer violencia de género utilizando como pretexto la sexualidad, pues discrimina por género y sexo. Ninfómana no es la persona con adicción al sexo, ninfómana es una mujer».

Te puede interesar leer: Sí, las mujeres aún arrastramos la culpa de tener una vida sexual activa

Algo que, coincido con Lucía, no hace más que acrecentar el estigma sobre la sexualidad femenina contribuyendo a una doble moral donde el placer parece solo reservado a un 50% de la población.

«Por un lado, se sigue creyendo que la mujer cis tiene menor deseo sexual que el hombre cis, pero cuando esta lo tiene, lo expresa y lo vive, se convierte en ninfómana. ¿Entonces, cómo me tengo que sentir? Poco deseo es malo porque no satisface a terceros, mucho deseo es peligroso porque desafía», resume la experta.

«Por supuesto que hay personas que viven su deseo de maneras que pueden ser perjudiciales para sí mismas, y que piden ayuda para aprender a gestionarlo. Pero, qué instrumento de control tan potente para inhibir la sexualidad, es educar a la mujer en el miedo a un deseo sexual incontrolable que pueda arruinar su vida y sus proyectos», reflexiona.

Entre el deseo sexual hipoactivo y la hipersexualidad

En términos profesionales, a la hora de hablar del deseo sexual «lo que existe es un deseo sexual hipoactivo (bajo) o
una hipersexualidad», explica la sexóloga.

Normal es un concepto muy relativo, ya que «estadísticamente, la normalidad habla de cómo se distribuyen las conductas en la población, es decir, es lo que más se repite. Eso no quiere decir que sea lo correcto, ni lo mejor. Es una descripción de las tendencias».

Aunque, como Lucía comenta, «cuando alguien pregunta si, en este caso, su deseo sexual es ‘normal’, probablemente quiere saber si su deseo sexual ‘está bien’, si hay algo de malo en sentir menos que no sé quién, o más que no sé cuántas».

Así que en vez de preguntarnos eso, la experta recomienda plantearnos otro tipo de cuestiones, como si la frecuencia sexual genera malestar persistente, si interfiere con el desarrollo de la vida, si empeora las relaciones personales, etc.

Una vez comprendida la relación que mantenemos con el deseo sexual, también toca desmontar algunas falsas creencias como que frecuencia es igual a adicción (cuando es algo que varía según la percepción de cada persona).

«Cuántas relaciones se tienen no es un buen indicador. Adicción son otros procesos, como la compulsión, mediante los que se produce un deterioro de la persona y de su vida», explica la colaboradora de Diversual.

Aunque también el mito de que una persona es adicta al sexo porque le encanta el sexo: «Puede utilizar mucho la relación sexual, pero también puede no disfrutarla en absoluto, ya que se ha convertido en un acto de consumo y de alivio de una ansiedad persistente».

«Puede estar todo el día pensando en ello, y que le resulte completamente incapacitante», resume Lucía.

¿Qué hacemos con «ninfómana»?

A día de hoy, internet ofrece un crisol de resultados cuando introduces el término. «Todavía hay blogs y webs de profesionales de salud mental que emplean este término para referirse a la hipersexualidad», dice Lucía.

«Si tienes la mala suerte de ser diagnosticada como tal, se te atribuirán toda una serie de características que muy probablemente no te corresponden».

Y es que como la sexóloga explica, «ser ninfómana, socialmente, te convierte en una mujer impredecible, manipuladora, peligrosa, seductora, que hará lo que sea para tener relaciones».

«A ver si va a resultar que la ninfómana es la que vive su sexualidad de una manera que no le va bien al hombre. La ninfómana es un arquetipo cultural que despoja al hombre de todo control y raciocinio, ‘obligándole a follar'», afirma.

Así que la manera de darle una vuelta de tuerca es, como la experta sostiene, recordar que «la ninfómana a la que se señala no es más que la mujer cis que desafía el statu quo, amenazando a otras mujeres cis porque les subraya lo que ellas no se permiten y retando al hombre cis porque se iguala a ellos en su vivencia sexual».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Cómo saber si eres adicto al sexo?

Querid@s,

La adicción al sexo se conoce en el caso de las féminas vulgarmente como «ninfomanía» y «satiriasis» en el caso de ellos. Esta dependencia de los placeres carnales viene precedida, entre otros comportamientos, por una autoestimulación o masturbación compulsiva, múltiples parejas sexuales en una nochevarias parejas sexuales a la vez, consumo incesante de pornografía, cibersexo, prostitución, exhibicionismo, voyeurismo, incluso acoso sexual.

 

Ya hablamos hace unos cuantos posts de 13 famosos obsesionados con el sexo. Su sinónimo actual, hipersexualidad, puede generar confusión ya que no es lo mismo que una personas sea sexualmente activa que padecer el mal de la adicción al sexo. Para aliviar tales confusiones, ¿cuáles son los síntomas de esta enfermedad, señalada casi siempre como un mal vicio, más castigado entre las mujeres y normalizado (incluso aplaudido) entre el género masculino, y que tanto a ellos como a ellas cuesta admitir por el estigma social que implica?

En los casos de adicción, se concibe el sexo como una forma de solucionar todos los problemas, aliviarse del malestar, aunque se contradiga su propio deseo», afirma Ana Yáñez, psicóloga y sexóloga. La adicción aumenta con la falta de satisfacción sexual y va unida a la ansiedad y la depresión, donde se confunde el amor con el éxtasis sexual, sintiendo el sexo como la única vía para conseguir gratificación personal y afectiva. Otro aspecto característico de esta compulsividad sexual radica en una percepción mecánica del sexo, como una cadena de penetración-orgasmo, sin la existencia de preliminares, afecto o ternura. Considerando a las personas sólo en función de su sexo y viviendo la vida sexual en secreto y de manera culposa.

Yáñez define la adicción al sexo como un comportamiento sexual compulsivo que implica «una pérdida de control y dependencia de la conducta adictiva, junto con la aparición del síndrome de abstinencia cuando la persona deja de realizarla. Se manifiestan recurrentes fantasías sexuales a modo de pensamientos obsesivos y un irrefrenable deseo sexual que las conductas impulsivas intentan, sin éxito, saciar. La persona vive por y para su adicción, siendo el sexo un comportamiento autodestructivo», por lo que normalmente afecta a todas las áreas de la vida, laboral, familiar, pareja e incluso a la salud.

En definitiva, un fenómeno en el que los individuos son incapaces de controlar su comportamiento sexual.

Insatisfacción permanente

Esa insatisfacción permanente le encierra en un bucle de búsqueda insaciable por conseguirlo y librarse del malestar provocado por el objeto de deseo. Aunque el adicto al sexo consiga ese objeto de deseo (disfrutar sexualmente, un buen funcionamiento y rendimiento o alcanzar orgasmos), la persona no queda satisfecha. A los pocos minutos, vuelva a sentirse vacía.

Perfil de la persona adicta

El perfil de la persona adicta al sexo presenta un trastorno de tipo obsesivo que afecta sobretodo a hombres, por una cuestión educacional y cultural. Aunque los expertos no alcanzan un acuerdo sobre el origen de las adicciones sexuales, sí convienen en que pueden influir ciertas dimensiones de la personalidad, familias tóxicas o desestructuradas, y antecedentes infantiles como abusos o traumas sexuales, rechazos afectivo-eróticos en la adolescencia o ciertas situaciones personales como la soledad, vacíos existenciales o una relación de pareja insatisfactoria, o la ausencia de ella.

Lo que no es adicción al sexo es un alto deseo sexual. Que andes más salido que la media, tengas un apetito sexual más salvaje que el de tu pareja o te pases las horas en la cama materializando esa sexualidad y satisfaciendo tus pulsiones carnales, no implica una adicción. Que no te hagan creer lo contrario.

A follar a follar que el mundo se va a acabar.

13 famosos obsesionados con el sexo

Querid@s,

En una era en la que los medios de comunicación, Internet y hasta la publicidad de un simple chocolate o perfume utilizan cada vez más la sensualidad como gancho para atraer más audiencia, qué duda cabe que la nuestra es una sociedad hipersexualizada. No es de extrañar que a algunos y algunas se les vaya este asunto del sexo de las manos y se conviertan en adictos al sexo. “Una adicción es la pérdida de control o la incapacidad que tiene una persona para frenarse de hacer algo. A la larga, ese algo le trae consecuencias negativas” declara el psicólogo Roberto Sanz, miembro del Colegio de Psicólogos de Madrid.

La adicción sexual, también llamada hipersexualidad, es un trastorno que afecta al 6% de la población mundial. Aunque a algunos les dé por reírse, este desorden hipersexual no tiene ninguna gracia y puede acabar en tragedia; el 17% pierde si empleo al menos una vez, al 39% le cuesta una relación sentimental y el 28% por ciento acabo contrayendo alguna enfermedad de transmisión sexual. Esta obsesión no entiende de clases o niveles socioculturales y un buen ejemplo de que las adicciones sexuales ocurren hasta en las mejores familias es que, entre ese 6%, «se esconde» un importante número de estrellas del celuloide, el deporte y hasta la política.

He aquí una lista de algunas celebrities adictas el sexo:

1. Michael Douglas: Fue el primer actor que hizo pública su adicción sexual. En 1993, su ex, Diane Luker, le pilló infraganti en la alcoba marital con una amiguita. Douglas alegó ser adicto al sexo para no tener que apoquinar una millonaria indemnización a la que tendría que haberse enfrentado si la causa del divorcio hubiera sido la infidelidad. Después de descubrirse sus fechorías sexuales, Douglas ingresó en la clínica Sierra Tucson de Arizona para iniciar un proceso de rehabilitación. ¿Estará ya curado?

2. Dennis Rodman: El polémico jugador de baloncesto de la NBA destacó tanto en la cancha como por no pocos escándalos de cama. El televisivo jugador llegó a declarar públicamente que el sexo representaba el 50% de su vida y que el otro 50% era el dinero. Hasta llegó a dar una entrevista de radio en directo mientras le daba al tema.

3. Amy Winehouse: Un ex de la desaparecida Amy, Jonnathan Jeannevol, declaró que la cantante de Rehab no sólo era una adicta al sexo y a las drogas, sino que era «una mujer salvaje en la cama».

4. Puff Daddy: Desconocemos si es o no un adicto al sexo, lo que sí confesó el actor/rapero es que estuvo 28 horas seguidas haciendo el amor. No sé qué habrá de cierto en esta salvaje confesión.

5. Lindsay Lohan: La que fuera la princesa de Disney es mundialmente conocida por su adicción a las drogas y al alcohol. Y como no hay dos sin tres, también se convirtió en adicta al sexo. Al menos es lo que afirma su ex pareja Riley Giles, a quien conoció durante su estancia en un centro de rehabilitación.

6. Hugh Jackman: Al igual que Tom Hanks, Hugh Jackman es un seguidor del sexo tántrico y es uno de los pocos famosos que ha declarado públicamente que es un verdadero sexoholic.

7. Britney Spears: Su  ex, Kevin Federline, ha dejado caer en alguna que otra ocasión que Britney es una adicta sexual. Intuyo que de ahí vendrá la siempre caliente temática de sus hits, como en el vídeclip de I’m a slave 4 u en el que, con su contoneo de caderas, rezuma sexo puro.

8. Hugh Grant: El  actor británico protagonizó uno de los mayores escándalos sexuales de los 90. A Mr. Grant se le relacionó con esta adicción después de que la policía le descubriera haciendo cositas inmorales en su BMW con la prostituta Divine Brown. ¿Qué necesidad tendría este galán de cine de pagar a una profesional del sexo teniendo a su lado a un mujerón perturbadoramente bello como Elizabeth Hurley? La jugada le costó su matrimonio con la top model y casi le cuesta su carrera profesional.

9. Whitney Houston: De la cantante se decía que era una sexólica, es decir adicta al alcohol y al sexo.

10. Sting ha alardeado de su capacidad para mantener relaciones sexuales diciendo «Hago el amor ocho horas seguidas, y todas las noches». La frasecita coincidió con el lanzamiento de su séptimo disco Sacred loved, que habla de amor y sexo, y en su momento muchos la juzgaron como un golpe de marketing. El cantante afirma que es capaz de culminar esos maratones amatorios gracias al yoga. Según expertos, la proeza de Sting «es sexo tántrico».

En Sacred Love critica cómo se ha denigrado el sexo en la sociedad actual, y lo defiende como un modo de expresión sano si se entiende correctamente.

11. Charlie Sheen: Él mismo se ha declarado adicto al sexo y a las mujeres. De hecho, mencionó que ha tenido más de 5.000 mujeres en su vida ¿Un poco flipado este Sheen no?

12. Tiger Woods: Woods está hecho un tigre y es un verdadero coleccionista de amantes. Desde que se soltó la melena en 2009 se le han conocido más de una docena de romances. Además el golfista es conocido por sus múltiples escarceos con prostitutas de alto standing mientras anda comprometido. Primero fue con su mujer, la modelo sueca Elin Nordegren, luego con la esquiadora Lindsey Vonn. Yo creo que lo suyo es puro vicio y esto de que es adicto al sexo, por mucha me culpa que pregone por las televisiones de medio mundo, no me lo creo ni harta de vino. ¿Ustedes?

13. Robert Downer Jr.: El protagonista de Iron Man declaró ser un masturbador compulsivo, pero que ya ha superado este comportamiento. Dice también -no maten a la mensajera- que la mayoría de los hombres están obsesionados con el sexo.

Que follen mucho y mejor.

Ninfómanas que hicieron historia

Mesalina, Cleopatra, Paulina Bonaparte, Catalina II de Rusia, Mata-Hari, Isadora Duncan… La historia está llena de mujeres de vidas apasionantes que siempre serán recordadas, entre otras muchas cosas, por la voracidad de su apetito sexual, en muchos casos considerado insaciable. A muchas se las ha tildado de ninfómanas, una hermosa palabra utilizada para referirse, en el caso de las mujeres, a la actividad sexual excesiva. El término proviene de la antigua Grecia y hace referencia a las célebres ninfas, divinidades mitológicas que personifican la reproducción y fecundidad de la naturaleza. Su vida gira alrededor de las pasiones y los sentimientos y tienen una belleza proverbial. En recuerdo de ellas se empezó a utilizar el nombre, que viene del griego ‘nymphê’ (jovencita) y ‘manía’ (obsesión).

En el caso de los hombres el trastorno era llamado satiriasis y a quien lo padecía se le denominaba sátiro. Ambos conceptos han sido sustituidos hoy en día por el de hipersexualidad o adicción al sexo. Pero, ¿Eran estas mujeres realmente merecedoras de tal nombre? Actualmente la hipersexualidad se contempla como una patología con raíces biológicas y psíquicas, y solo se considera como tal cuando se convierte en una conducta incontrolable que causa problemas en la vida cotidiana. De hecho, lo que realmente se tiene en cuenta a la hora de diagnosticarla no es tanto el número de relaciones sino cómo se viven estas: suelen ser destructivas, provocan sentimiento de culpa, disminuyen la autoestima y suponen disociar el componente emocional del sexual.

Partiendo de esta base, ¿puede considerarse ninfómanas a estas mujeres, o están simplemente pagando el precio de haber vivido libremente en la época equivocada? Os resumo a continuación un breve relato de las hazañas de tres de estas féminas, a las que he querido destacar por encima del resto:

mesalina

WIKIPEDIA

-Mesalina: Está considerada, probablemente, la ninfómana más famosa de la historia. Fue la tercera esposa del emperador Claudio y protagonizó, allá por el 40 después de Cristo, la anécdota más escandalosa de la época. Su lujuria era legendaria, al igual que su belleza y sus continuas infidelidades. En un alarde de lascivia, lanzó un desafío a las prostitutas de Roma. El reto consistía en quién podía acostarse con más hombres en una noche. Las meretrices romanas aceptaron y enviaron a Escila, la prostituta más famosa de la ciudad, que pudo con 25. Mesalina llegó a los 200. “Tiene las entrañas de acero”, dijo su rival cuando se retiraba.

Catalina II de Rusia

WIKIPEDIA

-Catalina II de Rusia: Fue emperatriz de Rusia durante 34 años, desde 1762 hasta su muerte, en 1796.  Mujer de una personalidad tan compleja como arrolladora, fue y es conocida con el sobrenombre de Catalina la Grande. Culta y curiosa, formada en la Europa de la Ilustración y la Enciclopedia, sentó las bases de la grandeza rusa del siglo XIX al tiempo que daba rienda suelta a sus pasiones y a una muy activa vida sexual. Entre amante y amante modernizó el imperio ruso, aumentó su territorio y multiplicó su poder y prestigio. Una muestra de su elevada libido es la llamada “habitación erótica”, una estancia repleta de objetos sexuales que la zarina mandó construir y que fue descubierta en la Segunda Guerra Mundial por un grupo de soldados. Falos de madera de distintas formas y tamaños adornaban el lugar, cuyo mobiliario estaba constituido por un gran número de sillas, escritorios y pantallas con escenas pornográficas.

MATA-HARI

WIKIPEDIA

-Mata-Hari: Es, sin duda, uno de los personajes femeninos más apasionantes del siglo XX. Margaretha Geertruida Zelle se casó muy joven con un capitán y posterior comandante a quien destinaron a la isla de Java. Allí aprendió las exóticas danzas que más tarde, cuando su matrimonio hizo aguas, hicieron de ella una famosa bailarina autobautizada como Mata-Hari, que significa «El Ojo del Alba”. Su fama creció tan rápidamente como su obsesión por los militares y altos cargos políticos, que desfilaron por su cama formando una lista casi interminable. Oficiales, cónsules, jefes de policía, espías… El destino quiso que el estallido de la Primera Guerra Mundial la pillase actuando en Berlín. Su fascinación por los uniformes pronto la condujo a una espiral de amantes de ambos bandos que acabó por convertirla en una espía arriesgada. Reclutada primero para sacar información a los militares franceses, y convertida en agente doble doble después, sus líos de alcoba hicieron que terminase arrestada el 13 de febrero de 1917.»Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico», declaró durante el proceso que la condenó a muerte. Se defendió con el argumento de que se acostaba con ellos por placer, no para sacarles información, y muchos historiadores consideran que fue casi lo único cierto que dijo en su vida. Un pelotón de fusilamiento acabó con ella el 15 de octubre de 1917. Vestida y maquillada como para una gran ceremonia, no permitió que le taparan los ojos. Nadie reclamó su cadáver.