Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Sugerencias lectoras de doble filo…

He vuelto a ver la imagen de la frustración bibliófila hecha carne en mi librería y, con ella, la Providencia Librera me mostró un rostro más de esa barbarie llamada descatalogación a la que no me acostumbro.

Y todo por culpa de don Enrique Vila-Matas y sus magníficas Relecturas, publicadas periódicamente en el suplemento Babelia de El País, así como en el blog del propio escritor.

La cosa fue así: estaba yo dale que dale a mis quehaceres reginos entre anaqueles y albaranes cuando irrumpió en Reginaexlibrislandia una mujer que, sin titubeos, se plantó ante mi y, tras darme las buenas tardes, hundió literalmente la cabeza y ambas manos en las profundidades de su bolso para reaparecer unos minutos después acalorada pero triunfal con un trozo de papel en la mano.

 

Clienta: Uff, por fin. Verá, quiero este libro.Regina: ¿A ver?

El papel era una página manoseada y sembrada de lamparones del Babelia del 18 de abril, con unas de las Relecturas de Vila-Matas, titulada Una vida absolutamente maravillosa. En el texto, Vila-Matas comentaba cómo el Conversaciones con Marcel Duchamp de Pierre Cabanne con Traducción de Jordi Marfà que Anagrama publicó allá por los 70 pronto se convirtió en uno de sus libros de cabecera:

 

 

Regina: Mmmm, un segundo, pero me da que va a estar descatalogado.Clienta: ¿Cómo que descatalogado?

R.: Pues que no hay ejemplares nuevos a la venta, porque se trata de un libro antiguo.

C.: ¿Y no lo puede conseguir?

R.: A ver, un segundo que se lo confirme.

Tal y como sospechaba: descatalogado. Al menos eso indicaban mi base de datos y la de la página web de Anagrama.

Sin embargo, ni en el artículo de Babelia ni en el post gemelo del blog de Vila-Matas se mencionaba nada acerca de la inexistencia de ejemplares ‘vivos’ de Conversaciones con Marcel Duchamp.

 

C.: Pero, ¿y entonces?

R.: Pues solo le queda buscarlo en librerías de viejo, en bibliotecas o rezar por una reedición.

C.: No lo entiendo, entonces… ¿para qué lo recomiendan?

R.: Ya, bueno…

C.: ¡Es indignante, te ponen la miel en los labios y luego…!

R.: Si, la verdad es que…

C.: ¡No me fastidie, que no recomienden títulos inalcanzables!

 

Y se fue, no sin antes romper el artículo en pedacitos y arrojarlo a mi papelera mientras balbucía improperios que me esforcé en desoír. Era la viva imagen de la frustración lectora que los bibliófilos natos experimentamos más de una vez en la vida…

La mujer tenía toda la razón del mundo, y en el aire de reginaexlibrislandia dejó flotando la duda de si quienes recomendamos lecturas deberíamos o no cerciorarnos de si el libro del que hablamos está o no en circulación.

O, al menos, advertir a los lectores cuanto antes.

Y vosotros, regianexlibrislandianos de pro, ¿qué opináis de esta Relectura de Vila-Matas? ¿Comprendéis la reacción de mi clienta? ¿Deberían los medios especificar el estado del libro sobre el que escriben y/o hablan? ¿Os pasó alguna vez algo semejante con algún título?

¿Quiosco o librería?

Anagrama celebra los 40 años de impecable labor editorial de Jorge Herralde, alma y cuerpo del sello, llevando los cien mejores títulos de su fondo a los quioscos en forma de coleccionable.

Como librera acostumbrada a dar cobijo en mis baldas a sus títulos os mentiría si no reconociera que el otro día sentí un pellizco en el corazón cuando, de camino a reginaexlibrislandia, vi el primer fascículo plastificado con los dos primeros libros flotando en un mar de periódicos y revistas. O, según mi forma de verlo, fuera de su hábitat natural: las baldas de una librería.

Vale, vale, queridos, ya se que no es ni la primera ni será la última editorial que haga algo parecido, pero en mi pelucón lo único que reverberaba era mi propia voz en modo plañidera repitiendo incansable al compás de mis pasos:

«Pero, ANAGRAMAAAAAA? NOOO, ANAGRAMA NOOOO…»

Cuando había sobrepasado en tres o cuatro metros el quiosco algo me hizo detenerme en seco. Giré sobre mis talones y, como robotizada, deshice el camino andado hasta plantarme delante de aquella extraña criatura que parecía haberse adaptado divinamente a su nuevo entorno.

Y me dije:

¿El Palacio de la Luna, de Paul Auster? ¿Por 3.59 euros? Con la tapa un pelín más dura que la clásica de ‘Compactos’ -bolsillo- en incluso que la de ‘Panorama de Narrativas’ -rústica para autores extranjeros-?

Así que lo cogí y enfilé rauda hacia mis confines para analizar la presa con lupa… y mares de café.

Junto al ejemplar de Auster me topé con otro del mismísimo Jorge Herralde, en el que explica su irrupción en el formato coleccionable, los precios, la selección de títulos, las opciones de venta directa o por suscripción y demás, una información que tenéis a golpe de click en la web de Anagrama y cuyos atajos os voy dejando por aquí en lo que parece un bombardeo de hiperenlaces.

No sé cómo lo veréis vosotros, regianexlibrislandianos de pro… ¿Estáis haciendo la colección de Anagrama? ¿Dónde compráis libros, en quioscos o en librerías? ¿Qué ventajas veis en la opción de coleccionables? Si no lo conocíais hasta ahora, ¿os tienta don Herralde con su selección de títulos?

“¡Pero, señorita, este libro no es de tapa dura!”

En plena era digital lo más confuso parece ser el negro impreso sobre blanco y sus vestidos. O al menos eso es lo que veo cada día en reginaexlibrislandia.

Atrás quedaron los años en que el formato de un libro era, básicamente y para los menos bibliófilos, de ‘tapa dura’ o ‘de bolsillo’, con alguna que otra variante ‘de lujo’, ‘en piel’ o similares.

Pero ahora la línea que separa ambas ediciones está definitivamente desdibujada, y hay tantas variantes flotando en el limbo formal que hay quienes se pierden en la búsqueda de su ejemplar, especialmente si es un encargo o un regalo.

¿Ejemplos? Mi conversación con una clienta:

– Clienta: Oiga, buenas tardes.- Buenas tardes, ¿qué desea?

– C.: Mire, yo quiero un ejemplar de El gaucho insufrible, de Roberto Bolaño.

– R.: Ah, muy bien, déme un segundo y se lo traigo. ¿Lo prefiere en bolsillo?

– C.: No, no, no. ¡Que no sea de bolsillo! Es un regalo para mi nieto, que vive en EEUU y me lo ha pedido en la ‘edición grande’.

– R.: Es curioso, leí que hay una auténtica fiebre por Bolaño ahora en Norteamérica…

– C.: Pues debe ser, porque me ha insistido mucho.

 

En ese impás mi pelucón y yo correteamos a la balda donde descansan las criaturas literarias de Bolaño, para regresar a mi escritorio ejemplar en mano…

 

– R.: Aquí lo tiene, parece que hemos tenido suerte…- C.: ¡Pero, señorita, este libro que me da no es de tapa dura!

– R.: Mucho me temo que sí, aunque realmente no… Verá, en España a Bolaño lo edita Anagrama, que tiene dos formatos, uno más económico que es ‘de bolsillo’, y otro que es de ‘tapa dura’ aunque no literalmente, porque como verá es blanda… Uno vale 12,50 euros y el otro, el rojo, 7 euros

– C: Ya, ya, pero el más caro es de tapa blanda, se parece mucho al que usted dice que es de bolsillo, y mi nieto me ha dicho que no quiere de este tipo.

– R.: Como usted vea, pero estos son las dos únicas ediciones de El gaucho insufrible de Bolaño en España.

– C.: Mire, ¿sabe lo que le digo? Que mejor se lo pregunto cuando hable con él por teléfono… ¡Adiós!

Y se fue sin el libro de Bolaño y ligeramente contrariada…

Y a vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿os ha pasado algo similar? En algunos títulos… ¿realmente hay tanta diferencia formal entre unas ediciones y otras? ¿Creeeis que las editoriales deberían unificar ediciones, como en el mercado anglosajón, donde son más homogéneas que aquí?

Manoseándole el alma a la librería

Todos los días parecen una tómbola en reginaexlibrislandia; bueno, más bien aquellos en los que recibimos los pedidos que hicimos a editoriales a través de distribuidoras.

Algunos son encargos de clientes, y otros son de nuestra cosecha, títulos con los que modelamos nuestro fondo. Así que, de alguna manera, día si y día no le manoseamos el cuerpo y el alma a la librería.

Ahora que lo pienso, y que la Mary Shelley de la que hablábamos hace un par de días me perdone, somos como el doctor Frankenstein con su criatura: reginaexlibrislandia está sobre la camilla, sembrada de costurones, y nosotros operamos bisturí en mano. Pero algún día se levantará y caminará sola. Y yo gritaré como una loca:

¡¡¡¡¡¡VIVEEEEEE, VIVEEEEEEE!!!!!!

Por ahora nuestra tarea es dotarla de órganos vitales: hacernos con libros para su corazón, sus riñones, sus pulmones, el cerebro, los músculos, etc., y trasplantárselos con éxito y poco a poco.

Por eso tratamos de llevar un orden con los pedidos y todos aportamos ideas, así que es enriquecedor y tremendamente divertido.

Las charlas previas a la elaboración de los listados son regias, y cuando llegan las cajas volamos en círculos sobre el paquete como buitres leonados, esperando ver nuestros títulos dentro para llevarlos a su balda y ganar una función vital más de nuestra criatura.

Si, queridos, cuando ves aparecer los libros que quieres te sientes como si te tocara el puñetero perrito piloto o la muñequita chochona de las tómbolas de toda la vida. ES fantástico.

Hoy llegó uno de esos pedidos:

Regina: ¡Ha llegado un pedido de Antonio MachadoLibrero1: ¿Dónde, dónde está? ¿Es el de la semana pasada?

Librera2: ¿Y el albarán?

Regina: Aquí, lo tengo yo, espera.

Librero1: Déjame, yo abro las cajas.

Regina: Toma el cutter.

Librera2: A ver… el de Mailer y la edición de bolsillo de Guía del autoestopista galáctico de Anagrama, El desencantado de El Acantilado, Zapatos italianos de Mankell de Tusquets, El mundo de sofía y Caperucita en Manhattan de Siruela, El segundo tomo de Lovecraft de Valdemar…

Los etiquetamos y los colocamos. !Y vuelta a empezar!

Pero no quiero reventar raginaexlibrislandia a base de libros ni topar de pronto con una criaturita fuera de mi control, irremediablemente monstruosa y enloquecida.

Así que ha llegado la hora de un buen inventario.

Esta noche, queridos, va a ser muy, muy larga…