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Mejores besos de película: 10 escenas que le dejarán con la miel en los labios

Querid@s,

Hoy es el Día Internacional del Beso. Aprovechen, lávense la boca, pónganse guapos, no teman y besen a esa persona cuyo nombre susurra en silencio cuando nadie le ve. Besen a sus parejas, esposos, amantes bandidos y no dejen su corazón malherido. Qué mejor forma de celebrar tan señalada y apasionante fecha. Desconozco qué significan para ustedes, pero a mí los besos me despiertan el sexo, la vida, las ganas y la pasión. Besar es hacer el amor con la lengua, es follar con los labios. Aspirando el aliento del otro, entrelazando las lenguas que se baten en pulso hasta comerse mutuamente. Comerse hasta las ganas. Mientras me beso y me besan no puedo dejar quietas las manos. Los ojos, siempre cerrados. No se fíen de alguien que besa con los  ojos abiertos, como no puede fiarse usted  de un hombre cotilla o de una mujer a la que no le gusten Los Smiths.

Para mí, el primer beso siempre se convierte en un momento muy anhelado que exuda expectación infinita por todas los rincones posibles. Ilusión, ansia, anhelo, deseo y placer es lo que me corre por las venas. ¿Me toparé con una nueva rana? De sobra sé que no será un príncipe, tampoco lo busco. Sólo quiero un hombre que me bese como si le fuera la vida en ello. Besar es humano, y divino.

Casablanca

Es cosa de reyes, herederos, mendigos, parientes, artistas y no tan artistas. No les estoy hablando de esos besos cualquiera, que vienen de cualquiera y que se dan de cualquier manera. Les hablo de esos besos épicos, eternos, de película. No abundan, pero los hay. Es casi tan difícil como buscar una aguja en un pajar, como que un rico entre en el mundo de los cielos, como que te toque la lotería. Pero a veces, ocurre, que tras besar a cientos de ranas, uno se tropieza con uno de esos magníficos e infinitos besos.

¿Cuál sería su beso favorito de la gran pantalla? A mí me gusta el besuqueo entre Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en Un lugar en el sol. Adoro  el ósculo que se profesan Audrey Hepburn y George Peppard en Desayuno con diamantes. Me permito pues presentarles algunos, no todos, de los mejores besos de cine de todos los tiempos. Si quieren añadir alguno más, pueden hacerlo como siempre en los comentarios.

1. ¡Qué bello es vivir!, Jimmy Stewart y Donna Reed 

Puede que George Bailey tuviera grandes planes en esta comedia dramática de 1946, pero todos se fueron por la borda cuando se enamoró de Mary. El beso de la pareja, que ocurre después de que se vean obligados a acercarse el uno al otro para compartir un teléfono, es el resultado de una innegable tensión sexual no resuelta.

que bello es vivir

2. Lo que el viento se llevó, Clark Gable y Vivien Leigh. 

Después de que Escarlata le espetase descarada al señor Butler: “No sea estúpido. Usted sabe que siempre querré a otro hombre”, Rhett la coge del brazo y le dice: “Basta. ¿Me has oído, Escarlata? Basta. No vuelvas a decir eso”. Ese beso hace que valga la pena «tragarse» mil y una veces este clásico del 93.

No me extraña que la señorita Escarlata se sintiera a punto de desmayarse y aceptase con gusto la propuesta de matrimonio de ese caballero que siempre lucía ipecable.

3. De aquí a la eternidad, Burt Lancaster y Deborah Kerr.

Estos dos besadores de altos vuelos protagonizarían el que sería por siempre jamás el beso adúltero y más tórrido de la historia del cine. El sargento Warden (Burt Lancaster) se revuelca en la arena con la cálida Karen Holmes (Deborah Kerr), la mujer de su capitán. El público se puso a tono con esta canicular escena en la que sus pieles sobre la arena se achuchan y y se estrujan para darse el más apasionado de los besos. La arena, el bisbiseo de ellos dos, el rugir de las olas de esa playa entusiasmó al público de la época y sigue cautivando a los post modernos que entienden de cine de veras.

4. El diario de Noa, Ryan Gosling y Rachel McAdams 

Estrenada en 2004, es la escena del beso bajo la lluvia en la que el fornido y apuesto Noa asevera enfurecido sobre el embarcadero en el que acaba de amarrar la embarcación a causa de una inminente tormenta que acecha aquello  de «Lo nuestro no acabó. Jamás ha acabad» y luego la acerca en brazos hasta la cama donde se encaman con júbilo y consuman perfectamente ese beso que a muchos ha dejado sin aliento. A mí me gusta a rabiar. Se habló tantísimo de este beso que hasta los actores lo tuvieron que repetir en los premios MTV.

5.  Oficial y caballero, Richard Gere y Debra Winger

Pedazo de morreo que le planta el guapetón del oficial a la operaria para después deambularla en volandas por toda la fábrica y llevársela Dios sabe dónde. Es innegable que a la amiga le corroe la envidia mala por las entrañas y parece no congratularse por la suerte de la amiga. Pero al final le cambia el gesto de cara, la buena persona que alberga en su interior se manifiesta y se alegra por su amiga gritándole un ¡Te lo mereces Paula! que siempre despierta en mí un profundo sentimiento de vergüenza ajena. Desde que vi esta película, espero con ilusión que algún día mi jornada laboral concluya  de esta guisa. Y escuchar el mismo temazo de fondo.

6. Tobey Maguire y Kirsten Dunst en Spiderman (2002)

Aunque no es un beso de esos con el que puede uno toparse en algún momento de su vida, este poco convencional ejemplar  pasado por agua y boca abajo es el rizar el rizo de los ósculos cinematográficos. Salvo que esté usted liado con un superhéroe, espere sentad@ para un beso de este calibre.

7. Bus Stop, Don Murray y Marilyn Monroe 

El flechazo surge irremediablemente entre el cowboy Bo (representado por Don Murray) y la encantadora cantante de bar que encarna Marilyn Monroe. Los dos se enamoran cual tortolitos en el día de San Valentín y el beso entre ambos es de los que corta la respiración y pone la piel de gallina.


8. Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en… Titanic (1997)

Jack y Rose se hacen amantes abordo del Titanic, que si hubiera sido porque se fue a pique, tenía todas las papeletas de ser una pareja de esas que se quieren a rabiar y a la que todo el mundo envidia de manera insana. ¿Quién no recuerda la escena protagonizada por los dos amantes de mundos completamente opuestos (ella rica y desgraciada, él pobre como una rata pero feliz). Jack le pide a Rose que abandone sus sombras y se suba a la proa del barco. Con los brazos abiertos para experimentar la sensación de libertad, el viento en la cara y el océano a sus pies, ella se emociona y le dice visiblemente conmovida: “¡Estoy volando!”, instantes antes de que Jack aproveche el momento para rodearla con sus brazos y meterle el morro, protagonizando una romantiquísima e impagable escena que he visto más de 10 veces. Qué pena que la historia acabase tan rematadamente mal. Vamos, peor imposible.

9. Casablanca, Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. 

Mítica, clásica e insuperable. Así es Casablanca. Viví un año en esta peligrosa ciudad llena de encantos y tribulaciones a partes iguales. Cada vez que veo esta escena, en la que la pareja se vuelve a encontrar en Marruecos tras un largo tiempo sin verse, se me desgarra el alma. Ella necesita su ayuda para rescatar a su esposo de los nazis. Allí descubren que el antiguo amor que se profesaban sigue más vivo que nunca.

Ilsa confiesa su amor por Rick y a continuación acontece el que es para mí sin duda alguna el segundo mejor de todos los besos que he visto nunca. Qué osadía la de estos dos insensatos que se enamoran irremediablamente mientras el mundo se derrumba.

10. El primero está por venir y espero ser yo la protagonista.

Que se besen, cuanto más mejor.

Que follen mucho y mejor