Archivo de enero, 2016

Mi #UnoalMes de enero: Manual de Psiconáutica (Amarna Miller)

Querid@s,

Les presento Manual de Psiconáutica, un libro inusual, una inquietante mezcla literaria entre poemario, cuaderno de bitácora y libreta de fotografías. Yo creo que puede definirse como un intimísimo viaje de descubrimiento, donde la actriz porno Amarna Miller (de la que ya les he hablado) se desnuda como nunca. En cuerpo y alma. Tanto que sentirán que la están espiando.

Este manual no tiene nada de manual. Es mucho más. Es un viaje por las luces y las sombras de Amarna Miller. Sin pelos en la lengua, brutalmente honesta en sus versos que perturban, en sus fotografía que escandalizan. La primera frase es una demoledora y sincera declaración de intenciones profundas. “Aquí está lo mejor y todo lo peor de mi vida”. El que avisa no es traidor, así que prepárense. Sus páginas nos llevan a recorrer su infancia, descubriendo a una niña algo apocada, asustadiza y con complejos. Un espejo en el que muchos de nosotros podríamos vernos reflejados. Lo que nos narra podría ser el recopilatorio vital de cualquiera de nosotros. Manual de Psiconáutica habla de la aventura que es la vida. Turbadora, dolorosa, íntima hasta la médula.

A mí se me ha encogido el estomago y el alma en algunos momento, se me ha erizado la piel y se me han llenado los ojos de lágrimas. Siempre lo he sabido, pero leyendo esta manual, perturbador a veces, me doy cuenta de que por mucho té de hoja de calendario que beba, hay heridas que nunca se curan. Hablo de esas heridas que nadie ve, pero usted sabe que están porque son las que más duelen a pesar de que haya pasado mucho tiempo. A veces demasiado tiempo. Leyendo este manual también he querido vivir más intensamente, sentir más profundo. Vivir, sentir, más y mejor. Y sentirme jodidamente viva.

Reflexiones, poemas inventados, fotos denudas, muy desnudas que para ser de una actriz porno, tienen muy poco de pornografía y mucho de humanidad. Atrévanse con este amasijo de recortes, de trocitos de prosa, versos, recuerdos de la infancia, fotografías Polaroid, citas y descubrimientos. Es un brutalmente honesto viaje por las luces y las sombras de Amarna Miller. O Marina, que es el nombre que le pusieron sus padres cuando nació.

Pasen y lean. No dejen de leer retales para noches de insomnio.

Que follen mucho y mejor.

Sexo a partir de los 60

Querid@s,
El sexo a partir de los sesenta años es el último tabú, al menos eso dicen las malas lenguas. Está claro que ninguno de nosotros nos imaginamos a nuestros padres haciéndolo, y mucho menos a nuestros abuelos. De niña pillé en más de una ocasión a mis padres y a mis abuelos con las manos en la masa, y desde entonces no he querido volver a recordar aquella estampa. Cosas de familia. Pero lógicamente lo hacen, lo han hecho toda la vida. No vamos nosotros a enseñarles a tener hijos. Aunque no sean referentes de sexualidad para nosotros, no pensemos que sólo se cogen de la manos y se hacen carantoñas. Follan como sus hijos y sus nietos lo hacen. Quizás lo hagan con menos energía, pero las caricias íntimas, los besos húmedos, los gemidos, la pasión y los orgasmos siguen estando presentes.
Que un@ se haga mayor, que a una le salgan canas en las partes bajas, que a uno no se le levante con tanta facilidad como antes no significa que se deje de sentir, de querer y de amar. Me pregunto si a esa edad las ganas se van o siguen presentes. Me imagino que los achaques de la edad no perdonan y entre meneo y sacudida, cuando menos te lo esperas, puede aparecer la artrosis. Y la artritis. Que si la próstata, que si la cistitis. Luxaciones de cadera por aquí, vesícula biliar o disfunción erectil por allá.

¿Cumplidos los 60 se acabó lo que se daba? De eso nada, los que ya han pasado los cincuenta no son seres asexuados y sus sexos siguen sintiendo y latiendo como  cuando eran jóvenes. Ni ellas son unas salidas ni ellos son unos viejos verdes, aunque mucho digan (porque hablar es gratis) de nuestros mayores, que unas vez nacidos, crecidos y reproducidos, sus vidas sexuales han de darse por extintas.
Sé que no es corrector preguntar la edad, pero tampoco pretendo que este blog sea un ejemplo de corrección. Si ustedes ya son sexagenarios, beneficiarios de las ventajas y ofertas del IMSERSO, siguen teniendo cuerda para rato y ganas de sexo como cualquiera en su sano juicio, presten atención.
sexualidad-60-150ppLa tienda erótica Amantis (Madrid) organiza hoy a las 19:00 una charla gratuita sobre sexualidad a partir de los 60. Impartido por la psicóloga Alicia Rodríguez de Neurovitalia, con esta charla pretenden informar sobre los cambios fisiológicos y psicológicos que viven las personas a partir de los 60 años, y de cómo aprovechar estos cambios para el disfrute de la sexualidad. Entendiendo cómo reacciona nuestro cuerpo y el de nuestra pareja, nos puede resultar mucho más fácil enfocar nuestra sexualidad con una nueva perspectiva, aceptarla y vivirla plenamente. Además, explicarán brevemente las funciones de las emociones y del autoerotismo en nuestras relaciones de pareja y/o sexuales.
No podré asistir, ya me cuentan.
P.D.: Yo espero, si llego, que me sigan poniendo con los tacones (o las muletas) mirando pal techo. Hasta que el cuerpo aguante.
Que follen mucho y mejor.

¿Por qué las mujeres no entran a los hombres?

Querid@s,

Aprovecho la polémica desatada entre los más activos de los lectores de este blog. Discutían por estos lares algunos sobre por qué las mujeres no entran a los hombres.

Antes de adentrarnos en este terreno pantanoso, definamos que entendemos cada uno por entrar.

A. ¿Entrar es presentarse a alguien, demostrar interés en conocerle, levantar el teléfono y quedar para tomar algo?

B. ¿Entrar es acercarse en un bar/discoteca/pub (sobri@ o ebri@), quizás más de la cuenta, arrimar cebolleta y meter morro a la primera de cambio?

C. ¿Las dos cosas son entrar?

D. ¿Entrar no es nada de esto? Defina entrar.

He decirles que muchas féminas entran a los hombres, pero es cierto que la mayoría no lo hace. La mayoría de nosotras esperamos a que nos liguen, esperamos a que un caballero nos corteje y a que sea él quien mueva ficha. Pero no todas somos así. Ya les aseguro yo que a las mujeres no se las puede poner a todas en el mismo saco, pero creo aquella mujer que no entra a un hombre es:

A. Porque ese hombre no le gusta tanto.

B. Porque le puede la vergüenza y antes de sufrir en carnes propias una cobra es capaz de dejarlo escapar. Personalmente prefiero ahorrarme que me hagan una cobra o me den un abrazo koala. No quiero ser la pagafantas de turno, rol que por tradición histórica encajan mejor ellos que ellas. Por aquello de que están más acostumbrados que nosotras.

C. Porque su autoestima puede mejorarse: Una mujer segura de si misma, sin miedos, entra. Y por la puerta grande.

D. Porque tiene miedo al rechazo. Una mujer no entra (salvo que esté loca o borracha como una cuba) si no las tiene todas consigo. No es culpa de nadie, simplemente estamos acostumbradas desde que el mundo es mundo a que el hombre sea el que dé el primer paso, el que nos corteje y el que muestre interés. Por follar o por amor.

Mi madre (que no tiene razón en todo lo que dice, pero ante todo es mi madre) siempre me ha dicho que no tengo que ir detrás de ningún hombre. Mi abuela me decía «Al que le gustes lo sabrás y tan pesado será, que no te dejará en paz.»  Mi  abuela tampoco tenía razón, pero también me decía una verdad como un puño Sabe más el diablo por viejo que por diablo. ¿Qué quiero decir con esto? La educación, la cultura, la tradición y la religión tienen mucho que ver, nos guste o no.

No olvidemos que en la época de nuestros abuelos el divorcio era inaudito, incluso si la mujer era víctima de malos tratos. Menos mal que ya no lo es, aunque demasiadas mujeres tengan que seguir lidiando con la violencia de género. Hace treinta años los gays no estaban bien vistos. Menos mal que cada vez hay menos personas homófobas, que por pocas que sean, siempre serán demasiadas. No se puede cambiar toda esta herencia histórica en dos días, ojalá. Y si queremos, dejemos de ver paja en el ojo ajeno y empecemos por uno mismo. Yo empezaré por prometerles que al próximo hombre que me atraiga me lo ligaré. Aunque casi siempre lo hago, yo ya no me quedo con el «y si». A ustedes mujeres les pido lo mismo. Y a los hombres que hablan demasiado mal de las mujeres que dan el primer paso, que no se les llene la boca degradándolas a ellas y a su iniciativa.

Pero no vayan todos de modernos. Más de una vez he escuchado como hombres tachaban de zorras, frescas, guarrillas, putas a la mujer que da el primer paso y se lanza. No nos engañemos, la mayoría de los hombres no son tan liberales como creen y no están acostumbrados a que una mujer les ligue. La mayoría de los hombres son cazadores. Como a Cocodrilo Dundee les gusta detectar a la presa, localizarla, compararla con el resto, estudiarla y conquistarla. Si esa misma presa corre en su dirección y se desploma frente a usted y su arma, me lo juego todo a que en eso mismo instante, a muchos, deja de interesarles como mujer. Les ruego que sepan leer entre líneas, no estoy comparándonos con reptiles, aunque algunos de ustedes pienses que somos unas víboras.

Hay mujeres conquistadores, no lo duden. Y muy listas, actúan fastuosamente y conquistan al hombre que desean con tal maestría que les hacen creer que son ellos los que las han conquistado. Bravo.


Y ahora, espero ansiosa tod@s sus críticas. Les ruego que sean constructivas.

Que follen mucho y mejor.

Entren, follen y salgan sin dar demasiado la nota

Querid@s,

Follar, corrernos y correr el riesgo (todo a la vez) de ser descubiertos nos pone. Mucho. ¿O no? A mí sí me pone. Pocas veces descarto disfrutar al máximo de las dosis de ilegalidad que estos asuntos amatorios nos brindan. Y sin duda los baños de los bares, los restaurantes, las discotecas o los centros comerciales (odio las grandes superficies comerciales, así que no me busquen por estos últimos tocadores porque no me encontraran) se han convertido en una elección frecuente para las parejas cachondas que no pueden esperar a llegar a casa para entregarse a la lujuria.

No se hagan los locos y no me nieguen que cachondos, nunca se han sentido irremediablemente atraídos por ellos y no precisamente para utilizar sus instalaciones. Para pasarlo teta piruleta, atiendan:

Uno rapidito que el tiempo es oro: No pierdan el tiempo susurrándose lindeces, recitándose poemas de amor, regalándose románticas carantoñas. No es el momento ni es el lugar. Salvo que esté en un cinco estrellas, los baños públicos son uno de los lugares más infames en los que echar una canita (dos como mucho) al aire. Yo iría al grano, como los animales que todos llevamos dentro.

Queda claro que al estar en un lugar público la idea de despelotarse enterit@s es descabellada. La última vez que lo hice me quité la camiseta y él me arranco el sujetador. Al llevar falda sin medias debajo, no tuve necesidad de quitarme nada más. En nuestro caso basta con correr las bragas a un lado. En el caso de ellos, una ligera bajada de pantalones.
Posturitas para no acabar descalabrad@s: En un lugar cerrado donde el espacio es limitado, el abanico de posibilidades también lo es.  No queda otra que inclinarse hacia adelante, abrir las piernas y hacerlo por detrás (evite hipnotizar con su mirada a la taza del váter). Si ella no es partidaria de esta postura tan canina, siéntese usted sobre el inodoro y que ella (o él) se coloque a horcajadas sobre usted. Otra alternativa es que el más fuerte de los dos se apoye contra la pared y la pareja se suba envolviéndole con las piernas.
¿Damas o Caballeros?
Cuando pienso en sexo en los excusados, siempre me pregunto ¿En el baño de damas o en el de caballeros? Y siempre dudo. Lo que leo dice que ante la luda, es más recomendable optar por el de los hombres, por aquello de que en principio los chicos usan el baño más rápido y con menos frecuencia que nosotras. Será menos probable que te pillan con las manos en la masa. Personalmente discrepo. A estos juegos amistosos prefiero jugar en territorio conocido. Además los baños de señoras suelen estar más limpios que el de ellos.
Sean discretos
Si uno de los dos grita demasiado, habrá que taparle la boca. Acallar a la fiera que uno lleva dentro excita aún más, así que contrólense un poco. La tertulia obscena, los gemidos y los gritos pueden ser unos perfectos chivatos. Sustitúyanlo por los susurros. Como canta Depeche Mode, enjoy the silence.

Al terminar la faena que cada cual recomponga su compostura. Abróchense la blusa, no olviden subirse la bragueta y salgan con discreción. Pueden hacerlo de la mano o uno detrás de otro, como ustedes prefieran. A pesar de las potenciales complicaciones, los tocadores son el único lugar público que son un clásico fiable. Entren cuando no haya fila, cierren el pestillo y vuélvanse locos de atar.

P.D. ¿Están conmigo en que estos arrebatos, los helados de sabores raros, las noches de verano o una ducha caliente en invierno son de esas cosas que hacen que la vida valga la pena¿ Bueno, y que además lo suyo es puro vicio.

 Que follen mucho y mejor.

Los ‘guilty pleasures’ sexuales de ellas: me gusta pero me da vergüenza pedirlo

Querid@s,

El término guilty pleasure se usa cada vez más, sobre todo entre melóman@s, como defensa/excusa para justificarse cuando un@ siente placer y se la goza tremendamente con algo que a uno supuestamente debería avergonzarle. Cuando se trata de gustos y apetencias sexuales, si un@ no dice lo que  quiere se queda con las ganas.

Hay mujeres que no se avergüenzan en la cama y piden alto y claro lo que quieren. Pero tras agitadas y sinceras tertulias con hombres, varios de ellos me confiesan que las mujeres con las que se acuestan, una vez metidas en faena, se convierten en personas pudorosas, inseguras y temerosas cuando se les pide algo subido de tono. Muchas, cuentan ellos, no les dicen lo que quieren en la cama.

Y me pregunto y les pregunto: ¿realmente tiene algún sentido sentirse culpable por disfrutar con algo que simplemente te gusta? El miedo al qué dirán es tremendamente poderoso en esta sociedad llena de prejuicios y dobles moralinas, así que hoy les pido que rompan con ese silencio y digan qué es lo que le gusta hacer, y que le hagan en la cama. Mujeres que habitan la faz de la tierra pidan por esa boca. Sin estúpidas culpabilidades. Seré yo la quien empiece.

Mírame (mientras me toco, mientras te toco)

Si se ha pasado la vida avergonzada, quizás a su pareja ni se le pasa por la  cabeza una propuesta similar, que ya le digo yo que le va a rechiflar.

Milo Manara

Milo Manara

Quiero más sexo oral: No generalizaré, pero me juego cuarto y mitad a que a la mayoría de las mujeres les gusta sentir una lengua haciéndole un cunnilingus. Aunque no todas lo pidan. Si se quiere ayudar a que ella se desmelene, se puede colaborar alabando la vagina en cuestión. Eso le otorgará a la dueña y señora mayor seguridad y sensación de poder: “me encanta cómo sabes”, “me gusta tu sabor ”, “me gusta verte excitada mientras te hago sexo oral”, etc… Me he decantado por la palabra vagina, pero pueden usar el sinónimo que les apetezca, faltaría más.

Domíname: Durante las relaciones sexuales casi todas las mujeres pensamos en ser dominadas, pero da un miedo inicial investigar estas prácticas no convencionales. En esto de la dominación es importante ir poco a poco, no empiece con la artillería pesada. Pueden empezar con algún kit erótico edulcorado que incluya antifaz, esposas y velas. Con confianza y comunicación se llega todas partes. Pídale pues que la ate, que la espose, que la ponga sobre su regazo y la azote a su gusto (por eso de ir probando, que encienda unas velas y derrame la cera caliente sobre su piel. Ojo, que no se pase el am@, tampoco es el Marques de Sade.

Azótame: Un ligero azote en las nalgas en el momento adecuado es la pera limonera. Un azote genera en muchas mujeres un hormigueo incontrolable en la zona vaginal y anal, a lo que se suma que a un porrón les gusta azotar a una mujer y ver que ella no hace ascos, mostrando ese lado lujurioso que muchas mujeres ocultamos por pudor.

Usted, tóquele el culo mientras hacen el amor apriétenlo, amásenlo, frótenlo, muéstrense muy lascivo con ella. Susúrrele si le puede dar un azote. En caso afirmativo, hágalo y en voz bajita ¿Te ha gustado?”. Si de nuevo le dice que sí, pregúntele si puede hacerlo un par de veces más. Si prefieren pedir perdón a permiso (confío en su criterio), cojan al toro por los cuernos y que vaya bien.

Quiero dominarte: Yo siempre he querido poner a cuatro patas a la autoridad. Y dominar a mi amante bandido. Sé que a alguna de ustedes le pasa lo mismo. Entiendo que puede ser difícil decirle a su chico que lo que quiere es dominarle. La que no llora no mama, así que pruebe con un leve forcejeo entre las sábanas, véndele los ojos. Aviso, algunos hombres pueden percibir el ser dominado como un rol “débil” y no les gustará un pelo. Ellos se lo pierden. Débiles a un lado, piense que a su pareja también puede volverlo loco comprobar que en su cama se ha colado la mismísima Afrodita que no se anda con chiquitas. Tome el control, béselo enterito y lama su cuerpo mientras él permanece con los ojos vendados. Tiene suerte, está con una Diosa del Sexo.

Milo Manara

Milo Manara

Dale a tu cuerpo alegría ponga-aquí- su-nombre.

Que follen mucho y mejor.

Fantasías sexuales que (no) quiero compartir con nadie

Querid@s,

Una pregunta directa al corazón. ¿Se han hecho tan mayores (de alma) que ya no creen en los sueños, ni en las fantasías? Cada día me pregunto por qué pierden o invierten el tiempo leyéndome, qué edad tendrá cada uno de ustedes y si se llaman como dicen. Yo tengo 35 años y me monto cada día una películas en mi cabeza que ni Hollywood. Fantaseo cada día y cada noche. Hace años cuando me dedicaba a otros menesteres escribí esto:

Secretaria. Eso soy. A pesar de ser una chica formada, viajada y con cierta -ni mucha ni poca- experiencia profesional, trabajo de secretaria. Y No, el sexo oral no entra dentro de mis funciones, aunque soy de las que piensa que si una tiene que arrodillarse, pues se arrodilla, eso sí, tacones fuera que es incomodísimo…  Mi día a día consiste en la sistemática introducción de números, nombres, cifras en un complejo sistema informático que vuelca toda esta información en un aún más complejo sistema de gestión integral empresarial. En cristiano, para los que les confunde tanta terminología, meto datos en el ordenador. ¡Excitante labor!

Escena de la película La Secretaria

Escena de la película La Secretaria

De vez en cuando me visto con el Equipo de Protección Individual y bajo al taller, desciendo al campo de batalla y me doy una garbeo. Me dejo ver contoneando mis caderas entre maquinas industriales, operarios sudorosos que irremediablemente paralizan su trabajo para verme pasar. Puede sonar pretencioso, pero es la verdad. Cerca de cien hombres entre soldadores, fresadores, pintores, etc… Literalmente noto sus miradas clavadas en mi espalda, bueno más bien, en mi trasero.

He de reconocer que es un subidón para la autoestima, casi siempre es un halago que a una la miren cuando pasa. Mi trabajo es un auténtico sopor que amenizo con mis escapadas al taller y mis furtivas desapariciones, muchas veces al baño… Pero como todo en la vida, tiene su cara positiva, y es que me exige un no exagerado 0% de concentración e inteligencia, por lo que mi mente ¡vuelva vuela vuela alto! Por eso cada día cierro los ojos, no demasiado tiempo, no vaya a ser que me quede dormida, y me imagino cosas, historias, leyendas, fantasías eróticas, me imagino a alguien, a un hombre. Por ahora me gustan los hombres, los adoro, aunque nunca se sabe, no seré yo la que diga de esta agua no beberé.

Me imagino a ese amante que me visita de noche y se mete en mi cama, sigiloso para no despertarme. Pero su olor es penetrante, sus manos erizan mi piel y su boca sugerente me despierta. Lo pasamos en grande juntos, las mil y una noches. Bailamos, cantamos, él me cuenta cuentos, leyendas, yo bailo para él, a veces desnuda, nos disfrazamos, viajamos, me hace la cena, yo no sé cocinar muy bien, pero invento recetas suculentas y divertidas. Nos bañamos juntos con velas, me lee en la bañera, le susurro palabras sucias, brindamos porque estamos juntos, le sorprendo y me meto en la ducha con él, él me enjabona la cabeza, yo le enjabono el cuerpo. Nos seducimos, nos desnudamos, a veces nos vestimos. Nos enfadamos, doy un portazo y luego nos volvemos a desear como si nos odiáramos. Nos fumamos un cigarrito a medias y a veces, la luna nos pilla bailando. Al día siguiente, cuando me levanto, ahí está, a mi lado. Dormido, desnudo, más guapo que la noche anterior, más guapo que nunca. Me acuesto a su espalda y le cuento un secreto no demasiado alto para que nadie más me oiga.

A ese amante, le abro mi corazón, me desarmo, le confieso mis pecados y mis miedos. A él le doy lo mejor de mí, mis besos más apasionados, mis abrazos más sinceros, la desnudez total de mi cuerpo y mi alma, el más sentido y sucio de los sexos, mis órganos si los necesita, mi vientre para dejar su semilla y crear entre los dos a nuestros hijos que juro que jamás me pertenecerán y que criaremos para que vuelen libres y vivan la vida como deseen.

De tanto fantasear e imaginar muchas veces me excito, me toco, me humedezco e incluso se me nubla la vista mientras dejo volar mi poderosa imaginación. Insaciable y lujuriosa, tiemblo levemente y me entra un escalofrío que me sabe a gloria. Y de repente… ¡es hora de despertar! Así que irremediablemente vuelvo a la realidad, casi siempre en cuerpo, no siempre en alma.

En ‘Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia’, de la catalana Roser Amils, redescubro a una de mis heroínas sexuales, Adriana Smith, la novia de Steven Adlder, batería de Guns N’ Roses. Me pongo en su piel y fantaseo que soy la novia del batería o del bajista de una banda de rock, la amante de un vocalista. Ir de gira, follar en los camerinos, entre bastidores o en el backstage, entre canción y canción o en los estudios de grabación, entre cables, guitarras, bajos, altavoces, incluso beneficiarme a todo el grupo. Y así lo hizo Adriana Smith, que aparte de pasarse por la piedra a toda la banda, en 1987 tuvo sexo con Axi Rose. En Rocket Queen se escucha alto y claro su orgasmo en forma de gemidos, suspiros y jadeos que pasarán a la posteridad.

Otras veces me traslado a algún siglo pasado y me convierto en una rica e impía dama de la nobleza, bisexual o entregada lesbiana. A mis amadas, a mis conquistas les rompo la ropa interior. Me pica la curiosidad y quisiera saber qué se siente haciendo el amor a una mujer, sentir la excitación al masturbarla o penetrarla con un pene ensoñado, desnudarla, tocarle el culo, comerle las tetas, lamer sus pezones, meterle la mano por debajo de las bragas y descubrirla, romperle las vestiduras y arrancarle las bragas y el sujetador.

Habitación en Roma

Habitación en Roma

Sigo soñando por que ‘La vida es sueño’ y en otras fantasías me convierto en una espía de élite a la que toman presa, convirtiéndome en una rehén del ejército enemigo. Paso a una sala blanca y aséptica, a lo ‘Instinto básico’, en la que soy íntima y profundamente radiografiada por el enemigo, y como la sublime Sharon Stone, cruzo las piernas y consigo mi libertad a cambia de mis favores sexuales.

Y otras, me quedo en mi siglo, me convierto en alguien más mundano, alguien más parecido a mí, soy casi yo. Me imagino haciéndolo sobre la mesa del director de la empresa, emborracharme con vino en una bacanal y participar en una orgía, probar algo de droga y follar toda la noche, hacer el amor con dos hermanos gemelos, que me rasuren como a Francesa Neri en ‘Las edades de Lulú’, que me hagan sumisa, me esposen, me venden los ojos y me aticen con una fusta que no duela demasiado. O que un joven artista, extranjero y bohemio, me pinte desnuda, proponerle sexo a un desconocido, hacerlo en un escenario con música en directo y miles de espectadores o practicar felaciones a un grupo de hombres uniformados. Me ponen los uniforme, qué le voy a hacer.

¿Y ustedes que fantasean? No dejen de soñar. Y entre sueño y sueño,

Que follen mucho y mejor

Mastúrbese, porque más vale prevenir

Querid@s,

¿Qué decir de la masturbación? No vamos a hablar sobre tan y manida y manoseada práctica hedonista, pero discutamos sobre los beneficios de masturbarse o de que le masturben a uno, que si el masturbador lo hace como Dios manda, es mucho mejor que ser un@ onanista mond@ y lirond@.

Allá por el siglo pasado, las abuelas, las monjas y los curas le decían a uno que no se anduviera o anduviese “tocando” que era malo, además de que se les condenaría al infierno y que los pelos que les saldrían en la mano se les caería de la cabeza. Menos mal que en este siglo ya no nos viene nadie (casi nadie) con este cuento chino.

Cada cual que se masturbe lo que quiera. Desde luego es saludable, tanto que hasta podría ayudar a prevenir diversas enfermedades. Un estudio realizado por la University of Sydney, citado por el portal The Conversation, demuestra que al eyacular se liberan hormonas como el cortisol, que ayuda a tener un mejor sistema inmunológico. Por si fuera poco, la masturbación ayuda a prevenir otras enfermedades como:

1. Infecciones urinarias. La masturbación también reduce las infecciones y enfermedades del tracto urinario, como la horrible cistitis entre las féminas. Tocarse la vagina por dentro abre el cuello uterino, liberándose así mucosidad y fluidos cervicales que albergan bacterias non gratas.

2. Diabetes

La University of Sydney cuenta que la masturbación reduce el riesgo de diabetes tipo 2. Brinda una mejor salud general y reduce el terrible mal del insomnio a través de la liberación de tensión y de hormonas, además de que potencia la fuerza del suelo pélvico que provocan las contracciones en el caso del orgasmo ellas.

Recreación de 'Danae' de Gustave Klimt, por Milo Manara

Recreación de ‘Danae’ de Gustave Klimt, por Milo Manara

3. Cáncer.

Aquellos caballeros comprendidos en edades entre la veintena y la cincuentena que se tocan al menos cinco veces a la semana (se) corren menos riesgos de padecer tumores prostáticos o cáncer de próstata, según un estudio del Cancer Epidemiology Centre de Melbourne, Australia.

4. Síndrome de las piernas inquietas: No les estoy tomando el pelo. Hay un síndrome, el de las piernas inquietas, que produce calambres, sensación de hormigueo, dolor, inflamación y calambres en las piernas. Un estudio publicado por el Medical Journal of Sleep Medicine afirma que masturbarse largo y tendido ayuda a tener dulces (y mojados) sueños.

5. Depresión,  la madre del cordero de las enfermedades de nuestra era. La masturbación pone en libertad endorfinas a tutiplén, que son las dichosas hormonas de la felicidad que al combinarse con cortisol, nos ponen de buen humor. Una buena mano ayuda a reducir el riesgo de depresión, sobre todo en las mujeres y especialmente las malfollad@. Que nadie se sient@ ofendid@. Si ven a alguna deprimida potencial, no sea insolidari@ y échenle una mano.

Déjense de atiborrarse a pastillas que eso ya no se lleva. Lo que se lleva ahora para estar más sano que una pera es la masturbación. Y aunque sea un vulgar final, más vale prevenir.

Que follen mucho y mejor.

Lilith, la primera femme fatale de la Historia

Querid@s,

¿Qué es para usted una femme fatale?

Valle Inclán decía que  “La mujer fatal es la que se ve una vez y se recuerda siempre. Esas mujeres son desastres de los cuales quedan siempre vestigios en el cuerpo y en el alma. Hay hombres que se matan por ellas; otros que se extravían…

Yo nunca he visto a ninguna femme fatale fuera de la pantalla. Dentro he visto muchísimas.  Dalila, Hera o Pandora. Salomé, Helena de Troya. Emma Bovary, Anna Karenina o Marlene Dietrich. Siempre me han inquietado especialmente Gilda.


Yo me las imagino cual criaturas destructivas y fascinantes. No en vano tienen su patria en la mitología y la religión, y desde los albores de la historia despiertan envidia mala entre las mujeres corrientes. Los hombres las temen y las anhelan por igual.

¿Cómo ha de ser una mujer para ganarse el título de fatal?

La femme fatale ha de ser malvada, impasible como aquel americano de película. Ha de ser rebelde como Janette, porque el mundo la ha hecho así. Nadie la ha querido, por eso ella no sabe amar.

La femme fatal ha de ser destructiva y fascinante a la vez. Perturbadora en todos sus movimientos. Altiva, venenosa como la serpiente del Pecado Original. La femme fatale ha de ser femenina, lista e inquietante. Sexualmente insaciable y una perfecta hedonista sin corazón. Bella como ella sola, rezumante siempre de poder y misterio por cada poro de su piel. De melena larga y ondulante, de senos exuberantes. No podía ser menos, pues tiran más dos tetas que dos carretas.

La femme fatale es esa mujer inalcanzable, maléfica en sus pensamientos, impía de corazón. Es aquella que se pone el mundo por montera y se la suda una piscina olímpica lo que opine el resto del planeta. Ella está por encima de todo y de todos. Despertará en el otro el deseo de salvarla, pero  como ella está perdida, arrastrará inevitablemente a todo el que quiera salvarla a la más absoluta de las perdiciones.

Atrévanse a mirarla y no caer en la tentación. ¿Serán capaces de no sucumbir a una femme fatale? Hay que ser muy hombre. Y muy mujer.

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O la primigenia Lilith. A propósito de Lilith, para el lector despistado, desde los albores de la historia cuentan que fue la primea femme fatale, la primigenia. Según algunos textos hebreos, Lilith, personaje femenino que da nombre a este blog, fue la primera compañera de Adán, por lo que Eva sería la segunda mujer. Lilith, a diferencia de aquella, fue hecha del mismo material que Adán. Siempre se sintió su igual, nunca renunció a sus derechos, y polemizaba con él a todas horas sobre cómo unirse en cuerpo y alma.

Furiosa porque Adán quería que le obedeciera porque a él le pasaba por los mismísimos, un bien día cogió el montante y se marchó. Huyó del Edén, hacia la región del aire. El pobre Adán le suplicó que no se fuera, pero la rebelde sin causa de Lilith como el que oye llover. No sólo no volvió, sino que para más INRI se unió a un diablo con el que engendró no sé cuantos maléficos diablillos. Dios los cría y ellos se juntan. El pintor John Collier (1892) la retrata como una rebelde esposa de Adán al desnudo, de larga y cobriza melena, abrazada por un enorme y brillante reptil al que la joven acaricia deliciosamente con su mejilla. Aquí la tienen en todo su esplendor.

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Lilith era una criatura perversa y así es como se convirtió en la primera femme fatale de la Tierra. Rebelde, infiel y contestataria. Lo tenía todo la muy pecadora. A Adán le buscaron otra esposa, con la esperanza de que fuera más obediente. Pero Eva, aunque no le llegaba a Lilith ni a la suela de los zapatos en fatalidad, también se reveló. Y cogió la manzana. Otra que le salió rana al pobre Adán. Y por su culpa desde entonces todos cargamos con el Pecado Original.

Y mi preferida, la sublime Lauren Bacall en aquel papel, en aquella película (adivínenla ustedes mismos) en la que le decía a Humphrey Bogart aquello de Si me necesitas, sólo tienes que silbar.

Que follen mucho  y mejor.

¿Alguna vez le han comido el culo?

Querid@s,

En la última cena que he compartido con un popurrí de amigos lancé la siguiente pregunta al aire. Y tan ancha. ¿Alguna vez os han comido el culo? Se rieron, pero en muchos de sus rostros sólo pude ver incredulidad, asombro, sorpresa. La típica cara de…»yo eso no lo hago ni de coña, menuda guarrada». No entiendo de primeras ya esta cerrazón y este privarse porque sí de tan primigenio y primoroso placer. Me suena a poca imaginación, muchos prejuicios y un sexo rutinario en la que el misionero es el pan de cada día. Amen.

Para mas información, este annilingus es mundialmente conocido como beso negro. Aunque sepan ustedes que el beso negro ni es beso ni es negro. También se le llama beso polaco o beso de colibrí, porque estimula el periné (base de la pelvis, entre los genitales y el ano tanto femenino como masculino) y de este modo la lengua penetra el ano profundamente, simulando la forma en que los colibrís succionan el néctar de las flores. El ano, ojete u orto, de ahora en adelante «culete» (que queda más fino y elegante) es una de las zonas erógenas más fascinantes de hombres y mujeres, aunque much@s de ustedes no se atrevan a que nadie se aproxime a sus partes traseras o no les seduzca lo más mínimo que nadie se le asome al culete.

Pues qué quieren que les diga, a mi me va el beso negro. Darlo y que me lo den. Para los que a estas alturas del cuento no sepan lo que es, políticamente correcta les diré que consiste saborear y acariciar con toda la boca, la lengua y los labios el esfínter de otr@. Esta lúbrica práctica se remonta a los albores de la humanidad y tiene sus raíces en comportamientos solidarios y de limpieza recíproca entre distintos seres. El placer vino después. El esfínter suele estar muy irrigado y es extraordinariamente sensible. Si aún no lo saben, tóquense ustedes mismos, o mejor aun, pídanle a su pareja que lo haga por ustedes. Verán como cualquier cosita que le hagan ahí detrás obtendrá una recompensa proporcional al cariño y la pasión con que las hagamos.

Cuando se trata de beso negro confieso que soy egoísta y prefiero ser yo a la que se coman a besos. Hay uno que me atiende especialmente bien y me da unos besos negros que me muero. Primero se entretiene un buen rato acariciándome las nalgas y se pone a jugar como quien no quiere la cosa por mis alrededores perianales. Nunca lo hace directamente, ya sabe él que yo prefiero que me hagan las cosas poquito a poquito. Después de palpar bien todo lo palpable, se dirige con su mano poco a poco al ano. No puedo evitar volverme loca y poner el grito en el cielo mientras frota suavemente con el dedo corazón en movimientos circulares y envolventes. Hace lo que toca hasta que su boca entra en acción. Y es aquí cuando empieza el espectáculo, porque los que lo han probado alguna vez, no podrán negarme que a los besados nos gustan estas lamidas de culete más que a un tonto un lápiz.

Cada uno que lo haga como quiera, pero háganme caso en una cosa. El beso negro ha de darse con seguridad, con aplomo, con confianza. Con un par de huevos o un par de ovarios según sea el caso. Use la lengua para masajear y los labios para chupar. No se ande con remilgos, porque si lo hace no disfrutará plenamente de esta experiencia. Si le da asco, mejor dedíquese a otra cosa. Ya habrá tiempo.

Escena sexo oral de la serie Girls

Imagino que a muchos de ustedes no les convence nada esta práctica poco convencional entre los posibles juegos y carantoñas sexuales. ¿A qué se debe tanto ocultismo? ¿Por qué sigue siendo este beso tabú y el placer que se obtiene de él tan estigmatizado entre muchos? Está claro que es porque se relaciona directamente con aquello de caca, culo, pedo pis. Pero ya saben, como hablamos en un par de posts anteriores, si uno se da la friega correspondiente, el black kiss saldrá a pedir de boca.

A favor de esta práctica he de decir que es absolutamente indolora, sólo da gustirrinin y del bueno. Lo peor que le puede pasar a un@ es que se quede con algún tropezón en la boca, si el dueño o la propietaria del ano son algo guarretes. Permítanme que insista pues en la higiene y limpeza del culete, especialmente por respeto a y solidaridad con la boca involucrada. Los más aprensivos hablan hasta de jabones antibacteriales y no se amorran sin un lavado interno con agua y los utensilios pertinentes. No olvide depilarse o rasurarse, una zona despejada y libre de molestos vellos siempre hace más agradable y agradecida la experiencia. ¿A que no le gusta acabar con pelos en la boca? Pues al otro tampoco.

Para terminar, sólo un dato más. ¿Recuerdan el sesenta y nueve verdad? Pues bien, la misma práctica aplicada al beso negro se denomina doble cero. Les advierto que requiere de una cierta elasticidad física. Por si necesitaban una excusa más (apetecible) para apuntarse este año al gimnasio, ya la tienen.

Que follen mucho y mejor.

La Iglesia y los pecados mortales según Bowie

Querid@s,

Ayer murió David Bowie. Cuando me enteré me puse a pensar en todas las canciones que conocía de él. Me vinieron muchas y recordé el videoclip de The Next Day. Véanlo y luego comentamos.

¿Qué han visto ustedes?

Yo veo un burdel frecuentado por mujeres de vida alegre y clérigos en el que Bowie da vida a una especie de Cristo predicador sobre el escenario y estigmatiza a una santa bebedora (Marion Cotillard). También veo un lujurioso sacerdote interpretado por Gary Oldman que hace manitas y seduce a una prostituta en la barra. Ahh y un cardenal pagando a una fulana. Sacrílega joya, irreverente muestra-desfile de los pastores del Vaticano en una atmósfera de perdición en un bar canalla donde los deseos impuros, los carnales, reinan por encima del castigo de Dios.

Reflexiono y me viene a la memoria un recuerdo de mi infancia. En un Ave María Purísima… Sin pecado concebida con 16 años, le confesé al sacerdote, sintiendo una gran vergüenza y mucha culpabilidad, mis pensamientos y mis actos impuros. A buen entendedor pocas palabras bastan pensé yo, pero la curiosidad de mi confesor fue más allá de anotar el pecado, catalogarlo y absolverme de mi pecado en el nombre de Dios. Así fue como fisgoneó detalles innecesarios sobre quién era él, cómo paso, cuándo ocurrió, por qué lo consentí. Le contesté todo lo que me preguntó, me perdonó, no sin antes forzarme a un absoluto arrepentimiento, y me fui en paz. 

Ha llovido mucho desde entonces pero el Catecismo de la Iglesia Católica sigue hablando de pecados mortales, esos de grave asunto. La lista es larga, pero entre los que nos interesa en este blog: a saber, el sexo antes del matrimonio, el adulterio, el divorcio, la masturbación, los actos homosexuales, la pornografía, la prostitución, la lujuria, los anticonceptivos. En definitiva, todo lo que sea sexo por sexo, porque queremos, porque nos da la gana, porque sí. Sexo por placer o por amor. Porque el sexo, sin fines puramente procreativos, no está consentido, no es lícito, ni de buen cristiano ni de buen gusto.

¿Qué pueden predicar sobre amor aquellos que jamás se han enamorado? ¿Qué lecciones sobre sexo he de aprender yo (y ustedes) de estos hombres y mujeres célibes y castos?  Para mi no va a misa (en cuestiones de las bajas pasiones) lo que me diga una monja o un sacerdote al que jamás ha muerto en los brazos de otro. Sobre sexo que no me lancen moralinas quien no ha sentido una petite morte y ha visto el cielo después de un sexo con o sin amor. Que no me adoctrinen en el nombre de Dios aquellos que no conocen la pureza del amor y la belleza de la pasión.

The next day

Qué manía con prohibir, con sentenciar, con decir lo que se puede o no se puede hacer con el cuerpo de uno. Cuánta paradoja frente a ciertas costumbres eclesiásticas de corrupción y pederastia. Y si un cura abusa de un@ niñ@ se le cambia de parroquia y Santas Pascuas. Qué manía con censurar lo natural pero consentir el pecado si el que lo comete es un predicador. A veces tengo la impresión de que la Iglesia está más pervertida que Sodoma y Gomorra. He visto desfilar homosexuales con sotana, fornicaciones entre el párroco y la feligresa, masturbaciones entre el confesor y la pecaminosa, curas abusando de indefensos párvulos u hombre de Iglesia visitando burdeles. Eso sí, todo siempre bajo la más estricta confidencialidad para que no se sepa. Eso no es sexo querid@s, no es sexo. Y aunque el hábito no haga al monje, me pregunto, les pregunto, si colgarán los hábitos antes de dejarse caer por esos mundos de Dios.

Gracias Blackstar por no haber tenido nunca pelos en la lengua. Polémico e inquietante, sigue gozándotela allá donde vayas. Que a ti lo de descansar en paz no te va.

Que follen mucho y mejor