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Más restaurantes para los buitres

Gyps_fulvus_feeding

Os lo he contado varias veces en este blog. Los buitres se mueren de hambre. La rígida aplicación de normativas generales europeas surgidas a raíz de la enfermedad de las vacas locas trajo consigo, además de una carga económica considerable para muchos ganaderos, graves problemas para las poblaciones españolas de buitres. La ley obliga enterrar todo animal muerto, ajena a que en países como el nuestro gran parte de esas carroñas son sabiamente aprovechadas por las aves necrófagas, especialmente buitres, alimoches y quebrantahuesos.

Gracias a la presión de naturalistas y ornitólogos, Europa aceptó finalmente incluir una serie de enmiendas que abrían la posibilidad de volver a dejar en el campo restos animales disponibles para la alimentación de los buitres. Y ha sido ahora Castilla y León la región que ha dado un importante salto al aprobar un decreto que recupera la práctica de los muladares, esos lugares alejados de los pueblos donde se pueden dejar restos de ganado. Como se hizo toda la vida. Restaurantes para los buitres. Ellos nos limpian el campo de animales muertos y nosotros les damos comida abundante para que nos sigan regalando con la impagable imagen de sus ingrávidos vuelos.

Uno de los objetivos de la nueva normativa es reducir los ataques de buitres a ganado vivo, provocado por el hambre que pasaban los pobres bichos mientras los animales muertos debían de ser destruidos por empresas autorizadas, con el consiguiente coste para el ganadero.

Según datos de la Junta, Castilla y León cuenta con el mayor censo en España de aves necrófagas de Europa, con unas 6.000 parejas de buitre leonado, el 24 por ciento del total nacional; 380 de alimoche, el 26 por ciento; y el 15 por ciento de buitre negro y de águila real, pues esta última tampoco hace ascos a un animal muerto. No parecía lógico seguir matando de hambre tan extraordinaria riqueza natural.

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Europa decide salvar a los buitres ibéricos

Una muy buena noticia para nuestros aliados alados.

El Parlamento Europeo ha aprobado una serie de enmiendas que abren la posibilidad de volver a dejar en el campo restos animales disponibles para la alimentación de las aves necrófagas silvestres.

Desde hace años, y por culpa de la legislación europea desarrollada para controlar el mal de las vacas locas, nuestros buitres se estaban, literalmente, muriendo de hambre.

La aprobación en 2002 del Reglamento Europeo que regula la gestión de subproductos animales no destinados al consumo, como consecuencia de la lucha contra la encefalopatía espongiforme bovina, obligó a los estados miembros a cambiar la gestión ganadera teniendo que recoger todos los restos animales del campo sin que éstos pudieran servir para alimentar a las especies necrófagas, como había estado ocurriendo hasta entonces.

El trabajo en conjunto de todos los sectores implicados, la posición de BirdLife y el acuerdo alcanzado por la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, que han cooperado de manera constructiva, han encontrado una solución para encontrar las medidas que aseguren la conservación de las especies necrófagas, algunas de ellas en peligro de extinción, como el quebrantahuesos.

La votación de hoy en el Parlamento Europeo permitirá que los ganaderos de los Estados miembros puedan volver a dejar el ganado muerto en el campo que quedará, siempre bajo las medidas sanitarias necesarias, disponible para la alimentación de las especies necrófagas. Ana Iñigo, responsable de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife, comentó que «BirdLife lleva tiempo solicitando decisiones para eliminar esta amenaza innecesaria para algunas de las especies más emblemáticas de Europa, como son las aves rapaces, y estamos especialmente contentos de que varios diputados del Parlamento Europeo, así como funcionarios de la Comisión hayan tomado en serio nuestra petición y trabajado a fondo de manera constructiva hasta la decisión de hoy”.

En España las poblaciones de buitre leonado (Gyps fulvus) se han visto particularmente afectadas por la falta de disponibilidad de alimento en la naturaleza. Grupos de ésta especie se han observado a miles de kilómetros de sus lugares de nidificación, como en Alemania y Bulgaria, ante el asombro de los lugareños, en busca de alimento.

También han generado alarma entre los ganaderos al haberse sucedido casos dramáticos pero excepcionales de ataques a ovejas parturientas.

Además, esta falta de disponibilidad de alimento afecta también a especies amenazadas como el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), el buitre negro (Aegypius monachus) y el alimoche (Neophron percnopterus).

Se trata de un importante avance, no hay duda, pero como recuerda SEO/BirdLife, ahora le toca a los Estados Miembros poner en práctica el Reglamento, trasponiendo a nuestra legislación las excepciones que se han aprobado hoy. Y que en el caso concreto de España, dicha responsabilidad está en manos de las comunidades autónomas.

Foto: Fotolibre.net

Un buitre se esconde en los probadores de una tienda de Cuenca

No se habla de otra cosa estos días en Cuenca. Como explicaba la pasada semana el periódico La Tribuna, un buitre leonado se fue de compras a la zona comercial de la ciudad, se metió en una tienda de ropa y no paró hasta llegar a los probadores, donde entre aleteos y vómitos dejó el establecimiento hecho unos zorros. Frente al tremendo animal engrifado, dueña y dependientas huyeron despavoridas.

La descripción que del suceso hace el periodista es graciosísima

El animal mostraba un estado, no lamentable, pero sí un poco penoso, puesto que en más de una ocasión vomitaba, con lo que numerosas prendas de ropa se vieron afectadas por lo expulsado.

De igual manera, en los momentos en que batía las alas muchas eran las piezas que se ensuciaban.

Y no menos curioso resulta el relato de su captura:

Enseguida llegó un miembro de ‘Recogida de animales’ que, armado con un lazo, tanteó al ‘bicho’ hasta que pudo hacerse con él. El problema estribaba en que, aparte de que el buitre se resistía a ser cogido, había que intentar taparle la cabeza para que en la oscuridad se quedase quieto. Fue algo que no pudo hacerse, con lo que se hizo acopio de una caja en donde finalmente se pudo introducir el animal de una manera segura. El principal problema estaba no en el pico, sino en las garras.

El mismo periodista nos ofrece un dato muy interesante. No se trata de un caso aislado, pues un par de días antes otro buitre leonado fue capturado por los funcionarios municipales mientras éste deambulaba tan campante por las calles del barrio conquense de San Antón, quien asustado por sus captores, acabó enredado entre zarzas en las inmediaciones del río Júcar.

¿Qué pasa en Cuenca con los buitres? ¿Se están volviendo locos?

Nada de eso. Como ya os he contado en otras ocasiones, los buitres se están muriendo de hambre. Con los muladares y los comederos cerrados, los vertederos sellados, el ganado muerto recogido e incinerado, la llegada de los fríos invernales los está poniendo contra las cuerdas de la supervivencia.

Los más jóvenes, siempre más inexpertos y débiles, son las primeras víctimas. Y caen como moscas. Unos directamente muertos, otros desnutridos, incapaces de volar, desorientados igual en el campo que en medio de la ciudad.

Por eso vomitaba el de Cuenca. De estrés, de miedo. Pero no tenía fuerzas para salir volando, tan sólo buscaba un escondite, los probadores quizás, donde tratar de pasar desapercibido. Pobre animal. Desapercibido un buitre maloliente de siete kilos de peso y dos metros y medio de envergadura dando saltos por una calle comercial a las cinco de la tarde.

Los buitres lo están pasando mal, muy mal. Necesitan que vuelva a haber animales muertos en el campo de los que alimentarse, como sucedía antes del mal de las vacas locas. Pero en lugar de comida les damos veneno. No tienen nada que echarse al pico. Por eso seguirán lloviendo buitres. Buitres hambrientos.

La foto que ilustra esta noticia es propiedad de Brookei.

Francia acusa a nuestros buitres de matar a su ganado

En Francia los agricultores nos odian por nuestras fresas y los ganaderos nos rechazan ahora por nuestros buitres. Sí, lo han leído bien. Aseguran que los buitres españoles les están arruinado.

Ya os lo he contado varias veces. Desde que la enfermedad de las vacas locas acabara con la ecológica práctica tradicional (mantenida durante miles de años) de abandonar los animales muertos en el campo para que las aves necrófagas limpiaran sus restos, los buitres se mueren de hambre. Comen basura en nuestros vertederos y se han disparado los casos de ataques al ganado vivo, especialmente crías o hembras recién paridas. En Extremadura les han llegado a acusar de atacar a los propios pastores.

El caso es que los ganaderos franceses también han comenzado a protestar por los daños de los buitres, a los que tachan además de ser españoles. No son los únicos. Cuando el año pasado un grupo de ellos llegó a Bélgica, todos sin dudarlo en ese país los señalaron como originarios de España.

La noticia está siendo hábilmente azuzada por el siempre antieuropeo periódico sensacionalista británico Daily Telegraph. Bajo el título Cómo la Unión Europea convierte a los buitres en aves de presa, se señala este supuesto cambio en los hábitos alimenticios de las aves carroñeras. Cambio provocado por la legislación sanitaria desarrollada para parar una enfermedad que nos introdujeron los británicos, aunque esto último lo omiten.

Os traduzco algunos de los testimonio obtenidos por el periodista:

«Es una locura», dijo Vincent Moustirats, 31, un agricultor en Beguios, en el País Vasco francés. «Cada semana hay un ataque. Mataron a una de mis vacas que estaba pariendo el sábado, y ese mismo día se comieron dos terneros en la cercana aldea de Sare».

En Saint-Michel, cerca de la frontera española, Pascal Guecaimburu dice que luchó para salvar a cuatro jóvenes novillas.

«Yo estaba ordeñando. Los buitres bajaron y se posaron sobre sus espaldas. Las novillas echaron a correr, pero fueron acorraladas contra la puerta. Una veintena de aves las tenían rodeadas. Cogí mi pistola y disparé al aire».

Las aves se fueron volando, pero el señor Guecaimburu tuvo que rescatar a las novillas de nuevo antes del anochecer.

Los ornitólogos insisten en que esas historias son exageradas y que los buitres sólo comen animales muertos o moribundos.

Sin embargo, los ganaderos franceses aseguran haber sufrido 87 ataques de buitres el año pasado, cuatro veces más que en años anteriores.

Hasta aquí la noticia. ¿Qué hay de verdad en todo ello?

Yo no dudo que se produzcan algunos de estos ataques, como también se producen en España. Pero niego que sean a animales sanos y bien cuidados.

Otra cosa. Francia tiene la segunda población europea de buitre leonado, más de 600 parejas, así que parece injusto que todos los ataques se asignen a ejemplares españoles donde, hay que reconocerlo, vive el 90 por ciento de los buitres europeos.

Lo mismo ocurrió con la gripe de 1918, responsable de la muerte de 100 millones de personas, a la que los europeos llamaron «gripe española«, a pesar de haber surgido en Estados Unidos y entrar en Europa por Francia durante la Primer Guerra Mundial.

No sé a vosotros, pero a mi me parece que aquí hay mucha xenofobia involuntaria de nuestros vecinos. Ya no somos los españoles los hambrientos que cruzan los Pirineos en busca de un pedazo de carne. Ahora son nuestros buitres.

Los buitres se mueren de hambre

Los buitres están atravesando uno de los peores momentos de su historia reciente, precisamente cuando sus poblaciones habían alcanzado los registros más altos de los que se tiene conocimiento en España.

Así lo acaban de señalar con gran preocupación los expertos en estas especies reunidos el pasado 6 de abril en Caravaca de la Cruz (Murcia), dentro del I Encuentro Nacional sobre Manejo de Rapaces Necrófagas y Gestión de Muladares.

En concreto, y como han advertido, la actual estrategia de gestión de los cadáveres de animales muertos en el campo supone una seria amenaza para el mantenimiento de la biodiversidad natural. Y esto es así porque, y así lo señalan los ornitólogos,

la rígida aplicación de normativas generales surgidas a raíz de la enfermedad de las vacas locas ha traído consigo, además de una carga económica considerable para muchos ganaderos, graves problemas para las poblaciones de buitres de gran parte de España.

Resultado de una exagerada política sanitaria, en algunas colonias han comenzado a bajar los censos, ha descendido el nacimiento de pollos, han aumentado los ingresos por muerte o desnutrición en los centros de recuperación, y se han disparado los casos de ataques de buitres al ganado vivo, especialmente crías o hembras recién paridas.

Se veía venir. En este país siempre hemos sido más papistas que el papa, y de no hacer nada con un tema pasamos automáticamente a querer ser los más eficientes en el mundo. Pero nos sale mal.

Como se ha destacado en este congreso, no es ambiental ni moralmente aceptable que las poblaciones de aves necrófagas de la Península Ibérica se concentren sólo en unos pocos muladares con alimentación dirigida gestionados por las Administraciones públicas. Con la disminución de la ganadería extensiva y las medidas sanitarias impuestas, estamos abocados irremediablemente hacia la estabulación de los buitres, cuando la presencia de rapaces carroñeras en un ecosistema es el reflejo del buen estado de conservación de nuestro patrimonio natural. Estos restaurantes para buitres deberían de ser tan sólo lugares de alimentación suplementaria, pero se están convirtiendo en sus únicas fuentes de sustento y provisión.

Porque, como advierten los expertos,

el sistema actual de recogida, transporte e incineración de cadáveres no es sostenible a medio o largo plazo, ni desde el punto de vista económico ni desde el energético ni del ambiental.

¿Qué pasará si un día el camión de cadáveres no llega al comedero? Los animales no saben de problemas presupuestarios y conflictos laborales. Si no hay comida, sencillamente se mueren.

¿Qué podemos hacer entonces? Algo tan sencillo como lo que hemos venido haciendo a lo largo de los últimos 10.000 años. Apoyar la ganadería extensiva como uno de los principales pilares generadores de biodiversidad, incorporando medidas que favorezcan su viabilidad, como permitir el abandono de los animales muertos en el campo, al menos en los espacios protegidos.

De esta manera tendremos más buitres en un campo donde podrán seguir cumpliendo su labor de limpiadores naturales de cadáveres, beneficiándonos al mismo tiempo de una ganadería de mayor calidad, más sana y por ello con menor cantidad de fármacos y otras sustancias peligrosas.

Buitres comiendo basura en un vertedero del norte de España. La retirada de animales muertos del campo está matando de hambre a los buitres.