Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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“¡Pero, señorita, este libro no es de tapa dura!”

En plena era digital lo más confuso parece ser el negro impreso sobre blanco y sus vestidos. O al menos eso es lo que veo cada día en reginaexlibrislandia.

Atrás quedaron los años en que el formato de un libro era, básicamente y para los menos bibliófilos, de ‘tapa dura’ o ‘de bolsillo’, con alguna que otra variante ‘de lujo’, ‘en piel’ o similares.

Pero ahora la línea que separa ambas ediciones está definitivamente desdibujada, y hay tantas variantes flotando en el limbo formal que hay quienes se pierden en la búsqueda de su ejemplar, especialmente si es un encargo o un regalo.

¿Ejemplos? Mi conversación con una clienta:

– Clienta: Oiga, buenas tardes.- Buenas tardes, ¿qué desea?

– C.: Mire, yo quiero un ejemplar de El gaucho insufrible, de Roberto Bolaño.

– R.: Ah, muy bien, déme un segundo y se lo traigo. ¿Lo prefiere en bolsillo?

– C.: No, no, no. ¡Que no sea de bolsillo! Es un regalo para mi nieto, que vive en EEUU y me lo ha pedido en la ‘edición grande’.

– R.: Es curioso, leí que hay una auténtica fiebre por Bolaño ahora en Norteamérica…

– C.: Pues debe ser, porque me ha insistido mucho.

 

En ese impás mi pelucón y yo correteamos a la balda donde descansan las criaturas literarias de Bolaño, para regresar a mi escritorio ejemplar en mano…

 

– R.: Aquí lo tiene, parece que hemos tenido suerte…- C.: ¡Pero, señorita, este libro que me da no es de tapa dura!

– R.: Mucho me temo que sí, aunque realmente no… Verá, en España a Bolaño lo edita Anagrama, que tiene dos formatos, uno más económico que es ‘de bolsillo’, y otro que es de ‘tapa dura’ aunque no literalmente, porque como verá es blanda… Uno vale 12,50 euros y el otro, el rojo, 7 euros

– C: Ya, ya, pero el más caro es de tapa blanda, se parece mucho al que usted dice que es de bolsillo, y mi nieto me ha dicho que no quiere de este tipo.

– R.: Como usted vea, pero estos son las dos únicas ediciones de El gaucho insufrible de Bolaño en España.

– C.: Mire, ¿sabe lo que le digo? Que mejor se lo pregunto cuando hable con él por teléfono… ¡Adiós!

Y se fue sin el libro de Bolaño y ligeramente contrariada…

Y a vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿os ha pasado algo similar? En algunos títulos… ¿realmente hay tanta diferencia formal entre unas ediciones y otras? ¿Creeeis que las editoriales deberían unificar ediciones, como en el mercado anglosajón, donde son más homogéneas que aquí?

¿Tapa dura o edición de bolsillo?

La ingesta indiscriminada de letras me ha convertido en un ser literal con tendencias melodramáticas o, lo que es lo mismo, reacciono ante determinadas situaciones metamorfoseándose en mis referentes novelescos.

Es lo que yo llamo mi fondo de armario, queridos, y para cada conflicto tengo un personaje que me ampara, o incluso varios. Ya veis, unos se enfrentan al mundo de la mano de Dior, Carolina Herrera o Cavalli mientras que yo me visto de Cervantes, Djuna Barnes, Proust, Hesse, Pizarnik o cualquiera de las deidades que habitan mi olimpo literario.

Por ejemplo, cuando he de afrontar un dilema opto por ponerme shakespeariana. Desenfundo mi piel de Hamlet con calavera de Yorick y todo y, hala, a buscarle sentido al universo, o a lo que tenga en mente. Precisamente ayer reginaexlibrislandia entera se materializó en el Castillo de Elsinore, en Dinamarca, y ahí estaba yo, azotada por el viento y la bruma, desgarrada por la siguiente cuestión:

– TAPA DURA O EDICIÓN DE BOLSILLO, ESA ES LA CUESTIÓN…

Recabando datos tomados desde mi privilegiado púlpito librero concluyo que, salvo cuando se trata de regalos, de ediciones especiales o una novedad con la tinta aún húmeda la gran mayoría de mis clientes prefieren las ediciones de bolsillo.

Lo hacen por la que he bautizado como cuestión de P.E.C. (Precio, Espacio, Comodidad). Para un ávido lector y bibliotecario doméstico, los tres o cuatro libros mensuales de media son, según la edición (hasta 11 euros bolsillo, el resto tapa dura en distintos formatos), un gasto asumible o un lujo inalcanzable.

En cuanto al espacio, el que dispone cada cual para su biblioteca es cada vez más reducido, bien por restricción de metros cuadrados por persona, bien por baldas ya atestadas, bien por la suma de los anteriores. Y lo de la comodidad viene determinado por una rutina a contra reloj, que obliga a devorar párrafos a hurtadillas en cualquier momento y lugar, por lo que cuanto más pequeño y manejable sea el libro, mejor.

Como colofón diré que en el mercado de las letras los sellos de bolsillo han brotado como setas en los últimos cinco años.

Mientras los grandes titanes del negocio del libro reeditan con un margen temporal cada vez más estrecho sus títulos estrella en formatos más económicos, otros a cuyos pies me postro rescatan del olvido títulos descatalogados o inéditos.

Como clienta y compradora compulsiva de letras hace años que, salvo gloriosas excepciones, me decanto por las ediciones de bolsillo por cuestión de P.E.C.

Pero, ¿y vosotros, queridos? ¿tapa dura o bolsillo?