La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿Qué isla de Canarias es uno de los mejores lugares del mundo para ver el rayo verde?

Lo reconozco, soy un afortunado. Lo he vuelto a ver. Una vez más en esta tierra única. Y una vez más junto a la mujer amada y en compañía de amados amigos. Es tal mi felicidad que no puedo esconder por más tiempo el secreto. Aunque muy pocos lo saben, la isla canaria de Fuerteventura (Tindaya, El Cotillo, Ajuy) es uno de los mejores lugares del mundo para ver el rayo verde. Un turismo diferente, de ciencia y de amor.

Siempre pensé que el rayo verde era un invento, hijo exclusivo de la prolífica imaginación de Julio Verne. En su novela de igual título, el escritor francés relata el aventurero viaje de dos curiosos hermanos gemelos, Sam y Sib, para tratar de casar a su sobrina, la bella señorita Campbell. Personas supersticiosas, creían a pie juntillas en una pintoresca leyenda. Aquella que afirma que la pareja que logre observarlo quedará perdidamente enamorada para siempre. Un momento mágico donde el amor se nos revela con toda claridad.

Esta romántica leyenda sólo tiene de real una cosa: el rayo verde existe. En la Wikipedia se explica con todo lujo de detalles cómo y por qué se produce. Se trata de un fenómeno óptico real producido preferentemente a la puesta del sol bajo particulares condiciones atmosféricas: cielos limpísimos, sin nubes en el horizonte, a ser posible en el mar y en días de calma de otoño e invierno.

Algunas veces, muy pocas, cuando el rojo disco solar está a punto de ocultarse, el extremo final del astro súbitamente cambia de color y durante apenas un segundo se torna verde intenso antes de desaparecer. El propio Julio Verne lo describe como

«…un verde que ningún artista podría jamás obtener en su paleta, un verde del cual ni los variados tintes de la vegetación ni los tonos del más limpio mar podrían nunca producir un igual. ¡Si hay un verde en el Paraíso, no puede ser salvo de este tono, que muy seguramente, es el verdadero verde de la Esperanza!»

En ese momento sientes una mezcla de alegría y asombro, sabedor del privilegio de haber observado tan extraño fenómeno. Y si a tu lado tienes a alguien a quien amas, las penumbras del momento te ayudan a hacer aún más intenso el instante.

Científicamente el fenómeno no tiene misterio. Está producido por la refracción de la luz al atravesar la atmósfera. Actuando como un prisma, los rayos de alta frecuencia (verdes y azules) permanecen visibles en la parte superior del sol mientras que los rayos de baja frecuencia (rojos y naranjas) quedan ocultos por el horizonte.

Pero anímicamente me dice mucho. Me recuerda que, como afirmaba el inmortal Mario Benedetti en su poema No te rindas,

Aunque el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.

Foto: Andy Young / Wikipedia

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