Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

¡Guerra a las etiquetas adhesivas con el precio en los libros!

Como amanecí absolutista a puntito estoy de erradicar de reginaexlibrislandia las etiquetas adhesivas con las que marco el precio de mis libros.

Me resultan odiosas y terriblemente molestas, no solo para mi, sino para mi clientela y, como no, para mis libros, que son mis tesoros y no mis ‘reses’.

Por la parte que me toca como librera resultan un incordio -etiquetar cada libro que entra, desetiquetarlo cuando sale, bien porque se ha vendido bien porque va de vuelta a su editorial- y un gasto en tiempo -hacerlas y pegarlas/despegarlas- y en dinero -los rollos de papel y la tinta de la impresora.

Ese es el pan nuestro de cada día, pero queridos, paraos un segundo a pensar que con cada variación de precios los libreros tenemos que cambiar las etiquetas de todos los libros de nuestro fondo. Y hablamos de miles y decenas de miles de ejemplares hasta en las más modestas.

En cuanto a mis reginaexlibrislandianos de pro asiduos o esporádicos más allá del indicativo puntual del precio del libro de poco creo yo que les sirven, salvo para dañar la portada trasera del ejemplar. Según sea ésta, o sale a la primera o la superficie quedará marcada a perpetuidad con una odiosa escarificación o con jirones pegajosos, recuerdo de la dichosa etiqueta.

Sed unos ángeles y tomaos un segundo para responder a esto: ¿qué porcentaje de las etiquetas que quitáis a un libro recién adquirido salen sin dejar secuelas en vuestro ejemplar?

Y claro, es justo ahí, en el daño que infieren a mis libros, cuando a mi me tocan el pelucón. Y por ahí no paso.

¿Solución? Máquinas lectoras de códigos de barras estratégicamente colocadas por toda reginaexlibrislandia. Adiós al trabajito manual, a la impresión de miles de etiquetas y un daño menos a mis criaturas de papel y tinta. Para saber el precio de un libro sin consultar al librero de turno basta con acercar el ejemplar al lector óptico y ¡tachan! precio actualizado al instante.

¿El problema? Bueno, supongo que el miedo a una mala acogida de la iniciativa entre la clientela. Aunque puestos a sincerarnos os diré que, aún teniendo todos y cada uno de los libros que pueblan reginaexlibrislandia perfectamente etiquetados por detrás, el 70% de quienes se adentran en mis confines vienen a preguntarme el precio con el ejemplar en la mano. Entonces entre los dos le damos la vuelta y leemos el precio.

Así que si esa es mi realidad, ¿qué más da que les diga el precio pasando el código de barras por el lector de pared, por el de mi ordenador o leyéndolo de la puñetera etiquetita?

Pero como no hago nada sin consultar a mi consejo de sabios decidme, queridos, ¿os molestaría encontraros con lectores de esos en vuestra librería, en lugar de las etiquetas con el precio? Como cuando me obceco en algo no veo más allá de este mi regio pelucón, ¿veis vosotros alguna ventaja en el etiquetado que a mi se me escape?

45 comentarios

  1. Dice ser Kitiara

    Muerte a las etiquetas!!!Yo las odio por lo mismo, la mayoría de veces dejan un recuadro pegajoso q solo estropea el libro!! Pero aun es peor las que se colocan en mitad de la contraportada, evitando q nadie pueda leer jamás la sinopsis del libro!!Yo creo que al principio a la gente le costará «desplazarse» hasta el lector de códigod de barras y se quedará un poco como «Jo, y el precio?» pero que, al comprarlo y saber q no va a qdarse pegajoso, se alegrará. Yo lo haría

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser SonDarh

    Nunca había escrito aquí, aunque suelo echar un vistazo a diario. Pero hoy si, hoy tengo que decirlo:¡odio profundamente esas malditas etiquetas que no hay forma de despegar sin que quede la huella en «mi tesssssssooooorrrrrrro»!Y si quieres hacer un regalo, todavía peor…el pobre libro con un manchurrón, una peladura o una etiqueta puesta encima para que no se vea el precio…terrible

    30 noviembre -0001 | 0:00

  3. Dice ser Krayt Dragon

    Pues a hacer como toda la vida de Dios, y a poner el precio a lapiz en la primera página. Que tampoco es tan complicado, digo yo…En cuanto a las etiquetas, las hay diseñadas para esto, que se pueden quitar y poner con libertad y sin que dejen rastros de pegamento en el libro…

    30 noviembre -0001 | 0:00

  4. Dice ser Only

    Regina,en las librerías de mi ciudad están puestos desde hace años, y lo cierto es que resulta como dísimo para los que consultamos el precio de varios libros cada vez.Yo sólo veo ventajas, la verdad.Un saludo

    30 noviembre -0001 | 0:00

  5. Dice ser ..D..

    Pues en mi libreria habitual las etiquetas salen perfectamente y sin dejar ningun rastro en todos los libros que he comprado, por lo que realmente no tengo ese problema.LAs realmente odiosas son las que ponen en El corte inglés de seguridad, no salen ni con una retroexcavadora.Y lo del lector me parece una muy buena idea.Otra opcion mucho más economica seria ponerlo en la balda como hacen en los supermecados.De todas formas si pones un cartelito con algo como «Aquí el precio de su libro» no creo que haya dudas.

    30 noviembre -0001 | 0:00

  6. Dice ser Elena

    Pues a mí me gustan las etiquetas (que, la verdad, nunca me han dado problemas para despegarlas) y, sobre todo, la información que contienen: cuánto valía el libro, dónde lo compré, cuándo llegó a la librería, etc. Las suelo quitar y las pego por la parte interior de la contraportada pues creo que sus datos forman parte del libro.Interesante blog. Intentaré excucharte en la radio. Por cierto, ¿De verdad tienes una librería?

    30 noviembre -0001 | 0:00

  7. Dice ser JaviMurcia

    En la libreria mas importante de Murcia hace ya años que tienen lector de codigos de barras, el primer día puede resultar mosqueante pero cuando sabes que están te ahorras la «guarreia» de las etiquetas a las que yo tampoco les veo ninguna ventaja

    30 noviembre -0001 | 0:00

  8. Dice ser Anikaa

    ¡¡OOOOOhhh!! ¡¡Regina!!¡¡Tanto tiempo vagueando por la red y aún descubro esto hoy!!Llevo un buen rato leyendo tus post, y creo que has ganado una adepta… Enhorabuena por el blog. Y por tener una librería (mi sueño dorado).Con respecto al etiquetado, no soy quisquillosa (a lo mejor porque como no tengo un duro, tiro más bien de biblioteca) pero la verdad es que cuando compro incluso prefiero que ponga el precio a lapiz suave dentro, o que se usen esas etiquetas que sólo están pegadas donde pone el nombre de la librería, también dentro, y el precio se puede arrancar, que las que se ponen por fuera (precisamente por lo que pringan). Lo de los lectores es buena idea, es cómodo y no creo que te dé problemas… auuuuuunque… ¡es tan poco romántico como comprar en la Fnac! Bueno, vale, exagero. Pero supongo que se me entiende…Saludos 🙂

    17 julio 2008 | 13:12

  9. Dice ser Andrews

    Mi voto es a favor de los cacharrines lectores de código de barras, son mucho más cómodos y prácticos para la clientela y por supuesto también para tí, por todos los motivos que has dicho.Adelante no lo pienses más.Saludos

    17 julio 2008 | 13:26

  10. Dice ser wendigo

    Yo la verdad es que pocas veces he tenido problemas a la hora de quitar las pegatinas de los precios. Cuesta mas quitar las que llevan incorporado el sistema de seguridad para que pite si te lo llevas… pero por lo demas no.Aparte, suelo forrar los libros con cantoneras y plástico adhesivo…asi que el poquito pegamento no es que me moleste.Pero tu idea no esta nada malSaludos

    17 julio 2008 | 13:42

  11. Dice ser agueda torrado

    seguramente, tú seas una de ésas que tiene la humilde delicadeza que colecar la etiketa del precio en un lugar donde no estorbe, cuantos de éstos hay en mitad de la sinopsis!!. Las nuevas tecnologías están para lo que están… y como cada producto nuevo lleva su periodo de adaptación.http://seresdormidos.blogspot.com/poco mais.

    17 julio 2008 | 13:47

  12. Dice ser Alejandro

    Buenos dias!!Un servidor ha estado trabajando durante 8 meses en un gran almacen(Carrefour para ser más concretos…) y respecto al scanner para leer los precios, si, quien no se entera de donde está, no se va a enterar como funciona, y , si no les basta con que les indiques donde está el scanner también tendrás que pasar el código de barras por el mismo, la mayoría de los casos es asi, aunque habiendo trabajado en la sección de Menaje, la mayoría de las preguntas eran de señoras mayores o mujeres no relacionadas con la tecnología del scanner(y que no me digan machista porque la estadística no miente)D, lo del precio en la balda…es lo mismo que lñas etiquetas al dorso pero una cuarta parte, además, hay gente qu se dedica a cambiar precios de baldas con tal de fastidiar…El scanner es lo mejor, en cierta cadena de librerias tienen scanners distribuidos por diversas partes de dichas librerias y, por lo general solventan la dudaPD: La «mancha» de pegamento de las etiquetas despegadas se quita sin problema con alcohol, tambien con agua, pero tarda más en «disolver» el pegamento…PD2: Yo también prefiero que no haya etiquetas en los libros, justo el otro dia le hicimos un regalo a un amigo y se nos olvidó quitarle el precio….¬¬

    17 julio 2008 | 13:47

  13. Dice ser armstrongfl

    Mi Reina, Armstrongfl adora las etiquetas adhesivas, muchas de ellas las deja como recuerdo en la parte de atrás del libro. Luego gusta cuando uno habla de tal libro y presume ante un amigo, conseguí este libro por sólo tantas «pesetas»(ahora euros). A este australiano le impone un poco tener que ir a un lector a preguntar el precio. Es más rápido que cada ejemplar lleve su precio encima.No es una de las manías de Armstrongfl lo de las etiquetas. Sí lo es, por ejemplo, abrir los libros nuevos y olerlos dejando la nariz pegada a las hojas.

    17 julio 2008 | 13:53

  14. Dice ser klins

    Yo estuve vendiendo libritos en una librerìa que seguìa el sistema de lectura de còdigos de barras, no habia un solo libro con etiqueta, y la verdad es que a pesar de lo cataclìsmica que pueda parecerte, la reacciòn de la clientela no es para tanto. A lo sumo te ayuda a observar con màs inmediatez los insondables caminos de la estulticia humana, porque siempre te encuentras a los tipicos clientes que se piensan que somos unos vagos, o que es una estrategia para cobrar los libros al precio que te da la gana, pero en cuanto ven que el precio viene impuesto «de arriba» se fian màs, y poco a poco se van sintiendo màs modernos al verse obligados a acudir a la màquina. La reacciòn màs sorprendente es la de los lectores infantes, unos entran y de inmediato ven el aparato y ya saben para qué sirve y còmo usarlo, dones innatos de la era moderna, y otros se quedan encantados pudiendo jugar a las cajeras con el lasercito.Un dìa nos vino un cargamento extra de Un mundo sin fin que debìa haber pasado por otra tienda con polìtica etiquetadora, y TODOS, absolutamente todos los ejemplares que vendì, tuvieron que ser rascados de mala manera por mis pobres uñitas color grosella, porque NADIE, absolutamente nadie querìa llevàrselo con la maldita pegatina. Resultado desastroso, claro.Moraleja, los clientes SIEMPRE van a quejarse, con etiqueta o sin ella, y creo que ya es hora de que les impongamos sin tapujos una medida terriblemente pràctica aunque les cueste entenderla, pues al fin y al cabo es «por su bien», y como tutores culturales que somos para ellos, es nuestro deber.

    17 julio 2008 | 14:07

  15. Dice ser Blank

    Odio a muerte las etiquetas adhesivas. Pero seguro que tus clientes van a marearte con los precios hasta que se acostumbren (si lo hacen) al lector.Tengo libros arañados, otros con el rastro pegajoso y otros -los más divertidos- conservan su etiqueta de precios. Cuando se compran libros desde hace más de treinta años, conservar las etiquetas tiene mucha gracia.

    17 julio 2008 | 14:14

  16. Dice ser Jordi

    Hola, ¿qué tal? Quería preguntarte, ya que vendes libros, si tienes o puedes conseguir de Kurt Vonnegut un libro, el único que me falta editado en castellano, que se llama birlibirloque. Un saludo.

    17 julio 2008 | 14:17

  17. Dice ser juanjo

    Las etiquetas de precios son horribles. Destrozan las tapas de los libros… arggggg … lo odio. ¿Pondrías una pegatina con el precio a tu mejor amigo? 😉

    17 julio 2008 | 15:29

  18. Dice ser helminto

    Yo utilizo para quitar las etiquetas, el rascador con cuchilla de la vitrocerámica (limpiándolo antes claro). Para mí es el mejor invento quita-etiquetas. Si queda rastro del pegamento, alcohol 96ºC.Para el precio de los libros, lo que más me gusta es el precio marcado a lápiz sobre la primera página.

    17 julio 2008 | 15:45

  19. Dice ser SonDarh

    Además, parece buena idea lo de los lectores porque, de paso, te da la oportunidad de hacerte «el tonto» y charlar un ratito con la librera/o…

    17 julio 2008 | 15:53

  20. Dice ser Carmen

    Me parece una idea genial, porque detesto las etiquetas en los libros. Muchas veces, al quedar la huella pegajosa y tratar de quitarla con alcohol, se lleva parte del acabado brillante del plastificado de la tapa y queda una sombra como despellejada.Si lo haces, avísame y, de paso dime dónde tienes tu librería para ir.Carmen

    17 julio 2008 | 15:59

  21. Dice ser Lola

    Hola,Donde trabajé tienen lector, es cómodo y los clientes si no saben utilizarlo, te acercas y le explicas, la próxima vez ya irán ellos solos. Como yo tengo unos cuantos años más que tú, estoy segura, te diré que antes los precios muchas veces venían impresos, y no sabes la de denuncias que nos hacían porque algunos clientes no se creían aquello de: «el precio subió y esa etiqueta que está puesta encima del precio viejo lo puso la editorial» más de una vez tuve que dejar de hacer mis tareas para dedicarme a buscar las facturas y mostrárselas a los inspectores de comercio de turno, siempre iban dos con máquina de escribir incluída. A veces, siento nostalgia de esos tiempos.Un saludo,

    17 julio 2008 | 17:17

  22. Hazlo sin duda alguna.

    17 julio 2008 | 18:02

  23. Dice ser alcheme

    Sin duda prefiero el lector de códigos. He intentado quitar las odiosas etiquetas con alcohol, pero no sólo no queda bien sino que además deja un rastro de pelusilla extraño que delata el lugar del crimen y que odio profundamente.Desde luego yo estaría encantada de encontrar una librería en la que no utilizaran esas etiquetas y además no tuviera que ir preguntando el precio a las ocupadas libreras…Me encantan tus posts y además eres una de las responsables del preocupante aumento del mi lista de «libros por leer».

    17 julio 2008 | 20:09

  24. Dice ser Victoria

    oh diablos, me acabas de leer la mente, esta mañana me he comprado un libro de portada bonita y he odiado las etiquetadoras porque lo han estropeado.Además se quedan marcas negras de suciedad adheridas al pegamento… aaaaaaah!

    17 julio 2008 | 21:27

  25. Dice ser oscar en la playa

    Gracias, a ver si con el tiempo dejo de joder las tapas.

    17 julio 2008 | 23:02

  26. Dice ser Helena

    Yo también soy de las que odian esas etiquetas. Mejor un lector, por supuesto.

    17 julio 2008 | 23:32

  27. Dice ser Sònia

    Yo sería feliz si no tuviera que quitar una sola etiqueta más… en nuestra librería poníamos el precio a lápiz, que por lo menos no destrozaba las portadas… pero la verdad es que si puedes poner unos cuantos lectores de códigos o lo que sea te evitarías el trabajazo de ir marcando todos y cada uno de los lobros…Saludos!

    17 julio 2008 | 23:53

  28. Dice ser Otis Driftwood

    Yo tengo un rito: no quito la etiqueta hasta que el libro no me ha enganchado. Es una forma de decirle: «Ya me gustas». Bueno, y de cambiarlo si no me gusta.

    18 julio 2008 | 8:47

  29. Dice ser Anura

    El mayor danyo que he infringido a un libro a causa de las etiquetas ha sido dejar una marca de mi unya mordida (llevo anyos intentando quitarme el vicio, pero no hay manera). Si queda algûn rastro del pegamento, lo soluciono con un algodôn y un poco de alcohol de farmacia. Normalmente, ademâs, por aquello de acordarme de dônde lo comprê y cuânto me costô, suelo pegar la etiqueta en el recibo de la librerîa y apunto a lâpiz en la primera pâgina la fecha, un pequenyo ritual que se complementa con el forrado del libro, si es de versiôn de bolsillo.Por lo que dices, Regina, no vendes de esos volûmenes que vienen embalados. Es bastante antiestêtico, pero en esos casos la etiqueta, pegada al plâstico, no afecta para nada. Por otro lado no les veo ninguna ventaja (excepto una vez que, volviendo en bici a casa, cayô una buena tormenta y el embalado salvô mi volumen de la Enciclopedia de Superhêroes DC).Estoy, en todo caso, de acuerdo con aquellos que se quejan de la etiquetas de seguridad, que no sôlo tiene el Corte Inglês, tambiên la FNAC. Êsas, por principio, las suelo dejar puestas, porque el pegamento es a prueba de bombas.Lo de los scânners me parece una buena idea. Estoy de acuerdo que las abuelitas (y abuelitos) tendrân problemas para manejarlo, pero si dices que la mayorîa de clientes siempre acaban preguntândote directamente el precio aunque estê en el libro no creo que te suponga ningûn problema.Besos y hasta pronto!

    18 julio 2008 | 9:34

  30. Dice ser Montag

    Yo prefiero lo de los lectores, ya que en algunas tiendas ponen unas etiquetas enormes que opto por ni intentar despegar, para evitar dañar el libro.Por otro lado la mayor parte de las veces que me he comprado un libro suelo guardar el tique dentro de el para recordar donde lo he comprado.Adiós.

    18 julio 2008 | 10:03

  31. Dice ser Lidia N/R

    A mí me gustaba encontrar el precio a lápiz en la portada interior. Hace tanto que no veía uno que el mes pasado saqué de la librería de mi madre unos libros viejos y me hizo ilusión encontrar los precios así.

    18 julio 2008 | 10:04

  32. Dice ser BBB

    Hola Regina! Sigo tu blog y me encanta, gracias por tu trabajo.Lo de las etiquetitas es un castigo, al menos en la mayoría de los casos.Me uno a lo que han dicho ya en algún comentario: es muy significativo ver DÓNDE están puestas,y es que en mi experiencia,en los grandes almacenes, el 95% de las veces (y soy generosa), están pegadas donde primero han pillado, sin ninguna consideración por dejar libre la sinopsis o dañar lo menos posible, lo que me parece que es una clara muestra de que los que venden ahí los libros venden libros como podían vender sujetadores o calcetines.

    18 julio 2008 | 10:05

  33. Dice ser gotomax

    Acertada idea, además te va a dar seguro el título de un nuevo post dentro de un tiempo:»Porqué tras comprobar el precio no dejan el libro en el mismo sitio»De todas maneras, repito lo acertado de instalar la máquina lectora de código de barras. Cada vez que tengo que eliminar uno de esos pegotes acumulo un odio extremo a los pegamentos de las etiquetas. ¿es loctite o resina de pino? Menudo adhesivo más potente.

    18 julio 2008 | 10:32

  34. Dice ser Iriayla

    No es la primera vez que se me queda un libro fastidiado por el pegamento de las etiquetas o con media etiqueta!!! Y pruebas con alcohol, raspando… y al final se fastidia mas el libro…Me parece MUY buena idea lo del lector de código de barras!!!!

    18 julio 2008 | 10:57

  35. Dice ser Nita

    A mí me agradaría hasta el infinito… quitar las etiquetas de lso libros es odioso, tedioso y encima nunca se van del todo, queda el marquito o el pegamento… ufff…. cómo odio encontrar los libros marcados (y escritos en la primera hoja a lápiz también lo odio, porque suelen tener cuidado, pero al final siempre queda una marquita). ESo de poner lectores de barras… sería genial!!! ojala muchos libreros de grandes centros pensaran como tú.Besos ReginaNita

    18 julio 2008 | 11:39

  36. Dice ser sandrita

    Me molesta más la etiqueta en medio que se pone por detrás porque, efectivamente, no te deja leer la sinopsis, que no la marca que deja cuando la quitas. Sí que es cierto que es fea, y que si es un regalo queda fatal, pero si el libro va a ser para mí, no me importa tanto.

    18 julio 2008 | 11:45

  37. Dice ser David.G

    Por el fin de las etiquetas… ¡adelante Regina!Buena iniciativa 😉

    18 julio 2008 | 12:03

  38. Dice ser TekindusT

    En mi librería habitual los tienen desde hace tiempo. Los encuentro muy útiles porque, además de no dañar el libro, evitas tener que esperar la invariable cola que hay frente al mostrador. Simplemente acercas el libro al código y tú mismo sospesas la posibilidad de comprarlo o no.

    18 julio 2008 | 14:58

  39. Dice ser elsäh

    Me encantaría que en todas la librerías existiese este sistema que ya existe en algunos supermercados para asegurarse del precio de algunos productos. Yo tengo bastante maña para retirar etiquetas de precio de la cubierta posterior de los libros, pero tengo un amigo, que por no arriesgarse a que la superficie queda pegajosa, coja polvo (y todo lo que encuentre por su camino) y se ennegrezca prefiere dejarlas. Así también sabe donde compró el libro y más o menos en que época. En algunos discos (y aunque no sea tu ámbito) también ocurre, miles de veces las etiquetas de los precios tapan la lista de canciones, el año de salida al mercado del libro o cosas por el estilo. Que forma de estropear el trabajo de diseñadores y productores y miles de personas que hay detrás de cada libro o disco.Has adoptado una muy buena iniciativa, hay que adaptarse a los tiempos, ya se acostumbrarán tus clientes. Basta ya de estropear los libros (y lo dice una que estudia diseño editorial y que quiere que llegado un día ninguna etiqueta estropee su estudiado trabajo).

    18 julio 2008 | 19:10

  40. Dice ser beatriz

    Odio las etiquetas, pero tampoco me hace gracia tener que: 1º buscar el escaner por la tienda2º hacer cola delante del escaner, si hay mucha gente, para saber cuanto vale el libroYo de verdad …agradeceria mucho ciertas partes de una libreria con estantes que pusieran por ejm: libros sobre 10 euros, libros sobre 20 euros…se que suena una burrada pero esto se utiliza en otros establecimientos como las opticas, y es que el 80% de la veces busco primero por el precio y luego por el tema (la economia no da para otra cosa…)

    19 julio 2008 | 15:26

  41. Dice ser chebaka

    Nada de etiquetas, odiosas y horribles.EL lector de código de barras es no sólo perfectamente válido y funcional, sino que constituye un claro adelanto que la tecnología nos ofrece y que salva al libro de ser profanado.Excelente iniciativa!

    21 julio 2008 | 8:58

  42. Dice ser Soledad

    Creo que es una gran idea. Las etiquetas están llenas de contras, en cambio los lectores son muy prácticos – salvo que pongas uno solo en la punta de la librería.Me encanta tu blog

    21 julio 2008 | 15:43

  43. Dice ser Mònica

    Hola, Regina.Hace poco descubrí tu blog y me ha gustado mucho. En alguno de los comentarios que leí alguien indica que lo que escribes debe ser una invención, pero a mí me da igual, ya que si es inventado, lo cuentas tan bien que es muy agradable leerte.Es interesante conocer las anécdotas que pasan día a día en tu librería. Creo que debe ser fabuloso trabajar rodeada de libros. Sublime.Enhorabuena por tu libreria y por tu blog.Te seguiré.En cuánto a las etiquetas, donde compro ahora libros se quitan fácilmente. Es más, yo las despego y las pego en la última página del libro, porque pasado el tiempo siempre me hace gracia ver cuánto me costó aquel libro. Ahora cuando leo el precio de libros de antaño en pesetas me ronrio.Donde compraba antes libros tienen ordenadores repartidos por la librería donde consultar el precio. Y te acostumbras a ello. OLo único que no me gusta es el pitido que suena al pasar el código de barras, ya que si consultas varios a la vez me siento como perturbadora del clima de silencio de la librería. A mí, que siempre quito el sonido al móvil cuando entro en una libreria ese pitido me sobra, pero creo que es buena idea poner los lectores.Un saludo, Regina.

    31 julio 2008 | 13:31

  44. Dice ser Regina ExLibris

    Elena, querida,si, ‘reginaexlibrislandia’ es una realidad, y hace apenas un año, como digo en mi perfil, me embutí en la piel de una librera para arrancar el proyecto de una librería desde cero y aquí sigo, entre libros, albaranes, facturas y una gloriosa clientela. Otros cuatro libreros y yo nos dejamos la piel y yo el pelucón en hacer ‘la librería’ que siempre buscamos, y hasta donde nos dejen eso haremos… Poco a poco.Saludos regios y mares de letras,Regina ExLibris

    23 agosto 2008 | 13:09

  45. Dice ser Elena

    Gracias por la rápida respuesta, Regina. No sabía si lo de la librería era real o virtual. De tus palabras se deduce que es real, y supongo que está en Madrid, pero ¿dónde? (Es que tengo que estrenar el AVE un día de estos ;)Un abrazo.

    23 agosto 2008 | 13:18

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