Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Distinción y elegancia en un blanco del Nahe y un tinto del Penedès

Los dos vinos de esta semana destacan por su distinción y su elegancia.

El primero nos llega del Nahe alemán. Siempre he dicho que la Riesling alemana es una de mis uvas favoritas. Me apasiona su gran complejidad envuelta en una apariencia de sencillez. El vino elegido es Dönnhoff Hermannshöle 2006.

Los vinos alemanes han tenido la suerte de entrar en el mercado español de la mano de Michael Wöhr, un hombre tan lleno de pasión como de conocimiento. Michael cuando habla de la Riesling la llama la diva y consigue al hacerlo una perfecta definición.

De todos los viticultores alemanes sin duda Helmunt Dönnhoff es uno de los más destacados. Su familia es viticultora desde el año 1750 y él se hace cargo de la bodega familiar en 1971, cuando todavía era muy joven. Su rigurosidad en el viñedo, su habilidad y su personalidad hacen que pronto destaquen sus vinos.

En la actualidad tiene 16 hectáreas de viñedo, de las que 12 son de Riesling. Cualquiera de los vinos de su gama merece la pena, desde el más sencillo al pago más destacado.

Para esta semana hemos escogido uno de sus mejores pagos, Hermannshöle. Situado en el pueblo de Niederhausen, en la ribera del Nahe, destaca por su magnífica exposición sur y por sus viejas cepas de más de 60 años. En su suelo destaca la pizarra gris y la vulcanita, de origen volcánico.

Es un viñedo calificado como Grosses Gewächs, el equivalente al Grand Cru de Borgoña, la máxima calificación posible.

Dönnhoff Hermannshöle 2006 es un vino que destaca por su frescura, con una alta acidez perfectamente integrada. De una atractiva mineralidad que enamora en la boca, tan ligero como concentrado, tan intenso como sutil. No hay palabras para describirlo, por eso lo mejor que se puede hacer es beberlo.

Su precio en tienda ronda los 58 euros, puede que parezca caro pero estamos ante uno de los grandes vinos blancos del mundo.

El segundo vino nos viene de una bodega conocida, de la que ya hemos hablado. Es el Gran Caus 2002.

Si Can Ràfols dels Caus elabora alguno de los mejores vinos blancos de España, también lo hace con los tintos.

Gran Caus 2002 es una mezcla de las tres variedades destacadas de Burdeos, perfectamente aclimatadas a esta finca del Garraf.

Merlot es la variedad mayoritaria, con un 42%. Procede de la viña Pals de Fusta, de orientación sur y plantada en 1984. La siguiente variedad es Cabernet Franc, con un 38%, de las Viñas La Creu y La Pujada, de orientación sureste y plantadas en 1984. El resto es Cabernet Sauvignon de la viña La Corbata, de orientación sur y plantada en 1982.

Carlos Esteva, propietario de la bodega, odia que la madera se imponga en sus vinos, prefiere que se exprese su peculiar terroir. El vino ha tenido una crianza en barricas de roble francés, con muy bajo porcentaje de roble nuevo, de 12 meses. Se embotellaron poco más de treinta mil botellas en julio de 2004.

Gran Caus 2002 no es un vino de esos que podíamos definir como modernos, de esos llenos de concentración y fruta sobremadura. Aquí nos encontramos frescura, acidez, complejidad, buena fruta, elegancia y profundidad.

Su precio en tienda está sobre los 19 euros.

Como muchos de vosotros os habréis dado cuenta el orden en el que Can Ràfols dels Caus saca sus vinos no es el habitual orden cronológico, sino que cada año saca al mercado la añada que considera que está mejor para beber en ese momento. Por esa razón sacó antes el 2000 que el 1999 y ahora saca antes el 2002 que el 2001

Canari, vuelve un vino de leyenda

El otro día en casa de unos amigos probé un vino que me encantó. Lo probamos con alguna duda pues la conservación no había sido la mejor, pero nos sorprendió gratamente a todos.

Era un Canari 1997 de Bodegas El Grifo.

El Canari, normalmente escrito como Canary, es un vino lleno de historia.

William Shakespeare lo menciona en numerosas obras. Valga como ejemplo este párrafo del Rey Enrique IV

Ya has tomado muchos

canaries y eso que es un

vino maravillosamente

penetrante

Robert Louis Stevenson en La flecha negra también le da protagonismo

Un poco

de buen canary suavizará

mi corazón

Walter Scott en La novia de Lammermoor no se olvida del vino

Pero no hay daño en

beber para la salud y voy

a llenar una copa a Mrs.

Mysie de canary del señor

Girder

Incluso Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán lo incluye en sus libros

Mientras sentados

sorbían el buen Canary

del Obispo, el pequeño

hombre de Torn entró

Giacomo Casanova cuenta en sus memorias que lo utilizó como filtro seductor y en su caso parece que le saca muy buen resultado en la parte principal del palacio

Comencé por hacerle

comer un par de galletas

embebidas en un poco de

Canary y luego la llevé a

la parte principal del

palacio

Y, para que se vea la ductilidad de sus seguidores, también lo menciona Immanuel Kant en su Crítica del Juicio, publicada en el año 1790

Así pues no lo extraña si,

cuando él dice que un buen

Canary está bien , otro

corrige la expresión y le

recuerdo lo que debería

decir: “Me resulta

agradable”. Esto no sólo

en cuanto a la boca, al

paladar o a la garganta,

sino incluso a la vista o al

oído

Pero ni siquiera su prestigio histórico le evitó la desaparición. Las bodegas dejaron de hacerlo, me imagino que como mínimo al mismo ritmo en que los consumidores dejaron de beberlo.

Por suerte hace muy pocos años, cuando Juan Glaría estaba como enólogo de Bodegas El Grifo, decidió reiventarlo y apostar por él.

El Canary era un vino elaborado con Malvasía vendimiada muy madura y pasificada en los secaderos de cañizo. En El Grifo se decidió seguir utilizando la misma técnica y se aprovecharon de las cantidades de viejas añadas que quedaban en la bodega.

Este Canari 1997 es una mezcla de las añadas 1956, 1970 y 1997. Al ser ésta la más joven es la que figura en la etiqueta.

Tras la fermentación se añade alcohol vínico para buscar la estabilidad y mantener un grado de dulzor adecuado, entre los 40 y los 50 gramos de azúcar por litro. Los vinos han tenido una larga permanencia en barrica buscando una fuerte oxidación.

Puede que no sea muy fácil de encontrar pero merece la pena.

Un Chablis y un Mencía gallego: frescura y mineralidad

Para escoger el primer vino de esta semana nos vamos a la parte más norte de Borgoña, a Chablis. Hemos escogido Bessin 2006, del Domaine Jean-Claude Bessin.

Chablis es posiblemente la zona de blancos de más fama de Borgoña, pero también la más irregular. Es tan fácil encontrar buenos vinos como vinos de una mediocridad aplastante.

Su prestigio lo marca su historia. Cuando, en 1864, Napoleón III encarga a Jules Gullot un estudio sobre el presente y el futuro de la viticultura en Francia, escribe

Los Chablis tienen un bello color oro, con un reflejo verde, son espirituosos sin que el espíritu se deje notar, y su bouquet es encantador. Se distinguen por sus cualidades higiénicas y digestivas, pero sobre todo por la excitación

viva, benévola y llena de lucidez que aportan a la inteligencia

Pocos años después aparecen en Rioja vinos embotellados como Chablis, algunas botellas todavía se pueden ver en López Heredia.

Pero hoy las cosas son distintas.

Son más de 4.000 hectáreas de viñedo, plantadas en pequeños valles muy próximos los unos de los otros, pero con grandes diferencias de microclimas, orientaciones, suelos y subsuelos.

Arquitecto de profesión, Jean-Claude Bessin se hace cargo de los viñedos de la familia de su mujer, propietarios desde hace varias generaciones, en 1989 y comercializa su vino por primera vez en 1991. Su mujer, Evelyne Tramblay, estudió enología en Beaune y entre los dos se encargan de las elaboraciones.

Parten de 12 hectáreas de Chardonnay, de cepas de más de 50 años, que cultivan personalmente con todo el esmero. Juntos reestructuraron el viñedo familiar, protegiendo las viejas cepas.

Su mayor esfuerzo a la hora de elaborar es respetar las características de cada terroir, buscando la mayor delicadeza y complejidad.

Bessin 2006 es un Chablis de los de verdad, auténtico, sin todos los artificios habituales en esta zona.

Nariz sutil, fina, mineral. Esa misma mineralidad aparece en la boca, donde se mezcla con una agradable acidez cítrica, formando un magnífico equilibrio de elegancia y frescor, pureza y clase.

Su precio en tienda está sobre los 20 euros.

El segundo vino de esta semana nos viene de Galicia y de una de sus zonas menos conocidas, la Ribeira Sacra. Es el Alcouce 2005, un vino de las bodegas Chao do Couso, propiedad de Pío Domínguez.

Me recomendaron este vino César Ruiz, que acaba de abrir su blog, y Xoan Canas, copropietario y sumiller de Pepe Vieira, dos personas a las que respeto especialmente.

Cuando lo probé por primera vez me gustó pero no me entusiasmó, la madera estaba demasiado marcada, los taninos eran notorios y dejaban un poco atrás la fruta.

El otro día lo probé otra vez. Habían pasado unos 4 meses y el cambio me dejó impresionado. La fruta negra, los arándanos, la grosella brillaban por encima de una madera que el vino había conseguido integrar a la perfección.

Me pregunté cuantas veces juzgas mal a un vino simplemente por no dejarle el tiempo en botella suficiente.

El fondo mineral era notorio y la acidez le aportaba un toque de frescura que hacía al vino redondo. Un vino para disfrutar.

Las uvas de Mencía provienen del pueblo de Trives, en la subzona de Quiroga Bibei. Las cepas están a una altitud media de 1.000 metros y los suelos son de xisto y pizarra. La producción es muy pequeña y el vino es difícil de conseguir, pero una vez más se demuestra que en Galicia nacen tintos muy especiales.

Al igual que en el vino anterior su precio ronda los 20 euros.

Menos mal que nos queda Portugal: un Alvarinho y un Douro

Los vinos de esta semana nos llevan a la vecina, y demasiadas veces olvidada, Portugal.

El primer vino es un Vinho Verde, una denominación que acoge demasiados vinos diversos, lejanos en estilo y forma unos de los otros.

Se trata del Dorado Superior Alvarinho 2006. Un vino portugués de padres españoles. La familia Dorado compra la Quinta do Feital hace más de 20 años y la prepara con mimo para albergar nuevas viñas.

Marcial Dorado se encarga, con su pasión habitual, de dirigir todo el proceso. Desde el primer momento tiene claro que quiere hacer un alvarinho, en Portugal la Albariño se escribe así, diferente, con capacidad de envejecer y lo ha conseguido.

La bodega se construye entre los años 1995 y 1996 pero el primer vino que se comercializa es el de la añada 2000. Está situada en Paderne, en Melgaço en la subregión de Monçao.

Son 10 hectáreas de viñedo en un anfiteatro natural, presididos por una casa señorial del siglo XVIII. Los suelos son granítico arenosos.

Las uvas se vendimian en cajas de 20 kilos y tienen una crianza de 11 meses sobre lías.

Hace poco me bebí una botella de la añada 2000 y estaba impresionante, a la altura de los mejores alvarinhos o albariños que he bebido.

La cosecha 2006 se puede beber ahora sin problemas pero puede ofrecernos todavía mucho más si esperamos unos años.

Un vino concentrado, poderoso a la vez que fino, con potentes aromas a frutas blancas y un espectacular fondo mineral. Otro de esos vinos, y mira que hay pocos, que me reconcilian con esta variedad tantas veces maltratada. La mezcla de fruta carnosa, acidez y mineralidad es realmente atractiva.

Su precio supera por poco los 15 euros. Si tenéis la oportunidad de probar un vino más viejo no lo dudéis.

El segundo vino viene del Douro, la versión portuguesa del Duero. Es el Quinta do Vale de Dona Maria 2005, un grandioso vino de Cristiano van Zeller. La relación con el mundo del vino le llega a Cristiano por todas las ramas familiares. Entre sus predecesores están las familias fundadoras de Quinta do Noval, Quinta de Roriz y Kopke, la primera firma embotelladora de Oporto. El nombre de Cristiano van Zeller pasa de generación en generación hasta convertirse en uno de los mitos de Oporto.

La Quinta do Vale de Dona Maria está situada en el valle del río Torto. Su orientación es sobre todo sur, con algunas partes orientadas al sudoeste, el suelo es pizarroso y bastante pedregoso.

Cuenta con 19 hectáreas de viñedo, de las cuales 10 tienen más de 40 años. Las variedades con las que está plantada la finca son Tinta Amarela, Touriga Francesa, Touriga Nacional, Tinta Roriz, Rufete, Tinta Barroca, Tinta Francisca y Sousao.

No sabéis la envidia que me da Portugal cuando veo la cantidad de uvas, castas, que ellos tienen.

Este vino concentra todas las virtudes de los vinos del Douro. Potencia, fruta madura, elegancia a pesar de la poderosa estructura y capacidad de envejecimiento.

Su precio ronda los 34 euros en una tienda, pero es un dinero bien gastado.

Vin Jaune, el Jerez del Jura

Si hay un vino de personalidad original y diferente a todos en Francia es el Vin Jaune.

Jura es uno de los viñedos más desconocidos de Francia, incluso en la propia Francia. El otro día hablábamos de un vino tinto, hoy quiero centrarme en su vino más famoso, pero, desde luego, no el que más se consume.

El Vin de Jaune, el vino amarillo, se elabora únicamente con Savagnin, también conocida como Traminer, una variedad tardía que estuvo a punto de desaparecer a mediados del siglo XX, cuando quedaban poco más de 10 hectáreas.

Afortunadamente a partir de los años 70 las cosas empezaron a cambiar y hoy son más de 300 las hectáreas plantadas.

La vendimia es tardía, como pronto empieza en la segunda semana de octubre. Al principio se vinifican las uvas como si de un blanco cualquiera se tratase. Después el mosto pasa a barricas de roble de 228 litros, que anteriormente han tenido ya Vin Jaune o un vino blanco, nunca nuevas.

Las barricas están en naves no frías, ni subterráneas como suele ser habitual en la zona, sino que se busca que en verano las temperaturas sean de unos 18ºC. Las barricas no se rellenan del todo y la evaporación se lleva una parte del vino, la parte de los ángeles la llaman con su habilidad para las metáforas en el Jura.

Durante la crianza del vino se produce el milagro y el misterio de la aparición de la flor, que acerca a este vino a los míticos de Jerez. El velo le protege de la oxidación y le da sus toques más personales.

A diferencia de los vinos de Jerez aquí los vinos son de una sola añada y no se utiliza el sistema de soleras y criaderas.

Tras una crianza mínima de 6 años y 3 meses se embotella en una curiosa y única botella llamada Clavelin, que contiene 62 centilitros.

El Clavelin viene de las botellas inglesas que se usaban en el siglo XVIII, que se abandonaron en todos los sitios menos aquí. Posiblemente la razón por la que se siguió usando sea porque viene a suponer lo que la evaporación deja de 1 litro de vino después de esos 6 años de crianza.

En 1980 la burocracia de Bruselas estuvo a punto de cargarse esta botella, pero los viticultores de Jura fueron capaces de aguantar e imponer su criterio.

Uno de los defensores del Vin Jaune era Louis Pasteur, que, el 7 de octubre de 1855, le escribía a su padre

Quiero darles a beber a estos señores los mejores vinos de mi país, creo que nada mejor que me envíes una muestra del vino de oro.

Vino de oro por el color, vino de oro por el sabor.

Viña Tondonia Reserva blanco y tinto: la esencia histórica de Rioja

Por primera vez vamos a recomendar dos vinos de una misma bodega, un blanco y un tinto. Y la bodega que tiene ese honor es R. López de Heredia. Viña Tondonia.

La bodega la funda en 1877 Rafael López de Heredia, aprovechando el impulso que recibió Haro con la llegada de los franceses que buscaban uvas para abastecerse pues sus viñedos estaban desolados por la filoxera.

Hoy, 131 años después, la bodega sigue en manos de la misma familia. En palabras de María José López de Heredia

En mi casa el hacer las cosas como se han hecho siempre se considera la mayor hazaña

Esa frase resume perfectamente su filosofía y su forma de actuar. No hay en España ninguna bodega que siga con tal respeto la tradición como esta.

Los dos vinos escogidos son Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 y Viña Tondonia Tinto Reserva 1999. No hay ningún gazapo, ni errata. El blanco es de la cosecha 1989 y todavía le quedan muchos años por delante.

Los dos vinos proceden de una única viña que les da el nombre, que en la foto, sacada de la página web de la bodega, vemos nevada.

Una finca de 100 hectáreas de viñedo, plantada entre los años 1913 y 1914, situada en un meandro en la margen derecha del río Ebro. Toda la plantación es en vaso. De esas 100 hectáreas, hay 6 plantadas con Viura y 2 con Malvasía.

La pobreza del suelo y la edad de las cepas hacen que los rendimientos sean bajos.

El cultivo es en vaso. Los injertos se hacen todos en los viñedos de la bodega y el material vegetal se obtiene mediante selección masal en las fincas propias. La viticultura es prácticamente ecológica.

La vendimia es manual, con una amplia selección en viñedo. Las uvas se trasladan a la cercana bodega en comportas de madera de chopo de forma troncocónica, de unos 80/90 kilos.

Tanto estas comportas como las tinas de madera en las que los vinos fermentan, de 60 hectolitros para los blancos y de hasta 240 para los tintos, y la totalidad de las barricas se hacen en la tonelería de la bodega. Ellos seleccionan la madera en los bosques de los Montes Apalaches de los Estados Unidos, la secan, la tuestan y construyen los diferentes recipientes en los que el vino va a permanecer.

Aunque hoy tiene una producción casi marginal, históricamente el vino blanco en Haro tuvo una especial importancia. el profesor bordelés Alain Huetz de Lemps en su magnífico libro Vignobles et vins del Nord-Ouest de l’Espagne afirma

En el año 1599 Haro producía 54.538 cántaras de vino blanco. En 1669 en Haro hay 36.266 cántaras de blanco por sólo 6.733 de tinto. En esos años la tasa fiscal del vino blanco era dos veces superior a la del vino tinto.

Viña Tondonia Blanco Reserva 1989 tiene un 90% de Viura y un 10% de Malvasía. Su crianza ha sido de 6 años, con trasiegos cada 2 años, pero la madera en ningún momento se impone. La clarificación se hace mediante clara de huevo fresco. Para el vino blanco se usa una dosis un poco mayor, 9 claras por barrica, que para el tinto.

Un vino de excepcional calidad, uno de los pocos blancos españoles que puede competir con los grandes vinos blancos del mundo.

Su precio está sobre los 18 euros y es difícil dar más por menos.

Viña Tondonia Tinto Reserva 1999 tiene un 75% de Tempranillo y 15% de Garnacha, repartiéndose el 10% restante entre Graciano y Mazuelo. Ha tenido una crianza de cinco años y medio, también con 2 trasiegos por año. La clarificación es igualmente con claras de huevo.

Su precio ronda los 19 euros.

Dos vinos que es necesario probar para conocer lo que es un vino clásico de Rioja, pero un clásico auténtico, de los de verdad, no de los de nombre.

La mineralidad del Loira y la fuerza de la Ribera del Duero

Llorábamos el otro día la muerte de Didier Gagueneau, uno de los vignerons con más personalidad del mundo. Hoy como homenaje vamos a recomendar uno de sus vinos Silex 2005.

Con una curiosa etiqueta en la que la piedra es protagonista Silex procede de una parcela de 2,2 hectáreas de Sauvignon Blanc con cepas de más de 50 años y rendimientos muy bajos. Los suelos tienen base arcillosa y fuerte presencia de la piedra que le da el nombre.

Es uno de los grandes blancos del mundo, puro, mineral, con el recuerdo claro del silex, poderoso pero lleno de elegancia, lleno de armonía. Se puede beber ahora y se puede guardar muchos años.

No voy a decir que es barato, su precio se acerca a los 90 euros, pero beberlo no es sólo hacerle un homenaje a Didier Dagueneau, es, sobre todo, hacérnoslo a nosotros.

El segundo vino de esta semana es Astrales 2006, uno de los nuevos Ribera del Duero.

Es el resultado de la unión entre la familia Romera de la Cruz y Eduardo García. Los primeros viticultores en su tercera generación con viñas en Anguix y Eduardo es el hijo de Mariano García y tras formarse en Burdeos colabora con su padre y desarrolla proyectos propios como este.

La familia Romera de la Cruz tiene 29 hectáreas de viñedo en Anguix, pero el vino procede sólo de 10 hectáreas con cepas de entre 20 y 70 años, resultado de una selección masal de sus mejores clones. No se utilizan herbicidas.

Cada parcela se vinifica por separado, las maceraciones no son demasiado largas y la crianza está entre los 14 y los 20 meses. La idea es intervenir lo menos posible en la elaboración para que se exprese el viñedo.

El Astrales 2006 acaba de salir al mercado y todavía está un poco duro, cerrado y con la madera marcando el paso, pero tiene buena presencia de fruta que se irá imponiendo poco a poco. La etiqueta es nueva y más clásica que la anterior.

Su precio está sobre los 24 euros.

Ha muerto Didier Dagueneau, el gran viticultor del Loira

El miércoles pasado moría en accidente Didier Dagueneau.

Inconformista, rebelde, crítico con las prácticas de cultivo de sus vecinos y con la actitud ñoña de las administraciones, Didier Dagueneau, nacido en 1956 en Saint Andelain, era indudablemente uno de los grandes.

Apasionado de la viticultura llevada al extremo, trabajaba cada cepa de forma particular hasta conseguir sacar de ella lo mejor. Su filosofía la resume fácilmente

Yo no busco elaborar vinos para los coleccionistas, mi objetivo es reflejar un saber hacer, un cepage y un terroir. Nada más

Y nada menos. Pero también tenía claro que había que arriesgar en la búsqueda de ese objetivo

Un gran vino es un producto cultural y hay que defender la excelencia no la facilidad

Venía de familia de viticultores pero su primera pasión fueron las carreras de sidecar. Pero dos accidentes seguidos le hicieron volver a la tierra.

Se instala por su cuenta en 1982 dispuesto a demostrar a su padre y a sus tíos que era capaz de hacer un vino mejor que el suyo

Mejorar lo que hacían ellos era una gran motivación para mi en esa época

En 1989 construye su bodega, conocida por muchos como la catedral. Una importante inversión puesta al servicio del vino. En sus blancas paredes están escritas frases que reflejan sus ideas.

No es necesario conquistar si todo está en venta

O la máxima del Che Guevara, personaje con el que muchos le comparaban, por su barba y su melena

Se realista, pide lo imposible

Propietario de 11,5 hectáreas elaboraba 5 vinos diferentes. En Chailloux, Buisson Renard, Pur Sang, Silex y Astéroide. Este último elaborado con cepas no injertadas, que vigilaba con mimo para evitar que la filoxera las atacase.

Para Denis Dubourdie, el impulsor de los vinos blancos de Burdeos

era uno de los grandes bodegueros de nuestra generación

Su hijo Louis Benjamin, que llevaba años trabajando con él, será su continuador.

Un Godello y un Caiño: la Galicia más verdadera

Los vinos recomendados para esta semana nos vienen desde Galicia. El primero es Gaba do Xil Godello 2007, un vino elaborado por Telmo Rodríguez, que como ya dije es mi socio en Alma Vinos Únicos, en Valdeorras.

Esta zona fue uno de los primeros sitios que atrajeron la atención de Telmo pero su proyecto no empieza hasta el año 2003. La base de todo está en el término llamado “La Falcoeira”, en el municipio de Santa Cruz, considerado durante años uno de los mejores lugares para elaborar vino y ahora en plena decadencia. Allí se ha hecho un gran trabajo de recuperación de las antiguas terrazas y muros, respetando al máximo la antigua forma de trabajar.

De momento las uvas con las que se elabora el vino todavía no proceden de estos viñedos sino de viejas cepas del mismo pueblo.

Gaba do Xil 2007 explica de forma sencilla la complejidad de la Godello de Valdeorras, una uva de marcada personalidad. Aquí no vamos a encontrar aromas de levaduras, ni frutas exóticas, lo que destaca es la autenticidad, la nitidez de la uva. Su precio en tienda está sobre 8,30 euros.

El siguiente vino es un tinto, uno de esos tintos de Galicia que tanto me gustan. Goliardo Caiño 2006 está elaborado por la bodega Forja del Salnés, situada en el pueblo de Meaño.

Una bodega pequeña pero que cuenta con una preciosa colección de viñas viejas. Rodrigo Méndez es un apasionado de las viejas viñas a las que cuida y mima con cariño y pasión.

Su abuelo, Francisco Méndez, fue uno de los fundadores de la DO Rías Baixas. Enamorado de las uvas tintas plantó hace muchos años Loureiro Tinto, Caiño y Espadeiro en la fincas A Tellería y Ameiro, situadas en la ladera de la ría de Dena, con suelos arcillosos y presencia de cantos rodados y gran cantidad de cuarzo. Aunque en su momento le consideraron loco él siempre soñó con elaborar un gran vino tinto. Murió en 2001 sin poder hacerlo pero sus nietos lo han conseguido. De esta cosecha se han elaborado únicamente 1.200 botellas.

Voy a copiar la preciosa descripción del vino que hace Pitu Roca, el gran sumiller de El Celler de Can Roca, en su habitual columna en El Magazine.

Viñedos fríos, viñedos atlánticos. Como los de este vino, el Goliardo Caíño en el Salnés, que viste de color cereza brillante, aunque la percepción visual sea aguada. Se abre sin contundencia pero con limpidez: los aromas balsámicos de eucalipto enriquecen una secuencia de cítricos, frambuesas y grosellas. Tiene agilidad táctil, es vibrante, vertical, penetrante. El retronasal envuelve con compota de cítricos y florales, bergamota y fresitas de bosque, con vegetales sombríos de bosque de hayas. La sensación final es una caricia salina y sensual, de cristalina elegancia. Es un guiño desde el final del camino a los monjes de Cluny, allá en Borgoña, donde empieza el camino

Pinchad en el enlace porque merece la pena. Poco más puedo añadir. Su precio en tienda supera por poco los 26 euros, pero es un gasto muy justificado. Lástima que haya tan pocas botellas.

Las polémicas nuevas variedades blancas de Rioja

Los vinos blancos de Rioja no van a misa como los tintos. No consiguen imponerse en el mercado y se ven superados por zonas mucho más nuevas como Rueda.

Los viejos vinos tradicionales casi han desaparecido. Únicamente se salvan los de R. López de Heredia. Viña Tondonia, con su magnífica colección de viejas añadas. Su blanco más joven es el Gravonia 1993 y el más viejo el Viña Tondonia 1957. Pero son una excepción a la que habrá que dedicar más tiempo.

Los nuevos vinos blancos se dividen en dos categorías. Por un lado, los más jóvenes, baratos y llenos de levaduras artificiales. Por otro, los fermentados en barrica, donde la madera se impone sobre la fruta.

Hay excepciones pero, por desgracia, son muy pocas, demasiado pocas.

El Consejo Regulador de Rioja quiere revitalizar los vinos blancos riojanos y no se le ocurre nada mejor que aprobar la incorporación como variedades autorizadas de 3 uvas foráneas y otras 3 de la zona. Las de casa son las minoritarias Maturana blanca, Tempranillo blanco y Turruntés.

El cachondeo viene cuando se aprueban las de fuera: Chardonnay, Sauvignon Blanc y Verdejo. Ahí es nada.

Chardonnay debe de ser porque es una uva que casi no abunda en el mundo, lo que nos abre muchas puertas o quizás por los grandes éxitos de venta de sus vecinos navarros que cada vez venden menos. Sauvignon Blanc posiblemente por lo mismo, aunque sin la referencia vecina de Navarra.

Y Verdejo porque algún brillante analista ha pensado que como triunfa en Rueda vamos a ponerla nosotros, así cuando alguien pide “un verdejo” podemos conseguir que algún camarero despistado o untado en lugar de un Rueda nos ponga un Rioja.

El presidente del Consejo valoró la decisión como

un gran avance para el desarrollo de la Denominación en el futuro

Apañados estamos con estos dirigentes.