Quieren que deje el café, y casi lo consiguen. Ha sido aparecer publicado el maldito estudio que sugiere que el exceso de cafeína provoca alucinaciones y a la Providencia Librera le faltó tiempo para someterme a una de las pruebas más duras de mi vida en las trincheras bibliófilas.
Porque sí, queridos, es cierto, ya doy fe: hay quienes compran 
libros para llenar estanterías y para ‘vestir’ el salón. Palabra de Regina, aunque la revelación casi me cuesta una de mis pasiones: el café.
Menos mal que un veterano librero me advirtió en su día que ese ‘doloroso momento’ nos llega tarde o temprano a todos en nuestras librerías, y sus palabras se grabaron a fuego en algún repliegue de mi pelucón. De no haber sido así hace unas horas hubiera tirado mi cafetera por la ventana…
Fue justo cuando metía el morro en mi quinta taza humeante del día cuando escuché retazos de lo que parecía una conversación que mantenían tres mujeres en mis confines:
– Mujer 1: Mujer, pero sabrás las medidas, ¿no?- Mujer 2: Sí, son tres baldas de un metro de largo.
– Mujer 3: Pues, chica, ya está, mide más o menos y haz la cuenta.
– Mujer 2: Ya, pero… así, ¿al tun-tún?
– Mujer 1: Ay, Luz, eso como veas. O una colección completa, o libros parecidos o, quizás, de colores.
– Mujer 3: Yo sé de un sitio donde te los venden al peso, aunque viejos.
– Mujer 2: No, no, nena, eso no. Usados me dan como que repelús, y como toooodo el salón es nuevecito me da cosa
– Mujer 1: Entonces ya sabes, vete cogiéndolos.
– Mujer 3: Pues tú dirás: o busca algunos que de paso te vayas leyendo luego o, no sé, chica, un poco de todo, ¿no?
– Mujer 2: Pues creo que lo de los colorines que dijiste tú, Lola, me parece una idea fabulosa. Como las paredes son lila y el sofá naranja…
– Mujer 1: Pero, ¿los vas a comprar ahora?
– Mujer 2: No, no vamos a ir cargadas hoy. Me acercaré por aquí esta semana con el coche
No las llegué a ver.
Creo que reaccioné al sentir en la cara la ráfaga de aire gélido que se coló en mis confines cuando ellas los abandonaron. Dejé la taza sobre mi mesa y correteé al lugar en el que habían estado unos segundos atrás, como para verificar que las tres mujeres fueron reales, y no un delirio provocado por mi ingesta masiva de expressos.
Por suerte para mi cafetera aún llegué a tiempo de olisquear los restos 
de sus perfumes. Sin duda, acababan de estar mujeres en una tarde sin apenas clientela paseándose por entre mis anaqueles.
Así que era verdad: hay quienes compran libros para rellenar estanterías. Como ‘tendera’ me alegro o, mejor aún, se alegran mis cuentas de resultados. Como librera bibliófila sigo sin saber cómo encajar la idea… Sinceramente, no me cabe en el pelucón.
Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿comprasteis libros sólo para decorar? ¿Conocéis a alguien que lo haya hecho? ¿Qué les hubierais dicho a las tres mujeres de haber podido participar en su conversación?
Yo, para celebrarlo, creo que me voy a tomar otro cafelito. ¿Gustáis, queridos?
Esto me ha recordado mis tiempos de librera, sí, he conocido gente así, especialmente una señora que con la excusa de llenar una balda, se llevó casi todos los libros «verdes» que teníamos, fue al principio de la transición cuando se comenzaron a publicar libros que hasta hacía unos años era impensable.Y un familiar, que tenía toda la colección de los premios Planeta, y le había quitado la sobrecubierta para que hicieran juego. Otra persona ni siquiera le había quitado los plásticos en los que venía una colección para que no cogieran polvo.Con lo bueno que es tener un libro todo ajado de las veces que lo has leído y releído.
30 noviembre -0001 | 0:00
Les podrías recomendar que compren libros de los que tienen en las tiendas de muebles, de esos de mentirijillas. Yo me encuentro más como Dulcinea, el gusto que da tener libros que te has leído, libros por leer, la necesidad de poner dos filas en una estantería porque ya no te caben…Creo que parte de la culpa de esto la tienen los catálogos de ikea, que siempre tienen estanterías llenas de libros… hace años estas mujeres optarían por poner unas figuras, bandejitas de plata de las de «recuerdo de», recuerdos de bodas, bautizos y comuniones, fotos de la familia…
30 noviembre -0001 | 0:00
Qué, libros decorativos???Pues hombre, en mi profesión me ha tocado y la verdad que no proponemos comprar kilos y kilos de libros, hemos realizado paneles decorados como libros… uff.. tristísimo. Las cosas que hay que hacer.Para mí es sacrílego tener un libro y no leerlo.
30 noviembre -0001 | 0:00
Hola,Yo también trabajo en el gremio y soy lector y amante de estos objetos tan curiosos, pero en este caso opino un poco como matasiete, allá cada cual con sus filias y fobias mientras no hagan daño a nadie, además si los libros nos eligen …Por cierto, por favor, te que daría muy agradecido si me contestaras a esto: ¿De dónde has sacado las imágenes del café? me encantan, me han sacado una buena sonrisa y me han dado ganas de tomarme uno… ja, ja.Buena travesía por los «mares» para todos/as.
30 noviembre -0001 | 0:00
Increible, pero cierto… y he conocido gente que los compra para calzar muebles y mesas que cojean… A lo mejor es que me he vuelto vieja, pero yo ya no digo nada, de ese tema y de otros muchos, salvo que me pregunten directamente. Si no, sonrío como una beata y me callo.Me apunto al café, con cicuta.Un supersaludo
25 enero 2009 | 9:47
Mi Reina, cualquier forma es buena para acercarse a los libros, jajjaj.De todos modos nadie va a enseñarles lo que hay dentro si no los abren. Y los libros escogen al lector, creo.Un beso,ArmstrongflPDMucho tiempo sin escribir aquí. He estado muy ocupado. Sigo en exlibrislandia. 😉
25 enero 2009 | 9:59
Teniendo en cuenta la crisis, ahora te vendran bien esas ventas.Igualmente me parece una barbaridad comprar libros solo para dejar bonita la estanteria. Si no te gusta leer, ¿¿para que narices pones una estanteria en el salon??A mi me gusta leer y los libros los compro porque me gustan, sea un libro nuevecito con sus tapitas duras y bien brillante, como una ediccion de bolsillo de segunda mano amarillenta. Y si tiene que ir en la estanteria del salon, ahi la pongo. La cosa es que en mi caso no he podido poner una estanteria en el salon como es debido.En fin, a la mala crisis todas las ventas se aceptan, deja sacar tu lado «librera bibliofila» para despues.
25 enero 2009 | 10:40
Queridos compañeros de letras. A mí me pasa lo contrario que a esas señoras. Ahora tengo un problema en mi casa porque los libros ya no me caben en la habitación que hace de biblioteca. Todas las paredes están cubiertas de estanterías y ya están llenas. Me temo que tendré que colocar más estanterías en los pasillos o en el salón para colocar los libros que «adornan» el suelo y la mesa de la biblioteca.
25 enero 2009 | 11:00
Recuerdo cierto sketch de La Trinca en la que en el bibliotecario ordenaba los libros por tamaños y colores.En mi vida recuerdo cierta conversación entre señoras en la playa.- Ay, pues me estoy leyendo un libro buenísimo.- ¿Ah, sí? – contestaba con cierto tonillo de sorna su intelocutora achicharrándose al sol – ¿Cuál?- No sé cómo se llama, es grande con las tapas verdes.Como diría Mafalda: «El problema de llevar las orejas siempre puestas es tener que oir cosas como estas».
25 enero 2009 | 11:19
No dejes el café,tómate un CATUNAMBÚ y sabrás lo que es bueno de verdad.Y de los libros te encargas más tarde.
25 enero 2009 | 11:20
En una visita a mi librería de lance preferida en Madrid, El desván del libro, comenté con el librero la bibliofilia que nos posee en ocasiones a mi novia y a mí y como nos fastidiaba el desprecio que algunas personas tienen por los libros.En ese momento me comentó el librero una anécdota que jamás se me olvidará.Parece ser que en cierta ocasión le hicieron una compra muy voluminosa de libros de una preciosa encuadernación. La compradora se dejó un dineral en ello. Pero al poco tiempo regresó para preguntar lo siguiente:- Oiga, perdone. Los libros que le compré no me encajan en la estantería, son demasiado altos. ¿Sería posible cortarlos para que encajen en las estanterías?El librero me comentó que si hacía falta le devolvía el dinero, pero que si pretendía hacer eso, podía devolverle los libros.Para mí, como buen biblófilo, hay cosas que deberían estar tipificadas como delito…
25 enero 2009 | 13:00
Y yo que me sentía culpable porque tengo muchos libros a medias y algunos sin empezar… manda narices! Pues nada mujer, tú no te hagas mala sangre, al fin y al cabo te viene bien que te los compren, por lo que sea, y a lo mejor, con un poco de suerte, cualquier días aprenden a leer 😀
25 enero 2009 | 13:09
Quizá algún día, la señora en cuestión, se encuentre aburrida, triste o sola. Y desde el sillón de su salón comedor, todo nuevo y bien decorado, alce la vista y le llame la atención las letras del lomo de cualquiera de los libros de colorines que compró al peso.Quizá se anime a abrir uno.Quizá cambien su vida.Quizá solo piense, … me pegaban mas los azules.
25 enero 2009 | 13:10
Tenia que haberle dicho a la señora que existen tapas de libro que hacen la misma funcion como las que ponen o ponian en las estanterias de los muebles para que el personal se hiciese una idea de como le podia quedar.(juas) Yo conozco un amigo que compra libros que antes ha mirado y ojeado en la libreria y luego los guarda en cajas con el mismo envoltorio que le dieron cuando los compro.
25 enero 2009 | 14:01
Es increible, pero es cierto. Yo tambien soy librera bibliofila y he visto eso y peores. Si yo te contara batallitas…..
25 enero 2009 | 15:02
Me ha encantado eso de que los libros son los que escogen al lector. Si es así, me siento honrada por los libros que me han escogido hasta ahora -y los que aún quedan por descubrir(me) 🙂
25 enero 2009 | 15:05
Jajaja, esto es como en los despachos de abogados. Los Aranzadi viejos por mi zona van a 3 € el tomo. Y los compras efectivamente pensando en metros de estantería.
25 enero 2009 | 16:16
Un amigo mio que vendía muebles, vendía las estanterías de tres formas vacías llenas de libros que le podían encargar los clientes y con libros de decoración que no eran nada más que unas maderas con fotos que daban la pega. El caso es vender y vendia a tres precios.
25 enero 2009 | 16:35
¿Realmente es cierto? He oído tantas veces esto contado por libreros a los que les piden metros de libros, tiendas de muebles en las que piden las imitaciones de libros que hay sobre una estantería, encuadernadores a los que les encargan adornos como los anteriores pero en piel. No sé. Lo he escuchado tantas veces, en tantas variantes, tantos gremios, que me parece una leyenda urbana tan asentada ya que habrá gente que jurará ante lo que sea que lo ha visto porque se lo ha llegado a creer.Claro que puedo estar equivocada y resulta que esa anécdota no es anécdota si no algo tan común como las miles de repeticiones del hecho indican.Creo que hoy mi escepticismo me puede.
25 enero 2009 | 16:38
y yo con mis libros amontonados porque ya no me quedan baldas para colocarlosMi hermana se rie de mi cada vez que se me ocurre un sitio nuevo donde colocar una nueva balda que llenarEso sí, una vez una amiga que entró en mi habitación me dijo que por qué no tenía los libros colocados por colecciones, que quedaban mejor en las estanteríasMis libros están colocados por preferencias, los que más me gustaron siempre los tengo más cerca
25 enero 2009 | 20:16
Cuando êramos pequenyos, nuestros padres se hicieron socios de Planeta Agostini y empezaron a comprar colecciones: los Premios Planeta, Grandes Aventuras, las colecciones completas de Julio Verne y Emilio Salgari, la Historia del Arte, la Historia de la Literatura…Supongo que las compraron creyendo que nos harîan servicio, a mi hermano, a mi hermana y a mî. Pero creo que al final sôlo quedaron para decorar las estanterîas.Los Premios Planeta ni los he tocado: la encuadernaciôn es preciosa, pero abrirlos y pasar pâginas es un incordio, ya que estân duras y el libro no se puede abrir del todo. De los clâsicos juveniles y grandes aventuras sôlo me he leîdo la mitad. Los libros de Verne y Salgari sôlo he leîdo unos pocos: tienen la letra muy pequenya y ninguno de los dos autores me gustaron lo suficiente como para continuar la lectura (lo atribuyo, mâs que nada, a la ediciôn). Los libros de historia estân muertos de risa, nunca lleguê a usarlos para nada, aunque siempre me ha hecho ilusiôn hojearlos.Y cabe decir que soy la ûnica de la progenie que le ha cogido gusto a la lectura.
26 enero 2009 | 8:43
Pues sí; tengo un familiar que hace eso: los tiene de decoración, para rellenar espacios. Y no le da corte reconocerlo; eso sí, no le pidas uno prestado para leerlo…perderían su encanto…
26 enero 2009 | 12:03
¿Otra vez el orgullo bibliófilo? ¡Que los libros no son nuestros!Podemos comprar láminas y cuadros que no sabemos de quiénes son ni lo que significan, bonitas plantas para el salón sin tener ni idea de botánica, o algún cd como hilo musical (cualquiera, que sea tranquilo vale), y nos pasamos el día alegando sin vergüenza: yo es que soy de letras, yo es que soy de ciencias, yo de eso no entiendo, yo es que paso de la política, la economía: vaya rollo, yo es que voy al cine para pasar el rato, me da igual la película.Pero que utilicen los libros para decorar… vaya desfachatez, porque si he leído un libro y me ha gustado ya es mío, y que ni el viento lo toque…Además, me apuesto ese café a que tarde o temprano el marido, un hijo, un amigo, un visitante o ella misma abre uno de tales libros a juego con las cortinas y le saca provecho.
26 enero 2009 | 12:48
Tampoco seamos tan fanáticos. Es cierto que los libros decoran, y puestos a gastarse una pasta en algo decorativo mejor eso que figuritas. Le vendrá bien al gremio librero y siempre será más probable que alguíen acabe leyendo en esa casa si hay algún libro.Unos tíos míos fueron comprando una nutrida selección de libros para cuando sus hijos fueran más mayores y luego no se leyeron prácticamente ninguno. De hecho son adultos de poco leer. Pero aparecí yo por esa casa para estudiar la carrera y cayeron todos, alguno incluso dos veces. Recuerdo que Sinuhé el Egipcio me costó una asignatura, pero no podía parar.En fin, que siempre es mejor tener libros, por la razón que sea; tarde o temprano alguien los aprovechará.Por cierto Regina, cariñosamente, si ibas por tu quinta taza de café, es cierto que tomas demasiado. El día que te lo prohiban, clientas como esas no se irán de rositas.
26 enero 2009 | 13:10
Pues si quiere colecciones que se lleve alguno de El barco de vapor o Aladelta o algo de ese estilo. Son muy coloridos y tienes gran variedad, con varios colores.Además seguro que hacían sonreir a las visitas.
26 enero 2009 | 13:50
Los signos del hombre era una colección de libros publicados por Franco María Ricci (los libros más bellos del mundo) y que constituían, como libros-objeto, verdaderas obras de arte. Eran ediciones muy caras; hoy, lamentablemente, están descatalogados.http://elamantesindomiciliofijo.blogspot.com/
26 enero 2009 | 15:02
Yo también viví algo parecido, nunca me había planteado que me pudieran pedir libros para decorar….pero sí, ese día llegó y una tarde se presentó en la librería una señora que lo que viene siendo leer se le notaba que había leído poco y me pidió libros sobre Marilyn Monroe pero «grandes y bonitos», hubiera preferido no saber para que los iba a utilizar y que se hubiera ahorrado la explicación, pero parecía sentirse muy orgullosa explicándome que estos libros hacían un papel magnífico como decoración en la mesa pequeña del comedor (casí me da un soponcio)-En fín, supongo que hay gente para todo…
26 enero 2009 | 16:20
¡Me encantó! (Aclaro, el artículo, no la actitud de estas dos pobres mujeres). Voy a ponerle un link en mi próximo «lo mejor de la quincena». Saludos!
26 enero 2009 | 18:38
Esto es lo típico que una oye pero nunca ha vivido. Mira, igual es una buena manera de hacer caja (con lo que vale el centímetro de libro, oye) y de paso quitarte esos ejemplares que no terminas de vender.de todo tiene que haber en este mundo…
26 enero 2009 | 19:38
Por suerte para mí, nunca he tenido que presenciar semejante barbaridad…Lo que si he visto, en una tienda de antigüedades en el rastro, fue un pie de lámpara con los hermanos Karamazoff, los miserables, rojo y negro, Martín Fierro, Romeo y Julieta, las mil y una noches, Julio Cesar, y encabezando esta orgía literaria, el Quijote… palabra que tuve que acercarme a comprobar que no era atrezo, y no lo era. Uno tras otro mutilados milimétricamente, permanecían ensartados por el cilindro cromado a modo de lanza justiciera. No sé que pueden haber hecho para semejante castigo, claro que siempre se lo podéis sugerir a las clientas que compran los libros al peso…
26 enero 2009 | 21:17
Yo compro librerias para poder albergar mis libros… de hecho estoy consultando mi catalogo de ikea como loca buscando algo q se ajuste a mi presupuesto y q quepa en mi salón donde pueda poner libros… pq como nos encantan a mi chico y a mi… nos cuesta resistir la tentación de comprarlos y claro, luego no hay quien encuentre un sitio para ponerlos, ya tenemos las librerias enteras, las mesitas de noche, debajo de la mesa del salón…
27 enero 2009 | 11:37
¿Por poner libros en las estanterías se aparenta ser más culto? Y cuándo va alguien a casa y ojea la librería y escoge un libro al azar y te pregunta si te ha gustado ¿qué respondes? Dices que ese precisamente es el único que te queda por leer…¿¿??Desde luego… mejor que pongan figuritas horteras
27 enero 2009 | 18:23
Pues sí, mi padre.Erase, que un día que mi padre se pico con un carpintero y para demostrarle que si él quería podia…, hizo un mueble librería enorrrmeee, que claro, luego había que rellenar para darle utilidad; así que se apunto al circulo de lectores y para rematar el absurdo Regina..¡yo no puedo tener los libros que me gustan! porque no caben en la casa y no me deja tirar ninguno de «los de reyenar» porque son SUYOS (aunque no los ha leido, ni los leerá)
28 enero 2009 | 22:07
Una amiga a la que quiero mucho pero que para nada es lectora compró varias colecciones «de diferentes colores pero que combinen» para «decorar» el salón de su casa, a juego con los muebles y el color de las paredes. La verdad es que al menos cuando quieres ojear uno, es de verdad, no de cartón cómo alguien ha comentado por ahí arriba.Cuando llega a casa y mira mis estanterías siempre me pregunta porque no las «ordeno» por colores o colecciones. Dice que tengo todos los libros revueltos y que no entiende como puedo encontar uno si lo busco. Los tengo ordenados por autor y por temáticas, pero eso ella ya no lo entiende…
30 enero 2009 | 12:33
Menos mal que leo esta anécdota aquí ¡pensé que sólo nos había pasado a nosotros! He estado a punto de contarla en nuestro blog pero me parecía tan difícil de explicarlo coherentemente para ser creibel que… la nuestra fue más:- Me llevo esa estantería de ahí…- Pero… como… ¿entera? ¿con todos los libros?- Si, me parece que me queda bien con el sofá.- *`¨$%&/(()=»La pena es que no se llevó los libros cuando le dijimos que… bueno, ya lo contaré en nuestro blog…
11 febrero 2009 | 16:08