Estos días Gran Canaria está revolucionada. No repuesta aún del intento del Gobierno regional de desproteger de un plumazo a 341 especies amenazadas de flora y fauna, ahora se proyecta construir un teleférico al Roque Nublo, el icono pétreo grancanario.

La propuesta del empresario e ingeniero Rafael Cabrera de instalar uno de estos aparatos entre el casco urbano de Tejeda y la base del Roque (2.560 metros de longitud) no ha dejado indiferente a nadie. Lo que para cualquier persona con dos dedos de frente es un disparate económico, paisajístico y medioambiental, para los políticos es una propuesta interesante a valorar y la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) está convencida de que será un nuevo «icono turístico» capaz de atraer miles de turistas al interior de la isla. Básicamente se trataría de copiar la aberración del teleférico del Teide, en la vecina isla de Tenerife, éste encima construido en un Parque Nacional.

Como Canarias disfruta todavía de las celebraciones carnavaleras, pienso que esto no pasará de ser una vulgar charlotada más. Entre otras razones, porque costaría 15 millones de euros que nadie tiene.

Lo más valioso del Roque Nublo es su fabuloso paisaje, uno de los más bellos del mundo. ¿Necesita Gran Canaria un teleférico para disfrutar de un entorno que la propia infraestructura destrozará? No tiene sentido.

Pero más ridículo aún es hacer un agujero en la Montaña de Tindaya de acuerdo al sueño de Chillida y ahí siguen, enterrado decenas de millones en un espacio natural protegido donde, por suerte, aún no se ha movido una piedra.

PD. En Facebook hay varios grupos creados a favor y en contra del proyecto del teleférico, a los que te puedes unir y donde encontrarás más información.

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