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Vocación y porno

Al verlo por primera vez nadie lo diría. Especialmente si lo pillas volviendo del curro, tan enchaquetado y tan pulcro camino a su casa de clase media en la periferia madrileña. Empleado de banca de día, actor porno en su tiempo libre. “Anda ya, niña, ¿cómo va a ser eso el muchacho?”, me dijo mi madre un día que nos lo encontramos de casualidad mientras paseaba a su perro, un pincher enano, y le conté el cotilleo.

Quiso ser actor porno desde siempre. A los 10 años ya se lo había dicho a todos sus amigos, que siempre lo consideraron el guarrete del grupo. Más que nada porque se pasaba el día dibujando pollas y haciendo bromas con el sexo como protagonista. Alguna le costó más de una bofetada, como aquella vez en una fiesta adolescente en la que se hizo un agujero en el bolsillo de los vaqueros por el que, tras hurgar un rato en su bragueta, metió su pene semierecto. “Alicia, ¿puedes cogerme el mechero del bolsillo, por favor?”, decía mientras sujetaba sendas copas con las manos. Cuando la pobre chica se afanaba en encontrar el encendedor en el bolsillo de sus apretados pantalones, se llevaba la sorpresa de su vida. Y lo mismo Alicia que muchas otras incautas.

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Su pandilla, como decía, le reía las gracias, pero nunca se lo tomó en serio, hasta que un día, ya con 22 años, se fue a un festival erótico en Barcelona y a la vuelta les soltó la bomba: “He cumplido mi sueño”. Resulta que había conocido a Max Cortés, un conocido actor y director porno que, conmovido ante tanta insistencia, le dio una escenita en dicho festival. Sexo oral en vivo y en grupo, delante de cientos de personas, para su estreno. Estaba radiante de felicidad.

Desde entonces no ha dejado de alternar actuaciones de ese tipo con grabaciones y rodajes varios, aunque no para de quejarse porque “Internet lo ha cambiado todo”. Hoy tiene 33 años y lleva más de 10 casado con la única chica con la que ha estado aparte de sus compañeras de reparto. Le gustaba desde el colegio y ella lo sabía, pero nunca le hizo caso. Hasta que una noche, en plan película, entró en el bar en el que él estaba con sus amigos, los apartó a todos y se puso a besarlo como si al día siguiente fuera a reventar el mundo.

No han vuelto a separarse, aunque su relación es un misterio para todos los que los conocen. ¿Cómo puede ella transigir y aguantar la afición de su marido?, se preguntan. Una vez, borracho, se le escapó que para sobrellevarlo habían pactado ser una pareja abierta (ya hablaremos de esta opción más adelante…), pero lo cierto es que, a día de hoy, nadie les conoce ninguna historia extraconyugal. Todo está bien, pues, en principio, aunque yo, en plan cateta, no puedo evitar imaginármelo en plena orgía cada vez que lo veo, mientras ella espera en casa a que termine la jornada. ¿Cómo ha ido el día cariño? ¿Has eyaculado bien?.