«ME FALTAN HORAS PARA DESCANSAR»

El sábado a las 21h, TVE emitirá la final de Eurovisión. Edurne, la representante española, lleva una intensa semana de ensayos y promoción en Viena.

Los días previos al festival de Eurovisión son una auténtica locura: nervios, tensión, posibles cambios de vestuario… Todo tiene que estar perfecto, y más que ensayado para el momento en el que Edurne se suba al escenario del Wiener Stadthalle de Viena. Este sábado es el momento más importante de su carrera: dependiendo de cómo lo haga será una triunfadora o pasará al más remoto olvido, como ocurrió con El Sueño de Morfeo. En España somos así…

Cuando llamo a Edurne por teléfono lo primero que me dice es que está «reventada y muerta de cansancio», «normal», le respondo yo, «ya te dije que ir a Eurovisión no era ninguna tontería». La noto muy «feliz y segura» de su puesta en escena y del ‘Equipo E’. Tiene el mismo brillo y la misma ilusión en sus palabras que cuando la conocí hace ya once años en un casting para un anuncio de publicidad.

«Están siendo unos días muy intensos. Ayer me levanté a las 6 de la mañana y estuve hasta las 12 de la noche haciendo cosas. Por un lado quitaría algunas de las cosas de la agenda, porque al final he tenido muy poco tiempo de descanso, pero por otro, están siendo unas experiencias muy bonitas y estoy viviendo momentos únicos que, por supuesto, no me quería perder». 

Parece que la agenda impuesta por TVE es muy intensa y yo me pregunto… ¿podrá tener Edurne suficientes horas de descanso para relajarse y que su voz suene perfecta en la gran final del sábado? Yo, por ejemplo, sin mis ocho hojitas de sueño no soy nadie, y para cantar, hay que tener mucha disciplina de descanso sin que nada ni nadie te la perturbe.

Además del tute que está llevando, hay otra cosa que les está quitando el sueño a los ‘eurofans’. En líneas generales la realización que está haciendo la ORF, la televisión pública austriaca, no está gustando. Si me seguís en twitter ya sabéis que yo los he puesto a caldo… Tienen un despliegue de medios enorme y a juzgar por lo que hemos visto en las semifinales y en algunos de los ensayos que se han filtrado en las redes, el ritmo, dinamismo y selección de planos están muy lejos de llegar a la espectacularidad de lo que pudimos vimos el año pasado en Copenhague.

A Edurne no hay nada que le preocupe, después de meses de trabajo llega a la gran final de Eurovisión con la tranquilidad que le da su equipo pero reconociendo que «todavía quedan algunas cosas por perfeccionar en el tema de la realización». Miryam Benedited, la coreógrafa, es más incisiva en el tema: «La realización no refleja lo que queremos mostrar. Les estamos pidiendo cambios, por ejemplo, en la parte de la coreografía. Hay planos muy largos y aburridos, y nuestra puesta en escena requiere más movimiento para conseguir transmitir más fuerza y violencia a través de las cámaras».

Giuseppe Di Bella, el bailarín que acompañará a Edurne sobre el escenario, confía plenamente en que todo saldrá bien, comenta que «todavía hay tiempo para los últimos retoques». Él es el otro gran protagonista de la actuación: el italiano está revolucionando las redes sociales y enamorando a los seguidores del Festival. Cuando, con la confianza que te da ser amigo, le pregunto si está ligando mucho, me dice que no, pero reconoce que no se pierde ni una fiesta. (Evidentemente si yo supiese algo más tampoco lo contaríamos aquí ¿verdad ‘EuroPeppe’? Qué menos que un ‘poliDeluxe‘…). Está claro, que la delegación Española, es una de las más guapas del Festival.

Aunque Edurne me confiesa que la noche antes de la gran final tendrá algunos nervios y le costará dormir, está tranquila y confía plenamente en Amanecer, su canción. Tony Sánchez-Ohlsson, uno de los autores del tema, dice sentirse muy orgulloso de ella y su trabajo, independientemente de la posición en la que quede. «Es muy fácil trabajar con Edurne, se lo ha tomado con muchísima responsabilidad y lleva meses trabajando superduro» dice el compositor.

Para el resultado final habrá que esperar a ver su actuación. De momento la cosa pinta bien. «Voy a quedar la primera, y si no la segunda» me dice Edurne entre risas, aunque reconoce que va a tener que pelear duro porque «es una gala con muy buenos temas y muy buenos cantantes». Pese a que piensa que no tiene rivales, sabe que las propuestas de Rusia, Italia, Suecia, Estonia o Bélgica están gustando mucho.

Aunque muchos piensan que el Festival de Eurovisión está de capa caída, los datos hablan por sí solos: el año pasado un total de 5.141.000 espectadores lo siguieron desde sus casas, logrando un 49,5% de audiencia en su minuto de oro, el momento de la victoria de Conchita y su barba. Veremos si este año Edurne logra superar esas cifras…