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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘residuos’

¿A qué contenedor va el espumillón roto de Navidad? ¿Y el árbol de plástico?

Navidad es seguramente la época del año en la que más gastamos, más tiramos y peor reciclamos. Finalizados estos tiempos locos de locos excesos en alimentación, regalos, juguetes y otros elementos decorativos, conviene repasar uno de los errores más comunes a la hora de reciclar los adornos: equivocarnos de contenedor.

¿A qué contenedor va el espumillón y los adornos rotos? ¿Y el árbol de Navidad artificial? ¿Los juguetes viejos de los niños?

Según el último estudio de reciclaje de Kantar para Ecoembes, más de la mitad de los encuestados creen que los juguetes de plástico hay que tirarlos en el contenedor amarillo. Respuesta equivocada. Al no ser un envase, estos residuos nunca deberían ir ahí. Irán al punto limpio o al contenedor de resto.

Tampoco el árbol de Navidad hecho en plástico o el espumillón y otros aditamentos navideños. ¿No es un envase? Pues entonces no va al contenedor amarillo de los envases. Así de fácil.

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Los ecologistas declaran la guerra a los envases de usar y tirar

El movimiento ecologista ve en el auge de los envases de un solo uso la mayor parte de los problemas ambientales de este siglo, empezando por la contaminación de plásticos. Según sus datos, un 11 % del peso de la compra estándar va directamente a la basura, envoltorios que en el mejor de los casos van directamente al contenedor de reciclaje.

Con motivo de la celebración hoy, 16 de junio, del Día de la Reutilización (World Refill Day), la Alianza Residuo Cero exige reducir drásticamente los envases de usar y tirar. Considera fundamental poner en marcha circuitos de reutilización descentralizados y disponibles para las empresas de alimentación y bebidas, y facilitar a la ciudadanía modelos de consumo residuo cero para comprar con sus propios envases o con envases que puedan devolver al comercio. Lee el resto de la entrada »

El horror en las ciudades no se limita a Halloween

Foto: Pixabay

El terror de las ciudades no se limita a un solo día, recuerda Greenpeace en la celebración de Halloween. El hiperconsumo y la movilidad urbana son ya insostenibles y están acelerando el cambio climático. Eso sí que da miedo y no los disfraces de muerto comprados en un chino.

Las ciudades han crecido en tamaño y en emisiones de gases de efecto invernadero. Las más grandes tienen un apetito voraz y consumen dos tercios de la energía mundial, generando más del 70% de las emisiones globales de CO2.  Lee el resto de la entrada »

Ghana, Nigeria, Pakistán ¿A dónde van nuestros residuos electrónicos?

La Fundación EQUO, junto con la organización global de vigilancia ambiental Basel Action Network (BAN), ha publicado los resultados de un estudio en el que durante dos años se ha realizado un seguimiento de los residuos electrónicos en 10 países de la Unión Europea, incluido España.

Para la realización del estudio se instalaron GPS en 314 ordenadores, impresoras y monitores antiguos, que posteriormente fueron llevados a los puntos limpios correspondientes. Deberían haberse reciclado en Europa, pero la realidad es muy diferente. Un 6% de los equipos fueron exportados de manera ilegal a países como Ghana, Hong Kong, Nigeria, Pakistán, Tanzania, Tailandia y Ucrania, fuera de la UE. Lee el resto de la entrada »

Los maleducados ambientales están de enhorabuena

La gente que pasa de reciclar, de reducir residuos, de reutilizar objetos, tiene cada cada 26 de enero un mal día. En esta fecha se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. Una jornada en la que la sociedad se encarga de señalar con dedo crítico a tanto insolidario gastón, egoista.

La desgracia es que ellos no quieren aprender a ser mejores ciudadanos y los Estados tampoco se preocupan demasiado por ellos. La educación ambiental, hay que reconocerlo, está en horas bajas. O aprendes por tu cuenta o te haces un capullo como tantos otros. En ese sentido, los maleducados ambientales están de enhorabuena: nadie les va a recriminar su incivismo. Lee el resto de la entrada »

Ensayan en Getafe un sistema pionero de reciclaje basado en bolsas de colores

En lugar de un contenedor diferente para cada tipo de basura, la solución más sencilla es echar a un único contenedor bolsas de plástico diferenciadas por colores.

La empresa Envac Iberia ha ensayado en Getafe (Madrid), por primera vez en España, la respuesta de la población al nuevo sistema de recogida de residuos Optibag, basado en la separación de las fracciones por bolsas de distintos colores. Los resultados obtenidos han sido calificados por la empresa de «satisfactorios». Lee el resto de la entrada »

Contra la obsolescencia programada, apúntate a la alargascencia

Obsolescencia ¿Qué es eso? Un documental nos lo explicó hace unos años de forma tan meridiana que de un golpe nos tiró a muchos del caballo del consumo. Comprar, tirar, comprar, dirigido por Cosima Dannoritzer sobre obsolescencia programada, descubrió no solo la realidad de que muchas de las cosas que compramos hoy, mañana se habrán quedado viejas, inútiles, incompatibles, pasadas de moda, sino que algunas compañías las diseñan para fallar, reduciendo deliberadamente su vida útil para incrementar el consumo. Bombillas que se funden a toda velocidad, medias de nailon adictas a las carreras, baterías de los móviles, impresoras trucadas,… La lista es interminable.

Frente a esta manipulación consumista, responsable de un disparatado consumo de materias primas y de un salvaje aumento de los desechos, son muchos los colectivos ciudadanos que están apostando por exactamente lo contrario, la Alargascencia. Proyectos de reutilización al máximo de toda nuestra cacharrería que no solo evita la obsolescencia programada, sino que protege el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Lee el resto de la entrada »

¿Por qué las cosas duran cada vez menos?

Apenas un mes después de la Navidad, la mayoría de los juguetes de mis hijos ya no funcionan. O se han roto o resulta imposible repararlos. Lo mismo ocurre con el móvil, es más barato comprar uno nuevo que cambiarle la batería. Y con la impresora, cuyo cartucho resulta más caro que todo el aparato completo, incluido el cartucho. ¿Por qué las cosas duran cada vez menos? La respuesta es evidente: han sido diseñadas para romperse en poco tiempo, para quedarse anticuadas en unos meses, para empujarnos en esta loca carrera del consumo compulsivo. Se llama “obsolescencia programada” y está provocando el mayor derroche de recursos de todos los tiempos.

Comprar, tirar, comprar” es un documental recientemente emitido por Televisión Española (TVE 2) donde se descubren los orígenes de este maquiavélico diseño industrial, motor de la economía global y azote del planeta. Una práctica empresarial surgida a comienzos del siglo XX que reduce de forma deliberada la vida de los productos para incrementar su consumo porque, como ya instruía en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana,

“un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.

Empezaron con las bombillas. Todavía hay una en un parque de bomberos de California que lleva encendida ininterrumpidamente desde 1901 [la puedes ver a tiempo real en una webcam], pero se modificó el exitoso diseño inicial para que no duraran más de 1.000 horas. Lo mismo se hizo con las medias de nylon. Las primeras no se rompían ni a mordiscos y ahora no resisten una mañana sin hacerse carreras y acabar en la basura. La moda rápida nos ha troquelado aún más en este despilfarrador comportamiento del usar y tirar, en el deseo de tenerlo todo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo necesario.

El consumo nos dará la felicidad, o no, pero producirá miles de toneladas de desechos cuidadosamente programados para terminar en el vertedero. Y a este ritmo, queridos amigos, nuestra sociedad se acercará demasiado pronto a su fecha de caducidad.

Os dejo a continuación el vídeo de «Comprar tirar comprar», el espléndido documental sobre la caducidad programada dirigido por Cosima Dannoritzer.


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Llega el hombre de bajo impacto

Quiero ser hombre de bajo impacto. De bajo impacto medioambiental, se supone, que no sexual o intelectual. Quisiera reducir mi huella ecológica, el daño que mi presencia en el mundo le provoca al planeta, rebajar al máximo el consumo de materias primas y electricidad, contaminar menos, pasar por este mundo habiendo machacado la Tierra lo mínimo posible. Pero soy incapaz de lograrlo. A pesar de vivir en un pueblo de apenas 200 habitantes, o quizá por ello, me es imposible escapar de una forma de vida intensamente urbana donde el uso del teléfono, el ordenador, internet y el automóvil resultan obligatorios.

Quien sí parece estar lográndolo es el belga Steven Vromman, que el próximo primero de mayo habrá logrado reducir su impacto en el medio natural a niveles mínimos.

Para conseguirlo no habrá utilizado más de 15 litros de agua al día, habrá consumido menos de 1kwh de electricidad diarios y no habrá generado más de 1 kilo de residuos al mes.

Visto de lejos, tampoco parece tan difícil ¿verdad? Pues estáis equivocados. Lo suyo es toda una proeza, sobre todo si tenemos en cuenta que, como señala un reciente reportaje de la Agencia EFE, cada ciudadano de un país del primer mundo consume al día más de 120 litros de agua corriente (ocho veces más) y 40,3 kwh (40 veces más) y produce 0,71 kilogramos de basura, casi lo que Vromman genera en todo un mes.

La huella ecológica es la superficie del planeta necesaria para absorber los residuos y producir los recursos que necesitamos cada uno de nosotros para mantener nuestro actual ritmo de vida. La media en Bélgica es de 5,1 hectáreas, semejante a las 5,4 hectáreas que ocupamos los españoles, aunque todavía muy inferior a la de los Emiratos Arabes (11,9), Estados Unidos (9,6) o Finlandia (7,6) según la Wikipedia. Vromman trata de rebajar la suya hasta 1,5 hectáreas, el nivel que se supone adecuado para permitir que el planeta se recupere al mismo ritmo que lo explotamos.

Pero el ejemplo de este ciudadano de Gante es inasumible para la mayoría de nosotros. Para lograrlo, Vromman ha decidido prescindir de ‘lujos’ cotidianos como usar ropa limpia, comer carne o pescado o utilizar champú. En lugar de ducharse se lava con agua de lluvia recogida del canalón del tejado, cuyo excedente utiliza para vaciar su retrete.

Cuenta también este belga con artilugios ecológicos tan curiosos como un reproductor mp3 que se carga haciendo girar una manivela, o una bicicleta estática que por medio de una dinamo genera electricidad [os pongo foto de ella bajo estas líneas]. Algo que ha justificado así a EFE:

«Es un buen sistema para que mis hijos aprendan que la energía no cae del cielo: si quieren jugar a algún juego del ordenador un rato, antes tienen que pedalear».

Seguramente su reto es exagerado y poco más que simbólico, es verdad, pero también supone una demostración clara de todo lo superfluo que consumimos compulsivamente a costa de nuestro entorno. Paralelamente, en tiempos de crisis como los de ahora, estas actitudes respetuosas suponen un importante ahorro económico nada desdeñable.

¿Os parece un loco? Quizá lo esté un poco, pero su locura al menos puede servirnos como aldabonazo verde, demostración de que es posible vivir bien sin machacar innecesariamente a la naturaleza.

FOTO: Piet de Kersgieter /Flickr