Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
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¿Leería Holden Caulfield la saga Crepúsculo?

Me pregunto qué opinarían Bram Stoker, Sheridan Le Fanu, Polidori, Poe e incluso Anne Rice de Crepúsculo, la tetralogía que ha vampirizado a legiones de lectores en todo el planeta y que, todo sea dicho, nos está alegrando la Navidad a más de un librero.

Sí, queridos, los cuatro títulos – Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer– en sus múltiples ediciones -tapa dura, tapa blanda, tapa dura con el cartel de la recién estrenada película, bolsillo- vuelan de reginaexlisbrislandia a velocidad de crucero. Visto lo visto, ¿lograrían los textos de Stephanie Meyer poner los dientes largos a quienes firmaron clásicos del género como Drácula, Carmilla, El Vampiro o la saga de Lestat?

No lo sé, como devota del género tengo mis dudas. Sin embargo no podemos negar la evidencia de que Crepúsculo se está consolidando como la sangre fresca de un género inmortal, el de los vampiros de letras. Sus cuatro entregas repiten una fórmula tan magistral como infalible: un triángulo amoroso entre mortales y no-muertos, la lucha del bien y el mal, y las pasiones -altas y bajas- entre estudiantes de lo que vendría a ser nuestra secundaria.

Intriga, romance, traición, amores ¿imposibles?, decisiones a vida o muerte y carismáticos vampiros en plena ebullición emocional y hormonal servidos en bandeja de letras por Stephanie Meyer, que empezó vampirizando a legiones de jovencitas (sí, más chicas que chicos), continuó con adultas (sí, de nuevo más ellas que ellos) y, por lo que veo estos días en mis confines, empieza a ‘convertir’ a algún que otro jovencito.

El último que vino a mi en busca de su ejemplar me sacaba dos cabezas, y mientras se dirigía a mi entre graves y agudos su rostro adquirió una tonalidad púrpura que me dejó perpleja:

– Cliente: Buenassss- Regina: ¡Hola! ¿Qué tal?

– C.: Aquí… Mire, quería el de Crepúsculo, ¿lo tiene?

– R.: Sí, claro. Te refieres al primero, ¿no?

– C.: Pss, sí, ¿no? Vamos, el de la peli esa, el de vampiros y tal.

– R.: Si, ese, Crepúsculo, pero es que son cuatro partes.

– C.: ¿No jodas? … Perdón, no sabía.

– R.: Nada, hombre. Pues sí. Mira, lo tengo en estos tres formatos, pero son el mismo libro.

– C.: No, no, ese, ese, el pequeño. Si es por una chica que está obsesionada con.. bueno, que quiero ese.

– R.: Muy bien, aquí lo tienes.

Y cogió su ejemplar de Crepúsculo, se encajó los auriculares en las orejas y se fue. Así que yo seguí a lo mío, pero de pronto me topé con un ejemplar de El Guardián entre el centeno que tenía pendiente de colocar y me dio por pensar…

Y en esas estaba cuando otro de mis libreros me sacó de mis cavilaciones salingerianas:

– Librero: ¡Regina, VUELVE!- Regina: ¿qué, queeee, QUEEEE?

– L.: Que estabas ausente y casi te grapas el dedo a la mesa.

– R.: Oye, ¿tu crees que Holden Caulfield leería la saga Crepúsculo?

– L.: ¿Y eso a qué viene?

– R.: Nada, hoy a venido otro chico a por el de la Meyer, también ‘empujado’ por sus amigas, y me dio por tratar de imaginarme a un Holden enganchado a la tetralogía vampírica…

– L.: ¡Ja, ja, ja! Hombre, pues igual… no sé, si Holden hubiera estado rodeado de chicas stephaniemeyeradictas quizás hubiera terminado leyéndolo, ¿no? Ya sabes, ¿qué no haría un caballerete enamorado por su damita?

– R.: Si, visto así…

En lo que sí coincidimos es en el hecho de que, mientras Meyer logre arrancar el mando de la consola a unos cuantos adolescentes y les haga leer, ¡lodados sean, ella y sus libros!

Y vosotros, queridos, ¿habéis leído alguno de los libros de la saga Crepúsculo? ¿Los conocéis? ¿Tenéis algún caso de stephaniemeyeradicción en la familia? ¿Visteis algún jovencito tipo Holden Caulfield con el libro?

Va el trailer de Crepúsculo…

ah, queridos, ¡¡¡¡¡¡¡ MUUUYYYYY FELIZ 2009 !!!!!!!

El síndrome de Tippi Hedren

No han pasado las primeras 24 horas de este prometedor 2008 y a mi ya me humea el pelucón. Y es que con los nervios no atino a encajarme esta bendita corona de Regina Ex-Libris que tan alegremente acepté.

Si, queridos, me tiembla el cetro regio y me pesa la responsabilidad. A cuatro días-vista de la noche de Reyes me acuesto como Regina y en mis pesadillas me veo como aquella Tippi Hedren en Los Pájaros de Hitchcock, cercada por bandadas de clientes apremiados en su búsqueda contra reloj del libro-regalo perfecto para hijos, sobrinos, nueras, novios, padres, nietas… Estoy paralizada por el pánico, pero lo que me aterra no es la gente que venga a consultarme, nooooo, es mi miedo a fracasar.

Así que he decidido entrenarme, de modo que mi resaca post-2007 y yo llevamos horas entregadas a la introspección librera o, lo que es lo mismo, atribuyendo a las sombras chinescas de la pared posibles retos a los que habré de hacer frente en unas horas. Entrenándome, vaya.

Y en plena sesión me ha venido la imagen de un matrimonio que acudió en mi auxilio la semana pasada:

– Buenas tardes, ¿puedes ayudarnos?- Si, claro, díganme

– Verás, nuestro hijo tiene 15 años y buscamos un libro para él, pero andamos perdidos

– Pues aquí está lo que tenemos de literatura juvenil. ¿Saben qué es lo último que ha leído, o alguna película que le haya gustado?

– Uy, pues no.

Y empiezan a hablar entre ellos:

– Paco, ¿a ti te suena algo que haya leído Tomás?- Pues no, la verdad. Y de películas… no sé, ve muchas pero tampoco cuenta nada.

Vuelven a dirigirse a mi:

– No lo tenemos muy claro, pero es que está muy raro últimamente, muy callado..

.

Aquí es donde me siento clavada en una encrucijada. ¿Les recomiendo uno de los tres libros que más me piden los adolescentes, o me lanzo y les sugiero títulos de pesos pesados de las letras que nos han acompañado a muchos mientras tratábamos de modelar los alambres de nuestra personalidad?

Si me inclino por la primera opción les hablaría de libros recientes y del género fantástico: La emperatriz de los etéreos, de Laura Gallego; la segunda parte de la trilogía de El reino de la oscuridad, de Santiago García-Clairac; y Eclipse, la tercera entrega de la saga vampírica de Stephenie Meyer, a la que preceden Crepúsculo y Luna Nueva.

Insisto: se trata de tres títulos por los que vienen preguntando chicos y chicas día tras día, y a los que las cifras de ventas también respaldan. Pero matizo que las voces que oía en mi cabeza eran las suyas, los lectores, no los ecos de la caja registradora. Bueno, eso y que me leí los tres y son absolutamente recomendables.

Si cambio el tercio y desoigo ese coro de voces para quedarme solo con la frase de la madre:

‘pero es que está muy raro últimamente, muy callado…’

entonces esa cadena de palabras se materializa en un billete de ida a un pasado emocional en el que me sentía como una escaladora novata que, atrapada en una pared vertical, va descubriendo en la roca cinco salientes, cinco puntos de apoyo que la guiarán en la ascensión:

Demian, de Herman Hesse; Retrato del artista adolescente, de James Joyce; Cartas a un joven Poeta, de Rainer María Rilke; El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger; y La metamorfosis, de Kafka.

Al final les recomendé uno de cada, así que se llevaron Demian y el primero de la trilogía de S. Meyer, Crepúsculo.

Pero, ¿por qué opción os hubierais decantado vosotros?

Aquí os dejo el trailer de The Birds, para que me acompañéis en mis pesadillas…: