Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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«¡Y yo sin Chesil Beach, de McEwan!»

Los mejores augurios bibliófilos parece que se cumplen y en estas ‘navidades sin blanca’ el libro ha sido uno de los regalos estrella, queridos. Al menos en reginaexlibrislandia.

A un par de horas del cierre de campaña es pronto para dar cifras y modelar análisis certeros, pero la caja registradora humea y mis libreros parecen sacados de un maratón de baile a lo ¿Acaso no matan a los caballos? de H. McCoy

En cuanto a mi… la sombra de María Callas interpretando Lucia di Lammermoor de Donizetti tenía más energía que yo, que me muevo por entre mis baldas como flotando pero, eso sí, con el ceño fruncido, el pelucón encrespado y los puños apretados.

Y es que el agotamiento existencial y librero sólo me deja ver lo que yo llamo mis ‘reginazos’ o, lo que es lo mismo: errores… de cálculo, de previsión, de lo que queráis, pero errores. Ajenos o propios, pero erroresssssssssss.

En estos momentos son cuatro de esos patinazos reginos los que me revientan los higadillos… cuatro títulos que mis reginaexlibrislancianos asiduos y ocasionales no han dejado de pedirme, de los que me quedé sin existencias antes de lo previsto y sin opción de hacerme con más, no ya por temas vacacionales en editoriales y distribuidoras, sino porque ‘ellos’ también patinaron calculando sus tiradas, y se quedaron cortos. Os hablo de:

Los hombres que no amaban a las mujeres, de S. Larsson.- Eclipse, de S. Meyer.

Tercer viaje al Reino de la Fantasía (Gerónimo Stilton)

Chesil Beach, de Ian McEwan

Y dicho lo cual aprovecho para recomendaros éste último, el de MacEwan, porque me pareció fabuloso y porque de los otros tres ya hemos hablado más de una vez:

La novela os clava en la Inglaterra de inicios de los 60 el sexo era todo un tabú: ni se hablaba sobre él ni por supuesto se practicaba antes del matrimonio. Y esa represión será precisamente la bomba de relojería que lleven en su equipaje Edward y Florence en su viaje de novios a un lugar llamado Chesil Beach, donde la promesa de una luna de miel idílica les estallará en mil pedazos. El deseo insatisfecho de él y la mezcla de repulsión y culpa de ella por no ser capaz de entregarse a quien ‘supo esperar’ durante el noviazgo volatilizan su relación y revelan otras diferencias insalvables de la pareja. Ian McEwan disecciona, entre aséptico, irónico y tierno, la desventura de la pareja mientras dibuja un glorioso retrato de los claroscuros de una época.

 

Y a vosotros, queridos, ¿hubo algún libro estas fiestas que quisisteis comprar y que os resultó más difícil de lo previsto porque os dijeran que estaba agotado? ¿Leísteis Chesil Beach? ¿Os gustó?