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Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
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¡Dos copias por segundo de ‘Cuentos de Beedle el bardo’!

No hay como un buen sopapo de cifras para que una humilde librera entre en calor un lunes glacial a primera hora. Por eso cuando hace unas horas leíamos en reginaexlibrislandia que durante el pasado diciembre se vendieron un total de dos ejemplares por segundo de Los Cuentos de Beedle el Bardo, de madama J.K.Rowling , la noticia nos dejó KO, y de la tiritona mañanera pasamos a los sudores fríos en décimas de segundo.

Porque, queridos, eso traducido al lenguaje universal de las cifras vienen a ser 4,5 millones de euros que se embolsa organización benéfica que apadrina y financia la madre literaria de Harry Potter. Y eso implica que legiones de harrypottermaiacos de todo el mundo han leído los Cuentos de Beedle el Bardo.

Si eso no es noquear el mercado editorial con un gancho de derecha que venga el mismísimo Toro Salvaje y lo vea, queridos…

En lo que a reginaexlibrislandia respecta he de decir que desde que saqué a la venta el pasado 4 de diciembre los Cuentos de Rowling en castellano y en inglés de hemos mantenido un goteo constante pero no masivo de ventas de ejemplares. Y lo mismo con los siete libros de la saga del aprendiz de mago, cuyos ejemplares van y vienen sin tregua a mis confines.

Así que, las cosas como son, esta reinona bibliófila se sigue descubriendo el pelucón ante la escritora británica.

Por cierto, queridos, ¿leísteis Los Cuentos de Beedle el Bardo? ¿Hasta dónde llegará J.K.Rowling?

Ahí os dejo las preguntas no sin antes brindaros imágenes de ‘la maga’ de las letras anglosajonas leyendo fragmentos de su Beedle:

 

A vueltas con El niño del pijama de rayas

No pasa un solo día sin que vengan entre diez y doce personas buscando un ejemplar de El niño con el pijama de rayas, del irlandés John Boyne.

La tragedia está en que se van sin él: en noviembre Salamandra lanzó su decimotercera edición y es imposible hacerse con un lote. Imposible. Por eso la siguiente está en el horno, y los libreros volamos en círculos sobre los distribuidores como buitres leonados.

Incluso sin darnos cuenta nos hemos creado una curiosa rutina en torno al dichoso librito:

¿Llegó ya El niño con el pijama de rayas?No, aún ni rastro del pedido…

Ah, vaya. Bueno, ¿y qué tal la mañana?

Ah, por cierto, también nos hemos quedado sin reservas de la edición en inglés. Un desastre.

Y ahora es cuando entono el Mea Culpa: he sido testigo directo del fenómeno, he estado literalmente rodeada de cientos de ejemplares y mi respuesta intelectual ha sido una total y absoluta apatía. Mi desinterés resulta aplastante. E imperdonable, la verdad.

Yo, que me leo hasta los prospectos de los fármacos, ni me planteé dedicarle unas horas a El niño con el pijama de rayas. ¿Por qué?

Pero creo que ha llegado el momento de ceder. No es la primera vez que me pasa algo así. En plena harrypottermanía me empecinaba en desoír a quienes insistían en que me aventurara en la saga de J.K.Rowling. Y reconozco que acabé rendida a sus pies.

Veamos qué dice la contraportada del libro azul:

Estimado lector, estimada lectora: Aunque el uso habitual de un texto como éste es describir las características de la obra, por una vez nos tomaremos la libertad de hacer una excepción a la norma establecida. No sólo porque el libro que tienes en tus manos es muy difícil de definir, sino porque estamos convencidos de que explicar su contenido estropearía la experiencia de la lectura. Creemos que es importante empezar esta novela sin saber de qué trata. No obstante, si decides embarcarte en la aventura, debes saber que acompañarás a Bruno, un niño de nueve años, cuando se muda con su familia a una casa junto a una cerca. Cercas como ésa existen en muchos sitios del mundo, sólo deseamos que no te encuentres nunca con una. Por último, cabe aclarar que este libro no es sólo para adultos; también lo pueden leer, y sería recomendable que lo hicieran, niños a partir de los trece años de edad.

Qué queréis que os diga, la verdad es que no tiene el efecto canto de sirena en mí. Aunque, eso sí, la crítica parece respaldar el éxito de ventas en más de treinta países.

Decidme, queridos, ¿os habéis leído El niño con el pijama de rayas? ¿Qué os pareció?

Por mi parte prometo entregarme a mi ejemplar libre de prejuicios. De aquí a unos días emitiré mi veredicto.