Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

«Me rendí al tambor de Günter Grass»

Por muy escurridizo que resulte un lector, cuando un libro se propone ser leído por alguien lo logra. ¡Vaya si lo logra, queridos! Quizás tarde semanas, meses o incluso años, pero irremediablemente se materializa en sus manos, cautivándole.

Y no puede ser de otra manera, porque resulta que son los libros los que buscan a sus lectores, y no a la inversa. En dos años enterrada entre anaqueles lo he visto a diario. Observo cómo se aparean lector y ejemplar, y no deja de maravillarme ese delicioso don de los libros para emitir su señal silenciosa en el momento y lugar adecuados.

Pero la Providencia Librera también me ha demostrado que la cacería no siempre tiene lugar en una librería, en una biblioteca o en una casa. Un libro, si te busca, te encuentra. Y cuanto más te resistes más surrealista será el momento en el que haga de ti su presa.

Por ejemplo, un reginaexlibrislandiano asiduo me contaba hace unas horas cómo, tras años de empecinados desaires, finalmente no tuvo más remedio que leerse El tambor de Hojalata, de Günter Grass, una de las novelas más grandes y alegóricas de la literatura europea del SXX de cuya primera edición se cumplen ahora cincuenta años.

Y justo de eso, del aniversario y de una inminente reedición conmemorativa, hablábamos otro librero y yo cuando nos entró al quite mi buen amigo, mejor cliente y fantástico bibliófilo:

 

– Cliente: ¿Cómo? ¿Van a reeditar El tambor de hojalata?- Regina: Sí, por el cincuenta aniversario de su primera edición.

– Librero: ¿Ya? ¿Tanto? Uy, yo pensé que mucho era más reciente. ¿No es una especie de autobiografía novelada muy polémica?

– Regina: Querido, te confundes con Pelando la cebolla, que se publicó hace un par de años y en la que reconocía su oscuro pasado en las juventudes nazis.

– Cliente: Si, hombre, el otro marcó un hito. Mi historia con ese libro es curiosa.

– Librero: ¿Y eso?

– Cliente: Pues veréis, me echaba para atrás. Casa donde iba, casa en la que había un ejemplar y, para colmo, una novia que tuve estaba emperrada en que me lo leyera y me lo regaló. Luego mi hermana apareció con otro para mi unas navidades porque me pilló una época en que se puso de moda el dichoso librito y, para remate, un día me dieron otro ejemplar con un periódico, esta vez en inglés. Yo le fui dando largas, pero años después no me quedó más remedio que leérmelo, tal cual.

– Regina: ¿Por qué?

– Cliente: A finales de los noventa estaba tirado en un maldito aeropuerto estadounidense esperando un enlace que, para mi desesperación, se retrasó entre ocho y diez horas. No había restaurantes abiertos, ni periódicos ni nadie con quien charlar, y para colmo me estaba hinchando de café de máquina porque me aterraba quedarme dormido y perderme una llamada a mi vuelo. Agobiado, fui a un rincón y me senté, pero lo hice justo sobre un bulto. Cuando miré qué era casi me da algo: ¡un ejemplar en español de El tambor de hojalata perdido en el aeropuerto de Denver!

– Librero: ¿No jodas? ¿De quién era?

– Cliente: No sé, lo habían dejado allí tirado. Solté una carcajada histérica, lo hojeé y lo dejé en el asiento de al lado.

– Regina: ¿Lo abandonaste?

– Cliente: Sí… aunque tardé cero coma en recuperarlo. Fui a por otro café y me dije ‘bueno, mejor esto que mirar esa odiosa moqueta azul’. Y después me puse a leerlo y antes de darme cuenta habían pasado ocho horas y mi vuelo reapareció en el monitor de salidas. Me empapé más de la mitad del tirón, y la otra cayó antes de aterrizar en España.

– Librero: ¿Tan bueno es? A mi me impone un poco, la verdad. Es de esos ‘por leer’ sobre el que no termino de abalanzarme.

– Regina: Es impresionante, conmovedor, cínico, lúcido y cruel. A veces me pregunto cómo Günter Grass fue capaz de imaginar una alegoría tan demoledora de una realidad tan difícil de encajar. Una vez que Oskar Matzerath entra en tu vida ya no sale.

– Cliente: ¡Sí, ni él ni su tambor!

– Librero: Pero, ¿va de un tamborilero?

– Cliente: Más o menos. Verás, el día que un niño llamado Oskar cumple tres años marcará el resto de su existencia porque recibe su tambor de hojalata y porque decide que no va a crecer más.

– Librero: ¿Qué no cumplirá más años? ¡Anda, como mi madre! Solo que ella se detuvo a los 50…

– Regina: Ja, ja, ja. Sí, solo que Oskar lo hace para tratar de detener el tiempo como rechazo a un ambiente enrarecido política y socialmente. Date cuenta de que hablamos de Polonia y Alemania de Preguerra, justo cuando Hitler emprende su ascenso al poder. Una vez en la cumbre, vendrían la derrota polaca, la peste nazi en Europa, los exterminios, la Segunda Guerra Mundial, la derrota germana y, finalmente, la fragmentación de Alemania…

– Cliente: Total que, entre otras cosas, Oskar se pasó parte de la guerra en una banda de enanos que entretenía a los soldados tocando su tambor. Lo impactante del libro es descubrir esa parte de la historia desde la óptica de uno de esos seres que, según los nazis, no merecían vivir su propia vida: homosexuales, disminuídos, judíos, etc, mientras el resto de personas aún no ‘nazinizadas’ lo toleraban todo. Vamos, una crítica a la Alemania y a los alemanes de la época escrita por quien, de joven, fue reclutado por las juventudes hitlerianas.

– Librero: mmm, suena cuando menos interesante por el punto de vista, ¿no?

– Regina: Es tan imprevisible, demuestra una imaginación tan desmesurada que te desarma, la verdad.

– Librero: Pues nada, en cuanto llegue la reedición me adjudico un ejemplar.

– Cliente: Sí, no te arrepentirás. Yo, desde luego, jamás lo hice. Pero, ¿sabéis lo más curioso de todo?

– Regina: ¿Qué?

– Cliente: Que en el ejemplar de aquel aeropuerto, que estaba muy manoseado y lleno de lamparones pegajosos descubrí una dedicatoria que decía: «Donde vayas iré yo. Cuando llegues, te estaré esperando. Por siempre, Yo.»

– Librero: Ja, ja, ja, lo que no te pase a ti…

 

Horas después, mientras echaba el cierre regino me imaginaba a mi reginaexlibrilandiano asiduo una década más joven y a la deriva en un desangelado aeropuerto yankilandiano en plena noche. Visualicé cómo se topó con el ejemplar y hubiera dado mi pelucón por poderle ver la cara y, mejor aún, por haberle podido contemplar metido de lleno en El tambor de Hojalata

La historia de mi encuentro con el libro no es tan alucinante, pero os puedo asegurar que recuerdo su lectura como uno de los momentos bibliófilos más intensos de mi existencia lectora, palabra de Regina. Y sí, por suerte los ecos de Oskar aporreando su tambor aún resuenan en lo más recóndito de mi pelucón…

Para hacer boca a quienes aún no os lo leísteis os dejo imágenes de la maravillosa adaptación cinematográfica homónima realizada por Volker Schlöndorf en 1979, queobtuvo el Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera:

 

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿leísteis El Tambor de hojalata? ¿Qué os pareció? ¿Y algo de Günter Grass? ¿Creéis vosotros que son los lectores los que buscan libros o pensáis que es a la inversa? ¿Os pasó algo similar a lo de mi cliente?

20 comentarios

  1. Dice ser Peter from Dublin

    Me pasó lo mismo con el guardián entre el centeno. Después de cogerle tirria en el instituto porque me obligaron a leerlo, años después era uno de los pocos libros disponibles en un newsagent de Heathrow cuando me quede allí atrapado varias horas(aunque yo tuve que pagar, eso si), gran velada con el viejo Holden.Después de tan tremenda recomendación esta misma tarde me hago con un ejemplar del tambor. Seguroq ue no em defrauda

    23 septiembre 2009 | 13:59

  2. Dice ser Nora

    Alucino… a mi me pasó prácticamente lo mismo, solo que se trataba de una estación de tren en Milán y el libro era Cien años de soledad….Creo que también me apunto El tambor de hojalata como ‘lectura inminente’, porque lleva un par de años danzando por mi casa. ¿O espero a que me busque él?:-))gracias, Regina, por tus post… ¡buen día a todos!

    23 septiembre 2009 | 14:25

  3. Dice ser Crisi

    Bueno ya que hay pelicula creo que pasare de leerlo. Pero si es un libro que te persigue no se si porque de vez en cuando lo reeditan, conmemoran algo o lo que sea, pero de vez en cuando vuelve aparecer en todos los medios. También pensé que era donde Gunter Grass reconocía su pasado como militante de las juventudes hitlerianas.Por alguna extraña razón cuando oigo hablar del tambor de hojalata también me acuerdo del Guardian entre el centeno, yo me le tuve que leer o medio leer en el instituto, la primera vez lo lei me parecio un aburrimiento, no me entere de nada, la segunda piye algo mas de que iba… me le he leido unas cuantas veces, aun asi no veo que sea para tanto, o no he logrado piyar los significados ocultos que puede que tenga. Decían que era el libro que llevaban los supuestos asesinos de Kenedy.

    23 septiembre 2009 | 14:33

  4. Dice ser Surfer

    Un buen libro. Merece la pena su lectura.Todo sobre tu boda.

    23 septiembre 2009 | 14:36

  5. Dice ser Carol

    Reconozco que tuve que reindirme con El tambor de hojalata, pero ahora que ya he visto la peli y animada por este post creo que voy a darle otra oportunidad.A los que comparan El guardián con El tambor, alucino, no tienen nada que ver y me parece increíble que les aburriera, es mi libro favorito desde que lo leí a los 14 años y suelo releerlo dos o tres veces al año desde entonces. Es una obra maestra!

    23 septiembre 2009 | 14:45

  6. Dice ser raúl rivero

    Historia fascinante y nada menos que con una joya, como es «El Tambor de Hojalata». eso de que los libros te buscan es cierto. Yo vivo en Bolivia, donde la pobreza también se extiende a la oferta literaria, así que es difícil hacerse de buenos libros. Pero, hay días en que siento una necesidad patológica de visitar una librería y nunca falla….. ahí está un libro que me atrae como imán y no me decepciona (como ejemplos, me pasó con «El Nombre de la Rosa», «Hijos de la Medianoche», «Los Libros Arden Mal», «Ragtime», «El Largo Viaje», etc, etc, etc.). Creo que sólo debemos abrir nuestros sentidos al llamado d elibros y ahí están!!!!! para goce nuestro.

    23 septiembre 2009 | 14:46

  7. Dice ser De tu casa a la mía

    De tu casa a la míael amor nos apartaentre ansia y cariciaentre luna y sol llama,de tu casa a la mía,una eterna mirada,en recuerdos de amores,en besos por palabras.Y pasito a pasitocada golpe derramael amor de su nidopor querer volar alasal encuentro emotivode la luz de tu estampa.De tu casa a la míadame Dios la esperanzaque la noche ya es díay no hay sol de mañana,una eterna sonrisa,una eterna campana,Dime Dios si me piensa,dime si me reclama,dime si me respira,si ve con mi miradaque se va ya la nochey con ella mi alma.De tu casa a la míael tiempo quebró en pausaDame Dios sus caricias,Dame Dios esperanza.De tu casa a la míacallejones resbalan,se adormecen las ninfas,ya callaron las ranas,sólo queda tu brisa,tu aliento me empapa,tu calor que sucumbeal ardor de la fragua.De tu casa a la míaya no crecen las malvasmusgos sobre raíces,ni sombras bajo ventanas.De tu casa a la míanace son de guitarras,entre ansia y cariciassólo tiemblan dos almas.

    23 septiembre 2009 | 15:31

  8. Dice ser Anura

    Pobrecitos mîos! Fuisteis vîctimas inocentes de un par de alegres Bookcrossers, tanto el que acabô con «El tambor de hojalata» entre las manos, como el de «Cien anyos de soledad».http://www.bookcrossing.es/Suerte que tuvisteis, yo aûn estoy esperando EL ENCUENTRO…

    23 septiembre 2009 | 15:33

  9. Dice ser facturando

    UUUUUFFF!!yo tardé un año en leerme «El tambor de hojalata», intercalado ocn otras lecturas… es que no podía con él. Me lo leí por cabezonería, pero se me hizo eterno, pesado, cargante… INSUFRIBLE !!En cambio con «Bomarzo» de Manuel Múgica Lainez fué amor a primera vista!!!!1

    23 septiembre 2009 | 16:25

  10. Dice ser teresa

    pero podrias haber omitido la parte en que cuenta la historia…

    23 septiembre 2009 | 17:19

  11. Dice ser antoniolarrosa

    Ahora estoy leyendo cuatro novelas a la vez. (Es un experimento que hago a ver si me acuerdo de que va cada una al final. Son : 1984 de George Orwell, La rosa de Alejandría de Manuel Vazquez Montalban, La sonrisa Etrusca, de Jose Luis Sampedro y La hoguera de las vanidades., de Tom Wolfe. En cuanto las termine prometo que voy a leer El tambor de hojalata, pues me ha gustado el video. Gracias a todos los que cliquen sobre mi nombre y lean alguna cosa de este humilde escritor, al que ninguna buena editorial llama.Clica sobre mi nombre

    23 septiembre 2009 | 17:50

  12. Dice ser Macondo

    Pues yo, depués de varios intentos, empecé el miércoles pasado a leérmelo y, ahora que voy por la mitad, me vuelvo a topar con él aquí!!Bookcrossing virtual!

    23 septiembre 2009 | 18:02

  13. Dice ser Jaime

    A ‘Teresa’:hombre, si destripara el libro, pero básicamente te están contando de qué va El Tambor de Hojalata, ¿no? Vamos, el argumento…Al menos así lo veo yo, que me sonaban autor y título pero no tenía ni idea de la historia y resulta que ahora me interesa el tema porque me estoy empapando de la Alemania antes de y con Hitler para un trabajo.Así que ya os contaré cuando lo lea…¡A leer bien!

    23 septiembre 2009 | 18:14

  14. Dice ser henry

    me lo leí por rebeldía, se lo había regalado a alguien y nunca lo leyó, me lo tiré en un mes…pues es para mi una especie de neo quijote, refurbish… solo que el quijote es alemania y sancho es un gnomo…

    23 septiembre 2009 | 18:16

  15. Dice ser Héctor

    Yo lo leí hace años por recomendación de un amigo (recomendación acompañada de un ejemplar) me fascino y lo leí de un tirón, su crudeza me pareció tan difícil de llevar al celuloide que jamas me he atrevido a ver la pelicula, sabiendo que me iba a decepcionar.Saludos.

    23 septiembre 2009 | 18:19

  16. Dice ser glaukilla

    Buenos dias! yo me lo lei en noche y media, me fascinó. La pelicula también me pareció sorprendente (creo que es el unico caso en que libro y adaptación cinematográfica van de la mano en su perfección). No me pasó asi con el resto de libros de Günter Grass que no me han gustado demasiado pero «El tambor de Hojalata», imprescindible.

    24 septiembre 2009 | 9:29

  17. Dice ser Viviana

    Hola Regina. Para contarte que hace apenas unos días he conocido tu blog y desde entonces no he podido parar de leerlo. Para mi bien tienes muchas entradas por lo cual he tenido para entretenerme bastante. Realmente es admirable el estilo con el cual transformas lo cotidiano en literatura.Acabo de enviarte una solicitud vía facebook así que esperaré tu aceptación.

    24 septiembre 2009 | 17:09

  18. Dice ser Maria Isabel

    Yo leí»Pelando la cebolla»y me gustó mucho, ahora estoy con «El Rodaballo», le estoy empezando así que no puedo decir nada.Ante las recomendaciones creo que leeré «El tambor».Aunque lo considreis sacrilegio «El guardian entre el centeno» cuando lo leí me pareció bastante normalito, nada de obra maestra desde luego, pero para eso hay autores y colores a cada uno nos gusta una cosa.

    25 septiembre 2009 | 23:52

  19. Dice ser beatrix

    Pues hablando de la película, a mi me pasó que la ví cuando era más o menos pequeña y nunca jamás he podido olvidar algunas de sus escenas (la película en sí no la recuerdo, tengo flashes) me marcaron mucho, y me revolvió el estómago, qué digo estómago,¡las entrañas! no me he atrevido a volver a verla… tal vez estaría bien hacerse con un ejemplar.Gracias Regina per tutti.

    26 septiembre 2009 | 10:45

  20. Dice ser Mar

    Me encanta esta entrada, es el próximo libro que pienso buscar, ¡mil gracias!http://elmardeletras.blogspot.com/

    28 septiembre 2009 | 19:44

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