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Reflexiones de una librera
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Por qué bibliopatinas (y mucho) si no lees El Secreto, de Donna Tartt

Si buscas un thriller gótico que te mantenga literalmente pegado a tu ejemplar hasta el punto y final (y más allá) deja lo que estés leyendo y hazte con El Secreto, de Donna Tartt. Palabra de Regina ExLibris.

Desde que lo descubrí allá por los noventa no he dejarlo de prescribirlo en reginaexlibrislandia. Y se lo recomiendo a paladares librescos muy heterogéneos.

Por mi experiencia en las trincheras librescas quien empieza El Secreto está irremediablemente abocado a engancharse a una trama de suspense ambientada en una exclusiva universidad y protagonizada por un carismático grupo de estudiantes de clásicas liderados por un magnético profesor, a quienes sus ansias de exprimir la vida y sus privilegios se les va de las manos, hasta que uno muere y se precipita la debacle emocional, moral y personal de todos.

Cuando la pongo sobre el escritorio como potencial lectura y me preguntan por qué, la conversación suele ser del tipo:

Cliente: ¿Y qué tiene de especial El Secreto?

Regina: La arácnida Donna Tartt imprime a su trama el ritmo de un thriller mientras inocula en el texto dosis justas de oscura melancolía que anestesia, paraliza y embota a un lector decidido a llegar hasta el final. Es la marca de la casa. Y eso mientras despliega la crónica de una juventud privilegiada que le pide demasiado a la vida sin saber bien qué entregar a cambio.

Cliente: Pero es un tochaco, ¿no se hace pesada?

Regina: Para nada. Está muy bien escrita, perfectamente ambientada y, desde luego, su punto fuerte es la construcción de unos personajes con los que el lector intima en las más de seiscientas páginas que dura esta experiencia lectora alucinante. Yo siempre que puedo la prescribo, porque es ideal para leer y desconectar.

Cliente: Vale, vale… Entonces, ¿mejor empiezo por esta antes que por El Jilguero, que es de la que me hablaron?

Regina: Mira, El Jilguero es, sin duda, otro novelón y, según dicen, llamada a ser un clásico de las letras norteamericanas del SXX. Por algo se llevó el Pulitzer hace cuatro o cinco años, y convenció a la crítica, que en cambio en su día tachó El secreto de “basura de calidad” tras su exitazo en ventas. Pero yo empezaría por El Secreto.

Suelen hacerme caso, y suelen comentarme de vuelta que El secreto cumple en mayor o menor medida las biblioexpectativas proyectadas sobre la novela. Puede ser o no ser, como dicen, “basura de calidad”. Pero es uno de los títulos que no dejaré de prescribir en la librería, porque vale la pena. Palabra de Regina ExLibris.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

El Secreto. Donna Tartt. Lumen. ¿Qué subyace bajo la sólida capa de armonía y rectitud espiritual de una prestigiosa universidad enclavada en la bucólica campiña de Vermont? Un turbador trasfondo de violencia, degradación moral y sexualidad reprimida que Donna Tartt explora en El Secreto con la caída en picado de cinco estudiantes que, guiados por su carismático profesor, profundizan en los misterios de la cultura griega antigua y afrontan el asesinato de uno de ellos. Colosal crónica oscura de una juventud malograda, disección implacable de ciertos círculos elitistas y lúcida reflexión sobre el carisma en un novelón trepidante e hipnótico de principio a fin.

Trivial: ¿Cuánto sabes de ‘El guardián entre el centeno’, de J.D. Salinger?

Un adolescente cercado por su fracaso escolar, la rigidez de su familia, la muerte de su hermano, el sexo y las dudas, decide pasar una semana solo en Manhattan antes de volver a casa tras su expulsión del internado. El guardián entre el centeno es su confesión a quemarropa y sin tapujos, y la radiografía de Salinger de un adolescente devorado por contradicciones.

Si eres de los que sí leyó la novela atrévete con el bibliotrivial ‘El guardián entre el centeno’ de Regina ExLibris. ¿Listo para demostrar lo holdencouldfieldiano que eres? ¡Vamos!

 

Por qué leer ‘Sobre héroes y tumbas’, de Ernesto Sábato

Es imprescindible leer a Ernesto Sábato, uno de los pesos pesados de las letras latinoamericanas del siglo XX, que fallecía un 30 de abril de 2011. Autor de títulos como El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador, así como de ensayos sobre la condición humana, sus ficciones te sacuden la bibliofilia con la intensidad de latigazos. Palabra de Regina ExLibris.

Ernesto Sábato

Ernesto Sábato

Como erenestosabatiana confesa su efeméride me reverberaba en el pelucón, así que nada más llegar a reginaexlibrislandia rescaté sus títulos del anaquel y los desparramé sobre el escritorio para dedicarle un rincón al maestro. Y eso despertó el apetito lector de uno de mis libreros más jóvenes:

“Oye, Regina, y yo, ¿qué me leo de Ernesto Sábato?

Así que, puestas a recomendar uno de sus libros para iniciarse en el universo creativo ernestosabatiano, le dije que yo, sin duda, me quedo con Sobre héroes y Tumbas.

Y es que si hay novelas que te noquean en Sobre héroes y tumbas cúbrete bien el bibliocostado, querido, porque cada salto de línea es un directo a tus órganos blandos.

En ella Ernesto Sábato somete al joven Martín a la desintegración espiritual que precede a la reconstrucción de una identidad sin fisuras, en un viaje tortuoso y fascinante ambientado en Buenos Aires y donde lo más abyecto y lo más luminoso se funden en Alejandra, su gran amor.

Sobre héroes y tumbas

Sobre héroes y tumbas

Y no solo eso: la novela en sí no solo constituye una arquitectura literaria monumental, barroca, alucinante y devastadora, sino que también es un glorioso cóctel de realismo mágico y surrealismo aderezado con las obsesiones sabatianas del dualismo moral, la soledad del creador y el sinsentido de la existencia.

La lucha interior del joven Martín por encontrarse a sí mismo, su doloroso proceso de purga espiritual, su concepción del arte como liberación y su pasión corrosiva por la destructiva y magnética Alejandra Vidal hacen de Sobre Héroes y Tumbas una de las novelas de aprendizaje y crecimiento más deslumbrantes de la Literatura, que cautivará a muchos y fascinará especialmente a los devotos de las novelas de iniciación como Demian de Herman Hesse o El retrato del artista adolescente de Joyce.

Además, mucho ojo a uno de los capítulos de Sobre Héroes y Tumbas: el ya emblemático Informe sobre ciegos. Pocos textos me han impactado y sobrecogido como lo hizo este en su día ya desde la primera página, y como lo hace invariablemente en cada nueva relectura.

Es un episodio autónomo, que dibuja un descenso a un infierno interior que haría palidecer al mismo Lucifer, y que encierra una metáfora desoladora y brutal pero cargada de lucidez, de esas cuyo eco te resuena en la bibliofilia para toda la vida (y más allá).

Va una muestra del texto para que me digáis si es o no un bibliobofetón con la mano abierta (¡PLAF!):

Yo venía abstraído, cuando de pronto oí una campanilla, una campanilla como de alguien que quisiera despertarme de un sueño milenario. Yo caminaba, mientras oía la campanilla que intentaba penetrar en los estratos más profundos de mi conciencia: la oía pero no la escuchaba. Hasta que de pronto aquel sonido tenue pero penetrante y obsesivo pareció tocar alguna zona sensible de mi yo, algunos de esos lugares en que la piel del yo es finísima y de sensibilidad anormal: y desperté sobresaltado, como ante un peligro repentino y perverso, como si en la oscuridad hubiera tocado con las manos la piel helada de un reptil.

(Informe sobre ciegos, L. Scafati / EZR)

(Informe sobre ciegos, L. Scafati / EZR)

Los amigos de la editorial Libros del Zorro Rojo editan este colosal Informe sobre Ciegos en un maravilloso volumen con ilustraciones de Scafati. Sin duda un artefacto narrativo y visual perfecto, que es ideal para ernestosabatizarse sin fisuras.

¿Te atreves con los trivials de libros de Regina ExLibris?

Si estás dispuesto a poner a prueba tu bibliofilia estás en el lugar adecuado, querid@, porque me he sacado del pelucón una serie de Trivials Regina ExLibris sobre una veintena de novelones.

Así que atrévete a hacer mis bibliotrivials y dame en los morros con tu bibliofilia, o bien plantéate que, quizás, ha llegado la hora de releer algún que otro título porque desmemoria te ha guiado en tus respuestas.

¿Listo? ¡Pues allá van!

(Frankenstein, 1931 / Universal)

(Frankenstein, 1931 / Universal)

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

La metamorfosis. Zorro Rojo. Luis Scafati

La metamorfosis. Zorro Rojo. Luis Scafati

(Madame Bovary, 1949/ MGM)

(Madame Bovary, 1949/ MGM)

(Drácula, 1992 / Columbia Pictures)

(Drácula, 1992 / Columbia Pictures)

(La Isla del tesoro, 1950 / Disney)

(La Isla del tesoro, 1950 / Disney)

(El nombre de la rosa / 20th Century Fox)

(El nombre de la rosa / 20th Century Fox)

(La Historia Interminable, 1984 / Warner Bros.)

(La Historia Interminable, 1984 / Warner Bros.)

(Cien años de soledad, Luisa Rivera / GEPRH)

(Cien años de soledad, Luisa Rivera / GEPRH)

(El Padrino, 1972 / Paramount)

(El Padrino, 1972 / Paramount)

El Principito

El Principito

El Fantasma de Canterville / EZR

El Fantasma de Canterville / EZR

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

(Cumbres Borrascosas, 1992 / Paramount Pictures)

(Cumbres Borrascosas, 1992 / Paramount Pictures)

Por qué leer David Copperfield de Charles Dickens SÍ o SÍ

Enterrada como estoy entre libracos en Reginaexlibrislandia os aseguro que, lejos de experimentar síntomas de asfixia o librofobia, mi apetito lector es cada vez más voraz.

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

El único efecto secundario que detecto en mi bibliovida es cierta angustia por no tener más horas al día para atiborrarme sin tregua de literatura y, ya que estamos, otro par de ojos incrustados en el pelucón para traginarme ejemplares a pares.

Y no hablo solo de nuevas novelas y autores, sino también de relectura de según qué títulos para mi magistrales. Los veo cada día en mis baldas y ahí, si me empeño y no se me ha ido la mano con el café, hay días en los que incluso puedo contenerme.

Pero cuando los prescribo a reginaexlibrislandianos asiduos o esporádicos la bibliohiena que hay en mi pulveriza los grilletes y se abalanza sobre el ejemplar .

Así que ahora me pilláis plácidamente saciada de Literatura y en plena sobremesa post-atracón del David Copperfield, de Charles Dickens.

Y todo por una reginaexlibrislandiana asidua que me visitó a primera hora:

Clienta: Hola, Regina

Regina: ¡Ah, buenos días! ¿Qué tal?

Clienta: Muy bien. Verás, llevo tiempo relegando un libro de Dickens y necesito un empujoncito para saldar esa deuda. Mi sobrina ya se lo ha leído, la veo la semana que viene y no quiero decirle que no he podido ni empezarlo.

Regina: ¿Qué Dickens es?

Clienta: Pues… David Copperfield.

Regina: ¿David Copperfield? ¡NOOOO!

Clienta: Sí. ¡Yo qué sé, Regina! me gusta Dickens, pero no me arranco…

Regina: Mmmm pues te voy a decir por qué deberías leerte David Copperfield sí o sí, querid@. Sobre todo en la impecable edición de Alba Clásicos.

Y aquí empezó mi argumentario davidcopperfieldiano ejemplar en mano:

David Copperfield

David Copperfield

Con fuertes matices autobiográficos David Copperfield narra las aventuras y desventuras de un muchacho desde su infancia hasta la edad adulta, en la Inglaterra rural y el Londres del s. XIX.

Es una sucesión de vívidos fotogramas de sus desgracias y -contadas- alegrías de infancia y juventud, de las largas jornadas en una fábrica, del trabajo en un bufete de abogados, de sus primeros pasos como corresponsal y escritor, y de sus primeros escarceos amorosos.

Tiene tanto del propio Dickens que él mismo reconoció que David Copperfield era su alter ego y su «hijo predilecto» literario. Y ojo queridos que fue no sólo la novela preferida del propio Charles Dickens, sino que fue libro de cabecera de titanes de las letras como Henry James, Dostoievski, Tolstoi, Virginia Woolf, Joyce, Kafka, Césare Pavese e Ítalo Calvino, e incluso de Freud.

Desde su publicación primero por entregas entre 1849 y 1850, y editado en un volumen en 1950, ha batido récords en ventas y en lectores, y ha sido adaptado a todos los formatos imaginables (cine, serie televisiva, teatro, musical, etc) porque cautivó a prácticamente todo aquel que leyó el texto original.

Y lo sigue haciendo porque, una vez se adentra uno por sus páginas, es muy difícil sustraerse al hechizo de una fórmula literaria magistral que lleva las dosis justas de melodrama y de comicidad, de ironía y de realismo, de crueldad y de ternura, a través de una gloriosa galería de personajes entre los que destacan, aparte del propio David Copperfield, su tierna y vehemente tía Betsey, el excéntrico señor Micawber, siempre sin blanca y siempre al filo del abismo, la enamoradiza e inocente pero tozuda y hogareña Agnes Wickfield y el escurridizo, corrupto y maquiavélico Uriah Heep.

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

Un mosaico vívido, divertido y cruel, que es una lección de vida, que tiene parte de cuento de hadas, parte de relato de iniciación y parte de denuncia social al más puro estilo Dickens y que, a pesar de sus más de mil páginas se lee de forma vertiginosa obligándote a pasar de una emoción a otra en cuestión de líneas.

Y por si eso fuera poco decir que, de entre las 989 criaturas de tinta creadas por Dickens, él mismo eligió a David Copperfield como su personaje e historia favoritos es mucho decir, ¿no, querid@?

Y así cerré mi vomitona davidcopperdfieldiana.

Mi reginaexlibrislandia no titubeó y se fue de mis confines con su flamante ejemplar de David Copperfield (Alba Clásicos) bajo el brazo y, según ella, directa a empezarlo.

En cuanto a mi… pues os diré que como era de esperar el sonido de la puerta de reginaexlibrislandia al cerrarse tras ella despertó a mi bibliohiena y sin saber muy bien cómo me abalancé sobre mi ejemplar…

Y el resto es pura bibliogula satisfecha a dentelladas atrincherada en mi escritorio y ahora, con el buche lleno y la bibliofilia en paz, esta nota escrita reconfortada por el maravilloso banquete y en armonía con el universo regino.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis David Copperfield? ¿Qué os pareció? 
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‘¿Es Demian el niño demoniaco?’

Me pregunto cómo encajaría Herman Hesse, padre literario de Demian, la confusión bibliófilo-cinéfila que ha llevado a una mujer a identificar al genial escritor alemán con el mismísimo Satanás, padre del Damien de celuloide de la mítica película La Profecía, estrenada en 1976, que abría toda una saga centrada en el pequeño destinado a ser el Anticristo.

La cosa ha sido más o menos así: estaba yo literalmente metida en el escaparate de reginaexlibrislandia redecorándome las exterioridades, cuando una señora aporreó suavemente el cristal con los nudillos para indicarme que me necesitaba.

Tras un grácil giro junto a una balda que casi me cuesta el pelucón al más puro estilo María Antonieta, me materialicé junto a ella por entre mis enjambres de anaqueles:

 

– Regina: ¿Qué desea?- Clienta: Verá, busco el libro Demian, de Jeze, o Hes o algo así.

– R.: ¿Demian, de Herman Hesse?

– C.: ¡Ese! Sí, me lo apunté pero olvidé el papel. ¿Lo tiene?

– R.: ¡Sí, un segundo!

– C.: Pero, oiga, ¿no será el del niño demoniaco, no? ¡el de la película!

– R.: ¿Cómo? ¿Película?

– C.: Sí, el de la película esa del terror del hijo del demonio.

– R.: ¡Ahhh! Ja, ja, ja. ¡no, tranquila! Ese es Damien, el de La Profecía. El libro que quiere no tiene nada que ver…

– C.: ¡Menos mal! Es que, verá, se lo pidieron a mi hijo para Religión y como me acordé de la película esa me pareció un poco raro que le mandaran algo así… ¿me entiende?

– R.: ¿Para religión? Uy, eso es nuevo. En fin, pero tranquila, no tienen nada que ver. El que le pidieron es de un escritor alemán, Herman Hesse, y es una novela sobre un chico adolescente y su paso a la madurez, el relato de su crecimiento físico y espiritual. Nada de Satanás ni de asesinatos, no se preocupe. Es un libro maravilloso, no tiene nada de que preocuparse, ¡al contrario!

– C.: Uy, pues entonces, ¡entonces me lo leeré yo también!

– R.: Merece la pena, ¡a ver si le gusta!

– C.: Ya le contaré. ¡Adiós y gracias!

Y ella se fue con la edición de Alianza de Demian, de Herman Hesse, y yo volví a mi pecera para segur ‘atusándome’ el frontal regino con una divertida sonrisa en la cara, imaginando la cara del germano si llega a enterarse de que le confunden con el padre literario de la semillita de Lucifer y recordando la expresión de alivio de la dama cuando supo que sus peores sospechas sobre la lectura de su hijo eran infundadas…

… Claro que, así entre vosotros y yo, he de reconoceros que me ha impactado la elección bibliófila del profesor de ¿¿¿¿religión????

No me malinterpretéis, me entusiasma la idea porque precisamente Demian ha sido y será uno de mis libros de cabecera, pero pensándolo bien no me extraña que la buena señora, al saber que se trataba de una lectura ‘para Religión’, relacionara la historia de Emil Sinclair con la del maléfico Damien, de cuya primera parte os dejo el trailer:

 

Una vez más la Providencia Librera se revela gloriosamente imprevisible en mis confines reginos…

Y vosotros, reginaelxibrislandianos de pro, ¿leísteis Demian? ¿Os gustó? ¿Cómo llegasteis a la historia de Sinclair? ¿Qué más leísteis de Herman Hesse?

NOTA DE REGINA. El genio alemán H. Hesse esboza en Demian la lucha interna de Emil Sinclair, un joven que se rebela contra el entorno luminoso y armónico de su niñez, al que él sabe que ya no pertenece, para emprender la búsqueda intuitiva y dolorosa de una identidad y un destino propios en la sordidez del mundo de los adultos. Su guía y referente será el carismático Demian, que lleva el estigma de los capaces de ser ellos mismos. Maravillosa de principio a fin.

Susan E. Hinton escribió Rebeldes, pero ¿quién es ella?

Como de ingratitud ya está el mundo lleno, he decidido saldar cuentas con los autores de esos libros que posibilitan que mi librería siga viva.

Pero no, no hablo de esos bombazos editoriales de temporada, sino de esos otros títulos que entran y salen constantemente de mis baldas, esos que, como librera, sé que debo tener, porque siempre me los piden.

Vale que no disparan mis cuentas de resultados como esos otros puedan hacer ocasionalmente, pero éstos otros me dan esa constancia que me mantiene a flote, y aunque conozco las obras lo cierto es que apenas se nada de algunos de sus creadores. Mea culpa.

Reparé en ese detalle hace unas horas, cuando una señora vino a pedirme un libro para su hija:

– Clienta: Buenas tardes. – Regina: Hola, ¿qué tal?

– C.: Bien, verá, busco un libro para mi hija, que está en el instituto.

– R.: ¿Cuál es?

– C.: Lo traigo apuntado, aquí está: Rebeldes, de Susan e. Hinton

– R.: ¡Ah! Muy bien, voy a por él.

Y se fue. Normalmente tengo tres o cuatro ejemplares -uno en balda y el resto en una pila, fronteados-, pero ese era el último.

Y me dije:

Regina, cielo, se te ha pasado hacer el pedido de Rebeldes. El lunes te llegaron 4 y ya estás a cero… ¿A qué esperas, tesoro?

Total, que me puse manos a la obra. Y mientras lo hacía la certeza de que mientras personajes como Johnny, Pony, Soda, Dally, Steve, 2 bit, o Darry eran parte de mi bagaje literario no tenía ni la más remota idea de quién era la tal Susan E. Hinton que tan a sus anchas entra y sale de mis confines me sacudió desde el espinazo al pelucón. A ver, leí Rebeldes y La ley de la calle, pero más allá de esas dos fabulosas novelitas… ¡nada, cero!

Lo tuyo no tiene nombre, Regina, no lo tiene. Bueno, si: INGRATITUD. Tu hinchándote a vender su libro y no tienes el detalle de llenar ese nombre con una historia. Tanta descortesía me abruma. ¡Investiga un po-qui.to, reina! Menuda anfitriona estás tu hecha…

Y eso hice, y casi me arde el pelucón al descubrir que Susan E. Hinton escribió Rebeldes con apenas diecisiete años, y que se puso a ello para encontrar en librerías el tipo de historia que ella siempre había buscado sin éxito.

Después vendría La Ley de la calle, entre otras, siempre con barrios norteamericanos conflictivos como telón de fondo y adolescentes problemáticos en primer plano. Fotografía social con la dosis justa de ternura y crudeza, palabra de Regina.

Susan, a la que por fin tuteo, vivió varios años en un pueblecito de Andalucía, y hace poco volvió a las Américas, concretamente a California, donde vive ahora dedicada a la ficción de Ciencia Ficción y Fantasía para lectores jóvenes. Chapó, querida, chapó.

Ahora creo que buscaré un rinconcito en reginaexlibrislandia donde exhibirla junto al resto de mis mecenas, esos a quienes sólo conozco en forma de nombre estampado en piel sobre un lomo; quizás monte un corcho donde fije sus fotos junto a unas letras que atrapen sus vidas. Será mi humilde tributo librero.

Y vosotros, queridos, ¿leísteis Rebeldes? ¿Y La ley de la calle? ¿Sabíais algo de Susan E. Hinton? ¿Hay algún libro que os haya marcado especialmente, pero de cuyo autor no sepáis nada?

Para terminar va el trailer de la maravillosa adaptación cinematográfica que F. Ford Coppola hizo de Rebeldes, en la que la propia Susan E. Hinton hizo un cameo como enfermera:

¿Tienes «El guerrero entre la cebada», de Salinger?

A cada uno lo suyo, queridos, nada de intrusismos. Por eso y porque, además de reinona librera soy noctámbula, hipotensa y cafeinómana siempre dejé las primeras luces del día para los ruiseñores y demás seres que las disfruten.

De hecho, en reginaexlibrislandia de buena mañana hay más vida en el plumero que bajo mi pelucón, y mi relación con el mundo se limita a algún que otro gruñido ininteligible.

Pero El Señor (llamadlo X) en su infinita bondad me llenó ese lapso mañanero en el voy de la vigilia a sueño y vuelvo, y vuelta a empezar entretenida con tareas administrativas, pedidos de clientes y mares de café. Y así como voy amaneciendo a trompicones hasta llegar al mediodía parlanchina y espídica, en todo mi esplendor.

Sin embargo hoy una clienta me sacudió el sopor de una sola frase pasadas las diez de la mañana:

– Clienta: Buenos días, busco un libro- Regina: Mmm, bien, ¿cuál es?

– C.: Seguro que lo tiene, es un clásico: «EL GUERRERO ENTRE LA CEBADA»

– R.: ¿El guerrero entre la cebada?

– C.: Si, es muy famoso. Tiene que conocerlo.

– R.: Pues si le digo la verdad, no caigo… déjeme pensar… ¿Guerrero? ¿Cebada?

(Y aquí, misterios del universo, fue cuando se me encendió un neón púrpura en el cerebro: CENTENO, CENTENO, CENTENO…)

– R.: ¿Seguro que es «cebada«? ¿No podría ser «centeno«?- C.: Uy, pues quizás… ¿El guerrero entre el centeno?

– R.: Creo que se refiere a El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger.

– C.: ¡Si, si, ese, de Salinzer!

Se lo di, y se fue. La gracia del patinazo y mis esfuerzos por mantener a raya mis rasgos para no dejar escapar una risilla traicionera fueron como una descarga eléctrica. Y he de deciros que para mi sentirme de sopetón tan despierta a esas horas fue una experiencia total y definitivamente reveladora.

Y a vosotros, queridos, ¿os ha patinado alguna vez algún título?

Además, para terminar el día como lo empecé, a carcajadas, os dejo para seguir devorando la nueva novelita de Eduardo Mendoza: El asombroso viaje de Pomponio Flato… Una bacanal de risas a cada salto de linea, queridos, palabra de Regina.