Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

Entradas etiquetadas como ‘librerias’

9 libros para regalar a un bibliófilo y quedar como una Regina ExLibris

Libros para bibliófagos de Regina Exlibris

Libros para bibliófagos de Regina Exlibris

Hay que tener valor para regalar un libro a un bibliomaníaco.

Sí, porque si elegir un libro para cualquier lector puede ser difícil, cuando el destinatario es un bibliófago confeso lo que a priori parece fácil («Total, como le gustan tanto los libros… algo encontraré«) terminará por desencadenar una auténtica pesadilla libresca.

Porque, claro, a la decidida embestida a la librería sobreviene la consabida parálisis y bloqueo graduales precedidas de los interrogantes de rigor: ¿Qué no se ha leído? ¿Cómo no va a conocer a ese autor?¿Y si ya lo tiene en su biblioteca? ¿Y si me lo tira a la cabeza? ¿Y si es demasiado mainstream? Y vuelta a empezar en un diabólico bibliobucle del que sólo le rescatan la Providencia Librera o el librero de turno. Y en este caso yo, vuestra Regina ExLibris, que vengo al quite.

Así que si el receptor de vuestro biblioregalo está en otra dimensión lectora y no os animáis a probar ni con cualquiera de mis reginazos de ficción ni con alguno de mis reginazos de no ficción veamos si os encajan sugerencias de títulos para paladares librescos particularmente exquisitos.

¿Listos?

Van mis 9 libros para regalar a un bibliófilo y quedar como una Regina ExLibris:

1. La librería encantada. Christopher Morley. Periférica. Los amantes de los libros que hablan de libros están de enhorabuena, y más si leyeron La librería ambulante puesto que su continuación, La librería encantada es un himno a la bibliofilia. Si en la primera Christopher Morley nos narraba cómo Roger y Helen Mifflin se recorrían la América rural en su librería-carromato derrochando pasión por la literatura, ahora echan su ancla libresca en el Brooklyn de finales de la I Guerra Mundial para abrir su particular librería de segunda mano. En ella no sólo acogerán a un exquisito elenco de clientes, sino también las reuniones de una troupe de libreros que diseccionan su profesión frente a la tarta de Helen, a una aprendiz de librera, a un joven publicista e incluso un misterio en torno a un libro que aparece y desaparece. Una novela divertida, cargada de literatura y de humor que se disfruta a cada salto de página.

La librería encantada

La librería encantada

2. Mendel, el de los libros. Zweig. Acantilado. Escrito en 192, narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en un café de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela. Pero en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro, y cuando logra regresar a Viena y al rincón de su café ya nada ni nadie es como eran. Un maravilloso relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx que esconde no solo un manifiesto antibelicista, sino que es un canto épico a los libreros, a la pasión por los libros como objeto y a la literatura como antídoto existencial.

 

Mendel, el de los libros

Mendel, el de los libros

 3. La librería. Penélope Fitzgerald. Impedimenta. Obra maestra de la entomología librera narra odisea de una viuda de guerra que quiere montar una librería en un pueblo costero de Sulfolk en 1959. Si con eso ya hay material para una historia, es en los matices donde reside la maestría de Fitzgerald. Porque Florece opta por una librería no solo por bibliofilia, sino porque su experiencia profesional fue en su juventud entre libros. Porque la aldea está aislada y no existe actividad comercial. Porque el local está infestado de ratas, de humedad y de poltergeist y, para remate, porque ese enclave es el elegido por la reina social local para su ateneo cultural, motivo por el que comanda una resistencia despiadada contra la librería. Así que Florence luchará con uñas, dientes, y libros para resistir ante una presión vecinal que pasa de clama tensa a tormenta a punto de estallar cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov.

 

La librería

La librería

4. 84 Charing Cross Road. Helene Hanff. Anagrama. La novela epistolar de Helene Hanff recoge la correspondencia que mantuvieron durante veinte años una rónica, extravagante y locuaz norteamericana y los libreros de una librería de viejo londinense al término de la II Guerra Mundial. La insaciable sed de ella por hacerse con libros imposibles y el empeño de ellos, especialmente de Frank Doel, por conseguírselos, da pie, con los años, a una intimidad cargada de ternura e ironías proyectadas sobre el fondo de una misma pasión: los libros y las librerías. Si a ello añadimos la incontenible anglofilia de Helene Hanff, su particular sentido del humor y ese empeño perverso en desinflarle a puñaladas lingüísticas la flema inglesa al siempre correcto Frank Doel, y lo espolvoreamos con sus esfuerzos por aliviarles las estrecheces de la posguerra, el resultado es esta joya de que derrocha inteligencia, diversión, ternura y bibliofilia.

84 Charing Cross Road

84 Charing Cross Road

5. Max Perkins. El Editor De Libros. A. Scott Berg. Rialp. Editado en España gracias a la versión filmada por Michael Grandage con Colin Fitrh, Jude Law y Nicole Kidman narra la vida de Max Perkings, el mítico editor del no menos legendario sello Scribner’s Soon, que desde su oficina en la Quinta Avenida del Manhattan de los años 30 publicó a titanes de las letras anglosajonas como Erskine Caldwell, James Jones, Kurt Vonnegut, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway o Thomas Wolfe, algunos de los cuales engrosan la Generación Perdida. El don para descubrir y potenciar talentos literarios, así como su minuciosidad inquebrantable en las tareas de corrección, edición y revisión e incluso en la campaña de lanzamiento de sus libros han hecho de él un grande entre los grandes de la edición de todos los tiempos. Su historia con Thomas Wolfe y sus El Angel que nos mira y Del tiempo y el río aunque con menos peso que en la película engrosan la trama para calibrar en su justa proporcion la colosal silueta de Perkings.

Max Perkins. El Editor De Libros

Max Perkins. El Editor De Libros

6. Manual de remedios literarios. E. Berthoud y S. Elderkin. Siruela. Un original y divertido tratado de biblioterapia que condensa todo el poder curativo de la palabra escrita. ¿Qué tal una dosis de las Brontë para sanar el corazón roto? ¿Y una inyección de Hemingway para sobrellevar los días de resaca? El libro adecuado en el momento preciso puede cambiarte la vida o, al menos, reconducir un instante o invertir una emoción funesta. En sus páginas encontrarás un ingenioso remedio en forma de novela que te ayudará a curar ese mal. Un compendio que es además una buena manera de descubrir nuevas lecturas, de recuperar algunas ya olvidadas o de resolver los problemas más habituales entre los lectores: qué hacer si tenemos demasiados títulos pendientes, si solemos dejarlos siempre a medias… Nuestros males y cómo sanarlos con libros de la A a la Z. Un auténtico manjar para un bibliófago de pro.

Manual de remedios literarios

Manual de remedios literarios

7. Una historia de la lectura. Alberto Manguel. Lumen. Ameno, divertido, profundo y revelador libro sobre libros, lectores y escritores en el que quien fuera lector de Borges te ilumina sobre el nacimiento de la escritura, la aparición de las primeras bibliotecas, los códices, la imprenta y la evolución del mundo editorial. Así Manguel serpentea sin prisa por el laberinto de los 6.000 años de palabra escrita y arma un delicioso ensayo sobre el papel del lector, hasta ahora el gran olvidado de la historia de la literatura, desde las tablillas sumerias de arcilla al CD-Rom. Gloriosa mezcla de estudios clásicos, psicología, historia, anécdotas, memorias, fantasía… en pos de una historia tan personal como universal: la de la lectura

Una historia de la lectura

Una historia de la lectura

 

8. Trazado: Un atlas literario. Andrew DeGraff. Impedimenta. Este revolucionario e inesperado libro de mapas literarios, inspirados por obras clásicas de la literatura, ofrece una nueva manera de revisitar las cartografías de grandes novelas de la literatura. Caminar con Hamlet por Elsinor, navegar con Ulises por el Mediterráneo tras haber arrasado Troya, pasear de la mano de Borges por la Biblioteca de Babel, visitar la isla con náufrago de Robinson Crusoe, acompañar a Ebenezer Scrooge a su propio entierro, despedazar a la ballena Moby Dick o navegar por el sinuoso río Mississippi de la mano de Huckleberry Finn. Pero Trazado es eso y mucho más. Es una pequeña joya literaria, un libro para letraheridos y biblioadictos que sueñan con los ojos abiertos y para curiosos mitómanos de lo novelesco.

Trazado: Un atlas literario

Trazado: Un atlas literario

9. Atlas de Literatura Universal. VV. AA. Nórdica. Con este Atlas de literatura universal se puede dar un garbeo integral por la historia de la Literatura desde la Antigüedad hasta hoy dando la vuelta al mundo en 35 obras y sin moverse de la butaca. El volumen muestra una cartografía de las obras literarias clave de la historia de las letras universales. Los títulos seleccionados son considerados hitos incontestables, procedentes de diversos espacios culturales del mundo. Cada clásico es presentado por un escritor afín a su contexto creativo e ilustrado por un mapa que refleja en dibujos el discurrir de su argumento para componer, a la postre, un fresco sobre la historia de la literatura en cuyos espacios podamos leer los tiempos.Los 35 títulos que conforman este atlas van desde El poema de Gilgameshy la Biblia, a HamletMoby Dick,La metamorfosis de Kafka, desde El Aleph y Cien años de soledad a La historia de Genji.

Atlas de Literatura Universal

Atlas de Literatura Universal

«¿Tienes una novela en la que a la Reina de Inglaterra le da por leer?»

Quienes sufrimos bibliobulimia severa atesoramos novelas que van sobre libros y cualquier criatura bibliófaga, real o inventada.

(The Queen, 2006 / Pathé)

(The Queen, 2006 / Pathé)

Gracias a la Providencia Librera hay escritores que ficcionan sobre esas variables, e incluso las extreman urdiendo sus tramas con personajes arrastrados a su pesar al subversivo placer de la lectura, que acaban convertidos en lectores compulsivos, para gozo y deleite de nuestra bibliofilia.

Que los bibliomaniacos nos peguemos a este tipo de literatura como un insecto a una bombilla es algo instintivo. Y lo es porque entre sus páginas no solo nos topamos con bibliomaniacos de nuestro pelaje y condición, sino que además -y aquí, querid@s, está la clave- son un maravilloso nicho de descubribilidad libresca. Con los títulos y autores citados redimensionamos nuestros particulares mapas de constelaciones literarias.

El caso es que hoy recuperé, gracias a la petición de una reginaexlibrislandiana de pro, uno de esos títulos que engrosan mi balda consagrada a libros que hablan de libros y con los que, periódicamente, le induzco comas librescos a mi bibliofilia.

La cosa fue así:

Clienta: Hola Regina, ¿cómo vas?

Regina ExLibris: ¡Ah, hola! Muy bien, donde me dejaste la última vez…

Clienta: Eso esperaba: encontrarte aquí. Verás, vengo a por el la de Isabel Allende que tengo pendiente, y buscaba otra cosa, pero me da apuro porque apenas tengo datos.

Regina ExLibris: Pues tú dirás, ya sabes que esas cosas me activan.

Clienta: Es que me hablaron de un libro que… bueno, en fin, allá va: ¿tienes una novela en la que a la Reina de Inglaterra le da por leer?

Regina ExLibris: ¿A Isabel II, o a qué reina de Inglaterra?

Clienta: No, no: a la de ahora, Isabel II. Es ella, seguro. Y un muchos libros.

Regina ExLibris: Mmm, ¡Sí! Es sin duda Una lectora nada común, de Alan Bennett

Clienta: ¿Y qué tal es? Porque cuando me hablaron de él me picó la curiosidad.

Regina ExLibris: Sí, es una fabulita endemoniadamente divertida sobre el día en que Isabel II se topa con un bibliobús aparcado en Buckingham. Ella, tan regia y tan cumplidora, decide coger un libro y… bueno, literalmente se arma la bibliomarimorena. A ella le da por leer cada vez más animada por las visitas del bibliobús y por uno de sus pinches de cocina, y cuanto más lee más quiere leer y menos quiere, digamos, cumplir con sus reales tareas. Y a su gente -familia y miembros del gobierno- no sólo no le gusta esta nueva afición real, sino que tampoco aprueban que lea lecturas no aprobadas institucionalmente. ¡Es maravillosa! Además Bennet ficciona sobre el trazado literario que sigue la reina: Ivy Compton-Burnett, Proust, Genet e incluso Nancy Mitford, si es que hoy no me patina el pelucón.

Clienta: ¡Sí, si, si! Es esta fijo. ¡Qué ganas de leerla, por dios!

Regina ExLibris: Pues aquí la tienes. Te va a entusiasmar, te llevará a otros libros y autores, y la leerás con una sonrisa de principio a fin, ya verás.

Y se fue con sus libros en el bolso y la promesa de comentar el librito de Alan Bennet en su próxima visita a reginaexlibrislandia.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Una lectora nada común

Una lectora nada común

Los devotos del ‘que-pasaría-si’ y de la literatura por cuyas manos aún no haya pasado la gloriosa Una lectora nada común son muy, pero que muy afortunados. Y lo son porque tienen por delante una divertida e incisiva fábula sobre el poder de la literatura que el británico Alan Bennet levanta a partir del encuentro fortuito entre la reina de Inglaterra y un bibliobús público que, estacionado en una de las puertas del palacio de Buckingham, abastece de lecturas a prácticamente todo el personal de Palacio. Isabel II se siente entonces obligada a llevarse un libro, y será precisamente ese inofensivo y regio gesto el que desatará en la soberana un apetito voraz por las letras que, avivado por las imprevisibles sugerencias de un joven de las cocinas, no solo escandaliza a todos sus asesores y familiares, sino que va agrietando el hasta entonces inquebrantable compromiso de la mujer con sus quehaceres reales. Y todo porque la mujer-Isabel, con ganas de jubilarse, le va ganando el pulso a Isabel II-la Reina a librazos. Deliciosa, y terriblemente divertida.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis Una lectora nada común? ¿Qué os pareció?
  • Sígueme en Facebook y Twitter

¿Quiosco o librería?

Anagrama celebra los 40 años de impecable labor editorial de Jorge Herralde, alma y cuerpo del sello, llevando los cien mejores títulos de su fondo a los quioscos en forma de coleccionable.

Como librera acostumbrada a dar cobijo en mis baldas a sus títulos os mentiría si no reconociera que el otro día sentí un pellizco en el corazón cuando, de camino a reginaexlibrislandia, vi el primer fascículo plastificado con los dos primeros libros flotando en un mar de periódicos y revistas. O, según mi forma de verlo, fuera de su hábitat natural: las baldas de una librería.

Vale, vale, queridos, ya se que no es ni la primera ni será la última editorial que haga algo parecido, pero en mi pelucón lo único que reverberaba era mi propia voz en modo plañidera repitiendo incansable al compás de mis pasos:

«Pero, ANAGRAMAAAAAA? NOOO, ANAGRAMA NOOOO…»

Cuando había sobrepasado en tres o cuatro metros el quiosco algo me hizo detenerme en seco. Giré sobre mis talones y, como robotizada, deshice el camino andado hasta plantarme delante de aquella extraña criatura que parecía haberse adaptado divinamente a su nuevo entorno.

Y me dije:

¿El Palacio de la Luna, de Paul Auster? ¿Por 3.59 euros? Con la tapa un pelín más dura que la clásica de ‘Compactos’ -bolsillo- en incluso que la de ‘Panorama de Narrativas’ -rústica para autores extranjeros-?

Así que lo cogí y enfilé rauda hacia mis confines para analizar la presa con lupa… y mares de café.

Junto al ejemplar de Auster me topé con otro del mismísimo Jorge Herralde, en el que explica su irrupción en el formato coleccionable, los precios, la selección de títulos, las opciones de venta directa o por suscripción y demás, una información que tenéis a golpe de click en la web de Anagrama y cuyos atajos os voy dejando por aquí en lo que parece un bombardeo de hiperenlaces.

No sé cómo lo veréis vosotros, regianexlibrislandianos de pro… ¿Estáis haciendo la colección de Anagrama? ¿Dónde compráis libros, en quioscos o en librerías? ¿Qué ventajas veis en la opción de coleccionables? Si no lo conocíais hasta ahora, ¿os tienta don Herralde con su selección de títulos?

Aguanta esto, librero-lector: ¡cada día salen 220 nuevos libros en España!

Después de los datos librescos con los que me he desayunado esta mañana tengo peor aspecto que Morticia Adams en una mañana de resaca y sin un mísero Bloody Mary a mano.

El pelucón se me ha desplomado sobre los hombros, lánguido y como abatido, mis ojos se han replegado en sus cuencas entre aturdidos y desorientados, y la sangre se me ha congelado en las venas.

Porque, queridos, una cosa es saber que las dimensiones del mercado del libro en España son ciertamente escandalosas y otra, muy diferente y para mi demoledora, es encajar una ráfaga de cifras disparadas a quemarropa desde un artículo que se me escapó hace días, pero que la Providencia Librera que tanto disfruta torturándome tuvo a bien mostrarme esta mañana.

Va la entradilla del texto en cuastión:

Cuando se producen 357 millones de libros en un año en España, se alcanzan los 70.520 títulos -es decir, aparecen 220 productos librescos distintos cada día (sábados y domingos inclusive)- y los catálogos de títulos vivos superan las 369.000 referencias…

¡375 millones de libros al año en España!

¡Salen 220 nuevos títulos cada día, festivos incluídos!

¡Catálogos vivos de 369.000 referencias! Sí, pero cada una de ellas se ha hecho su hueco empujando a otro título a la fosa común de los descatalogados. Es la ley de supervivencia en la jungla editorial.

Todo me da vueltas… porque éste tsunami rompe contra las apacibles costas de reginaexlibrislandia y demás librerías. Y a ver quién es el librero que no pierde pie o, al menos, que no se desploma unos segundos como servidora.

Decidme, reginaexlibrislandianos, queridos, ¿cómo veis este baile de cifras, lógicas o desorbitadas? ¿Benefician o pulverizan la salud del libro? ¿Hay alguien capaz de asimilar semejante torrente de novedades? ¿Sugerencias?