Mariah Carey lo ha vuelto a hacer. Cuando menos te lo esperas, cuando todo parece estar en calma, cuando la Navidad está todavía lejos y su All I Want For Christmas ya no retumba en nuestras seseras… de pronto Mariah la vuelve a liar parda.

Ahora Mariah se ha hecho DJ, pero disc jockey al estilo Kiko Rivera, de esos que no tocan los platos vamos, y se ha estrenado en Las Vegas. Hasta aquí, todo más o menos bien, la cuestión es que Mariah ha aparecido solo vestida de cintura para arriba y si no borracha borracha, con actitud de estar más pedo que Jorge Javier Vázquez aquel año en las celebraciones del Orgullo gay.

¿Pues sabéis qué? Que ojalá Mimi tenga un Blackout al más puro estilo Britney y que, como le pasó a la princesita del pop, después de volverse loca del toto y mostrarnos lo bajo que una superestrella puede caer, vuelva con más fuerza que nunca con un hitazo y un discazo tremendo bajo el brazo.

Larga vida a Mariah, a sus excentricismos, tonterías y playbacks mal hechos.

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