Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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La complejidad de un Oloroso y la frescura de un Beaujolais

El primer vino que recomendamos hoy es Emilio Hidalgo Oloroso Gobernador.

Tengo mis dudas de que haya otro vino en el mundo con mejor relación calidad/precio. Yo no lo conozco. Su único castigo es el ser de Jerez, un castigo comercial que no de calidad.

La familia Hidalgo comienza su actividad vinícola a mediados del siglo XIX y en la actualidad sigue en manos de la familia. La bodega está, desde su fundación, en el casco antiguo de Jerez. Una bodega de grandes muros de piedra, con altos ventanales y techos, llena de pequeños patios. Todo pensado para darle frescor, todo lleno de encanto.

El Oloroso Gobernador es un oloroso totalmente seco, no enmascarado con nada, con una vejez de entre 8 y 12 años.

En nariz destacan sus recuerdos a frutos secos. Notas de nueces, avellanas, almendras que se mezclan con especies, azúcar tostado, naranja, maderas nobles y viejas, formando un espectáculo aromático al que hay que dedicar tiempo. Cuando lo metemos en la boca nos resulta profundo, pero para nada cansino, tiene acidez marcada, es aterciopelado y su final es lo suficientemente amargoso para resultar encantador.

Un vino para casi todos los momentos del día. Buen aperitivo, mejor si se acompaña con un buen jamón, de Carrasco por ejemplo. Puede acompañar una comida y se luce con platos de caza. Si hay queso y un dulce no excesivo también nos sirve. Y merece la pena abrir otra botella para la sobremesa.

Y todo esto por un precio que en una tienda no llega a los 10 euros.

El segundo vino es uno de mis tintos preferidos, uno de los que al final del año me doy cuenta de que es de los que más he bebido: Marcel Lapierre Morgon 2007.

Aunque debe gran parte de su fama, demasiadas veces triste, al Beaujolais Nouveau en la zona hay muchas más cosas y muchas de ellas infinitamente más interesantes. La zona tiene unas 23.000 hectáreas y hay 10 crus que apenas llegan a las 6.660 hectáreas. Aquí nos encontramos lo mejor. De uno de ellos, de Morgon, sale el vino escogido.

Marcel Lapierre nace en 1950 y estudia enología.

Los profesores nos enseñaron a hacer vinos modernos, comenzaron explicándonos que no hacían falta vendimias maduras para estar seguros de tener suficiente acidez en la uva. Cuando alguien les planteaba como resolver la falta de azúcar su respuesta siempre era: si os falta azúcar ya la añadiréis. También nos aconsejaban añadir ácido tartárico y calentar el mosto para que arrancase la fermentación. Todo lo contrario de la vinificación tradicional del Beaujolais.

Cuando conoce a Jules Chauvet su visión cambia de plano. En 1981 decide empezar a trabajar sus viñas de forma biológica y desde hace unos años aplica también la biodinámica.

Su trabajo en la elaboración vuelve hacía la forma tradicional, pero que nadie usaba, sin intervencionismo y olvidando todo lo aprendido en sus estudios de enología. Las vendimias son manuales y se busca la maduración ideal. Se hace una selección rigurosa en cada cepa y después se eliminan todas las uvas que no estén en estado perfecto. Esta selección es imprescindible pues después no se usan encimas o levaduras exógenas, tampoco SO2 y no se chaptaliza nunca.

Los racimos enteros se encuban entre 10 y 15ºC, los del fondo se rompen y el jugo se libera naturalmente. Poco a poco la cuba se llena de gas carbónico. Una parte fermenta con el gas carbónico y otra de forma tradicional, es lo que se conoce en la zona como fermentación semicarbónica. Después los vinos pasan a fudres de 228 litros, con edades entre los 3 y los 13 años, donde permanecen durante 9 meses.

Tiene 11 hectáreas de viñedo, con una edad media de 45 años y localizadas todas en el pueblo de Villié-Morgon.

Un vino fresco, lleno de fruta, de impagable personalidad, idóneo para estas fechas. Se puede beber un poco más fresco de lo habitual y es tan bueno que incita a seguir bebiendo. No hay excesos de color, sobre extracciones, ni maderas tostadas.

Hay que conservarlo a menos de 14ºC y un buen sistema es ponerlo en la parte menos fría de la nevera.

Su precio está sobre los 15 euros, mucho más caro que los vinos de su zona, pero también mucho mejor. En Borgoña es conocido como La Romanée-Conti de los pobres y no dejan de tener razón.