Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Dos vinos auténticos a precios comedidos

El primero de nuestros vinos de este fin de mes nos viene de un enólogo del que ya hemos hablado varias veces, Marcos Eguren.

Se trata de Protocolo 2007, un Vino de la Tierra de Castilla elaborado sólo con Tempranillo.

Se han buscado viñedos de rendimientos no muy altos, nunca más de 35 hectolitros por hectárea. Se ha realizado una maceración en frío antes de la fermentación durante 24 horas. Durante la fermentación, y buscando una buena extracción, se han hecho 2 remontados diarios.

La cosecha 2007 es una cosecha especialmente fresca en la zona y se nota en el vino. Tras un noviembre muy lluvioso llegó una época sin lluvias que se prolongó hasta primeros de marzo. Después durante el mes de abril las lluvias fueron copiosas. El verano fue uno de los más frescos y suaves de los últimos años, con un importante contraste noche día. La vendimia se realizó en la última semana de septiembre.

El resultado es un vino fresco, sin excesivo cuerpo, con una relación taninos acidez adecuada y con la fruta roja como gran protagonista. Es un vino de trago fácil, sencillo pero agradable. Un vino para beber ahora. Uno de sus puntos fuertes es su relación calidad precio, pues en una tienda cuesta menos de 3 euros.

El segundo vino nos viene otra vez del sur del Ródano, uno de los lugares del mundo donde se puede encontrar mejor calidad a muy buenos precios. Es el Sélection Laurence Féraud 2005.

Es un Côtes du Rhône Villages Séguret. Las 268 hectáreas de viñedo se extiende por el pueblo de Séguret, situado a los pies de los Dentelles de Montmirail.

El primer aval de este vino viene de mano de su elaboradora, Laurence Féraud, propietaria del Domaine de Pégau en Châteauneuf-du-Pape, uno de las mejores bodegas de la zona.

Este vino tiene un 90% de Garnacha y un 10% de Syrah. Las uvas se han despalillado totalmente y la vinificación se ha hecho en cubas de cemento.

Es uno de esos vinos que a mi me gustan, elegante, auténtico, con un buen equilibrio. No tiene un cuerpo excesivo, es fresco, con buena acidez, sin nada que oculte la buena expresión de la Garnacha. Su precio en una tienda no llega a los 10 euros.

De La Manchuela y la Ribeira Sacra

Varias veces se me ha acusado de recomendar siempre un tipo determinado de vinos olvidándome de los vinos más potentes. Es una acusación cierta, pues responde a mis gustos. Pero reconozco que hay gente a la que le gustan los vinos más potentes y entre ellos hay cosas de muy buena calidad.

El primer vino que hoy recomiendo va en esa línea. Se trata de Salia 2006. Un vino elaborado por Víctor de la Serna. Personaje controvertido nadie puede negarle a Víctor de la Serna su pasión por la gastronomía y el vino, que le viene desde la cuna. Periodista de El Mundo y tertuliano de la Cope, crítico gastronómico, especialista en baloncesto, director de elmundovino.com, en 1988 decide pasar al otro lado y para hacerlo se centra en La Manchuela conquense.

Parte inicialmente de 10,5 hectáreas de Syrah, a una altitud de 770 metros. Para escoger las plantas se busca un vivero francés asociado al magnífico Château de Beaucastel, de donde proceden las plantas.

Pero elabora además varios majuelos de viejas cepas de la zona, en especial una viña de 2,4 hectáreas de Garnacha y Bobal de más de 60 años, plantada a 1.050 metros de altitud.

Elabora esencialmente dos vinos, Finca Sandoval y Salia. Las fermentaciones las hace en depósitos abiertos de 5.000 litros, realiza largas maceraciones en frío y la maloláctica en barrica.

Salia 2006 está elaborado con Syrah, Garnacha y Bobal. Es un vino poderoso, tánico, todavía muy joven, pero con marcada presencia de fruta roja madura. Le viene fenomenal jarrearlo antes de beberlo. Su precio en tienda está sobre los 14 euros.

El segundo vino viene, otra vez, de Galicia y es que la cabra siempre acaba tirando al monte. Es Lalama 2005 de Dominio do Bibei, un magnífico exponente del gran potencial de la Ribeira Sacra.

Javier Domínguez saca al mercado su primer vino en 2002 y con auténtica pasión ha conseguido situar sus marcas en los mejores restaurantes. Sus viñedos están entre los 300 y los 700 metros, en suelos ácidos y con poca materia orgánica, con un subsuelo de granito y pizarra.

Las cepas tienen entre 15 y 100 años y los rendimientos son muy bajos, entre 700 y 1.500 gramos por cepa.

Lalama 2005 está elaborado con Mecía, Brancellao y Garnacha Tintorera. Cada variedad y cada parcela se elaboran por separado. Las uvas se despalillan intentando no aplastarlas. Se hace una prefermentación en frío y la fermentación es en parte en barricas abiertas de 500 litros y el resto en fudres de 4.500 litros y depósitos de hormigón.

Todavía es un vino joven, con taninos marcados y presencia de la madera, pero tiene una fruta tan espectacular que puede con todo. Magnífica acidez que le aporta frescura. Gana mucho con un jarreado previo. Su precio en tienda está sobre los 16 euros.

Hace pocos días David Robledo, sumiller del restaurante Sant Celoni, me recomendó un Lalama 2002 que estaba soberbio y es que estos vinos necesitan tiempo y pocas veces se lo damos.

Alain Graillot y Domaine de Trevallon: dos joyas del Ródano y de la Provenza

Esta semana van como recomendados dos de los vinos que más me gustan y más quiero. El primero nos viene de la parte norte del Ródano francés. Es el Alain Graillot Corzes-Hermitage 2007.

Alain Graillot es uno de los viticultores más interesantes que me he encontrado en estos años. Habla perfectamente español pues vivió varios años en Costa Rica y Guatemala. Era por entonces un ejecutivo de una multinacional, pero a los 40 años lo dejó para dedicarse enteramente al vino.

Sus 21,10 hectáreas de viñedo están situadas en Pont de l’Isère, a pocos kilómetros al sur de Tain l’Hermitage. Hay 2,7 hectáreas de blanco con viñas de unos 20 años, y 17, 3 hectáreas de Syrah, con una edad que va desde los 10 a los 50 años. Sólo hay una hectárea que no está en el entorno de la bodega, sino en una ladera cerca de Tain. También tiene 1 hectárea en Saint-Joseph y 0,10 en Hermitage.

Los métodos de cultivo son tradicionales, orientados hacia pequeños rendimientos, poda corta y abonados muy ligeros. No se utilizan herbicidas y los suelos se trabajan únicamente con arado, para conseguir que las raíces de las cepas profundicen en la tierra y que el agua pueda entrar. Las vendimias son manuales y normalmente no se despalilla la uva.

Cuando acaba la fermentación maloláctica, el vino pasa a criarse en barricas de roble. Aunque hay un pequeño porcentaje de barricas nuevas, un 10% cada año, la mayoría son de 1 y 2 años compradas en Borgoña. También se usan fudres de 600 litros. Después de 12 meses de crianza los vinos de las diferentes parcelas se mezclan en proporciones que dependen de cada añada y continúa su envejecimiento en tinas de más volumen.

Alain Graillot 2007 es la fiel representación del Syrah más puro, más auténtico. Todavía es una criatura a la que le quedan unos años para dar lo mejor de si mismo, pero se puede beber ahora gracias a su excelente materia, con fruta madura pero para nada confitada a sobremadura. Su precio en tienda sobrepasa por poco los 18 euros.

El segundo vino nos viene de la parte más sur del Ródano, de los Alpilles, entre Avignon y Arles, cerca de Saint Remy de Provence. Es el Domaine de Trevallon 1999.

El otro día hablaba de Eloi Dürrbach, como asesor de Château Gigognan. Hoy voy a hablar de su casa. La finca fue comprada en 1955 por René Dürrbach, pintor y escultor, gran amigo y colaborador de Picasso, que buscaba un rincón tranquilo para poder trabajar sin el agobio de la Costa Azul. Él jamás pensó que en el monte bajo de los alrededores se pudiese hacer un gran vino.

En 1973 su hijo Eloi Dürrbach, que tenía entonces 23 años y estudiaba Arquitectura, crea el viñedo y para realizarlo construye diversas terrazas en parte de las colinas que rodean la casa. El viñedo tiene 20 hectáreas y está formado por un gran número de pequeñas parcelas, situadas en un radio de unos 2 kilómetros alrededor de la bodega. Hay 200 metros de desnivel entre las parcelas y los terrenos son arcillo pedregosos, con arenas y gravas, sobre un fondo calcáreo duro. Todo el terreno está lleno de impresionantes barrancos. El cultivo se realiza de forma natural y tradicional, sin insecticidas, abonos o herbicidas químicos.

Los vinos tintos tienen un 50% de Cabernet Sauvignon y un 50% de Syrah. Las dos variedades se vinifican separadamente. Los racimos no se despalillan. La fermentación se realiza en pequeñas tinas donde se practica el bazuqueo con los pies, sin control de temperatura y sin utilizar levaduras. Cada parcela se vinifica por separado. Después el vino envejece 2 años en pequeños fudres de roble.

Soy consciente de que Domaine de Trevallon no es el vino más fácil, hay que dedicarle tiempo y dejarlo que exprese lo mucho que lleva dentro. La mejor forma de hacerlo es decantarlo bastante antes de que vayamos a beberlo. Pero cuando se abre aparece como uno de los vinos más personales de cuantos yo he bebido.

Su precio en tienda está sobre los 44 euros. No es barato pero es realmente bueno.

Un Mencía de Valdeorras y un Châteauneuf-du-Pape

El primer tinto de esta semana nos viene de Galicia, que, como ya he dicho muchas veces, es una de nuestras grandes esperanzas para elaborar tintos de altísimo nivel. Se trata de Gaba do Xil Mencía 2007.

De esta bodega ya hablé en su momento cuando salió la nueva añada del blanco y lo vuelvo a hacer ahora con la salida al mercado del tinto 2007.

Telmo Rodríguez, mi socio en Alma Vinos Únicos, ha conseguido dar un salto de calidad importante, muy importante, con la cosecha 2007 en sus vinos gallegos.

El propio Telmo explica en su página web su relación con la zona.

Este es nuestro proyecto mas reciente a pesar de que fuera la primera zona que visitamos a principio de los años 90 cuando todavía nuestro proyecto carecía de forma.

La visita de varios pueblos entre ellos las Ermitas nos causó una gran impresión, conocimos a un viticultor que seguía podando sus viñas con una herramienta del la edad media. No tenemos duda que todas estas impresiones nos empujaron hacia nuestro trabajo actual.

A penas a unos pocos kilómetros hoy se encuentra nuestro viñedo de la Falcoeira en el pueblo de Santa Cruz. Un viñedo ancestral, memoria de una Galicia rotunda

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Un vino lleno de fruta, con taninos marcados pero muy bien fundidos, con una notable acidez, que le aporta frescura y futuro. Y encima a un precio muy competitivo, un poco más de 8 euros en una tienda.

Para el segundo vino nos vamos al Ródano sur y en concreto a su zona más representativa, a Châteauneuf-du-Pape. Es el Château Gigognan Clos du Roi 2005.

Una bodega histórica que durante muchos años estuvo prácticamente abandonada, hasta que, en 1996, la compra Jacques Callet y pone al frente a Jean Roure. La propiedad tiene 72 hectáreas de viñedo, 22 son de Côtes du Rhöne, 20 de Côtes du Rhône Villages y 32 son de Châteauneuf-du-Pape.

Su gran salto de calidad lo da a partir del 2003 cuando se hace cargo del viñedo y de la vinificación Eloi Dürrbach, propietario del Domaine de Trevallon, y amigo desde hace años de Jacques Callet y Jean Roure.

Eloi es uno de mis vignerons favoritos y de él hablaré más extensamente otro día cuando recomiende su vino.

Elaboran 3 vinos. El más sencillo es Le Vigne de Regent y algunos años excepcionales sacan Cuvée Cardinalice, elaborado sólo con las cepas más viejas de Garnacha. Clos du Roi es el vino prototipo de la casa.

Clos du Roi 2005 tiene un 71% de Grenache y un 29% de Syrah. Todas las variedades y todas las diferentes parcelas se vinifican por separado La Grenache envejeció en fudres y la Syrah lo hizo en barricas.

A pesar de elaborarlo Eloi Dürrbach no conocía el vino hasta que me lo recomendó Carlos Horta, propietario del restaurante Vila Mas en Sant Feliú de Guixols y una de las personas con más conocimientos sobre vinos que conozco. Gracias a él lo incluimos en nuestro catálogo y la verdad es que estoy encantado.

No es para nada un Châteauneuf moderno y concentrado, uno de esos vinos de altas puntuaciones que a mi no me apasionan. Es elegante, con mucha fruta, profundo, mineral y con larga vida por delante. En tienda su precio está sobre los 37 euros.

De Méntrida: un syrah y una garnacha

Normalmente no suelo recomendar dos vinos de la misma bodega, aunque ya lo hice una vez con Viña Tondonia.

Pues hoy otra vez los vinos recomendados son de la misma bodega, de Jiménez Landi, de la que ya hablé este lunes. Vinos todavía no muy conocidos pero de profundo interés.

El primero de los vinos es Jiménez Landi Sotorrondero 2007. Es el único vino de la bodega que tiene una variedad foránea, en este caso Syrah, de cepas de 10 años, que con un 90% es el eje del vino. El resto es Garnacha, de cepas de entre 40 y 70 años.

Las uvas proceden de cepas de unos 9 años, situadas a una altitud de 600 metros. Tras una maceración prefermentativa en frío, la maceración duró 15 días, la maloláctica se hizo en barricas y la crianza que se hace en barricas de 300 y 500 litros, duró 8 meses.

Un vino goloso, concentrado pero para nada cansino, fácil de beber pero no aburrido, neto en boca, con mucha fruta y sin que la madera aburra. Su precio en tienda está sobre los 12 euros.

El segundo vino es Jiménez Landi Cantos del Diablo 2007. Elaborado sólo con Garnacha, procedente de una parcela de El Real de San Vicente, de suelo arenoso de origen granítico, situada a 710 metros de altitud y con cepas de 60 años.

Maceración prefermentativa en frío durante 7 días. Las uvas entran enteras, con el raspón, sin despalillar, la maceración duró 10 días, la maloláctica se hace también en barricas y la crianza, que duró 14 meses, se hizo en una barrica de roble francés.

La producción se limita a 200 botellas y su precio en tienda ronda los 44 euros. Con una producción tan pequeña no hay que insistir en lo difícil que es encontrarlo, pero el esfuerzo se verá recompensado con una de las mejores garnachas de nuestro país.

Elegante, fino, muy mineral, es una perfecta expresión de un terroir especial y una demostración de por donde deben ir los vinos de la zona si quieren como este aspirar a la grandeza.

Un Chenin Blanc del Loira y un Rioja de Burgos

En más de una ocasión os he hablado de Clos Rougeard, uno de mis vinos favoritos. Hoy el primer vino que recomiendo, Domaine du Coller 2005, es uno que elabora Antoine Foucault, hijo de Charly y sobrino de Nadi, los propietarios de Clos Rougeard.

El domaine lo crean en 1999 Antoine y Caroline Boireau. Sus 6 hectáreas de viñedo están en Brézé. La Chenin Blanc es mayoritaria con 4,5 hectáreas, siendo el resto Cabernet Franc.

Antoine es tan meticuloso en el trabajo en el campo como su padre y su tío. Agricultura biológica, rendimientos muy bajos, cada cepa trabajada de forma personal, poco intervencionismo en bodega para dejar que hable el terroir y la madera que no maquille el vino son sus reglas de trabajo.

Domaine du Collier 2005 está elaborado sólo con Chenin Blanc. Es su vino básico pero resulta sorprendente por su gran calidad. Lleno de personalidad tiene un magnífico equilibrio entre la acidez, marcada pero para nada molesta, la frescura y la mineralidad.

Su precio en tienda está sobre los 22 euros.

Para el segundo vino me voy a permitir un pequeño toque de chauvinismo burgalés, porque el elegido es un Rioja de Burgos. Más de uno pensará que ha leído mal, pero no hay ni error ni gazapo.

El vino escogido es Miranda Crianza 2005, un vino de Viñedos del Ternero. Los orígenes de la finca El Ternero se remontan al siglo XI. Durante muchos años fue un pueblo con escuela propia y cuartel de la Guardia Civil, pero la mecanización hizo que la mano de obra necesaria fuese cada vez menor y los dos acabaron cerrando. Hoy sus edificios son parte de la bodega.

Enclavado en territorio burgalés, por una de esas curiosidades administrativas que de vez en cuando se producen en nuestro país, está rodeado de fincas riojanas. La finca tiene 250 hectáreas de las que 61 son de viña, 3 de olivar, 50 de cereal y el resto de monte de pino y pinsapo.

La mayor parte del vino se vende a otras bodegas y la bodega sólo embotella 40.000 botellas, de las que unas 15.000 son de Crianza.

Uno de los rasgos diferenciadores de la finca es su altitud, sus viñedos están entre 550 y 650 metros. La media de edad de las cepas es de 22 años y el Tempranillo siempre va acompañado de una pequeña parte de Mazuelo, entre un 5 y un 10%.

De la elaboración se encarga Ana Blanco, que por cierto nació en la finca pues su padre trabajaba en ella. Su marido Carlos González se encarga de dirigir los trabajos en el campo.

Miranda Crianza 2005 ha tenido una crianza de 12 meses en barricas de roble, francés en un 90%. Es suave en boca, con la madera presente pero no ahogando la buena fruta, fresco, goloso pero vivo. Su precio en tienda ronda los 9 euros.

Un Xarel.lo del Penedès y un Vacqueyras del Ródano

Nuestro primer vino de esta semana está elaborado con una de las variedades blancas más interesantes de nuestro país, la Xarel.lo. Es el Nun Vinya dels Taus 2006.

La Xarel.lo es una variedad autóctona de Cataluña, una de sus variedades históricas pero que ha pasado unos años casi abandonada.

Fue Carlos Esteva quien demostró su enorme potencial y ahora le sigue Enric Soler, que con la ayuda de Esther Nin ha conseguido un blanco original, a la vez poderoso y fresco, opulento y mineral.

Enric es, a pesar de su juventud, un veterano en el mundo del vino. Sumiller, catador, profesor, decide dar el paso adelante y convertir sen productor. A la muerte de su padre hereda un viñedo de 0,89 hectáreas de cepas de Xarel.lo de más de 60 años. Junto a la viña hay una pequeña masía que sirve de bodega.

Esther Nin, es hija de un viticultor del Penedès y creció entre viñas. Estudió biología en Barcelona y enología en Tarragona. Tras trabajar en Clos Martinet, empieza su camino independiente y es la bodega de Clos Erasmus en el Priorato. Ella se encarga de la elaboración.

El cultivo es biodinámico, la fermentación se hace en barricas de roble nuevas, de diversas procedencias, y la crianza en esas barricas se ha prolongado durante 10 meses. Se han elaborado unas 7.000 botellas, por lo que es difícil de conseguir. Su precio en tienda está sobre los 38 euros.

El segundo vino nos viene del Ródano. El otro día hablábamos de Château Rayas, hoy quiero recomendar un vino que elabora su propietario pero de precio más ajustado. Es el Château des Tours Vacqueyras 2000.

La finca está situada entre Sarrians y Jonquières, en una pedregosa ladera en lo alto de la colina, en las faldas de la sierra de Dentelles de Montmirail.

Louis Reynaud, propietario de Château Rayas, compra la finca en 1935 y se la lega a su hijo Bernard. Recibe el nombre por su pequeño, pero muy bonito, castillo de dos torres del siglo XVI.

Durante años se cultivan diversos productos agrícolas y el vino se vende a la cooperativa local. En la actualidad hay también cereales y olivos.

En 1980 Emmanuel Reynaud comienza a trabajar con su padre y en 1989 construye la bodega para elaborar personalmente el vino. Emmanuel trabaja con su tío Jacques en Château Rayas y aprende los métodos de trabajo que han llevado a la cumbre a Rayas. Reduce sustancialmente los rendimientos de Château des Tours, hasta los 20 hectolitros por hectárea.

La vendimia es tardía, casi con ligera sobremaduración. Todas las parcelas se elaboran por separado, para respetar al máximo las características de sus suelos. Sin despalillar las uvas entran en los depósitos de cemento donde fermentan y hacen la primera parte de la crianza, que finalizan en viejos fudres de roble, en los que el vino permanece entre 8 y 14 meses.

Son en total 40 hectáreas de viñedo, de las que 15 son de Vacqueyras, aunque únicamente se utilizan 6. De Côtes du Rhône hay 5 hectáreas, siendo el resto Vin de Pays de Vaucluse, comercializado como Domaines des Tours.

Château des Tours Vacqueyras 2000 tiene un 80% de Grenache (Garnacha) y un 20% de Syrah. Las cepas tienen entre 30 y 70 años y los suelos son arcillosos y calcáreos.

Un vino que marca el estilo de la casa, fino, no muy concentrado, expresivo, con buena capacidad de envejecer. Este 2000 es un vino ya hecho, que se disfruta ahora, pero que va a vivir muchos años más.

Su precio en una tienda ronda los 20 euros, por cierto, muy bien gastados.

Un Cava Gran Reserva y una Garnacha de Madrid

Hay muchos que me reprochan mi poca pasión por el cava y la verdad es que, en general, tiene bastante razón. Pero hay algunos, no muchos, que me gustan y hoy voy a recomendar uno de ellos. Es el Ezequiel Ferret Gran Reserva Brut Nature 2001.

Lo hago porque el vino me gusta y también como homenaje a una persona a la que quise mucho como Ezequiel Ferret, el fundador de Cavas Ferret.

Ezequiel continúa la tradición de su padre y en 1941 crea en Guardiola de Font Rubi Cavas Ferret. Aprovecha la bodega, creada en 1907, y que hoy, a pesar de las ampliaciones realizadas, se mantiene casi intacta. Excava con sus manos las galerías a más de 15 metros de profundidad y las va recubriendo de ladrillos para evitar que se derrumben.

Hombre apasionado y enamorado del cava, con amplios conocimientos técnicos y gran sensibilidad deja a su muerte la bodega en manos de sus hijos Ezequiel y Rodrigo.

Este cava está elaborado con un 50% de Xarel.lo, repartiéndose en resto entre Parellada y Macabeo.

Ha tenido una larga crianza con sus lías de 72 meses. A pesar de ello se mantiene fresco y muy vino en boca, cremoso y largo, con recuerdos de pastelería al final de boca. Se han embotellado 4.950 botellas de un cava del que Ezequiel se sentiría muy orgulloso. Su precio en tienda está sobre los 28 euros.

Algo se empieza a mover en los Vinos de Madrid. Por eso nuestra segunda recomendación de esta semana nos viene de la capital. Es el Navaherreros 2007, elaborado por Bodegas y Viñedos Bernabeleva.

Las uvas de Garnacha proceden de las 30 hectáreas de viñedo viejo que la bodega posee en San Martín de Valdeiglesias, con cepas que tienen entre 40 y 80 años. Esta finca fue comprada en el año 1923 por Vicente Álvarez-Villamil y en la actualidad está en manos de sus herederos.

El trabajo en el campo es intenso y profundo, con aportes de estiércol producido por vacas de su propiedad, respetando los ciclos lunares, sin tratamientos químicos. De la parte técnica se encargan Raúl Pérez y Marc Isart.

Las uvas una vez vendimiadas pasan a un camión frigorífico donde permanecen entre 24 y 36 horas. Hay una parte de uvas que se despalillan y otra, entre un 30 y un 45%, en las que se deja el raspón.

Las maceraciones son largas y las uvas se pisan con los pies y con los pisones. La crianza se hace en barricas y fudres que van desde los 225 litros a los 600.

Navaherreros 2007 mantiene la frescura, con una buena acidez a pesar de sus 14 grados. Marcada mineralidad. Es la primera añada que Raúl y Marc elaboran y todavía tienen que sacar más de sus uvas pero el inicio es muy prometedor. Su precio en tienda ronda los 13 euros.

Un Riesling Kabinett del Mosela y un Monastrell Pie Franco de Jumilla

Este verano estuve visitando la Mosela y fue uno de mis mejores viajes vitícolas. Una de las cosas que más me sorprendió fue la enorme capacidad de algunos vinos, que nosotros consideramos dulces, para acoplarse a la perfección a la cocina de los guisos y las carnes.

Hasta ese momento había comido muy bien con los blancos secos y también con los dulces, pero no había experimentado tanto con los Kabinett, los Spätlese o con los Aulese viejos.

El vino que hoy recomiendo es uno de los que más agradablemente me sorprendió en ese viaje, por su frescura, su mineralidad, su contenido dulzor y su buena acidez. Es el Abtsberg Riesling Kabinett 2007 de la bodega Maximin Grünhaus – Schubert’sche Gutsverwaltung. Merece la pena pinchar en el enlace para ver una bonita colección de fotos.

Maximin Grünhaus es una bodega que durante siglos perteneció a la abadía de San Maximin y fue su primer propietario laico, Friedrich Freicher, en 1810, quien vendió las primeras botellas de vino.

El precioso edificio de la bodega se construyó en el año 996 y pertenece a la familia Carl Friedrich von Schubert desde 1882. Tienen 31 hectáreas de viñedo.

Este Kabinett procede el pago de Abtsberg, el pago del abad, una finca de 8 hectáreas, en las que la viña ha estado siempre plantada desde hace más de 1.000 años. Los suelos son de pizarra azul desmoronada y la pendiente alcanza en algunos sitios el 70%.

La cosecha 2007 es de excepcional calidad y estuvo marcada por uno de los desarrollos vegetativos más largos de la historia.

Un vino con apenas 8,5 grado de alcohol, una acidez de 8,4 gramos y 59 gramos de azúcar residual. Una mezcla espectacular para un vino con el que es imposible no disfrutar. Su precio en tienda es de unos 22 euros.

El segundo vino nos lleva casi al otro extremo. Nos vamos a Jumilla y para hacerlo escogemos un Casa Castillo Pie Franco 2005.

Elaborado sólo con Monastrell, procedente de la finca La Solana y de cepas plantadas a pie franco, sin injertar, en el año 1941. Una joya de baja producción, apenas 600 kilos por hectárea, de la que José María Vicente saca un buen rendimiento.

Despalillado si estrujar, encubado en lagares subterráneos, hace la maloláctica en barricas de roble francés nuevo en las que después continúa su crianza durante 18 meses.

Un vino poderoso, con 14,5 grados, de taninos densos pero integrados, con la madera muy marcada pero con buena fruta, roja y negra. Personalmente creo que con menos madera estaría mejor, pero la fruta es tan poderosa que acaba venciendo. Su precio está sobre los 28 euros.

Un Vin de Pays des Gaules y un Rioja: gran trabajo de dos viticultores de verdad

Los Lapierre son la tercera generación de vignerons, ahora con Mathieu la cuarta. Ya hablamos de ellos cuando recomendamos su magnífico Morgon y hoy volvemos a recomendar un vino suyo. No lo puedo negar, son una de mis pasiones. El vino de esta semana es su vino más básico, el Vins de Pays des Gaules 2007.

Procede de sus viñedos más jóvenes de Gamay situados en Villié-Morgon. Desde 1981 la bodega trabaja todas sus viñas de forma biológica y lleva ya varios años usando la biodinámica. Una excepción en una zona donde se abusa de los rendimientos y se usan todo tipo de tratamientos químicos para combatir las plagas que la abundante humedad genera.

Es el resultado del esfuerzo conjunto de Marcel Lapierre y su hijo Mathieu, tan apasionados con su trabajo que trasmiten su pasión a los vinos. Como siempre hay mucho trabajo de campo y muy poco intervencionismo en bodega. No se usan encimas o levaduras exógenas, tampoco SO2 y no se chaptaliza nunca. Una parte fermenta con el gas carbónico y otra de forma tradicional.

Después de la fermentación el vino pasa a pièces, la barrica borgoñona, de 228 litros, de entre 3 y 13 años, abundando más de éstas últimas, donde permanece durante 3 meses. Su precio en tienda está sobre los 9 euros.

La etiqueta resume muy bien lo que es el vino, pero me voy a remitir a la cata que hace Joan Gómez Pallares

Con un color entre el coral rojo subido y el rubí, capa baja; con unos aromas francos, sinceros, amables y abiertos, de zarzaparrilla, de mora madura, de golosina con frutas rojas, que encantan. Es un vino fino, largo, con un vegetal armónico y un especiado de pimienta tanto en nariz como en posgusto, que acompaña con gracia. Es un vino vivo, ligero, ágil, sencillo y agradable que, como decía Benoît, casi como se bebe, se mea (con perdón). Es un vino redondo, de taninos pequeños, que pasan como un hilo de azúcar rojo y dejan un reguero de pequeños susurros que siguen invitando al trago

El segundo vino nos viene de Rioja, es el Syc de Mitarte 2003. Otro vino de viticultor de los de verdad, de los que trabajan las viñas con sus manos.

Mitarte es una bodega familiar que se funda en 1992, aunque llevan generaciones cultivando la uva. Ahora tienen 40 hectáreas de viñedo, de las que 15 tienen más de 80 años.

Propiedad se Santiago Gil y de sus hijos Ignacio y Antonio. La bodega, situada en Labastida, tiene un calado excavado en la roca hace más de 500 años.

Syc viene de unir los nombres de Santiago y Carmen, su mujer. Procede de los viñedos más viejos, algunos de más de 100 años, y está elaborado sólo con Tempranillo.

Tras una maceración en frío previa a la fermentación de 6 días, se realizó la fermentación que duró 18 días. Maceración posterior de 10 días y maloláctica en barrica con sus lías. La crianza duró 6 meses.

Un vino de verdad, con buena fruta, nada cargante, a pesar de ser 2003. La madera está muy bien integrada y apenas destaca, lo que se agradece mucho. Su precio en tienda ronda los 30 euros.