Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Ménage à trois con Woody Allen y Groucho Marx

Siempre tuve una ajetreadísima vida interior. Cuando la realidad me cercaba y no tenía un libro por el que escaparme solo tenía que activar la regina ex-libris automática, programada para parpadear cada dos segundos y emitir algún que otro ‘A-ha’, ‘M-hm’ de forma aleatoria y, ¡ta-chán! podía seguir a lo mío, como una reinona.

Pero ahora, queridos, eso se acabó. En la librería nada de desdoblarme. Allí soy yo en todo mi esplendor y con todas mis sombras. Y esta Regina hoy decidió que reginaexlibrislandia era no una sucesión de baldas a reventar de libros, sino un hotel con aspecto de corrala donde escritores y personajes pasaban largas temporadas.

 

Y ahí estaba yo, la gobernanta, observándoles y reflexionando, como no, sobre el mejor modo de asignar las habitaciones, cuando llegaron dos huéspedes de excepción: Groucho Marx y Woody Allen.

Primero se presentaron ellos y, después, registraron a sus acompañantes.

Con el señor Groucho llegaron Camas, Groucho y yo, Memorias de un amante sarnoso, Groucho&Chico, abogados y Las cartas de Groucho.

Apenas a dos pasitos por detrás de Allen aparecieron Pura Anarquía, No te bebas el agua, Cuentos sin plumas, Adulterios, La bombilla que flota, Delitos y Faltas, Manhattan, Hannah y sus hermanas, Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, Balas sobre Broadway, Annie Hall, Interiores, Maridos y mujeres, Misterioso asesinato en Manhattan, No te bebas el agua, Perfiles, Recuerdos, Sueños de un seductor, Todo lo que usted quiso siempre saber acerca del sexo y Zelig.

Una vez despachado el papeleo llegó la hora de asignarles estancias. Allí estaban ellos, dos hombrecillos minúsculos de talentos titánicos acodados en mi mesa y observándolo todo con ansia voraz y nerviosa.

Regina, tesoro, me dije, ¿dónde les pongo, en cine o en narrativa?

Debieron leerme la mente, porque se abrió la veda y me entregué sin reparos a un ménage à trois cinéfilo-literario con Woody Allen y Groucho Marx. ¿Son del celuloide o de literatura? ¿Guiones a cine? ¿Relatos a narrativa? ¿Reflexiones a filosofía?

He de reconocer que yo era la más moderada en las opciones que planteaba.

– «¿Y en Cocina, señorita? Hacemos tragable lo intragable, como una buena salsa», sentenció Groucho bajo su bigote de pega.

– «A mi no me importaría ir a Manualidades-Papiroflexia… Siempre tuve tendencias origámicas», dijo Allen a media voz.

La súbita irrupción de Kafka en batín y ligeramente alterado aceleró la decisión.

De momento, Groucho y Allen se han quedado en narrativa. Pero, ¿dónde los buscaríais vosotros?

En cuanto a Kafka, necesitaba un ungüento para su compañero de cuarto, Gregorio Samsa, que según parece no se hace con la distribución de los muebles y se está escorando la espalda a golpes con la esquina de la mesa, el pobre.

Si me perdonais, voy a Narrativa-europeos a darles su cataplasma.