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Reflexiones de una librera
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‘La hija del sepulturero’, ¿novela o novelón?

Si hay algo que corroboro a diario en mi librería es que las formas de pedir un libro son, y que Borges y su Asterión me perdonen, catorce . Vamos, que son infinitas, y cada cual más inesperada que su antecesora.

Por ejemplo, hace unas horas se adentró en reginaexlibrislandia un caballero enorme que se movía como a cámara lenta sobre dos pies descomunales.

Cuando se detuvo ante mi mostrador, entrelazó sus inmensas manos sobre una prominente barriga. Luego observé cómo la sacudida de su poblado bigotón proyectaba hacia mi una frase que retumbó en mis baldas:

 

– Cliente: Oiga, ayúdeme.- Regina: ¡Claro, usted dirá!

– C.: Quiero un NOVELÓN.

– R.: ¿Un NOVELÓN? ¿A qué se refiere?

– C.: Pues eso, a un NOVELÓN.

 

La frase me atizó en el cráneo con la fuerza del mazazo de un magistrado del Juicio Final.

Y es que aquí fue cuando, contra todo pronóstico, el gran señor perdió la

paciencia a velocidad titánica. Y digo contra todo pronóstico porque, imbuida toda yo de estereotipos, asocié su magnitud física a cierta cualidad pachorrona que para nada poseía el caballero. El buen señor contenía en sí toda la impaciencia del mundo.

Y, elevando aún más el tono, agarró de nuevo el mazo:

 

– Cliente: ¿No me oye? ¡Quiero un NOVELÓN!- R.: Sí, sí, disculpe, pero es que no sé que…

– C.: ¡Mire ahí! ESO ES UN NOVELÓN.

– R.: ¿La hija del sepulturero?

– C.: Sí, démela. ¡Me la llevo!

 

Me quedé tan pasmada que sólo cuando hubo desaparecido de mis confines se me llenó la boca con las preguntas que me hubiera gustado hacerle:

¿Por qué cree él que la de Joyce Carol Oates es, sin habérsela leído, un Novelón? ¿Qué lo es y qué no? ¿Se basa en el tamaño? ¿En el espacio temporal que abarca la historia? ¿En que piensa que La hija del sepulturero es un libro escrito al uso de las novelas decimonónicas o por entregas?

Nada, no obtuve respuesta. Así que opté por la opción más práctica y aséptica y me abalancé sobre el diccionario de la RAE:

 

 

La definición me enfrentó a mi propia ignorancia. Porque, queridos, cuando yo hablo de ‘novelón’ pienso en la Ana Karénina, de Tolstói, por ejemplo. Por lo que identifico ‘novelón’ con Gran Literatura. Y lo seguiré haciendo, pero sólo de epidermis bibliófila para adentro, porque con mis clientes habré de buscar otro vocablo…

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿en qué tipo de libro hubiérais pensado al oír que os pedían ‘un NOVELÓN’? ¿Habéis usado ese término alguna vez? ¿En qué sentido?

Independientemente de si es o no un ‘NOVELÓN’, aprovecho para sugeriros la lectura del maravilloso La hija del sepulturero, de Joyce Carol Oates:

NOTA DE REGINA: Pocas maneras hay más fascinantes de sumergirse en la América del desarraigo de los años cuarenta y cincuenta que hacerlo de la mano y la pluma de Joyce Carol Oates. Para prueba su maravillosa La hija del sepulturero un novelón que, pese a sus casi 700 páginas, se hace corto. En la voz entre quebrada, temerosa y reflexiva de Rebecca Schwuartz -luego Hazel Jones y después señora Gallagher- se condensan la rabia, el sentimiento de culpa y la añoranza de quienes, como ella, llegaron de milagro a EEUU huyendo de la Alemania nazi en busca de un futuro que, sin embargo, quedará irremediablemente asfixiado entre las atrocidades que dejaron al otro lado del charco, el antisemitismo que les aguardaba en la ‘tierra prometida’ y una carencia total de anclajes emocionales con la realidad.

Así, flotando sobre el abismo, dos generaciones de emigrantes que se abrieron paso con una única esperanza: su propia descendencia. La de Rebecca será su hijo Niles –luego Zach- y su talento innato para el piano, un don en el que ella encuentra una razón para sobrevivir a dos hombres en su vida: un padre desquiciado y atormentado, y su primer amor. Fabulosa.