Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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¿Qué hace un e-book en una librería?

Ahora resulta que mi bibliofilia es bicéfala. Amo el libro como objeto, ya sabéis, su olor, su tacto, su lomo… y mi entorno natural es cualquier espacio polvoriento y abigarrado de volúmenes. Pero los tiempos cambian y, lo quiera o no, lo cierto es que la transformación del negocio tradicional del libro es inminente, como lo es la forma en que leeremos en el futuro. E incluso nuestros hábitos. Yo jamás renunciaré a mi biblioteca, pero la idea de tener al menos gran parte de ella volcada en un aparatito es tan práctica como irresistible. ¿O no?

Las cosas como son: la fabricación de dispositivos electrónicos se está disparando, y esto son sólo los albores de una nueva era. Me apuesto el pelucón a que de aquí a un año la oferta de aparatos será mucho más amplia y, como en su día ocurrió con los iPod de Apple, lo habitual será ojear la pantalla del ebook del tipo con el que compartimos asiento en el bus o en el metro en lugar de su periódico o libro en formato papel.

De hecho hay quien augura que estas navidades uno de los artículos más regalados será el e-reader, pero que sin duda en 2010 será ‘EL REGALO’. Y hete aquí el problema: una vez que tengo mi e-reader, ¿dónde compro mis libros digitales, o e-books?

 

 

La asincronía entre el desarrollo tecnológico y las editoriales y distribuidoras es tan escandalosa que parecemos no haber aprendido nada de lo que ocurrió con el cine y la música. La oferta de libros digitales es tan escasa como turbia y la diversidad de formatos es proporcional al número de fabricantes de dispositivos, así que lo más sencillo es bajárselos gratis de la red. Y una vez que te acostumbras a hacerte tu e-biblioteca gratis, ¿por qué pagar luego por ellos?

Y en medio de toda esta espiral estamos nosotros, los libreros. Si la omnipresencia de las grandes cadenas ha pulverizado a las pequeñas librerías el golpe de gracia para el negocio parece que va a ser más bien un e-golpe. Así que en Reginaexlibrislandia antes que morir aplastados por la Realidad bibliófilo-digital casi que preferimos renovarnos.

La pregunta es, ¿cómo lo hacemos? Después de darle muchas vueltas me dije eso de si no puedes con el enemigo, únete a él. Por eso creo que, de entrada, en mis confines habilitaré una esquinita para colocar unos cuantos lectores de varios fabricantes, y que sea lo que la Providencia Librera quiera…

En un mundo librero ideal quizá llegue el día en el que las editoriales digitalicen su fondo en un formato universal y que yo, Regina ExLibris, pueda ofrecer el mismo libro en sus dos versiones, papel y electrónica, a mis reginaexlibrislandianos. ¿Cómo? Bien volcando mi fondo en una web donde puedan comprarlos directamente, bien haciéndolo físicamente en mis confines, es decir, que se vengan con su aparato puesto y se bajen el libro en ordenadores reginos pagándolmelo en cash…

Pero esto son solo elucubraciones de quien habrá de capear como buenamente pueda un temporal que, aunque muchos se nieguen a ver, está justo encima de nosotros.

Mientras tanto, decidme, vosotros mis reginaexlibrislandianos de pro ¿cómo encajaríais que vuestro librero ofreciera también lectores de e-books? ¿Os compraríais un e-book en una librería, o acudiríais directamente a una tienda de electrónica? ¿Creeis que de aquí a un par de décadas el librero estará en vías de extinción?