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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Enara y Goyo son las cigüeñas más vagas de Madrid

Cigüeñas blancas alimentándose en un vertedero. Foto SEO/BidLife

Si eres una cigüeña blanca, lo tuyo es criar en España y pasar el invierno en Mali, Mauritania, Senegal o Gambia. En eso consiste emigrar para ellas. En meterse entre pecho y plumones hasta 3.000 kilómetros de largo aleteo, más de un mes de peligrosísimo viaje cruzando el Estrecho de Gibraltar y hasta el desierto del Sahara para buscar ese alimento que en estas épocas escasea en Europa. Y en primavera repetirlo a la inversa. Pero si eres lista (o muy vaga) te buscas un restaurante cerca de casa y pasas de viajar.

Es lo que han hecho Enara y Goyo, una pareja de cigüeñas blancas de Manzanares El Real (Madrid). Técnicos de SEO/BirdLife las marcaron en el mismo nido en 2013 y desde entonces siguen cada año juntas cada temporada de cría, de enero a julio. Lee el resto de la entrada »

Cuélate en la vida íntima de las cigüeñas más urbanas

Entre el cambio climático y el derroche de nuestros vertederos a donde tiramos la mitad de la comida, las cigüeñas hace muchos años que no llegan desde África el 3 de febrero. Con una población de cigüeña blanca no migratoria cada vez más numerosa, el famoso refrán de «Por san Blas, la cigüeña verás» ha perdido definitivamente vigencia.

Sin embargo, al permanecer durante todo el año entre nosotros, pero empezar en estos días a preparar sus nidos para una nueva temporada de cría, podríamos perfectamente adaptarlo a «Por san Blas, las cigüeñas protegerás«. Lee el resto de la entrada »

Un estudiante de 19 años inventa una solución para limpiar los océanos

Clean Ocean

Boyan Slat, 19 años, sueña con recoger toda la basura flotante de los océanos © The Ocean Cleanup

¿Qué podemos hacer para eliminar las ingentes cantidades de plástico que contaminan gravemente nuestros mares? Esa basura que mata albatros, pardelas y cetáceos. Esa mierda que ensucia las profundidades abisales más inaccesibles. Esas islas flotantes de desechos tan grandes como un continente.

Evidentemente, lo primero es no tirar basura y cumplir la regla de las tres erres de la ecología: reducir, reciclar y reutilizar. Pero también es importante limpiar todo lo ensuciado, algo que no hace ningún país, empeñados como estamos en considerar a los océanos como los vertederos comunitarios más gigantescos del planeta.

Por eso me gusta mucho el proyecto de Boyan Slat, un joven holandés de 19 años que ha patentado un invento genial, capaz de retirar del mar cientos de toneladas de plásticos. Un gran embudo de bajo coste y sin riesgo para la fauna. Lo acabo de leer en el periódico francés Le Figaro [gracias @luimguisel por el enlace], donde se elogian los muchos premios logrados por un chaval que, en realidad, quiere ser ingeniero aeroespacial, pero al que su afición al submarinismo le reveló este grave problema medioambiental.

Inteligente y ambicioso. Ha creado una fundación, The Ocean Cleanup, donde cuenta con la colaboración de un centenar de voluntarios. El objetivo: desarrollar tecnologías para extraer, prevenir y detectar los objetos de plástico que contaminan los océanos.

Para llevar a cabo su investigación, el joven estudiante puso en marcha una primera campaña de crowdfunding que le ha permitido recaudar más de 65.000 euros y confirmar el éxito de su invento. Ahora necesita 2 millones de euros más para culminar su sueño, acabar con la gigantesca isla flotante de plásticos del Océano Pacífico en menos de 10 años. Su sueño es el de todos nosotros. Ojalá se convierta pronto en una realidad.

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El camino más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta

Cigueña

Lo siento por Aristóteles, pero el camino más corto entre dos puntos no es siempre la línea recta. En la montaña, como me enseñaron en los Pirineos, el camino más corto siempre es la pista forestal. Y para las cigüeñas el camino más corto entre España y sus cuarteles de invierno en el África subsahariana tampoco es la línea recta.

El seguimiento por GPS de 40 cigüeñas blancas está evidenciando la importante y creciente dependencia que estas populares aves tienen de los vertederos como fuente de alimentación predecible, hasta el punto de condicionar claramente sus rutas migratorias, según ha informado SEO/BirdLife.

Una de ellas, marcada en Barrundia (Álava) está ahora mismo en Marruecos, al sur de Marrakech. Lo curioso es que, en lugar de volar en línea recta hacia el sur, en su viaje se desvió antes hacia Rivas-Vaciamadrid. El motivo es que allí se encuentra el gran basurero de Madrid. Un lugar lleno de peligros y venenos, pero también repleto de comida fácil; perfecto para reponer fuerzas al comienzo de la larga migración.

Igual lo hizo otra cigüeña marcada en Álava, llamada Felicia, que voló directamente desde el País Vasco hasta el macrobasurero madrileño. Allí, en algunas épocas pueden pasar hasta 10.000 ejemplares de cigüeña blanca.

Como explica Juan Carlos del Moral, responsable del área de Seguimiento de Especies de SEO/BirdLife, el principal motor que mueve a las cigüeñas a cambiar de territorio no es la llegada del frío. Es la disponibilidad de alimento, más abundante al sur en la época invernal. «Pero con la aparición de los vertederos las aves han encontrado un recurso seguro y han modificado sus hábitos”.

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Más información:

Sigue en directo la migración de las cigüeñas que ya vuelan al sur

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Tiran a la basura el futuro del águila imperial

La Junta de Castilla-La Mancha y la Diputación de Toledo han comenzado las obras de construcción de un macro-vertedero que afecta gravemente a una de las más importantes nuevas poblaciones de águila imperial ibérica de España, que es lo mismo que decir del mundo.

El proyecto de Dehesa Aceituno amenaza con truncar la recuperación de la especie conseguida gracias a un ingente esfuerzo de todos y a grandes aportaciones de fondos europeos, según ha denunciado Ecologistas en Acción, que intenta parar las obras mientras se pronuncian los tribunales.

La planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos ocupará 107 hectáreas en pleno corazón de la principal zona de expansión del águila imperial ibérica. Una zona de dehesas y monte mediterráneo, la mejor y más extensa del término municipal de Toledo. Tan sólo en un radio de 15 kilómetros alrededor del futuro vertedero habitan cinco parejas de águila imperial y dos de águila perdicera.

La ejecución del proyecto es contraria a las directrices de la Estrategia Nacional del Águila Imperial Ibérica y del Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica en Castilla-La Mancha, que establecen la necesidad de preservar los hábitats de la especie y favorecer su recuperación. Además se han rechazado los informes técnicos que proponían otros emplazamientos menos agresivos, así como las alegaciones presentadas e incluso una reciente sentencia que dictamina que no se realizó un adecuado estudio de alternativas.

El vertedero compromete las cuantiosas inversiones realizadas por las Administraciones destinadas a proteger los hábitats y aumentar la población de la especie en España. Sólo en fondos Life, la Unión Europea ha movilizado una inversión de 8,7 millones de euros para recuperar el águila imperial en España. De esos fondos, 3,7 millones corresponden al último Life en ejecución, denominado Priorimancha, y del que la Junta de Castilla-La Mancha es único beneficiario.

¿Por qué se ha elegido la ubicación de más impacto ambiental y mayor coste? Los ecologistas aseguran que el proyecto sólo se justifica por intereses especulativos y políticos. Según Ecologistas en Acción, se eligió este encinar «para no entrar en conflicto con los desmesurados desarrollos urbanísticos que se han aprobado en el nuevo Plan de Ordenación Municipal de Toledo».

Ya hay en marcha una ciberacción para tratar de parar el grave daño ambiental, crítico e irreversible, que supone la construcción del nuevo vertedero de Toledo en la finca Dehesa Aceituno. Pincha en este enlace y une tu firma para que las excavadoras dejen de arrancar cientos de encinas, destruyendo el futuro de una de las rapaces más emblemáticas y amenazadas del planeta.

A continuación os dejo algunas de las terribles fotografías que ha distribuido Ecologistas en Acción de la destrucción de un paraje que debería de estar protegido pero que está siendo arrasado ahora mismo por las máquinas.

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Lluvia de cigüeñas en Madrid… comiendo basura

Lo de que “Por San Blas la cigüeña verás” hace mucho que ya no se cumple. Un cada vez más elevado número patilargas blanquinegras llevan varias décadas prefiriendo pasar el crudo invierno en España antes de afrontar los crecientes peligros de su natural migración más allá del desierto del Sáhara, 8.000 kilómetros de incierto viaje de ida y vuelta para una estancia en Malí o en el río Níger de apenas tres meses.

¿No tendrán frío, con la que está cayendo estos días? En absoluto, pues su confortable abrigo de plumas les garantiza un perfecto aislante térmico. En realidad se iban empujadas por el hambre y ahora les sobra comida, pero no piensen en idílicas praderas repletas de batracios. Sobreviven gracias a nuestra abundante y nutritiva basura.

La semana pasada, durante un censo de aves en el Parque Regional del Sureste (Madrid), los ornitólogos se llevaron una sorpresa. Atardecía y un bando inmenso de 3.000 cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) llegaba a sus dormideros habituales de invierno. Una auténtica lluvia de cigüeñas en una época en la que no debería verse ninguna.

Junto con ellas, decenas de miles de gaviotas, un número mayor al que se puede observar en muchas localidades marineras, se encaminaban hacia los lagos artificiales de las antiguas graveras del Jarama.

Toda esta impropia volatería provenía del vertedero de Vademingómez, en el sureste de la capital madrileña, el mayor basurero de España, donde las aves se afanan por encontrar algo comestible entre bolsas de plástico y desechos de todo tipo, pordioseros de una sociedad opulenta.

Es la nueva naturaleza salvaje. Especies oportunistas que logran prosperar en el mismo ambiente hostil que a otras muchas provoca su extinción. Para ellas no tiene nada de artificial esta manera de sobrevivir. Lo antinatural somos nosotros.

Sobre estas líneas, cigüeñas en el vertedero de Valdemingómez, con el paisaje urbano de la ciudad de Madrid al fondo.